Principio de mi próxima novela

[Tente]

Os mando el borrador del comienzo de mi posible próxima novela. Si sigo adelante con el proyecto, ya corregiré luego los errores de todo tipo que haya. Serán bastantes porque lo he escrito todo de un tirón.

Ya que es posible que tengáis tiempo libre ahora, me gustaría haceros un par de preguntas:

¿Apetece seguir leyendo?

¿Os parece bien el tono y el lenguaje utilizado?

Capítulo 1

Otra absurda noche de guardia, de sueño, de horas perdidas para nada. ¿Quién va a llamar a la Guardia Civil una noche de noviembre en este pueblucho? Todavía en verano, sobre todo los fines de semana, hay algo de movimiento. Lo típico: peleas de borrachos cuando cierran los garitos, algún macarra conduciendo como un loco, los mozos pretendiendo echar al pilón a un forastero ligón… Pero en otoño esto parece un pueblo fantasma, aquí no se comería nada ni el más sagaz de los reporteros de sucesos.

En fin, me pagan para eso, para que esté aquí perdiendo el tiempo entre cafés y cigarrillos, esperando que llegue la hora de subir a casa y acostarme justo cuando mi Lola se levante. Y, si soy sincero, prefiero que sea así porque nadie llama nunca al cuartelillo de la Benemérita para dar buenas noticias. Desde que estoy aquí solo ha sonado dos veces este chisme estando yo de guardia, una por un pequeño accidente de tráfico sin heridos graves y la otra vez, porque a un vecino se le fue un poco la mano con su mujer, casi nada, no llegó la sangre al río. A ese machote le dejé las cosas bien claritas, en cuanto nos vio a Jacinto y a mí de uniforme, se puso blanco y reculó como el cobarde que es. Seguro que no vuelve a pegarle a su esposa nunca más. Vamos, cosas sin importancia.

A eso de las tres de la madrugada, salí a la puerta a fumar el enésimo cigarro y a que el viento fresco me espabilara un poco. Era una noche de luna menguante y aproveché para disfrutar del cielo estrellado, de esa sensación de pequeñez que siente uno observando el firmamento. Fue encender el pitillo y sonar el teléfono.

No me pareció que fuese algo de qué preocuparse, era un vecino alarmado porque había escuchado posibles disparos en la calle. ¿Aquí, en este pueblo? Seguro que no era más que un gamberro aficionado a la pirotecnia, uno de esos capullos que se divierte despertando a sus vecinos con petardos. De todas formas, y ya que estamos al servicio del ciudadano, desperté a Jacinto para dar una vuelta por el pueblo y que al menos, vea la gente que acudimos cuando se nos llama. No estaría mal darle un escarmiento al gilipollas ese de los fuegos artificiales tan inoportunos.

Jacinto se levantó de mala gana, tan convencido como yo de que aquello era una pérdida de tiempo. Y encima, hubo que molestar a otro compañero para que se quedara pendiente del teléfono. En fin, “todo por la patria”.

Nada más poner el pie en la calle nos tropezamos con el gran jefe, como llamábamos entre nosotros al sargento.

—Buenas noches. ¿Se puede saber dónde vais a estas horas?

—Buenas noches, mi sargento. Verá… es que ha llamado uno del pueblo que dice haber escuchado un par de disparos y vamos a echar un vistazo. Seguro que no es nada, pero…

—Vale, vale. Y dejaros de formalidades, que somos compañeros, joder. Está bien, id a ver.

—Sargento, ¿Viene usted del pueblo? ¿Ha escuchado algo?—dije ya más confiado.

— ¿Pero esto qué es? ¿Un interrogatorio? Pues no, he salido ahí al lado, a mear contra un árbol y a tirarme cuatro pedos. Esas cosas que relajan y ayudan a conciliar el sueño. Venga, a por el asesino ese que anda suelto por ahí— dijo echando a reír mientras entraba al cuartel.

