Las señoritas de Concarneau - George Simenon

[Shorby]

Lo empiezo!

[Shorby]

Terminado.

No sé por qué está catalogado como novela de suspense, no lo he encontrado por ningún lado.
A parte de eso, una lectura muy sencilla donde el peso lo llevan los personajes. Y el caso es que no me ha desgradado, al contrario, aunque me haya resultado un poco lineal.

[lucia]

shorby, que esto es contemporánea

[Shorby]

Ya ya jajajja pero mi libro es de una colección de novela negra xD

[Diocolo]

Esta novela de Simenon me ha servido para reconectar con la lectura este verano, que andaba un tanto poco dispuesto este mes.

Novela que se lee en dos sentadas, y precisamente por ello, aún me ha sido de mayor disfrute. Me encanta cómo Simenon logra alcanzar calado en significación con tanta economía de extensión.

Jules vive con sus hermanas, es una núcleo familiar muy sólido y también aquilosado. Vida laboriosa pero cómoday todo iría marchando adelante en la mayor de las regularidades y costumbres. Celine administra bien las cuentas de la tienda y el comercio. Junto con Franciose, gestionan la casa, favorecen la comodidad de su hermano, y hacen punto por las tardes. Matha esta casada y visita con frecuencia la casa, acompañada de su marido, Emilie (Cara de rata, lo llama para sí Jules). Una vida literalmente acomodada, tanto en recursos como en costumbres cotidianas. Pero lo que desencadena la novela es el atropello que comete Jules de un niño, que termina falleciendo. A partir de esto, se desencadena la ruptura del equilibrio en la casa y en la vida de estos protagonistas. Jules no es ni intuído como criminal, y sin embargo, quizá por el factor pena, acaba acercándose a la madre soltera del niño atropellado. A través de la mano de Simenon, se nos desvela la siempre vigilada vida en un pueblo, las penurias de las casas modestas, y a su vez, el cuadro de control, de encasillamiento, en el que vive alguien acomodado, en el fondo, como Jules. Creo que es este un tema ya frecuente en la novelas de Simenon que no son de Maigret: la vida atrapa, el encontrarse viviendo de una manera y asumiendo unos papeles que en realidad constriñen, ahogan, al propio sujeto. Para Jules, que todo esto pasara, pone de manifiesto su estrechez vital, de pura comodidad, pero también, de total sumisión al amable y afable hacer de sus hermanas, que lo cuidan a la par que lo encadenan. Ve en Marie Papin como una mezcla entre el aplacar su moral, su pena y a la vez, el ensoñar una vida distinta que sea escapatoria nueva a lo que tiene. Simenon genera un climax de presión muy bien ejecutado, en mi opinión, a la que se suman los ojos del pueblo, el qué dirán, las apariencias... Jules explota. Al final, sin embargo, las cosas se encauzan, pero ya en la tristeza. Han de vivir juntos los hermanos. Jules ya no tiene otra vida que vivir. Tampoco sus hermanas. Y la huida que provoca la resolución del conflicto, genera la imposibilidad de que las cosas, en el fondo, sigan siendo como eran, y a la vez, ser los mismos. Jules acaba distanciándose de Marie, pero como ser que no deja de tener bondad interna, aunque nunca ya llega a exteriorizarlo, se muestra afectivo con su hermana Celine, que es la que, en el fondo, urde callando la trama de su vida. Es un final tierno y a la vez grisáceo, triste.

Me ha gustado esta novela. Sencilla, pero con fondo, en mi parecer. Y si encima breve, dos veces bueno. Sigo entusiasmado con Simenon, y temo que sea ya algo irremediable no dejar de irle leyendo.