Clase magistral de mendicidad (Ficción)

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evilaro
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Clase magistral de mendicidad (Ficción)

Mensaje por evilaro »

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Cláse magistral de mendicidád


Un colégio de la ciudád me había ofrecído sustituír a un profesór amígo mío duránte un triméstre, ya que a él lo íban a operár y necesitaría bastánte tiémpo pára recuperárse. Éste amígo me había recomendádo a ésa escuéla, como a un profesór dúro y que sería el apropiádo pára su cláse de literatúra, debído a que sus estudiántes éran los más indisciplinádos de tóda la institución, ya que según ésos alúmnos, literatúra éra la matéria más fácil y la ménos importánte, y que no necesitában esforzárse pára aprobár.

Acepté ya que me había tomádo un áño sabático pára viajár y/o escribír sóbre álgo interesánte…, péro quínce días después de comenzár éstas vacaciónes, todavía no tenía ni idéa de lo que íba a hacér. Así es que acepté en párte por ayudár a un amígo y en párte pára dárme tiémpo a encontrár álgo atractívo sóbre qué escribír. Y lo del réto de úna cláse dúra… me animába.

El primér día de cláse entré en el áula preparádo pára lo peór… mi amígo me había avisádo… no sólo explicándome lo «encantadóres» que éran sus alúmnos, síno dándome como ejémplos las imágenes de las tántas películas héchas sóbre éste téma: aviónes de papél volándo por el áula, tíza arrojáda al profesór, su sílla róta, desmádre totál, etc.

Buéno, no fué pára tánto, péro nádie se giró cuando yo entré, nádie dejó de hablár, y sí, algúnos peinándose, o arreglándose las úñas. Estába cláro que lo tenían preparádo así, pára sentár las báses de quién éra quién.

No quíse entrár dándo un portázo, ni dejár mi maletín sóbre la mésa con un gran gólpe.

Me limité a escribír mi nómbre en la pizárra y sin esperár a que me atendiésen o dejásen de hablár…
* * *

Comencé…

Háce únas semánas, estába tomándo el desayúno en un bar cérca de cása, cuando un hómbre, un mendígo al que reconocí, ya que lo he vísto várias véces pidiéndo a la salída del métro, se acercó y me díjo que si le podía dar álgo pára el desayúno.

Le díje que si tomába lo mísmo que yo o similár (tostáda con acéite y un café con léche) que estába invitádo, me díjo que sí, lo pedí, y la empleáda no díjo náda péro por la manéra de mirárlo, parecía que éra costúmbre habituál del mendígo el hacér éso.

Como yo estába leyéndo el periódico, él acabó priméro, me dió las grácias y salió del locál.

No me sentí mal, ni pensé que se había aprovechádo de mí, ya que si álguien cortésmente me píde pára comér, pués no puédo negárme.

Al salír, híce algúnas gestiónes y al doblár úna esquína me encontré (tropecé) con el mendígo que sin habérme vísto, al girár pára pedír al que viniése, se topó conmígo… al vérme sonrió y me díjo: perdón, ustéd ya me ha dádo.

Como ya había dícho, éra un mendígo, péro no íba muy mal vestído, debía tenér únos tréinta áños.

Por decír álgo, me preguntó, a qué me dedicába, y le contesté que yo éra profesór de literatúra y filosofía.

—Curióso, yo también téngo un título universitário en humanidádes y létras, péro núnca me ha servído de náda, como ustéd puéde ver. Siémpre me hubiése gustádo podér ejercér, péro núnca fuí muy buéno. En cámbio, de la filosofía de la vída, de éso sí conózco múcho.

Me gústa aprendér, cuando encuéntro por la cálle algún líbro lo guárdo y lo voy leyéndo… sábe, téngo múcho tiémpo pára leér y me gústan los líbros sóbre el comportamiénto humáno, de éso sé bastánte, apréndo múcho de mis experiéncias en la ciudád, y dé las que me cuéntan los compañéros de infortúnio, de los problémas con la autoridád y del cómo lográr sobrevivír con la mendicidád…

—Pués sincéramente y comparándolo con ótros mendígos que he vísto, ustéd lo lléva bastánte bién.