Una vez más, se había burlado de nosotros. No tengo derecho a quejarme del sargento porque, como jefe nuestro, siempre se ha portado bastante bien con todos. Por ejemplo, cuando mi madre estaba muy malita, me dijo que me tomara todos los días que necesitara, muchos más de los que dictan las ordenanzas. No me dejó volver hasta después de enterrarla y eso es algo que le agradeceré siempre. Lo malo es que siempre nos trata con desprecio, como si necesitara dejar claro quién manda aquí.

Ni Jacinto ni yo nos hemos creído lo de los pedos. Sus excursiones nocturnas son frecuentes y todos en el cuartel sabemos de ellas. Hay varias teorías al respecto, aunque la mayoría estamos seguros de que se trata de algún lío de faldas. Hacemos apuestas y todo tratando de adivinar quién será “su Julieta”. La mayoría pensamos que se trata de una viuda de buen ver para su edad con la que se le ha visto en alguna ocasión y que tiene fama en el pueblo de ser bastante puta, aunque no descartamos que sea alguna mujer casada y que por eso lo tenga tan en secreto.

Sí, ya sé, parecemos viejas chismosas, pero qué le vamos a hacer. Todo se pega menos la hermosura y en estos pueblos pequeños el cotilleo es el deporte nacional, la principal afición de todo el mundo.

Le ofrecí un cigarro a Jacinto y, tras encenderlos con parsimonia, subimos al coche. Me tocó conducir a mí que estaba más despierto. El tipo que había llamado vive un par de calles más allá de la plaza, casi en las afueras. Era un viaje corto como todos los que se hacen en este pueblo. Dijo que los supuestos disparos se habían oído muy cerca y para allá que fuimos, en silencio, porque a esas horas no apetece mucho hablar, lo único que nos gustaría era dormir a pierna suelta. No está pagado lo que hacemos.

Frené en seco cuando vislumbré aquel bulto en mitad de la calle. No podíamos creer lo que estábamos viendo a la luz de los faros del coche. Había un hombre tirado en el suelo, en un gran charco de sangre. Me quedé tan embobado que solo reaccioné cuando la colilla me quemó los labios y Jacinto estaba igual, pasmado, sin saber qué hacer ni qué decir. Nos tiramos unos segundos sin reaccionar hasta que me froté los ojos y poco a poco, sigilosamente, bajamos del coche.

[Raúl Conesa]

Primeras impresiones: Buen final de capítulo, justo en el incidente que (asumo) da comienzo al argumento.

En la lado negativo, me chirrían los tiempos verbales, sobretodo el cambio entre el segundo y el tercer párrafo. Empiezas hablándonos sobre la vida del protagonista en el presente, y de pronto nos estás contando una historia del pasado. Creo que necesita una transición más suave y una mayor claridad sobre las fechas en las que tiene lugar la historia. Sabemos que en el presente es noviembre, pero no hay fecha para lo que nos está contando, así que podría haber sucedido hace veinte años o la semana pasada. Creo que con un par de frases se arregla, un puente que dé pie a que nos cuente la historia y establezca la separación entre presente y pasado.

[lucia]

Y los pueblos pequeños no tienen cuartel de la Guardia Civil ni necesitan que vayas en coche de uno a otro lado.

[Tente]

Gracias por vuestros comentarios.

En realidad, solo quería saber un par de cosas: Si apetece o no seguir leyendo la historia y si el tono y el lenguaje empleados os parecen adecuados. Como ya habréis imaginado, se trata de una novela más bien policiaca y nunca he escrito nada de este género ni conozco la jerga y los modos con que hablan los guardias civiles de hoy en día. Quiero dejar claro que el sargento es un hombre rudo, de la vieja escuela, y que el guardia que habla es más moderno, más actual.

@Raúl Conesa

Lo de los tiempos verbales en la narración da para mucho, no sé si hay algún hilo abierto sobre eso. Lo de usar el pasado en el tercer párrafo es un error, la acción sigue transcurriendo en el presente. Lo corregiré. Ya dije que hay que pulir mucho el texto, que es más bien un borrador. También es posible que lo reescriba todo en pasado.

Me cuesta mucho narrar en presente, sobre todo cuando el personaje habla en primera persona, y me he ido sin querer a lo que me resulta más natural, hablar en pasado.

Supongo que nos pasará a todos.

