El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

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jilguero
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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La planta que ayer decidí se había ganado darla a conocer es una del tipo de las margaritas de pétalos amarillos.
Y lo decidí porque está por todos lados y siempre le doy de lado porque pertenece a las familias de las compuestas (margaritas y cardos) a cuyo polen soy alérgica.

Pero en la sierra le estuve haciendo fotos a la Centaurea, que es de la misma familia, y no tuve ningín síntoma, así que me animé a coger esta para determinar qué especie era. Y tampoco me ha provocado estornudos, quizás proque todavía no esté el polen maduro.

En este caso se trata del senecio común o hierba cana (Senecio vulgaris), flor que seguro habrás visto muchas veces, o a alguna prima hermana porque las especies de este género se parecen mucho.

20240317_085945.jpg
20240317_085912.jpg

Como ya te comenté en el caso de al Centaurea, en las especies de la familia de las compuestas o asteráceas, lo que nos parece una flor es un montón de flores juntas, una inflorescencia llamada capítulo. Esta también tiene flores tubulosas, las del centro con puntito marrón, y liguladas (la de los bordes) que tienen el pétalo coloreado más grande y con una pequeña escotadura.

La etimología de la palabra Senecio es fruto de tener una gran imaginación, puesto que viene del latín, en el que la palabra significa, anciano, debido a que cuando el capitulo está maduro los frutos son vilanos pelosos que recuerdan a las cabezas de pelo blanco de los ancianos.

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Como con tantas otras muchas plantas, también a esta se el achacan virtudes medicinales, en concreto para aliviar los dolores de la menstruación al favorecer que esta baje, Pero hay que tomarla con cuidado porque su efecto se debe al alcaloide senecionina, que si te pasas daña el hígado. Vamos, que mejor tomarse una pastilla comprada en la farmacia.

A quién le sienta, sin embargo, de maravilla son a las orugas de esta mariposa nocturna que es también bastante corriente. Dicen que se llama comúnmente hombro de llama (Ochropleura plecta) nombre que no he oído en mi vida.

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jilguero
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Estoy vigilando, Cata, a nuestra amiga (da verdor) o enemiga (especie invasora), según se mire, Galenia secunda, que de nuevo vuelve a estar en flor.

Ya la estoy vigilando proque quiero ver si le gana la batalla o no a esa otra planta invasora que es la pita. Después de florecer, se murió un ejemplar grande que había de pita, peor ha dejado retoños y andan peleando por librarse de al Galenia.

invasora 3.jpg


Imagino que no podrá sofocar a la pita, pero igual nos llevamos una sorpresa :cunao:.

Para que te entretengas en al espera te dejo con estos también viejos conocidos a los que da gusto escucharlos.

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Gretogarbo
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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jilguero escribió: 13 Abr 2024 12:38Estoy vigilando, Cata, a nuestra amiga (da verdor) o enemiga (especie invasora), según se mire, Galenia secunda, que de nuevo vuelve a estar en flor.
Ya la estoy vigilando proque quiero ver si le gana la batalla o no a esa otra planta invasora que es la pita. Después de florecer, se murió un ejemplar grande que había de pita, peor ha dejado retoños y andan peleando por librarse de al Galenia.
Imagino que no podrá sofocar a la pita, pero igual nos llevamos una sorpresa...
Las pitas son cuasi indestructibles, jilguero. Yo tengo unas cuantas fuera de la finca, no les hago ni puñetero caso, tres o cuatro veces al año les pasan por encima las máquinas desbrozadoras que mantienen limpio el Camino de Santiago... y ahí siguen.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 13 Abr 2024 14:36 Las pitas son cuasi indestructibles, jilguero.
Es decir, que tu apuesta es proque ganará la pita. Lo veo lo más probable, pero la la otra especie se la ve potente. Está colonizando un montón y la verdad es que como planta fijadora de taludes parece buena.

Y esta mañana he tenido un paseo muy fructífero, con dos primeras veces, en un caso primera vez absoluta (la primera vez que la veo) botánica y la otra una primera vez relativa (la primera vez en la ciudad) ornitológica. Dejo para otro momento la planta para que Cata no se me empache de botánica y paso a mostrar al pobre despistado que he visto esta mañana.

Era un chotacabras (Caprimulgus europaeus
), del que ya hablamos hace tiempo y Greto nos dijo que los galleguiños lo llaman avenoiteira por su hábitos nocturnos. Por eso él estaba intentando dormir en la acera.

Chotacabras europeo.jpg

Cuando me he acercado un poco para hacerle esta foto, ha debido notar mis pasos y ha abierto los ojos. Al verme, ha levantado el vuelo pero no debe de ver bien con la luz proque casi se ha chocado con la pared de un bloque y se ha vuelto a posar en la acera, esta vez en un rincón.