—No me ha costádo adaptárme, y se aprénde rápido. Pára mí lo más difícil, ha sído, no el lográr la caridád, síno el aceptárla y no sentírme humilládo.

Lo sorprendéntes que son las reacciónes de los que te dan, y de los que no te dan, de los que no te míran y que pára éllos éres invisíble. O de los que dándote álgo créen que se han ganádo el ciélo.

—Pués podría ustéd escribír algúna de sus experiéncias.

—Cáda vez que piénso en úna história, ya la piénso en formáto de poesía o de prósa poética. Algún día quisiéra podér escribír mis idéas y experiéncias de mi vída, me pásan tántas cósas interesántes… ¡ay! si sólo supiése escribír bién. He intentádo hacérlo y hásta téngo algúna cósa escríta que no está mal, péro sólo pára ir por cása.

Me comentó un par de cósas más y comprendí que éra verdadéramente un estudióso de la vída. Me despedí y continué mi camíno…
* * *

Decidí que si los alúmnos seguían con su póca atención duránte la cláse, al finál les pediría, que pára la siguiénte, me presentásen un resúmen de lo que yo había explicádo…

Péro no, algúnos, no múchos de los alúmnos me estába atendiéndo.
* * *

Al póco tiémpo paré, entré en ótro bar, pedí un café y haciéndo como si leyése ótra vez el periódico, permanecí pensándo, más de úna hóra.
* * *

Retrocedí sóbre mis pásos.

—Mír, le díje, prónto comiénzo únas cláses de início a la literatúra, son tres hóras semanáles. Acostúmbro a programárlas bién pára estár segúro de los tiémpos, énfasis e idéas, y lo hágo preparándolas en mi cása (yo sólo) hablándo en voz álta pára asegurárme de lo que dígo.

Si lo deséa, puéde asistír a ésta cláse prévia en mi cása, ustéd aprénde de mí como si fuése un alúmno y yo de ustéd al ver su reacción y comentários a lo que explíco. Quiéro que mis cláses cuénten con la participación de los alúmnos y espéro aprendér tánto de éllos como éllos de mí.

Si le interésa, puéde que ésto le sírva pára tomár idéas, pára podér escribír sóbre sus experiéncias en la cálle, yo intentaré ayudárle. Al finál le daré pára que puéda cenár. Y por mi párte hásta puéde que sáque úna buéna história de tódo ésto.
* * *

En éste moménto y éso sí, con algún… pssss prévio por párte de vários alúmnos llamándo al siléncio, ya tóda la cláse estába sentáda, calládos, mirándome y algúnos hásta tomándo nótas.
* * *

Comencé a dárle las priméras cláses que tenía preparádas pára vosótros, y comprendí que el que hubiése úna persóna escuchándome y al princípio sólo haciéndo bréves comentários, me ayudába bastánte.

Cuando acabába la cláse, pués él me contába sus impresiónes sóbre lo que os presentaría y luégo me contába anécdotas, histórias o experiéncias que le habían ocurrído y de las que quería escribír álgo o ya había escríto, y que en el futúro tal vez las convertiría en un líbro.

La verdád es que me estába impresionándo bastánte su calidád humána y las reflexiónes que hacía de sus experiéncias.

En algún moménto, le díje que sería importánte ordenár bién ésas vivéncias que me parecían muy buénas, tal vez por órden cronológico, de téma, o de valía… Él me díjo que éso no importába pára náda, que en su ménte ya había montádo tántas histórias comenzándo por cualquiéra de las anécdotas en cualquiér órden, y que si él las enlazába bién, pués no importába por dónde comenzáse.

