Los Maia - José María Eça de Queirós

Grandes clásicos de la literatura mundial.

Moderador: LizzyDarcy

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klatubaradaniktó
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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Los Maia - Bruguera.jpg


Ya he llegado hacia la mitad del Capítulo VII.

He de decir que el interés ha decaído bastante. Llevamos dos o tres capítulos de una calma chicha, aunque, posiblemente, Queirós esté preparando una de buena. Se suceden los personajillos, se ha rescatado alguno de la época de Pedro, el padre de Carlos, como el poeta Alencar. Aparecen muchas femmes fatales, pero ninguna acaba de arraigar en el alma de nuestro protagonista, de hecho, ninguna acaba siendo la amante... y eso no deja de ser sospechoso... ¿Estará Queirós preparando un encuentro con el pasado? Se han empezado ya a ver detalles de eso con Alencar, cuya aparición ha propiciado el recuerdo por los desconocidos: Pedro, María, la hermana supuestamente muerta...
A todo esto, el abuelo, apoltronado en su finca, no dice ya ni mu.
Así transcurre la vida de nuestro médico: sin apenas pacientes, escribiendo un libro de medicina divulgativa, de francachela con los amigotes, de comida y bebida... hasta que un día aparece en la consulta... un niño... ¿Un niño, klatu? Un niño.

Seguimos

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Sintra.jpg


Ahora ya en la mitad, aproximadamente, del Capítulo IX.

Dejaba mis comentarios en lo que parecía un momento clave... Tal vez lo fuese, pero tras dos capítulos enteros (y no son cortos), estamos en las mismas. Un vaivén de amigos y compañeros de juergas de doctor Maia, muchas comidas juntos, muchas veladas, muchas tertulias literarias... se habla bastante de estética y de poesía (no en balde uno de los personajes ahora destacados es poeta romántico), pero de lo que sería tensión argumental, poquita cosa. Sí que es verdad que Carlos de Maia está un poquito obsesionado con la madre de aquel niñito, ¿recordáis? El que apareció por la consulta... y no solo. Hace que un su amigo lo acompañe a Sintra (¡Qué preciosa villa!) para ir a su encuentro... pero no la encuentra... parece que se ha ido de excursión a Queluz (otro precioso enclave...) y él se pasa el día de la Ceca a la Meca, buscándola, de hotel en hotel... un poco patético, también...

Un detalle no menor de la obra es que, para estar enmarcada en Lisboa, una luminosa ciudad, muchas de las veladas y cenas que os comentaba arriba ocurren en noches desapacibles, con tormenta, lluvia, frío y destemplanza... supongo que esa es una de las maneras de hacernos ver el estado lastimoso del alma de Carlos, que no encuentra acomodo sentimental en ningún sitio... de momento...

Demasiados capítulos en estado de latencia. Para lo "quake" que era el principio, esta calma chicha argumental no presagia nada bueno. Supongo que estallara la cosa por algún lado.... Me lo imagino, pero me lo callo... de momento.

En la imagen, el Palacio Nacional de Sintra, por el que los amigos de Carlos hacen una visita turística, y en el que se aburren soberanamente...

Voy a acabar el Capítulo IX y proseguiré con el X. Vale, tita...

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Última edición por klatubaradaniktó el 21 Jun 2022 09:33, editado 1 vez en total.
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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Convento do Carmo.jpg


Ya estamos en el Capítulo XI, recién empezado.

Bueno, parece que vamos saliendo de una cierta monotonía... Nuestro amigo Carlos de Maia va cosechando triunfos amorosos... Una está coladita por él, pero ha tenido mala suerte. Sus padres se han puesto enfermos allá donde viven, en Oporto, y la buena señora ha de quedarse con ellos a cuidarlos, reconcomiéndose por dentro por no mantener sus incipientes citas con Carlos. Este, a pesar de haberle dado muchas esperanzas y haberla besado apasionadamente sobre un diván antes de su marcha, va desengañándose porque una real hembra llena ahora sus expectativas: una tal María Eduarda, casada con un brasileño, nuevo rico y, por lo visto antigua amante de un inglés que le hizo una hija y que ahora vive con ella. El brasileño ha partido a su país y no parece ser un obstáculo para los deseos del médico. Por cierto... La madre de Carlos se llamaba María, ¿recordáis?, y él mismo se llama Carlos Eduardo, ¿seguís recordando? ¿Comprendéis lo que os quiero decir?

