No te arrepentirás, Feli.
Gerda escribió:
Entiendo tanto lo que siente Singer en referencia a lo que mencionas en tus primeras líneas, que es inevitable que sea mi personaje favorito. Es totalmente cierto, la realidad de la vida. Yo misma he experimentado lo mismo y cuando lo ves escrito y lo lees, te das cuenta de la sensibilidad tan especial y única que poseía esta gran escritora.
Aunque, como digo, todos los personajes se quedan para siempre en tu corazón. Todos tienen algo especial e inolvidable.
Cierto, Gerda, esta novela tiene personajes entrañables quizá precisamente por la desolación y el desamparo que padecen.
Sue_Storm escribió:Me tiene especialmente sorprendida la profundidad del libro, tanto desde el punto de vista psicológico como social, sobre todo si pienso que lo escribió alguien con sólo veintitrés años de edad. Es una historia coral con aspectos muy duros, sí, y está contada de una manera tan especial, con tal maestría, que no puedes evitar implicarte.
Es sorprendente que lo haya escrito a esa edad y que haya conseguido unir todos los hilos en unos cuantos temas -muy profundos- sin que faltara ni sobrara nada.
El mundo de esta novela es demasiado hostil, un país arrasado por conflictos internos y por influencias externas de una época determinada. Todo esto se refleja en los personajes, seres soñadores y anhelantes que intentan sobrevivir en la adversidad y que intentan fabricar sus propios planes de vida aunque el destino les tenga reservada la vida anodina que obtiene la mayoría bajo estas condiciones.
Así vemos a Singer dejar el alma
y la vida por un solo deseo cuando él mismo es visto como alguien necesario para otros. Mientras que él vive por y para Antonapoulos en una curiosa creación imaginaria pero imprescindible, "una extensión de sí mismo", Blount lamenta su partida como depositario de sus propios pensamientos; Mick llora y decenas lo echan de menos. Pero Singer nunca fue lo que parecía, en realidad siempre careció de las capacidades que otros le imputaban con tanta seguridad; sencillamente era uno más con características distintas y muy atractivas para que los demás crearan en su mente a un ser poseedor de la omnisciencia suficiente para comprenderlos y aceptarlos. |
La parte ideológica es muy interesante y se conjuga en las opiniones de Copeland y Blount como luchadores por sus ideales (como ya había apuntado Sue). Los conflictos imperantes rebasan a ambos hombres y me conmovió en particular el caso de
Copeland al lamentarse por tener que pensar en un final para sí mismo con la misión de su vida inacabada. En este sentido pasa algo similar con Mick al ver sus sueños musicales diluidos en los agobios y las apremiantes necesidades familiares. ¡Cuántos seres no han visto sus sueños colapsados por dificultades similares! Una vida insustancial y rutinaria es lo que le espera a la mayoría, el sentido de las cosas (de los ideales) se les escapa de las manos irremediablemente. |
Hay otros temas que se tocan de soslayo, como el inicio a la sexualidad de Mick o los deseos amorosos superados de Biff. El de los negros y los blancos es primordial e inagotable, los derechos de quienes ni siquiera hoy en día pueden competir entre sí con igualdad.
La aflicción predomina en esta novela aunque es agradable comprobar que la escritora no es sensacionalista ni pretende dar cátedra moral o promover situaciones lastimeras. Por momentos tuve mis conflictos con esta lectura, pero debo reconocer que es una obra excelente y agradezco muchísimo la recomendación.
Voy a aprovechar para leer
La balada del café triste. Sue, ¿empezamos
En el piso de abajo?