Refloto este tema porque ha ocurrido que me he puesto con ésta obra de nuestro querido Conrad. Voy un poco pasada ya la mitad. No es lo primero de Conrad que leo, pero hacía mucho que tomaba un libro suyo en mis manos (en su día leí El corazón de las tinieblas, que me encantó, y la Línea de Sombra, que también me gustó, aunque algo menos). Éste es el primero ya de cierta envergadura de páginas de Conrad en que me meto.
En el último capítulo que he leído se han despedido Marlow y Jim, yéndose éste a la isla (ahora no me sale el nombre) y parece que vaya a ser una encerrona de complicada supervivencia, pero el propio Marlow nos va dejando caer que no termina mal la cosa, por ahora. |
Poco que añadir a lo que se ha ido comentando en este hilo. Muchos pasajes dan ganas de volverlos a citar, porque están realmente muy bien escritos y con enjundia.
Es curioso el movimiento que tiene la narración de la novela respecto al tiempo de lo que se va contando. En realidad tampoco es que sea ninguna novedad, pero a veces me despista un poco. Marlow nos va desgranando lo que va pasando... pero estando las cosas ya pasadas, y a veces me ha despistado un poco, en algún momento concreto, con estos niveles distintos cronológicos de narración.
Creo que la obra abunda en un cierto espíritu de conversación de tiene toda la obra (básicamente es Marlow el que nos hace de re-transmisor). Es quizá una de las cosas que más me está gustando. Le da un ritmo reposado. Mucha mar en calma, salvo en algún momento de agitación. Recuérdese la charla nocturna con Jim en la terraza, y luego en su habitación del hotel (de Marlow, con los prolongados silencios), la charla con el capitán francés, la conversación con el alemán en su oscuro despacho cargado de cajas (tumbas) de coleópteros y mariposas, la otra que tiene con el sueco (o danés) en su salón de recibimiento de clientes... (no me vienen ahora a la cabeza los nombres y no tengo el libro a mano). Todo gira entorno a la conversación, al hablar, al contar, recordar y pensar, en unos ambientes recogidos; y a través de estos encuentros y pensamientos es por donde se nos va deshojando la historia de Jim y sus sentimientos, y sirviendo de excusa para, en estos climas de reflexión, tratar acerca de lo que es ser un ser humano que ha de cargar con ímpetus y desilusiones. Estos dos elementos, la recreación de entornos y conversaciones así, y las pinceladas reflexivas, sobre la base de una historia con su cierto atractivo, es lo que más me tiene encantado.
Ojalá pueda seguir avanzando ésta semana, es muy buena lectura. Y ojalá los mecanismos del foro me permitan volver a logearme