Chotacabras.jpg


Y ahí lo dejado en paz hasta que pase el siguiente peatón. ¡Menudo día el espera! Como siempre se posa en tierra, tiene ese plumaje tan mimético con lo que podrís ser el suelo de un bosque lleno de hojarascas de tonos marrones y grisáceos. Pero en la ciudad no tiene forma de pasar desapercibido y los perros, sobre todo, le va a hacer la vida imposible.

No me explico cómo ha acabado aquí. Imagino que habrá llegado pro el istmo, haciendo descansos en la marisma. Aunque veo que ya alguien comenta que lo ha visto poro los jardines de la ciudad y parece que ha aprendido a posarse en alto. Igual este despistado viene de algún jardín. Desde luego es la primera vez que lo veo en una ciudad y en esta nunca he escuchado tampoco su canto.

Hay quien lo asocia con un mal augurio. Confío en que no lo sea ni para Jilguero ni para ningún otro bujiano. :noooo: /color]
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Ya sabes, Cata, que siento debilidad por las plantas duras que están dispuestas a abrirse camino allá donde haya un mínimo espacio para arraigar.

Esta pasada semana he conocido a la prima hermana de la Mucizonia que, como ya vimos, crece en el camino de la ermita de Benaocaz. Se podría decir que es su versión urbana. Y digo esto porque crece en la azotea de este edificio. A veces, por la tarde, subo un ratito a leer o a escuchar música al aire libre. Como me acomodo a ras del suelo, un día vi una diminuta plantita en flor entre dos losetas del suelo.

Campanula erinus 1.jpg


No veas lo que me ha costado averiguar quién era. Es tan pequeña (la llave de la foto es de tamaño normal) que para verle los entresijos del interior de la flor me he tenido que hacer una aguja enmangada con un alfiler. Para colmo, con la lupita que tengo en casa no lograba ver detalles que necesitaba.


Campanula erinus 1 detalle.jpg


Pero a base de mucha paciencia e ir descartando especies, al final me he enterado, para mi contento, que he tenido el gusto de conocer, y hoy de presentarte, a la asperilla (Campanula erinus), o también llamada por otros, y con razón, campana enana. Lo de asperilla es un nombre muy razonable proque, como puedes ver, tiene tanto el tallo como las hojas llena de pelos y eso hace que tenga un tacto áspero.

Campanula erinus 2.jpg


En este caso es una planta tan pequeñita que no parece que nadie le haya encontrado ninguna utilidad. Por otro lado, al verla en la azotea de un bloque de siete pisos me he preguntado cómo habrán llegado hasta ahí las semillas. A base también de mucha paciencia he encontrado por el paseo marítimos algún ejemplar. Con lo cual, como sus semillas son diminutas, las ha debido transportar el viento.

Y te dejo como música acompañante, una sinfonía de una cantata de Bach que escuché una de estas tardes en su compañía. Fue bonito el contraste entre esta música tan grandiosa, con trompetas incluidas, y la bella insignificancia de esta flor.

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Última edición por jilguero el 21 Abr 2024 21:58, editado 1 vez en total.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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jilguero escribió: 21 Abr 2024 13:22No veas lo que me ha costado averiguar quién era.
Arduo trabajo de investigación, jilguero, pero tú de eso vas sobrada.

El tamaño no le resta belleza a la flor.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Gretogarbo escribió: 21 Abr 2024 14:43 Arduo trabajo de investigación, jilguero, pero tú de eso vas sobrada.
Sobre todo que me gusta y soy tozuda. Pero he tenido que determinar la especie por descarte, sin llegar a saber cuántos estambres tenía o si el estigma era de una u otra manera: imposible verlo con la lupita que tengo.
Gretogarbo escribió: 21 Abr 2024 14:43 El tamaño no le resta belleza a la flor.
Es muy bonita. El problema de las plantas con flores tan pequeñas, como la mucizonia o, todavía más, con esta campanita áspera (con razón le llaman asperilla) que tiene flores de menor tamaño aún, es que no se fija uno en ellas. Si no llega a ser porque me puse casi a su nivel no habría visto que estaba en flor. Eso sí, una vez la ves con ese color azul tan delicado, su belleza queda en evidencia.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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jilguero escribió: 22 Abr 2024 10:44El problema de las plantas con flores tan pequeñas, como la mucizonia o, todavía más, con esta campanita áspera (con razón le llaman asperilla) que tiene flores de menor tamaño aún, es que no se fija uno en ellas.
Hablando de pequeñeces, te cuento. En mi finca crece la planta de la fresa silvestre. Digo crece porque hasta el pasado viernes sólo había visto la planta y unos amagos de fruto que nunca había llegado a ver maduros, pero ese viernes recogí la primera fresa silvestre, minúscula, del tamaño de una mora también silvestre, pero exquisita. Fin de la vivécdota.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Gretogarbo escribió: 22 Abr 2024 10:53 Hablando de pequeñeces, te cuento. En mi finca crece la planta de la fresa silvestre. Digo crece porque hasta el pasado viernes sólo había visto la planta y unos amagos de fruto que nunca había llegado a ver maduros, pero ese viernes recogí la primera fresa silvestre, minúscula, del tamaño de una mora también silvestre, pero exquisita. Fin de la vivécdota.
Suelen tener un sabor buenísimo. He comido algunas en Monetesclaros. Suelen ser de tamaño diminuto. Pero hace muy bonito ver ese "fruto" tan rojo en medio del verde.

