Ataque de colegueo, Kassio

[Tolomew Dewhust]

[Edgardo Benitez]

Buen verso para esta encerrona

[Estrella de mar]

Hay que ver, cocodrilote, lo monísimo que escribe este chico siempre.

Iba a decir que desde el mismito principio, pero hay que hablar con rigor, como dice jilguero, y la verdad es que me he acordado de que su primero fue el del sacacorchos, que, a ver, no estaba mal, pero le faltaba chicha a borbotones, algo que no deja de ser habitual cuando se participa por primera vez en el concurso, porque anda que el que escribí yo... Antes preferiría que me sacaran los ojos a releerlo. Pero se ve que el chico le perdió pronto el reparo y tiró el micrófono al suelo al teclear el punto final de aquella magistral fórmula matemática, que quedará para siempre en el imaginario colectivo.

Y ahora coge y escribe un ataque de colegueo divino, no me digas que no es pa adorarlo al chulito. Y yo me he dicho, pues ahora verás tú que me voy a marcar un ataque a... yo que sé... a Google bot, por ejemplo, que lo veo muchas veces conectado, y se os van a caer las bragas y los calzones. Le escribiré sobre la magia del colegueo matrixiano, le hablaré de cómo la ficción de la literatura engendra realidades y, cómo no, estará petao de versos que os revolverán las entrañas de lo bonitos que me van a quedar.

Pero no. Las cosas como son, cocodrilote. Ya lo sabes tú que se me ha agarrado un silencio a la garganta y la mano de escribir dice que tu tía, la de Rubielos de Mora. Así que me he dicho, pos na, no se escribe y santas pascuas.

Pero tampoco. Porque aquí la cosa es también soltar la mano y escribir un tocho, que es una cosa que me parece la mar de agradable para leer, ¿verdad? Así que me he dicho: pues escribe un tocho de cualquier cosa, so pesadilla, aunque sea sobre las relaciones incestuosas entre el atormentado Niche y su hermana. (Es que acabo de leer un libro que habla del temita y sigo algo impactada).

Y ahí sí que sí, ¿no? Yo diría que vamos por el buen camino de conseguir un tocho en condiciones. Creo.

Va a ser que no, cocodrili. Me he quedado atascada. Descartamos al filósofo y a su hermana. ¿A quién le importan? Voy a hacer un poco de bolillos y vuelvo.

Pues como te iba diciendo... A la hora de escribir es un poco cabra loca, demonio canalla, payaso sin sonrisa, así, todo junto. No todos los días se leen textos escritos por una trinidad con esas características. ¿No te parece?Por eso me he dicho: cualquier cosa por el chulito.

Ya ves tú, kassio, todo esto para decirle que no haga como yo, que siga pintando esos mundos suyos donde se entrelazan la locura, la poesía y el amor. Porque ya no quedan trovadores, mi cocodrila, es verdad que ya no quedan. Por eso no me da la gana de sucumbir al silencio que me muerde la garganta, ni transigir con la parálisis de la mano que escribe, aunque solo sea para trazar un simple tocho. Así que he cogido el teléfono, he llamado a mi tía, la de Rubielos de Mora, y le he dicho: sultana, hazme un favor, abre el hotmail y escribe:
Hay que ver, cocodrilote...


P.D Mi tía no pudo escribir correctamente el nombre del filósofo.
P.D2 En sucesivas alusiones optó por llamarlo filósofo a secas.
P.D3 ¿He dicho que os quiero?
P.D4 ¿No?
P.D5 Lástima, otra vez será. Mi tía está ya un poco hasta el tupé y dice que mi tía la de Moraira.
P.D6 Mi tía la de Moraira perdió una barquita y ahora está de viaje. Suena un poco loco pero detrás hay una historia que podría ser la de cualquiera. Algún día, si eso, os la cuento.
P.D7 Esto de escribir en posdatas mola. Creo que es un estilo poco transitado. Es muy triste ver que los géneros literarios se estancaron ya en Sumeria.
P.D8 Ya paro, tía. Entiende que se pueden estar dando las sincronicidades necesarias para que surja un nuevo género, indomable y sucinto, sin florituras afectadas. Pero ya veo que tú eres de las de a tomar por ahí los géneros y las géneras.
P.D9 Una serendipia, tía. Se podría estar dando una auténtica serendipia. Perdona si estoy pitosilla. El ínclito lo merece.
P.D10 Mi credo moral no me permite continuar. Tía, puedes ir en paz.
P.D11 Dice que encontremos tanta gloria como paz le dejaremos cuando me cuelgue el teléfono.