Bien. Tras meses de visitas. Carlos se lanza cortés y pasionalmente, pero sin brusquedades... Sí. Ella lo acepta. Siente lo mismo. Es más. Ya preparan un nidito de amor. Bueno, lo prepara él, con su dinero... La cosa está tórrida...

El resto de personajes van, vienen, se enemistan, se pelean, se reconcilian... Típico del barrio del Chiado (en la foto, el Convento del Carmo, en ese bohemio barrio). Ya decía yo que todo se está preparando para un apocalipsis. Se ve venir. Por cierto: el abuelo Alfonso aguanta como un machote... no sé yo cuántos años tendrá ya... miraremos de hacer cuentas...

Vamos a seguir con el Capítulo XI.

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Os Maias.jpg


Estamos acabando el Capítulo XIII.

El terremoto se ha producido. Bueno, digamos que no es el terremoto que yo esperaba, de magnitud 8... pero sí lo es considerable. Este debe ser de magnitud 6, por lo menos.
¿Cuáles son las causas telúricas del acontecimiento? Pues, básicamente, que se toman decisiones sin asegurarse de nada, a la babalá, "a la remanguillé"... Todo arranca de las visitas del de Maia a María Eduarda. Lo que tenía que pasar, pasa. Él cae rotundamente enamorado, de la figura, sí, pero también del alma... Y, además, no nos engañemos, eso de quitarle la mujer a un millonetis brasileño debe de poner bastante a los aristócratas portugueses... "esa ralea de..." debe pensar Carlos. Bueno, pues, a poco que este le dice cuatro palabras biensonantes a María y un par de caricias bien aplicadas, ya está la chica en el ajo. ¿Y qué hacemos ahora? Pues, lo de siempre, te pongo un pisito... ¿un pisito? Una finca entera en el campo, a una hora de Lisboa... y yo te vengo a ver cada día y pasamos unas siestas que "pa" qué... Uy, pero eso resulta un poco incómodo... una hora arriba y otra hora abajo... cada día. Nada, nada. Me alquilo otra casita para mí y así no tengo que ir y venir a Lisboa... Pero, ¿y tu trabajo? Bah... nadie quiere que yo le sane... no tengo clientes... y el laboratorio no "rula". Me dedico a ti, a hacerte la corte, a pasar la noche contigo entre sábanas de Holanda... y ahí nos las den todas...

Pero... ¡Uhhh! Que viene el marido feroz. Que ya ha desembarcado de su viaje a Río de Janeiro. Que tiene planes para irse a España. No importa. Nos batiremos... Ay, Carlos, ¡Cuánto te quiero! Tú déjame a mí, y verás... mi ídolo, mi rey...
A ver, señor Carlos de Maia, vengo a verlo por una cosilla sin importancia. Usted dirá. ¡Qué bellos cuadros tiene usted! Sí. Son de tal y cual pintor francés... Oh... es muy "chic". Pero, ¿a qué se debe su visita? Oh... bueno... es que he recibido un anónimo. Una cosa muy desagradable... Fíjese usted que la nota dice que usted se acuesta con mi... puta. Quiero decir. Aquí dice que es mi mujer.... pero yo vengo a decirle que no pare cuentas, que no es mi mujer, que es mi barragana, mi ramera, mi querida, mi... pero no mi mujer. Eso quiere decir que desde este instante, dejo de mantenerla y pasa a ser de su exclusiva propiedad. Adiós, muy buenas. Que usted tenga una buena tarde. Ah... voy a despedirme de ella y de su hija... porque ha de saber que la niña, Rosa creo que se llama, ya venía en el "pack"...