Hace tiempo leí un comentario de un escritor sobre esto (no recuerdo quién era). Decía algo así como: Si tu personaje va huyendo en coche de la policía, le va a resultar muy difícil concentrarse en su conducción temeraria si a la vez tiene que ir contándole al lector todo lo que va ocurriendo. Es muy difícil que resulte creíble. Ya sé lo del pacto entre escritor y lector, pero...

@lucia

Me imagino un pueblo como el mío, de unos tres mil habitantes y sí que tiene cuartel de la Guardia Civil. No es tan pequeño. Lo repasaré porque según lo que he escrito sí que parece que sean cuatro casas. Lo que pasa es que todavía no he dicho que el personaje que habla ha vivido siempre en Madrid hasta que le destinaron allí y comparando, le parece minúsculo ese pueblo.

Sobre lo de usar el coche para todo, me temo que es cierto. Es una vieja discusión que tengo con mis paisanos porque me llama mucho la atención que no anden casi nada. Exagerando mucho, les suelo decir que hasta van al cuarto de baño en coche. Y en este caso, creo que está justificado porque es de madrugada, hace frío, supongo que quieren llegar lo antes posible y llevan cosas en el maletero que pueden necesitar en una operación policial.

[Raúl Conesa]

Primera persona en presente puede ser bastante difícil, ya que, como has dicho, tienes que ser muy económico con lo que expresas. Una persona no se fija en cada pequeño detalle de todo lo que le rodea, y si te paras a describir todo, especialmente en escenas tensas de acción, el efecto es de un ridículo enorme (es como si se detuviera el tiempo).

Por otro lado, el beneficio de la primera persona es la capacidad de inyectar una voz muy personal en la narración y las descripciones. Yo recomiendo primera persona si el protagonista tiene una personalidad o una visión de la vida peculiar, ya que así se explota al máximo esa fortaleza.

[lucia]

Ganas de seguir sí das, para saber si es el Guardia Civil el asesino o no.

Otro detallito es que él se entera del disparo por la llamada, cuando a esas horas de la noche en un pueblo debería haberlo oído. Y, siendo guardia civil, sabría que es un disparo y no un petardazo.

[Raúl Conesa]

Eso podría arreglarse con algunos añadidos. Primero que el disparo haya sucedido al otro lado del pueblo, y segundo que el protagonista tenía puesta música para amenizar la noche.

Otro elemento posible, aunque depende por completo de la historia que Tente tenga en mente, es que el asesino haya empleado un silenciador. A diferencia de lo que aparece en las películas, un arma con silenciador hace bastante ruido, sobretodo si no se utiliza munición subsónica. El boom sónico de la bala al romper la barrera del sonido se mantiene intacto al usar un silenciador. Sería lo suficientemente sonoro para que se enteraran los vecinos de al lado, pero no tanto para que lo oyeran una o dos manzanas más allá. Aunque claro, ya nos metemos en un elemento del argumento que puede no encajar con la historia que se plantea Tente.

[Tente]

Ganas de seguir sí das, para saber si es el Guardia Civil el asesino o no.

Otro detallito es que él se entera del disparo por la llamada, cuando a esas horas de la noche en un pueblo debería haberlo oído. Y, siendo guardia civil, sabría que es un disparo y no un petardazo.

¡Qué impaciente! Solo van un par de páginas, todavía no se han presentado la mayoría de personajes, y ya quieres saber quién es el asesino. Solo yo sé quién es y eso me gusta.

Supongo que te refieres al sargento, que se presenta poco después de los disparos sin una coartada clara. Pues no, su irrupción es un pretexto para que le conozcáis y para que se sepa que él entra y sale cuando quiere porque es el que manda y punto. Mi idea era utilizarle como pista falsa, para que el lector desvíe la atención del verdadero asesino. ¡Has picado! Su "lío de faldas" que sospechan sus subordinados es real y... "hasta aquí puedo decir"

El que está de guardia tenía la radio puesta con su programa de deportes favorito y con puertas y ventanas cerradas no escuchó los disparos. Recuerdo que no es tan pequeño el pueblo como parecía.