Parece que ahora sí doy con la tecla.

Hay algo en la ficción que bien podríamos llamar verismo. Si yo escribo ahora, por ejemplo:

En una habitación sin cerrojos anida un hombre.

Me culebrean las entrañas y el estómago se me hace una pelota. La mente muta al modo trascendente tan rápido como pulsar un botón.
Me llegan aromas de aquellos días en los que leí el relato. Días como cualquier otros, en los que no ocurrió nada reseñable son recordados de golpe con solo leer la primera frase. Te digo que hay algo muy real en la ficción, amiga cocodrilo. Porque hay una parte de mí (o un yo desdoblado) que se quedó ahí, anidando en una habitación sin cerrojos, junto a ese hombre que añoraba su azul en penumbra. Y lo percibo tan real como lo que me llega a través de los sentidos. ¿No lo decía ya Calderón, que la vida es ficción? Deja que la vuelva a escribir. Pero de otra manera. Una vela enciende a otra vela.

En un corazón sin cerrojos anida un conjunto infinito de figuras.

Hablemos de conceptos materiales básicos. La distancia, por ejemplo. Ochocientos diez es un número poderoso. Sin embargo, nada puede cuando dentro del conjunto infinito de figuras habita un diecinueve. Sabiendo que un conjunto infinito puede tener el mismo tamaño que una de sus partes se concibe la paradoja. En este caso un diecinueve es señal del amor de un hombre hacia un árbol. Este amor entre un hombre y un árbol es mucho más poderoso que cualquier número asociado a un concepto básico como la distancia. Aunque este último número sea mucho mayor.

Creo que me estoy explicando con claridad. Pongámoslo de manera conclusiva.

Diecinueve es mayor que ochocientos diez.

La ficción es capaz de moldear realidades, remodela conceptos básicos como la distancia. De forma que el concepto material remodelado por la ficción quedaría tal que así: a mayor distancia, no menos presencia. Incluso si se halla la figura de un ciento ochenta y pico, que da la señal de que en los siguientes ciento ochenta y pico días la voz cantante la llevará el árbol del silencio. Posiblemente un roble.

Otro concepto material básico es la percepción objetiva. Donde el ojo físico ve una funda de guitarra, el ojo configurado por la ficción ve solo seis cuerdas de tripas y corazón.
Donde hay vacío, un ojo traspasado por la ficción reconoce una figura: trece mil setecientos. Son los millones de años de antigüedad de una fuerza densa que me da la bienvenida.

Ya ni me lo planteo, eso de dejar de pensar en vosotros. Esta pulsión matrixiana junto con los mundos imaginarios que nos conectan son dos de los cuatro puntos de fijación necesarios para observar la Tierra naciendo frente a mí.


Y hasta aquí el tocho. Lo próximo será un ataque de colegueo en condiciones que empezará tal que así:

Por culpa de los carnavales, Caleto. Yo me enamoré de ti por culpa de los carnavales.

[Tolomew Dewhust]

[Estrella de mar]

Si aún escribiera nolatos, te escribiría uno esta noche. Enumeraría los mil y un nombres que te pusimos aquella tarde que duró diecinueve días, inmortalizaría los mil y un signos que revelan la hermandad de los juntaletras, te hablaría bajito del credo del poeta que rasgaba sus cuerdas para una chusma selecta.

Si aún escribiera nolatos te escribiría uno contándote por qué da igual si nos dejas de querer. Los letraheridos, los que hemos compartido nuestros textos como el que vive en un país extranjero busca las calles de su infancia, siempre estaremos unidos por un hilo.

Te juro por el carnaval que lo escribiría. Y además repletito de diminutivos. Pero ya no sé escribir nolatos. Se me olvidó. De los treinta y siete que escribí, (los he contado), se apagaron todos. Excepto tres. Hay tres que son lumbre todavía.
Uno porque acompañó al canario cuando se le rompió una esquina de la primavera. Otro porque lo hice refugio para la dama nocturna. Y el tercero por este párrafo:

Te leímos en el hospital. Fuiste nuestro mejor bálsamo.