Horror, horror y mil veces horror. Una puta. Una barragana. Por cierto. Mi abuelo ya no tendrá que preocuparse. Ya no rompo una familia. ¿Qué hago? ¿Voy a verla? Tengo que ir a verla. Tengo que aclarar esto...

Por cierto, Carlos, ¿nunca te he dicho que hay momentos en que te pareces a mi madre? Cuando pones los morritos así... es que eres clavadito a mi madre, que en gloria esté...

Por muchos años...

Vamos al Capítulo XIV.

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Guerra Franco-prusiana.jpg


Ya en los inicios del Capítulo XIV.

El capítulo anterior supone la Gran escena del Perdón. Carlos no quiere renunciar a María. Esta se muestra dulce y seductora. Tierna escena de amor. Noche de pasión y todo olvidado... Bueno, todo, no. Hay cosas de las que hay que hablar todavía y María decide hacerlo con todas las consecuencias. ¿Quié ha sido María Eduarda hasta entonces? Ha sido una barquita impulsada por los vientos tempestuosos de la vida... Vaya tópico. Su madre... ¡qué gran mujer! ya era de unos y otros... ella tiene un recuerdo muy vago... pero recuerda la Guerra Franco-prusiana. Estamos en 1870. Todo son desastres... miseria, hambre... María entrevé en sus recuerdos muchos malos momentos... pero ya, en su tardía adolescencia unió su vida con uno... el padre de su hija... Luego, este murió... vino el brasileño... "le petit ami"...

¡Cuánto has debido de sufrir, María! Pero ya todo ha acabado... Ya lo sé todo... todo lo que sé... que aún hay cosas que sabré más tarde. Y cuando las sepa... ay de la vida...
Bueno... tenemos otra cuestión que dilucidar: ¿Cómo se lo decimos al abuelo? No va a ser fácil... esta señorita... con un pasado... con una hija... la familia clásica de buena familia se va por el sumidero... Bah... pero, no te preocupes, Carlos. El abuelo tiene casi ochenta años... se va a morir. Es cuestión de esperar. ¡Es verdad! ¡Qué gran idea! Esperar... y lo que tenga que pasar, pasará... claro, hombre... Tú tienes veintisiete. Un poco más y todo arreglado. El muerto al hoyo y el vivo al bollo...

Sin embargo... Carlos tiene enemigos. Y temibles.

Seguimos... que aún no hemos leído lo peor de lo peor, seguro.

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Eça de Queiroz.jpg


Leído el Capítulo XIV y parte del XV.

Aunque visiblemente la obra está acabando, (lo digo por cuanto es ostensible en el número de páginas que quedan), hay que reconocerle a Queirós que está sabiendo jugar con el lector, mareándole la trama hasta lo inconcebible y retardando el desenlace hasta el infinito. Cualquier lector sabe, a estar alturas, que... ¿te podrás callar? Bueno, ya callo, pero es muy previsible el final... el apocalipsis que se ha estado mascando en medio de una calma chicha a veces exasperante.

Mientras llega la conclusión que todos prevemos, el autor va tensionando la cuerda. El amigo Salcedo resulta un traidor y un cobardón, que se c... en los pantalones en cuanto se le aprietan los machos un poquito. No tiene inconveniente en salpicar de m... a toda su familia con tal de salir airoso y no batirse en duelo (¡qué decimonónico!) con nuestro Carlos de Maia. Tampoco tiene inconveniente en reconocerse un borrachín tabernario que se revuelca en sus propios vómitos... el caso es que su integridad física quede inmaculada.

Como resultado de, o tal vez, como causa de todo lo anterior aparece un novísimo personaje de resonancias portuguesas, Guimaraes. Hombre, klatu, llevamos toda la novela recorriendo parajes portugueses. El que un personaje tenga ese nombre no parece casual. No, ciertamente... Bueno... acabo. Atentos a Guimaraes. El apocalipsis lo va a encender él mismo. Ya tiene la mecha en las manos.

Leo el Capítulo XV y siguientes...