La verdad es que no es nada sencillo escribir novela policiaca, es difícil no meter la pata con tantos detalles que tienen que encajar. @lucia, me encanta que seas tan quisquillosa, eso me puede ayudar a ir depurando mi novela. Nunca ha sido mi género favorito pero me ha dado por ahí y creo que la idea principal de la novela no es mala. Eso sí, me va a costar sacarla adelante y a veces dudo de que valga la pena tanto esfuerzo.

[lucia]

Cuando dudes de algo, ve a hablar con los del cuartelillo y que te aclaren ellos tema de procedimiento. Aunque Raúl también parece que controla y algún forero más podría ayudarte con los detalles.

[Tente]

Como he dicho en otro hilo que he abierto, tengo tres posibles novelas ya empezadas. Aprovecho para subir aquí el comienzo de otra de ellas, a ver qué os parece. Se podría titular "El profesor de filosofía" aunque todo es muy provisional todavía. ¿Os gusta más que el inicio de la policiaca de ahí arriba, en este hilo?

Prólogo.

Las primeras palabras no siempre son las más difíciles. Solo son eso: palabras, conceptos, definiciones. No dispongo de otro material mejor y con eso tendremos que apañarnos para intentar alguna comunicación. Cada ladrillo es una palabra del texto donde viven las gentes, donde fabrican las cosas que utilizan. Todo nos habla, todo es mensaje. Y… ¡Qué decir de la ropa tendida en las ventanas, húmedas biografías al aire; de las plantas que brotan en las grietas más ínfimas; del alado lenguaje de los pájaros que revolotean por las calles que ya no veo nunca!

Todos los cementerios gritan mi nombre hambrientos y yo, escuchando Rock and Roll. Todas las sepulturas me hacen lado gustosas y yo, de momento, declino su venenosa invitación.

Cada despertar es un pequeño nacimiento desganado, solitario. Sí, llegamos solos a cada día y para eso poco importa que hayas dormido con el amor de tu vida, en la calle entre cartones, o ingresado en un hospital. En mi caso, se trata de la soledad plácida y habitual de los viejos viudos. Lo mejor de estar jubilado es que me levanto casi siempre cuando quiero. ¡Cómo odiaba madrugar! Sobre todo en invierno, cuando pasas de estar ahí, calentito, refugiado entre las mantas, sin meterte con nadie, al frío y triste mundo de los despiertos. Menos mal que resucitaba con un simple café y un cigarrillo.
Ayer, Luisito tampoco se acordó de comprar pilas para la radio, así que me acosté todavía más solo, sin la compañía de esas voces amigas que se metían conmigo en la cama cuando yo aún bajaba a la calle a comprar lo que necesito. Me conformé con pensar. ¿Qué otra cosa puede hacer un profesor de filosofía jubilado? Y ya puestos… ¿Por qué no plasmar en este papel esos pensamientos? Allá voy.

Lo del diminutivo para nombrar a mi hijo es una pequeña venganza, sé que lo odia. Cuando vas a cumplir treinta años suena ridículo que te llamen Luisito y precisamente por eso lo hago. Soy su padre (su viejo, como dice él) y me concedo ese derecho.

Luisito vino a vivir conmigo hace unos meses. Él no pierde ocasión de pregonar a los cuatro vientos que lo ha dejado todo para cuidarme y lo hace incluso estando yo delante. No sé si piensa que estoy sordo o si me ignora completamente. El caso es que siempre olvida decir que no tiene donde caerse muerto desde que se divorció, que vive en mi casa porque no tiene otro sitio, que se queda con buena parte de mi pensión. Debería desgravar mantener a una sanguijuela en casa.

Tengo mis estrategias contra Luisito. A veces, le miro fijamente solo para ponerle nervioso y siempre funciona. Los ojos hablan, claro que hablan, gritan, piden socorro y cigarros, un trozo de pan o de muerte. Esta manía mía de quedarme pasmado mirando las caras ajenas… No son el espejo del alma, son las almas mismas asomándose al mundo. Y molesto, claro. A nadie le gusta que observen fijamente su cara. Da igual que lo haga sonriendo sin hostilidad alguna porque siempre parece una amenaza que otro te desnude con sus ojos.