Ese ha sido mi mejor párrafo. La única cosa es que lo escribiste tú, pero en este mundo ilusorio de Serenitos, hombres improbables, grifos en vez de cabezas y barquitos de juguete que arriman a dos almas solitarias, que mi mejor párrafo lo escribieras tú es algo de lo más natural. ¿No crees?

[Estrella de mar]

Me vienen bien los ataques de colegueo porque, como son sucintos y van al grano, por lo menos escribo alguna mierda.

Kassio bella, a ti te debo una historia, y esa historia que te debo te la escribiré algún día.

[kassiopea]

No me debes ninguna historia, Estrellita de mi corazón, pero lo cierto es que me encantaría que volvieras a escribir relatos, o nolatos, como tú los llamas. Visito muy a menudo ese refugio que me regalaste. Allí puedo reencontrarme con todos los gatos que ya no me acompañan en mi día a día. Allí no existe el tiempo y el mar está siempre en calma. Mi padre también nos visita. Sin embargo, sus visitas son muy esporádicas porque nunca le gustaron mis hermanos felinos. Además, en la playa de mi refugio hay muchas estrellas de mar que vienen a descansar sobre la arena. Todas me recuerdan a ti. Las hay de muchos colores y su cálida iridiscencia alegra mis noches sin luna.

También recuerdo otras de tus historias: el Barcomundo, La buhardilla de los poetas y Nirvanizarse, por ejemplo. Con esta última me hiciste reír un montón. Tus historias siempre son hermosas, tiernas y divertidas. Como tú

[Estrella de mar]

Me has llegao al alma, canallota.

Pues yo no sabía explicarme qué me estaba pasando el otro día porque de pronto se me agarró una idea de estas cañeras y estaba alucinando del potencial de la susodicha. Hallábame desconcertada, dándole vueltas como una peonza ante el extraño milagro.

Entonces te he leído y mi mente inquisitiva se ha quedado tranquila por fin, ha dejado de rumiar. No era milagro, ahora sé. Era la mística natural entre los juntaletras.

Gracias.

Me gusta escribirte, kassio bella. Creo que no te lo he dicho nunca. Sí que sabes, (porque recuerdo que te lo dije una vez al oído), que me gusta cuando escribes porque estás como presente.

Lo mismo me pasa mientras te escribo ahora, que estás como presente. Es lindo esto de ser juntaletras cada uno en su casa, pero, reconozcámoslo, retuerce un poquito las entrañas.

Porque a una le gustaría a veces poder abrazar girando en volandas, carcajear al unísono, entenderse con los ojos, hacer una mueca con la lengua al final de una broma, contar secretos del foro a la luz de las velas. Husmear el culo de Gava, subirse a la espalda de Ororo en plan caballito, tocarle a la berlinesa sus muslos tatuados. ¿O era solo uno? La Nada aquí en el mundo de Fantasía avanza muy rápido, cocodrila.

¿Pero cómo podríamos vivir entonces esta singularidad, kassio bella? Pregunto. La singularidad de vidas que nunca se cruzan, vidas como líneas paralelas, que encuentran una manera de hacerse círculo, espiral. ¿Y esta magia de decirse cosas en silencio por un hueco a través de la galaxia de nuestra habitación, qué? ¿Cómo si no es lejos se sostiene esta íntima singularidad?

Y todas estas tonterías vienen por lo que te contaba al principio. Lo diré otra vez porque lo pide el momento:

Me gusta escribirte, kassio bella. Me gusta escribirte porque estás como presente.

[kassiopea]

Hola de nuevo, mi querida poetisa

Me alegro muchísimo de que te llegara esa idea tan cañera, espero que no la hayas dejado escapar y que la aproveches para ponerte a escribir. Agárrala bien entre tus cinco patitas . Es cierto que existe una mística natural entre los juntaletras, y en especial entre los que se admiran y aprecian. Lo aprendí aquí, en el foro. Aunque nuestras vidas nunca se hayan cruzado en el mundo real, sí lo han hecho en algún lugar del espacio-tiempo metafísico, más allá de las pantallas de nuestros PC. Como ya hizo Alicia, quien también tenía una mente muy inquisitiva, es posible cruzar el espejo.