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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plaza_rossio.jpg


Hacía días que no pasaba por aquí... y no creáis que ya he acabado la novela. ¡Qué va! He estado un tiempo en otras coyundas, también interesantísimas, pero que me habían apartado de Portugal y su ilustrísima.
El caso es que me queda aún un capitulillo y algo más. El Capítulo XVII es, por lo visto, el más corto, así que no creo que tenga problemas para acabar la novela hoy mismo. Aunque, obviamente, no hay prisa. Pero, convendría acabarla porque hay otros compromisos, con Shakespeare y su rey Lear, con Molière, con la Christie... la vida no da para más.

Bueno. No es extraño que a esta Los Maia se la considere la obra cumbre portuguesa. Yo creo que hay autores mucho más representativos de esta tierra (Camoens, Pessoa, etc...) pero, sin duda, la obra de Queirós tiene muchos números para situarse en el podium portugués y en el top ten europeo del XIX. Hace ya muchas páginas que sabemos en qué parará esto. Una vez más, se demuestra que lo importante de las novelas no tiene que ver con el argumento y el desenlace, sino con algo muchó más profundo, que, en ocasiones, no somos capaces de desentrañar. A lo que iba. En las últimas cuarenta páginas leídas ya se ha desvelado, ahora sí, el pastel. Y todo es un no vivir para intentar solucionar lo insolucionable. Todos tiene algo que hacer, incluso el abuelísimo, que termina muriendo. Es curioso, no llegaba a los ochenta años, aunque por el desarrollo de la novela, bien pudiera creerse que contaba cerca de cien, si no los pasaba. No importa. Ha muerto. El nombre Maia ha quedado estigmatizado para los restos... También llama la atención cómo se fundamentaba y mantenía en el siglo XIX un conjunto de valores, tradicionales, por supuesto...hoy le daríamos muy poca importancia a todo eso, aunque no dejaría de sorprender...

Solo queda un asunto: cómo decírselo a María Eduarda. Supongo que las páginas finales están dedicadas a esa cuestión y a su reacción. Las leo y os cuento... quizá mañana.

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Re: Los Maia - José María Eça de Queirós

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Os Maias.png
Terminado.

Algo más de tres semanas... con alguna pausa más larga de lo debido, pero ya está. Pues esta es la que dicen la mejor novela portuguesa de todos los tiempos, el Quijote luso. Puede ser. No lo niego. Es una buena novela. Queirós hace desfilar a una pléyade personajes muy poco variados. Si hemos de comparar con Galdós (¡Qué horror, klatu! ¿Cómo se te ocurre comparar?), lo cierto es que el canario gana por goleada. Bueno, canario... y la gallega... y no hablemos de los franceses y los rusos... esos ya... por incomparecencia.
No podemos quitarle mérito a Eça de Queirós. Lo suyo tiene mucho mérito porque era consciente de dónde estaba. La novela es, entre otras cosas, una auténtica crítica a la aristocracia pasiva de Portugal... ¿En qué país la aristocracia es activa, klatu? Ya. Es verdad. Pero el portugués no cesa de recordarnos que Portugal no es como Europa, que Lisboa no es, ni puede ser como París o Londres, o Viena... Oye, ya que estamos... Tampoco España queda muy bien parada en las páginas de Los Maia. Si no recuerdo mal, los únicos personajes españoles que salen son putas, y, además, se las llama, expresamente, las españolas, como si todas las de nuestro país nos dedicásemos a... calla, que me parece que hay otra mención a España, pero también con referencia a los cantos flamencos, folcklore y olé... pero de culturilla española... ni se la cita, don José María... ni se la cita...

Bueno... ¿Y el final de la novela, qué, klatu? Psé... ¿qué te voy a decir? Un final muy poco frenopático... todo remansado, sin estruendos... cada uno resignándose al papel asignado... los años pasan... la vida sigue igual. ¿Qué? ¿Quieres saber más? Pues ahí tienes la novela... 730 páginas de correcta literatura. Me ha sabido mal que nadie me acompañara en la lectura... ni siquiera apostrofara...

En fin...

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