Como ya habrás comprobado si has leído todo esto, tengo ciertas pretensiones literarias, inquietudes artísticas. Intento expresarme como los escritores de verdad, como los poetas. Luisito piensa que soy un pedante hortera y se burla de mí por estas cosas, suele decirme que solo me interesa lo que no sirve para nada. Y lo dice él, un ingeniero informático que reparte hamburguesas muy de tarde en tarde, cuando le llaman porque el repartidor contratado está de vacaciones o de baja. Suplente en un equipo de tercera.

Entiéndeme, daría mi vida por mi hijo. Parafraseando a una brillante filósofa de nuestro tiempo, “yo, por Luisito, mato”. Pero como ahora mismo no parece muy necesario…

A veces me masturbo aunque podría no hacerlo. Lo hago, más que nada, para recordar que estoy vivo, que soy algo más que un ser pensante. Luisito folla. Lo sé porque algunas noches, supongo que cuando cree que ya duermo, le oigo abrir la puerta y pasar con alguien a su habitación. También se escucha algo más, pero no voy a entrar en detalles, es su vida, su intimidad, y yo respeto mucho esas cosas. No me molesta, pero me gustaría que alguna vez me comentara si tiene novia o si paga a prostitutas. Hablar de hombre a hombre, vamos. Eso, hablar.

Quizás debería haber empezado por el principio pero eso me parece muy antiguo y convencional. Yo nací en… ¡Qué aburrimiento! Las biografías no son mi género favorito y la mía menos que ninguna. No se trata de eso, más bien me gustaría escribir un libro de filosofía. ¡No huyas, cobarde! No me refiero a un tostón de esos que obligan a leer en el instituto. Eso espero.

Sobre la existencia.

Me gustó mucho el principio de Matrix. Luego, cuando llegan las persecuciones y los puñetazos, dejó de interesarme. Me refiero a la primera película porque con el cine pasa como con las víctimas de los accidentes de tráfico, lo mejor es que no haya secuelas. ¿No pensaste en la caverna de Platón? Yo sí. Pero, claro, soy profesor de filosofía y tú, seguramente, no.

¿Existe algo de cuanto pensamos que conocemos o todo es una creación de nuestro cerebro a partir de la información que le llega por medio de nuestros sentidos? ¿Existe el color azul para los ciegos de nacimiento? ¿Qué realidades nos perdemos por carecer de los sentidos necesarios para percibirlas? ¿Seguirá ese libro en la mesita cuando apagues la luz? ¿Existen los bosques para los peces abisales? ¿A qué huelen las nubes? ¿Los que no piensan, no existen? Lo que yo llamo cerveza… ¿Es lo mismo que bebes tú? No siempre. Para quien no disfruta tomando cañas, ese líquido no es lo mismo que para mí. Y existe gente así, tengo una cuñada maravillosa que nunca bebe cerveza porque no le gusta. ¿Existe mi cuñada? ¿La cerveza sin alcohol es cerveza?

Supongo que adivinas qué estoy bebiendo mientras escribo esto. Puede que no exista esta cerveza, pero está helada, deliciosa.

¿Y qué decir de “El show de Truman”? Pura metafísica. Nunca he podido soportar a Jim Carrey, me parece el tipo más estomagante y tonto del universo y, sin embargo, esa película me encantó porque parece estar destinada a ser utilizada en clase de filosofía. Por supuesto que le gusta a todo el mundo y eso pasa precisamente porque la filosofía es apasionante.

No te lo vas a creer pero cuando les hablé de esto a mis alumnos, alguno hasta dejó de bostezar y todo. De repente me oían hablar de algo ligeramente comprensible para ellos, de cine.

Ahora estoy pensando en la mierda como metáfora. Algo que cuando está ahí dentro es amorfo, casi inexistente, y solo cuando la expulsamos por un orificio tan pequeño, toma esa típica forma tirando a cilíndrica y deja de ser parte de nosotros mismos para ingresar en el mundo exterior, en la realidad que los humanos vemos y olemos. Algo así pretendo conseguir al ponerme a escribir, supongo que me entiendes.

