Tu comentario es muy certero, imation, porque, efectivamente, Michael Rost se relaciona con unos y con otros y su fortuna, en forma de apasionados amores...imation escribió:... el protagonista parece que deambula sin rumbo, que se deja llevar.
... adúlteros con Gertrud Stift... |
... generosamente donados por el millonario Peter Dean,... |
En una época en la que los amores adúlteros, más o menos sabidos y aceptados, estaban al orden del día (acabo de leer La calle de la alegría, de Edith Wharton, y sucedía exactamente lo mismo, pero al otro lado del charco), me ha llamado mucho la atención lo que acontece en las páginas 154 y 155, al final del capítulo 9.
Por cierto, me gusta mucho cómo están narrados los episodios eróticos, que no caen en lo grosero y chabacano.
Sin embargo, este párrafo de la página 149 me parece demoledor. Toda la delicadeza de los episodios antes referidos se echa en falta aquí: "Suzie Martin, con sus ojos saltones de pez en un rostro aburrido y anodino, no dejaba de mirar a Karl Greener. No era ni guapa ni fea, sino carente de atractivos y carácter; sólo con verla se perdía algo del aprecio por la vida, que de golpe se transformaba en algo limitado, estrecho, soso y despreciable. Todo cuanto hacía o decía Suzie Martin carecía de importancia y no despertaba el mínimo interés en nadie. A su lado era imposible esperar sorpresas, uno estaba condenado a permanecer siempre en el mismo punto, inmóvil, como quien se hunde en una ciénaga."
Gracias por el apunte musical, imation.