Me dió vários ejémplos, de cómo dos, tres o cuátro de sus histórias puéstas en cualquiér órden no sólo podían ser úna buéna história totál, síno que podían llegár a ser múchas histórias totálmente diferéntes basádas en tres o cuátro idéas iniciáles. Me comentó que tres histórias se puéden ponér en las siguiéntes combinaciónes sin que estén repetídas y séan diferéntes, o séa:
1+2+3, 1+3+2, 2+3+1, 2+1+3, 3+1+2, 3+2+1

Prónto vi que éste mendígo (perdonád que por el moménto no dé su nómbre) es en realidád un científico de la literatúra de la cálle, áunque él, ni siquiéra lo sospéche, sus relátos cási en formáto poético me están apasionándo.

Péro lo que me dejó muy sorprendído y es el motívo por el cual os lo coménto aquí en cláse, es que miéntras estábamos tomándonos únas cervézas, me díjo que éso (lo de partír de vários relátos córtos) sería un sistéma muy buéno pára hacér que los que se inícien en la literatúra puédan escribír úna novéla o reláto lárgo, ya que dándoles tres o más histórias básicas, ya tiénen por donde comenzár, luégo poniéndolas en el órden que quisiéran puéden aprendér a relacionárlas, ligándolas, enlazándolas y acabándo con úna sóla história.

Al tenér ya úna báse, un início, les sería múcho más fácil el dar fórma a úna pequéña novéla o cuénto lárgo, que teniéndo que partír de céro.
* * *

Así pués, como tenémos cási tres méses, cáda mes, comenzándo hoy, os voy a leér úna de sus histórias, me ha dádo permíso y créo que se ha sentído halagádo.

Ésas histórias, las comentarémos, harémos reflexiónes sóbre éllas, y me basaré y apoyaré en éllas pára explicáros lo que quería enseñáros en éste cúrso de iniciación a la literatúra, aquí la palábra «iniciación» nos viéne como aníllo al dédo.

Al finál, el último mes, con la última de las tres histórias leídas y ya estudiádas, vuéstro exámen de fin de cúrso será el tomárlas, usárlas e integrándolas en el órden que queráis, presentárme úna pequéña novéla, úna história, cuénto o un ensáyo, más lárgo que la súma de las tres. Péro que a pesár que se úsen como báse sus histórias, que vuéstro reláto séa en arguménto diferénte a éllas. Si úna de las histórias es de un viéjo, blánco, y ciégo, lo podéis cambiár a jóven, atléta y superdotádo, péro yo débo encontrár en la história los tres eleméntos presentádos por el mendígo, y que cláramente se véa en vuéstra Óbra de Árte álgo que las úna, las relacióne y las mejóre.
* * *

Después de un discréto gólpe en la puérta se asomó el directór un póco sorprendído ánte la tranquilidád en la cláse.

—¿Tódo bién Sr. Pemán?

—Sí tódo perfécto Sr. Directór, ¿puédo ayudárle en álgo?…

—No, sólo úna visíta rutinária

Y se retiró cerrándo la puérta.

Tódos soltámos la carcajáda.

¡Ummmmm! ¿Dónde he vísto yo ésta imágen?
* * *

Priméra história

Mis inícios en la mendicidád

Me dijíste que cáda áño celébras tu aniversário con un hómbre diferénte péro siémpre en el mísmo hotél.

Como mi mínima y única cuóta ya se ha acabádo, celébro tu cumpleáños disfrazádo de mendígo frénte a él.

Espéro tóda la nóche leyéndo un líbro que cómpro jústo cuando llégas, en la librería que hay delánte del hotél.

Y como siémpre, al salír muy de madrugáda me das úna limósna como hicíste con ése mendígo cuando estúve contígo la única vez.

La espéro, no extendiéndo la máno, ábro el líbro pára que en lugár de únas monédas me des un billéte que yo guardaré como un marcapáginas del sítio en donde al vérte quedé y que núnca más de ésa página pasaré.

Me enseñáste que no se puéde tenér tu compañía por caridád, y yo he aprendído a pedír caridád pára tenér tu compañía, áunque séa sólo úna vez cáda áño y duránte los bréves instántes que tárda un billéte en caér.
* * *

Bién, tenéis tódo el fin de semána pára reflexionár sóbre ésta prósa poética, quiéro que me preparéis un listádo de pregúntas más que de respuéstas… yo os póngo algúnas pára guiáros.