Con esto de la mierda, los alumnos hasta levantaron la mirada entre sorprendidos y divertidos. Casi todos estaban de repente interesados por el rollo que les estaba soltando, parecía importarles la peculiar existencia de nuestros excrementos y por algo se empieza. Así me fui ganando a unos cuantos chavales y también perdí a un par de empollones que estaban indignados con mi forma de dar clase. ¡Que se jodan! De todas formas, esos dos capullos iban a triunfar en la vida con su repelente forma de ver el mundo, seguro que habrán acabado trabajando en un banco o serán unos miserables funcionarios como yo.

Un día puse en clase esa canción tan filosófica de Siniestro Total, esa de “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Estamos solos en la galaxia o acompañados?” Y también triunfé con ella. De repente, a muchos de mis alumnos les dio por pensar que eso de filosofar no era cosa de marcianos, que hasta se podía bailar con los grandes temas del pensamiento.

Tampoco me voy a venir arriba ahora, estoy seguro de que casi todos mis alumnos siguen pensando que Sócrates era un futbolista, lo que, por otra parte, también es verdad.

Luisito ha ido de mal en peor con esto de la música: del bakalao al reguettón.

¿Qué es existir? La RAE, institución que respeto y desprecio, tiene su definición:
1.- Dicho de una cosa: Ser real y verdadera.
2.- Tener vida.
3.- Haber, estar, hallarse. Ejemplo: En la Academia existe un autógrafo de Cervantes.

No es que esté mal, hay que saber qué significa cada palabra para usarla con propiedad pero eso es tan poca cosa, tan insignificante para afrontar el tremendo misterio de la existencia…

Quiero pensar que habrá lectores como tú ahí fuera pero si dudo de todo, ¿Qué hago con vosotros? Por ejemplo, podría decir eso de que me leéis, luego existís. Pues vale, pues muy bien. No, no me sirve de mucho que jures que has llegado hasta el final de mi libro. ¿De qué libro? ¿Alguien está escribiendo un libro?

¿De verdad te has creído que hace unos párrafos yo estaba bebiendo una cerveza? Pues es mentira aunque en el mundo de la física cuántica podría ser verdad a la vez. Verdad para mí y mentira para el alcoholímetro que me han hecho soplar los de tráfico. En realidad esto de escribir es un chollo porque se supone que tenemos un pacto entre tú y yo, entre lector y escritor, lo que me hace supuestamente creíble dentro de la falsedad que toda ficción supone. Si ahora mismo tú y yo estuviéramos charlando en un bar, serías más exigente conmigo pero no demasiado. Si te digo que hoy es jueves, tú me darás la razón, no por mí, sino porque la humanidad entera está de acuerdo con que hoy sea jueves. El Alfa-Centauro no es jueves, ni falta que hace, porque no hay nadie por allí para decirlo. ¿Existe lo que nadie ha dicho? ¿Lo que nadie ha pensado? ¿Lo que nadie ha visto? ¿Lo que nadie sabe?

¿Qué hace que tú seas tú y no una berenjena? Tu cuerpo, no. Todas las células que formaban tu cabeza, tu tronco y tus extremidades cuando eras un niño ya han muerto de viejas y han sido reemplazadas por otras nuevas que también fueron sustituidas por otras. A no ser que se trate de células tumorales, que esas se niegan a morir. Es curioso que precisamente el afán de supervivencia eterna de una parte de nosotros pueda acabar con la vida del conjunto. ¿Se puede ser más insolidario? Si todo va bien, tardas entre siete y diez años en renovar todos los átomos que formaban todas las moléculas que formaban todas las células que formaban tu cuerpo y, por tanto, ya no queda nada de la materia que eras. Entonces… ¿Por qué sigues siendo tú? ¿Lo eres? Quizás, como la transformación es paulatina, las células más viejas les cuenten a las nuevas lo que hay: “Eh, tú, novata, bienvenida al hígado. Te toca currar desintoxicando a este gilipollas.” o “Hola, has tenido suerte de formar parte de la garganta de una gran cantante”. Sí, idiota, ya sé que nuestras células no hablan en castellano entre ellas, se comunican por medio de impulsos eléctricos y químicos, pero como no sabes su idioma, te lo he traducido.