¿Recuerdas el portalápices que tengo sobre mi escritorio? Sé que lo viste una vez en una foto que compartí. Recrea un paisaje en el que hay una casita blanca bajo un cielo azul y varias macetas con flores alegran la escena. En el patio, en primer plano, vemos una mesa con dos sillas y, detrás de ellas, unas escaleras parecen subir hacia las nubes. Me dijiste que en la pared de tu salón luce un cuadro con un paisaje muy parecido. ¿Será casualidad? No, creo que es un ejemplo de esa mágica singularidad de la que hablabas. Además, por si fuera poco, cada vez que veo el portalápices me acuerdo de ti y viajo a ese refugio que me regalaste. No es broma.

Aquí tienes al culpable

[Estrella de mar]

Querida creadora de Maripili y los culoprietos:

Llegué a puerto con el nolato, funcionó hasta el final la mística, como no podía ser de otra manera. Bendita seas. Lo que pasa es que ahora me he estancado con el título. No es broma.

Qué se le va a hacer. Esto de llevar el veneno de los juntaletras es una cosa terriblemente monstruosa, ¿no te lo parece a ti también? La pasión es devoradora. Algo debimos de hacer muy mal en otra vida, kassio bella, pero que muy mal. Con la tranquilidad que da estar en paz, sin necesidad de proyectar más mundos, descansando en la plenitud del ser. Pero no, la pasión manda, hermana de tinta, el corazón dicta, y un amasijo de vacíos pide nombre y forma. ¿Quién es la guapa que se lo niega? Con el veneno no hay voluntad que valga. ¿Es así o me lo invento? Qué te voy a contar a ti que tú no sepas.

Recuerdo la imagen de tu portalápices, me impactó cuando te lo vi por primera vez. Hay belleza en este entramado de conexiones, ¿verdad que sí? Las guardo todas en la butxaca. Otro día te contaré por vigésima-sexta vez, pero con otras palabras, lo mucho que te estoy queriendo. Y de paso te revelaré lo que pasó cuando soñé que compartíamos casa con Godofredo.


Sigo celebrando que nos uniera la diosa poesía, kassio bella, y unos pezones.

[Cuentos Peques]

Me encanta tu relato @estrellademar, sigue así creando relatos con belleza

[Estrella de mar]

#Este comentario es de Ambrosio#

Alguien me ha dicho que a otra persona le encanta que cierta forera se acuerde de esa persona. Esa forera me ha pedido que le escriba unas palabras como respuesta. Lo hago en abierto porque no quiero impeler a entrar para leer o contestar.

El señorito Isma me ha contado cosas de ustedes. La mayoría buenas, otras no tanto. Recuerdo la trifulca que hubo entre simpatizantes y detractores de Capote en la que tuvo que poner orden la santa Guardia Civil. Al señorito Isma todavía se le nota la cicatriz. Ni se imagina el susto que me llevé cuando lo vi entrar en palacio con toda su dulce carota ensangrentada. Recuerdo que le pregunté: ¿pero qué le han hecho, señorito? A lo que me respondió: ni preguntes. Reyerta en el subforo por Capote.

Pero hay que decir que la cicatriz la luce muy orgulloso, siendo como es un detractor incansable de aquel buen hombre. También recuerdo la polémica que se armó a raíz del formidable trasero de una tal diosa de ébano. Pero a lo que iba, que me biloco.

De usted sé, principalmente, que no se le puede olvidar. Esto tiene usted que enterarse y no olvidarlo nunca, valga la redundancia.
Sé también que si alguna vez a usted le hiciera falta algo tendría aquí una mano amiga para lo que sea menester. Es verdad que no tengo mucho tiempo para estar con ustedes, pues el señorito Isma me da mucha guerra, pero si usted alguna vez necesitara alguna cosa, un puñadito de sal, un verso que llevarse a los labios, un bric de leche, o un abrazo de madrugada, sepa que removería cielo y tierra para satisfacerla. Esto, he de decir, se lo ganó usted hace mucho tiempo.