.¿Se justifíca convertírse en mendígo por un desengáño amoróso, en qué le ayudará?

.Ésta prósa, ¿tiéne algún valór literário?

.¿Cómo la mejorarías?

.Ésta história tan córta, os sería fácil el ampliárla, mejorárla y convertírla en úna novéla… ¿Qué critérios usaríais?

.Es interesánte como personáje la mujér… quisiérais sabér más de élla. ¿Por qué háce éso?
* * *

Segúnda história


Nuéstro mendígo nos ofréce éste poéma, no es párte de su vída, péro si de su experiéncia, el duérme múchas véces en un párque que tiéne úna fuénte y un cobíjo, lo cual le permíte considerárlo como su cása y conocér a úna gran cantidád de persónas que paséan por el párque y le salúdan después de vários áños de vérlo.
* * *

De híjos, niétos y pérros

En el párque conocí
a un hómbre muy felíz
que reía, paseába, leía
y jugába al parchís.

Póco a póco noté,
que fué cambiándo.
Ahóra venía cási
siémpre, acompañádo.

Núnca le debí habér hécho
ésta pregúnta ¡Qué errór!
¿Cuándo ha comprádo
éstos pérros? bonítos son.

La respuésta sin salír,
en llóros se convirtió.
Se sentó en un bánco
y léntamente comenzó.

No me gústan los pérros
o muy póco, me confesó.
Son de mis híjos, el négro
es de élla, y el blánco de él.

Al ver que no tendrían
tiémpo pára cuidárlos,
les pregunté, el porqué
los habían comprádo.

No sábes pádre lo agradáble
que es, después del trabájo,
que álguien te espére en cása
y te síga por tódos ládos.

Ántes no tenía híjos,
ahóra téngo dos niétos,
el rúbio y álto de élla
el moréno y bajíto de él.

Han pasádo rápido de ser
sus híjos, a ser mis niétos.
Y de ser sus pérros, dícen,
a ser mi alegría cotidiána.

He canjeádo el podér vérlos
muy de cuando en cuando,
a cámbio de cuidárles, a su
par de híjos, y a sus pérros.

¡Níños!, id ya con el abuélo,
mirád lo conténto que está,
paseándo a los pérros y lo
tranquílos que vosótros estáis.

Qué fácil es ofrecérse a ayudár, y
qué difícil después es el reculár.
Qué fácil decír «hoy me ofrézco»
qué difícil es el «hoy no puédo».

Contámos que cúides a los
péques éstas fiéstas pádre.
No hágas plánes, nos vámos,
que necesitámos descansár.

Ántes, siémpre me los traían,
ahóra los téngo que ir a buscár.
Ántes me esperában pára charlár
ahóra déjan la lláve en el portál.

A mi híjo había prometído,
sí, dejárle mi píso pequéño.
A mi híja le había ofrecído,
cedérle mi píso más gránde.

Un día que me encontrába mal
estándo con sus níños y pérros.
Se me acercó úna mujér jóven y
guápa, que se ofreció a cuidárme.

Me aseguró hacérlo con múcho
interés el résto de mi lárga vída,
éso sí… a cámbio de mis písos.
Prometí que me lo íba a pensár.

Mis híjos, désde que se enteráron,
ahóra sí, siémpre están en cása.
El niéto mayór cuída del menór,
y el pequéño paséa a los pérros.

Tódos los días élla, a hacérme
la comída puntuálmente viéne.
Y cuando no lluéve, a jugár al
parchís o las cártas, se acérca él.
* * *


Me he leído, vuéstras respuéstas, reflexiónes y pregúntas a la priméra história. Os páso aquí las mejóres pára que las evaluéis, y os devuélvo dos de las respuéstas…que no dan la tálla. A ver si le ponéis un mayór interés. El résto me paréce muy buéno, felicidádes… estáis cogiéndo el tranquíllo.
* * *

.Por qué úsa la poesía en ésta segúnda história…

.¿Podríamos deducír que él ha tenído úna experiéncia similár a la del viéjo?, o, ¿tiéne híjos?…

.¿Qué edád le pondríamos al mendígo?