Tampoco son reales tus recuerdos porque los vas reinventando cada vez que vuelves a ellos. Muchos son falsos aunque te cueste creerlo. No, esta vez no pienso hablar del Alzhéimer. Y todavía más mentiroso es el recuerdo que tengan de nosotros otras personas, no parece que sea cierto eso tan bonito y poético que se suele decir: que no mueres del todo mientras alguien se acuerde de ti. Seguramente tus sueños, tus gustos, tus ilusiones de adolescente, todo eso, también ha ido cambiando con el paso de los años igual que tus células, eso espero, por tu bien. Nuestras obras que hayan perdurado tras nuestra muerte dicen mucho de nosotros pero… ¿Bach es su música? ¿Einstein es su teoría de la relatividad? No lo parece, ellos ahora no son más que cadáveres descompuestos y, con el paso del tiempo, ni eso. Entonces… ¿Qué hace que tú seas tú y no una berenjena? ¿El alma? ¿Y eso qué coño es?

Sí, ya sé lo que estás pensando: demasiadas preguntas sin respuesta. Búscalas tú. ¿Qué quieres? Esto es filosofía, no ciencia.

Luisito nunca ha tenido problemas existenciales. Cuando le dijimos que es adoptado, sonrió y nos pidió que le compráramos un videojuego. Nosotros intentamos educarle bien, si existe eso, darle unos valores y una manera de vivir similar a la nuestra (una manera de vivir como las que defiende Rosendo en la canción de Leño, ya sabes). Pero nada, nos salió un mequetrefe de cojones, uno de tantos clones estúpidos que deambulan por ahí. Ni te imaginas las broncas que me echaba cuando me pillaba fumándome un porro y hoy en día, me mira estupefacto cuando pongo AC-DC a todo volumen en mi equipo de música. Los ojos de Luisito me hablan de sus ganas de encerrarme en una residencia. Por mi bien, claro. ¡Estos niñatos sin alma de ahora! Pragmatismo hasta la nausea.

Volviendo a lo nuestro, a mis años ya sé de algo con una existencia inapelable, total y absoluta: la hipoteca. Treinta años viví bajo su yugo, sabiendo que todos los meses vendría a por lo suyo. Uno puede dudar de que el sol vaya a salir el día siguiente pero sabe que el banco nunca fallará y la cruz de esta moneda es igual de implacable: si fallo yo, vendrá la policía a cumplir con su obligación, a echarme de casa. Bancos, policía y endeudados, Santísima Trinidad del Capitalismo.

Reconozco que en esta película, en este Matrix de andar por casa en el que vivo, también existe mi pensión, modesta pero puntual. Ahora soy mileurista. Si hubiese aguantado unos años más trabajando, ahora cobraría casi el doble y eso es algo que Luisito ni comprende ni me perdona. Respeto demasiado a los alumnos para ser un fraude, un despojo del profesor que un día fui. Romper a llorar delante de ellos una vez fue suficiente, no estaba dispuesto a repetir ese espectáculo.

Es que desde que murió Miguel… Todo cuanto llevo escrito hasta ahora no es más que un intento baldío de retrasar este mo-mento. Llegó la hora de hablarte de mi amor, lo más real del universo. Mi marido murió de un maldito cáncer hace seis meses y desde entonces no levanto cabeza. Por eso no bajo a la calle, porque todo me recuerda a Miguel, todo está impregnado de él. No puedo entrar al bar de la esquina sabiendo que ya nunca asomará, terminando con prisas su cigarro, para entrar a tomar unos vinos conmigo. Los cines, los teatros, cada acera de cada calle, todo me duele sin él. Aquí, en casa, es otra cosa. No sé, me siento más seguro, es como si estuviera conmigo en cada disco que escucho, en cada libro que me regaló. Y, bueno, lo de vivir en un cuarto piso sin ascensor tampoco ayuda mucho pero no se trata de eso, sí que podría bajar por las escaleras y algún día lo haré. Tampoco soy tan viejo. El psicólogo me dijo que hay que pasar el duelo, que no hay más remedio, pero no sé si alguna vez acabará esta maldita pesadilla. Si, al menos, Luisito me trajera algo de coca, de caballo, de algo… pero no, no puedo contar con él para nada. Creo que este hijo nuestro nunca aceptó lo de tener dos padres, es demasiado machote para entender ciertas cosas. A veces me da miedo.