Por último decirle que le tengo siempre presente. Cosa natural pues "colega de pamplinas" se escribe con tinta indeleble y eso no se quita con nada. Lo sé por experiencia porque el señorito Isma ya ha echado a perder una americana de una gran marca italiana y unos boxer de Ralph, el de los Simpson.

Sin más dilatación se despide su devoto servidor.

[Estrella de mar]

La oreja izquierda, kassio bella. Fue la oreja izquierda la que me seccionaron a raíz de una reyerta entre calderonianas y gongorianas. Parece que sucedió en otra vida.

Éramos por aquel entonces impetuosas, rebeldes, estúpidas. Éramos jóvenes. Creíamos que no había más dios que Calderón y que Góngora era Satanás en la tierra. Creíamos que la vida era sueño y poema satírico, y que las gongorianas eran impostoras poetas. En nuestro descargo hay que decir que todo lo hicimos por defender el honor de la poesía, por proteger su pundonor.

Era noche cerrada. Nos habíamos citado con las gongorianas en un parque a las afueras de la ciudad para asaetearnos con afilados sonetos, pero se achantaron y no aparecieron, las muy cagonas.

Al amanecer, volvía sola a casa, apesadumbrada por no haber podido partirme la cara por mi dios Calderón, cuando me topé con ella, con la cabecilla de las gongorianas. Me sentí como una Atenea ante una piltrafilla. Pero la piltrafilla llevaba unas tijeritas para el acicalamiento de uñas, y antes de lo que se tarda en decir: "Di que Calderón es tu dios o morirás por mi puño, bribona", la miserable me tijeretó media oreja y salió corriendo al grito de: "¡Vengados están el gran hombre y su nariz pegada!" Yo, del espanto que me entró por el dolor y por la visión de océanos de sangre resbalando por mi preciada blusa nívea, encomendé mi alma a Calderón y dejé marchar a la malandrina. Me dispuse a abandonar mi cuerpo, a pesar de que le había cogido cariño. Pero no morí, claro está, sino que me auxilió una deidad del universo.

¿Y qué tiene que ver esta historia conmigo, te preguntarás, cuando por aquel entonces ni te conocía, enredadora? Ahora es cuando apareces tú, kassio bella, no me seas impaciente.

Fue en ese momento en que supe que estaba
a punto de morir cuando te reconocí. Se me apareció tu enigmática mirada, y lo hizo con una veracidad, con un poder telúrico que no me supe explicar. Era real, tu mirada era mucho más real que la incipiente muerte que yo juzgaba inevitable, fíjate lo que te digo. Porque no es verdad que no nos conociéramos, ahí tengo que disentir. Nos conocíamos ya, solo que aún no lo sabíamos.

Total, que la fuerza de tu mirada me dio la energía necesaria para pedir socorro, y se ve que alguien, alma seráfica, llamó a emergencias. Bendito sea el personal sanitario que me asistió a vida o muerte.

Pero todo te lo debo a ti, tú me salvaste de morir desangrada en mitad de la calle de la paz, que por broma del destino, así es como se llama la vía donde comenzó la guerra con la abellacada gongoriana.

Por eso ahora he cambiado de divinidad. Ahora soy devota tuya, porque le tengo mucha fe al poder de tu mirada. Y que le vayan dando viento fresco a las gongorianas, a Calderón, y a la vida es sueño.

Ahora sé lo que sabe cualquiera que tenga dos dedos de frente. Ahora sé que la vida es kassiopea.

[kassiopea]

¡Ay, no había leído esto!

Qué bonica eres, Estrellita de mi amor. Yo he descubierto que, a medida que voy cumpliendo años, voy empequeñeciendo. No físicamente, sino por dentro. Cada vez me acerco más a la niña que un día fui, tanto que ya puedo rozarla con las yemas de los dedos. Y la verdad es que este extraño proceso me gusta, y lo disfruto, porque tengo muchas ganas de abrazar a esa niña que se siente sola y perdida. Hace eones creía a pies juntillas que la vida es sueño, por lo que supongo que yo también estaba entre las filas de esas recalcitrantes calderonianas, pero ahora ya no estoy segura de nada, excepto de que te quiero

[Gavalia]

Iba a decir que desde el mismito principio, pero hay que hablar con rigor, como dice jilguero, y la verdad es que me he acordado de que su primero fue el del sacacorchos, que, a ver, no estaba mal, pero le faltaba chicha a borbotones, algo que no deja de ser habitual cuando se participa por primera vez en el concurso, porque anda que el que escribí yo... Antes preferiría que me sacaran los ojos a releerlo. Pero se ve que el chico le perdió pronto el reparo y tiró el micrófono al suelo al teclear el punto final de aquella magistral fórmula matemática, que quedará para siempre en el imaginario colectivo.

