El libro es una delicia por el modo de contarnos una historia de desamor.
Marguerite es la perdedora de una sociedad de hipocresía y vanidades como ella bien dice.
Tenemos amantes egoístas que dilapidan su fortuna, no en nosotras, como dicen, sino en su vanidad.
Ocupamos el primer lugar en su amor propio y el último en su estima.
Lo sabemos todo de la novela, como bien dices Lour, hay historias que cuando las vuelves a leer encuentras detalles o frases que se olvidaron.
En mi caso la edad y la mochila de experiencia me hace disfrutar mucho más de lo que lo hice en mis años mozos.
He aprendido a juzgar menos muchos actos que antes me resultaban, como poco, atrevidos.
Marguerite es libre y lo pregona. Que nadie se engañe. Y esa libertad de vida de saber lo que quiere es lo que le da a la historia una alegría a pesar de las miserias que nos cuentan.
-Pero le prevengo que quiero ser libre de hacer lo que me plazca sin proporcionarle el menor detalle referente a mi vida.
Me queda poco para terminar, pero tal vez en unos años lo vuelva a leer.