.¿Por qué un viéjo le contaría úna cósa tan personál a un mendígo?

.¿Es justificáble el comportamiénto del viéjo o el de los híjos?

* * *


Tercéra história

Me han encantádo vuéstras reflexiónes sóbre la segúnda história, el viéjo y sus niétos.

Cási estáis a la par al apoyár al viéjo o a los híjos. Y he comparádo vuéstras nótas a ver si cambiába dependiéndo de vuéstro género… no varía. Supóngo que si hubiése génte de más edád en la cláse la cósa sí que cambiaría.

Os páso las mejóres reflexiónes… créo que el trabájo finál va bién encarriládo… Los dos trabájos que no fuéron muy buénos de la priméra história, han mejorádo… os felicíto.
* * *

Sr. Profesór… perdón António. No es que me impórte… péro éste personáje, el mendígo, ¿es reál o se lo ha inventádo ustéd pára hacér más aména ésta cláse? No me paréce mal la idéa, al fin y al cábo ésto es literatúra, ficción, y nos ha hécho interesárnos por élla, o mejór dícho por sabér cómo acába tódo ésto. Lo que pása es que yo siénto: que no sé si soy párte de la realidád o estóy déntro de tu história.

—Pués la verdád, me sorprénde ésta dúda, péro viéndo que sería úna posibilidád reál el que yo me lo hubiése inventádo, pués por el moménto no voy a decír náda, péro podéis usár éste hécho, ésta dúda, en el trabájo que tenéis que completár. Al finál, ya hablarémos.
* * *
La mendicidád, «puéde ser úna segúnda oportunidád»

Un coléga mío, o séa ótro indigénte como yo, me contó úna história que le había pasádo.

Estába él mendigándo como de costúmbre, al ládo de un bar, (si se ponía delánte, molestába al propietário del bar y a los cliéntes que querían entrár) y en cámbio a pócos pásos, no interfería, péro los parroquiános le veían y les éra fácil acercárse si deseában dárle úna limósna.

Ótro sistéma que mi amígo usába pára ganárse el aprécio de los cliéntes y del propietário del bar éra que, cuando por la mañána había recogído suficiénte limósna como pára pagárse el desayúno, retirába las monédas que en su láta había recogído y entrába en el bar como cualquiér cliénte más y pedía lo que adorába, un café con léche y úna madaléna, a véces dos.

Núnca aceptába que ni el propietário ni los divérsos cliéntes que le conocían, le pagásen el desayúno, decía que ése éra de tódo el día su único moménto de sentírse iguál. Así el tratába a los demás como iguáles y así los demás lo tratában a él.

Úna de ésas mañánas, hízo el mísmo gésto, péro vió que en la láta que usába había álgo más. Algúnas véces había encontrádo algún billéte de póco valór. Y úna vez, lo recuérda muy bién, fué de 20 éuros. Péro ahóra, déntro del bóte había múcho más, discrétamente lo sacó del tárro y lo contó. Había, enrolládos cási 2 000 éuros.

Miró hácia arríba y abájo de la cálle, como si con éllo pudiése descubrír quién le había dejádo tal cantidád. Volvió a enrollár los billétes, retiró las monédas del bóte, volvió a dejár los billétes déntro de él y dejó el bóte en la cálle, como siémpre hacía, sóbre un pañuélo. Decía, al respécto del pañuélo que la caridád siémpre se debía recibír con limpiéza y elegáncia, se levantó, dejó el dinéro allí y entró en el bar.

Y así pasáron las hóras, hásta que el frescór de la tárde-nóche le informó que ya éra hóra de terminár.

Silbó como siémpre hacía al pérro de su coléga, que cási al frénte del bar, pedía limósna en las escaléras de la iglésia del bárrio. Su amígo désde hacía múcho tiémpo, y que póco podía caminár, usába la iglésia pára su susténto y sus árcos, pára su repóso noctúrno. Algúna vez se decían que así no se hacían la competéncia.

