La diosa Isthar tras ir a la peluquería.jpg
Tablilla Sexta.
Seguimos surfeando por restos de escritura cuneiforme que apenas se dejan leer. Afortunadamente, tenemos ayudas que nos van guiando, si no, sería tarea de titanes (o nephilims, ya que estamos...). El caso es que el gigante Humbaba ha caído derrotado y, ya se sabe, cuando ocurre una hazaña "beborable", todas las mujeres nos volvemos histéricas de placer (yo, la primera), así que la diosa Isthar se me enamora de Gilgamesh... el chico ya lo valía, ya... era malote y soberbio... pero ahora, tras vencer al gigante sube muchos enteros. Sin embargo, el rey de Uruk (al que no se le conoce esposa, de momento) quiere hacerse de rogar y, ni corto ni perezoso, me la rechaza... ¡Aquí es Troya (avant la lettre)! La diosa Isthar se ofende, con razón... ¿cómo la van a rechazar a ella, toda una diosa del Amor, la madre de Astarté, Afrodita, Venus y demás diosecillas del Amor que vinieron luego en otras civilizaciones decadentes... nada, nada, que una afrenta así no puede ser olvidada... Papito mío, Anu... hazme un Toro Celeste que castigue a Gilgamesh y a su amigo y que destroce sus propiedades... se va a enterar este de a quién ha rechazado... Mira que si hacemos un Toro Celeste, van a tener siete años de sequía - le dice el padre... Me da igual... que se j... los humanos y los de Uruk, especialmente...
Pero Isthar no ha contado con Enkidu, que aparece para salvar los muebles y, de paso, matar al Toro celeste... Ya puestos, vamos a profanar deidades, que ya casi lo somos. Enkidu lanza un trozo de carne del Toro descuartizado al rostro de Isthar, dejándomelo como unos zorros y desperdiciando la peluquería y el maquillaje que se había hecho el sábado...
Y ya contentos y satisfechos, Gilgamesh y Enkidu regresan a palacio con el deber cumplido... pero ¡ay, que esto no ha acabado todavía!
Vamos a la
Tablilla Séptima
klatubaradaniktó
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