Más que el reparo, creo que perdió la olla. Les das confianza y pasa lo que pasa,

ahora coge y escribe un ataque de colegueo divino, no me digas que no es pa adorarlo al chulito. Y yo me he dicho, pues ahora verás tú que me voy a marcar un ataque a... yo que sé... a Google bot, por ejemplo, que lo veo muchas veces conectado, y se os van a caer las bragas y los calzones. Le escribiré sobre la magia del colegueo matrixiano, le hablaré de cómo la ficción de la literatura engendra realidades y, cómo no, estará petao de versos que os revolverán las entrañas de lo bonitos que me van a quedar.

Allá vamos... hasta el infinito y más...

Pero no. Las cosas como son, cocodrilote. Ya lo sabes tú que se me ha agarrado un silencio a la garganta y la mano de escribir dice que tu tía, la de Rubielos de Mora. Así que me he dicho, pos na, no se escribe y santas pascuas

¿Ah, que no? Mente plecara que tiene la moza.

y escribir un tocho, que es una cosa que me parece la mar de agradable para leer, ¿verdad? Así que me he dicho: pues escribe un tocho de cualquier cosa

Esteeee... en qué quedamos? Debo preocuparme?

Y ahí sí que sí, ¿no? Yo diría que vamos por el buen camino de conseguir un tocho en condiciones. Creo.

Un tocho no sé... un momento que voy a por una aspirina. Decía que un dolor de cabeza.. . perdón, un tocho...

Va a ser que no, cocodrili. Me he quedado atascada. Descartamos al filósofo y a su hermana. ¿A quién le importan? Voy a hacer un poco de bolillos y vuelvo.

Demos gracias al señor. Tanta paz lleves como descanso dejas

Pues como te iba diciendo... A la hora de escribir es un poco cabra loca

Estoy de acuerdo, pero que no sirva de precedente, que no conste en acta.

Ya ves tú, kassio, todo esto para decirle que no haga como yo, que siga pintando esos mundos suyos donde se entrelazan la locura, la poesía y el amor. Porque ya no quedan trovadores, mi cocodrila, es verdad que ya no quedan. Por eso no me da la gana de sucumbir al silencio que me muerde la garganta, ni transigir con la parálisis de la mano que escribe, aunque solo sea para trazar un simple tocho. Así que he cogido el teléfono, he llamado a mi tía, la de Rubielos de Mora, y le he dicho: sultana, hazme un favor, abre el hotmail y escribe:
Hay que ver, cocodrilote...

Esto ha sido precioso, hasta que tu tía, buena mujer donde las haya, ha entrado en liza. Después, incluso es hasta entrañable.
Me ha encantado tu tía

Creo que me estoy explicando con claridad. Pongámoslo de manera conclusiva.

Se te ve convencida, no tires la toalla nunca.

Otro concepto material básico es la percepción objetiva. Donde el ojo físico ve una funda de guitarra, el ojo configurado por la ficción ve solo seis cuerdas de tripas y corazón.
Donde hay vacío, un ojo traspasado por la ficción reconoce una figura: trece mil setecientos. Son los millones de años de antigüedad de una fuerza densa que me da la bienvenida.

Existen menos posibilidades de nacer que de que te toque la lotería. Enhorabuena por eso.
Ahí lo dejo porque el resto me supera.

Y hasta aquí el tocho. Lo próximo será un ataque de colegueo en condiciones que empezará tal que así:

Te dije ya lo de la paz... cierto?

P.D Tienes razón en eso de escribir posdatas. Me lo he pasado muy bien con este ataque tuyo de colegueo.