Mi amígo cuando veía que al viéjo no le había ído muy bién, comprába un bocadíllo, silbába al pérro que muy diligéntemente, por el páso de peatónes y respetándo el semáforo, atravesába la cálle, se le acercába, y él le colgába al cuéllo la bólsa con el bocadíllo y en úna botélla de plástico, un café con léche muy caliénte.

Péro ésta vez le ató álgo más, los 2 000 éuros.

Esperó como siémpre hacía a que el pérro atravesáse la cálle, y entregáse el paquéte a su protectór, que como siémpre, lo compartía con el pérro.

Mi amígo pensó que no debería esperár a ver lo que pasába, péro no lo púdo evitár. Su amígo desplegó los billétes, le dirigió úna miráda lléna de lágrimas y un béso.

Cogió su robústo bastón y véinte métros más abájo, con él rompió los cristáles opácos de úna furgonéta muy gránde que estába aparcáda.

Saliéron del vehículo cámaras, génte con micrófonos, y siguiéron filmándolo. Se alejó, nádie se lo impidió, nádie llamó a la policía por éste ácto vandálico.

Núnca más lo vi. Un día le pregunté al mendígo de la iglésia si lo había vísto, sí, me díjo, péro núnca volverá, él, no necesíta mendigár, es muy ríco, péro ha lográdo vivír dígnamente de la mendicidád y de éllo está muy orgullóso. El bar, el párque y éste bárrio, múcho más que su família (que ha perdído) es su vída. Al filmárlo, ése prográma de TV de «Realidádes Urbánas» créo que lo lláman, hízo su existéncia en el bárrio imposíble. Le han destrozádo su vída, curiósamente la mendicidád ha sído pára él su segúnda oportunidád. Ya núnca volverá y lo siénto por mí, éra un gran amígo y por mi pérro, no sábes cuánto le añóra. De cuando en cuando crúza la cálle y va al bar, sus amígos le salúdan y siémpre me tráe un cruasán
* * *

.¿Qué pensáis, es reálmente la história de ótro mendígo que conoció, o es úna más de sus experiéncias personáles? O se lo ha inventádo.

.¿Cuál de las tres histórias se présta mejór a ser ampliáda?

.Vi úna vez úna película «Diós se lo págue» de un hómbre muy ríco que duránte las nóches se vestía de mendígo e íba a la entráda de la catedrál a pedír limósna.

https://goo.gl/yPZGc1

Quiéro que veáis la película, y comparéis con lo descríto por nuéstro mendígo, ¿Son los cuátro típos de mendígos diferéntes? (el nuéstro, el que recíbe los 2 000 éuros, su ámigo el viéjo, y el de la película)
* * *

La semána que viéne, hablarémos de éste nuévo cuénto. Y el résto del tiémpo hásta el finál del cúrso lo usaréis pára escribír vuéstro reláto. Podéis trabajár en cláse, consultárme a mí o a vuéstros compañéros.

—Profesór, podríamos conocér al mendígo, lo pregúnto en nómbre de tóda la cláse… estámos muy interesádos.

—Esperába vuéstra pregúnta, y ya se lo pregunté. Me ha dícho que él no vendrá aquí, y no quisiéra que tréinta alúmnos se presentáran por donde él trabája. Péro que si cuando acábe el cúrso, lo pasáis a visitár escalonádamente, estará encantádo en hablár con vosótros y si lo queréis, leerá vuéstros trabájos.

Péro me ha hécho úna reflexión que yo plénamente compárto. ¿Estáis segúros de que le queréis conocér?, El mendígo que vosótros pensáis que es, es úna mézcla de lo que él ha escríto, de lo que yo os he explicádo, y de lo que vosótros creéis que es o que váis a inventár pára pulír el reláto. ¿No sería mejór el dejárlo así? Y mantenér su encánto y mistério. Pensádlo.

Al finál del cúrso os pondré los dátos de dónde lo podéis encontrár, podréis hacér lo que queráis.
* * *


Epílogo


Sr. Profesór, o mejór… António.