[Raúl Conesa]

No soy el adecuado para valorar este tipo de historia, ya que me da un aneurisma cada vez que leo tres párrafos seguidos de texto abstracto. Necesito personajes, lugares y sucesos, y aquí sólo hay uno de los tres. Dada la naturaleza del protagonista, y el hecho de que esté escrito en primera persona, es comprensible que la narración se vaya por los cerros de Úbeda, pero eso no alivia el que no haya nada a lo que agarrarse, al menos no para mí, que, como ya he dicho, no soy el adecuado para valorar este tipo de historia.

[lucia]

Este segundo texto te funciona como relato largo. Ahora, de ahí a una novela, tienes que andarte con mucho cuidado para mantener el interés de un padre "moderno" con un hijo fracasado y conservador.

[joserc]

Hola tente, pues mira, hacía mucho tiempo que no pasaba por estos lares (años) y hoy me ha dado por ahí, y he ido a parar a tus textos ávidos de críticas.

Si todavía queda alguno de los antiguos, te podría decir que no solía callarme y ser muy sincero. Unos se los tomaban bien, otro no tan bien. Pero vamos a lo que vamos.

Novela policíaca:
El tono que usas es... digamos que no es todo lo duro y sórdido que debería ser, quizá peca de un pelín inocente, y perdóname de verdad que lo diga así. Te pongo un ejemplo: dos guardias civiles que llaman a su sargento "el gran jefe", cuando el tal jefe es, o al menos lo intenta, un capullo. Cara a cara no te digo que no le trataran de otra manera, pero por detrás... "el capullo", "el comemierda", etc y eso siendo suaves.

Parece que sitúas el tiempo histórico en los 60 o 70. En esa época no se salía a fumar a la puerta, si no que se fumaba dentro de cualquier sitio, más aún si pones que pasa su noche entre cigarrillos, etc. Me tocas un tema que me gusta y es el de una historia de policías en esa época, con sus macarras, tal como nombras, y demás. Por eso mismo me espero algo más sórdido, más con olor a tabaco, a sudor y a "hostias" a los detenidos. No sé si me explico.

El protagonista habla como pidiendo perdón y me desentona mucho ahí.

En cuanto a los otros texto, he empezado el segundo y he visto un desarrollo muy filosófico. No me he enganchado, pero porque no es mi estilo, no suelo leer este tipo de escritos. Es cosa mía.

Sentiría mucho si te he ofendido en algo o ha sonado mal alguna de mis palabras. Para mí, hay que tener mucho valor para exponer algo escrito a la crítica de los que andan por aquí y por cualquier sitio. Si te ha sentado mal, no volveré a comentar ningún escrito tuyo, prometido.

Un saludo y a seguir dándole a las letras.

[Tente]

Sentiría mucho si te he ofendido en algo o ha sonado mal alguna de mis palabras. Para mí, hay que tener mucho valor para exponer algo escrito a la crítica de los que andan por aquí y por cualquier sitio. Si te ha sentado mal, no volveré a comentar ningún escrito tuyo, prometido.

Un saludo y a seguir dándole a las letras.

Por supuesto que no me has ofendido, ni muchísimo menos. Al revés, muchas gracias por contestar.

Lo que pasa es que tengo esos dos proyectos totalmente abandonados, guardados en un cajón cibernético, por si más adelante los retomo. No me entusiasman y así no hay manera de seguir escribiendo.

Me ha pasado ya bastantes veces. No es un bloqueo, es que no creo que salga gran cosa de ahí y prefiero empezar de cero con otras historias que probablemente también acaben en vía muerta.

[Cuentos Peques]

Interesante, muy buen inicio de Novela, me gusto mucho mas el inicio, los párrafos me llegaron a enganchar y meterme de lleno en la Novela, en concreto una buena novela amigo