Capítulo III:
La agonía.
Nos encontramos a nuestro personaje principal -Raphaël- ante un dilema ético y, quizás, todo por la piel de zapa que no dudo le acabará echando las culpas de todas sus decisiones, tanto las buenas como las nefastas para su futuro.
Este segundo capítulo, Balzac ha dejado desarrollada toda la historia de nuestro personaje:
donde da rienda suelta a sus placeres, sin esperar ningún mañana, además también encuentra el desasosiego en el rechazo de su amante, la cual no tiene ninguna atracción por él. A partir de aquí, sigue dando tumbos hasta que le llega la herencia de su tío que le hace asquerosamente rico... |
No obstante, hay que decir que, este segundo capítulo, por la diversidad de personajes y situaciones, es más complicado de seguir -no creo que se deba obviar, es decir, que sobre- pero hace que la historia se alargue.
En cualquier caso, me encuentro ante el desenlace...
Sigo leyendo