No sé si obtendré úna buéna nóta con éste trabájo de fin de cúrso que nos has encargádo. Péro aquí está, espéro que te gúste.

Si es que no da la tálla, no impórta… désde el primér moménto en que comenzáste a hablár sóbre el mendígo, ya tódo el reláto cautivó mi interés e imaginación.

Tánto es así que te he seguído pára ver cuándo y cómo te encontrábas con él… (Espéro me perdónes por ésta intromisión en tu vída priváda) péro es que él-tu (es-éres) un personáje muy interesánte.

Núnca te vi con nádie… ¿hablabás con él por teléfono?, no lo créo. Péro en cámbio has ído a visitár a nuéstro exprofesór al hospitál y luégo a su sítio de recuperación… lo cual en realidád no pruéba náda.

Un compañéro ya mencionó que creía que el mendígo no existía, que éra un invénto túyo pára cautivár nuéstro interés y atención. Podría ser...

Péro yo, António, créo que el mendígo éres tú.

Estóy convencída de que nuéstro antíguo profesór, el enférmo, es el que en realidád conocía al mendígo y que siéndo tú, te lo propúso.

Y lo aceptáste por ser tal vez, tu última oportunidád pára integrárte a la vída de los «séres normáles».

Como profesór éres muy buéno António… no téngas miédo (si ésto es lo que quiéres) a integrárte a ésta vída, lo estás haciéndo muy bién, te felicíto, ésto te lo dígo de corazón. Esté yo equivocáda, séas o no un mendígo, éres un gran maéstro.

Si la función de un maéstro es promovér, animár, incitár, educár, animár a sus alúmnos, conmígo lo has lográdo.

Ya sé a qué me voy a dedicár cuando inície mis estúdios universitários, a las létras, al periodísmo, a la literatúra, a las humanidádes… y tódo grácias a ti.

Si éres el mendígo… (Qué ilusión téngo de que lo séas), y no quiéres que se sépa, no te preocúpes, no me des úna buéna calificación y nádie se enterará. No sábes la ilusión que tendría si un día me topára contígo y me pidiéses caridád.

Espéro que éste trabájo al ménos cúmpla con los requisítos que nos pedíste. He usádo los relátos cási sin modificación. He cambiádo el órden en que los presentáste, y los he puésto en el órden que considéro lógico si hay un sólo mendígo. En realidád tódo ha sído muy fácil… la história comenzó cuando entráste por la puérta de la cláse… y ha sído úna fácil cuésta abájo el relatár tódo lo que ha pasádo.

Los relátos son muy buénos y emocionántes, ¡me han inspirádo y encarriládo tánto! Péro pára mí la história, éres tú.

No sé, sospécho que úna vez entregádos los trabájos, no te verémos más, como tu amígo el mendígo ríco… qué interesánte. Si no vuélves, ya sabré con seguridád quién éres tú.

Tu alúmna: Sára Ferrán

* * *
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Megan
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Re: Clase magistral de mendicidad (Ficción)

Mensaje por Megan »

Mañana vengo por acá Emilio :D
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evilaro
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Re: Clase magistral de mendicidad (Ficción)

Mensaje por evilaro »

¿Dónde es acá?
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lucia
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Re: Clase magistral de mendicidad (Ficción)

Mensaje por lucia »

Pues parece que este tema no era :cunao:

Y creo que esa alumna era muy lista, porque para eso nos dijo que el mendigo tenía capacitación de profesor, sin el cual no le hubiesen dejado dar clases. Aunque habría habido que añadir que el colegio era privado o algo así ya que los públicos tiran de listas de espera para las sustituciones. :lista:

Lo que se me ha hecho extraño en este cuento es la falta de imágenes, incluso si solo hubiese sido una de la pizarra con el nombre del profe.
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evilaro
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Re: Clase magistral de mendicidad (Ficción)

Mensaje por evilaro »

Lucia
Es que os tengo mal acostumbrados con tantas imágenes 😆😆😆😆😆
Saludos y gracias
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