He entrecomillado lo de fruto porque es buen momento para recodar que la fresa silvestre (Fragaria vesca), al igual que la fresa cultivada (Fragaria ananassa) son de la familia de las rosáceas, lo mismo que perales, manzanos, ciruelos, almendros, melocotones, etc.

Pero en su caso la parte carnosa tan rica es el receptáculo floral engrosado y los verdaderos frutos son esa especie de semillitas duras. Este tipo de fruto duro se llama aquenio y los más conocidos son los vilanos de los cardos o las pipas de girasol. Foto de vilanos tenemos un poco más arriba, en el Senecio.


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jilguero escribió: 22 Abr 2024 11:12He entrecomillado lo de fruto porque es buen momento para recodar que...
Conformado, jilguero. Gracias por el recordatorio.
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Esta mañana, Cata, ha amanecido lloviendo. No lo hace de forma fuerte, pero sí con la suficiente continuidad como para que se hayan originado pequeños riachuelos junto al bordillo de las aceras. Al ver correr el agua y arremolinarse me he acordado de cómo me gustaba de niña que esto ocurriera en la Carretera para bajar a jugar con mi flota de barquitos insumergibles.

La Carretera era en verdad un camino de arena y grava de tercer o cuarto orden que nos permitía ir desde la carretera de Montilla-Espejo hasta la casa donde vivíamos. En las zonas con algo más de pendiente, las escorrentías del agua de lluvia habían creado una suerte de arroyuelo sinuoso de cauce habitualmente seco pero que en los días en que llovía bajaba el agua con cierta celeridad.

En esos días de lluvia, en cuanto escampaba, cogía la colección de cajitas de pastillas Juanolas de diferentes colores y las hacía navegar arroyuelo abajo. El rcorrido tenía zonas de rápidos e incluso pequeñas cascadas en las que a veces se quedaba atrapada alguna nave de la flota. Cuando llegaban abajo, las recogía y hacía el recuento. Si faltaba alguna, tocaba recorrer el cauce hasta arriba en busca de la nave perdida.

Flota.jpg
Aquí, en al ciudad, con la cantidad de ruidos que hay, no es posible escuchar ese ruido tan agradable y sedante que produce el agua. Por suerte, la memoria ha sido una buena aliada y, a falta de la banda sonora original, me ha ofrecido la que ella tiene grabada de antaño. Me ha producido cierto vértigo caer en la cuenta de que ese sonido procedía de cuando tenía toda la vida por delante, mientras que ahora empiezo a tenerla por detrás. :roll:

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Última edición por jilguero el 28 Abr 2024 11:06, editado 1 vez en total.


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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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jilguero escribió: 27 Abr 2024 11:22En esos días de lluvia, en cuanto escampaba, cogía la colección de cajitas de pastillas Juanolas de diferentes colores y las hacía navegar arroyuelo abajo.
¿Esa flota todavía la conservas?
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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

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Gretogarbo escribió: 27 Abr 2024 12:31 ¿Esa flota todavía la conservas?
No. Cuando dejamos de vivir allí y emigramos a la ciudad, no fue posible llevarse todo de golpe.

Y luego, cuando años después se vendió, el desalojo de la casa lo hicieron los adultos y supongo que las cajitas fueron a parar a la basura. Con posterioridad, he visto que ahora todas las cajas son del mismo color. Entonces comprar una cajita de pastillas tenía ese aliciente añadido de ver de qué color te tocaba.

De todas formas, el recuerdo de esos día lo tengo muy nítido. Recuerdo el sonido del agua e incluso el de las cajistas cuando entrechocaban las unas con las otras. Imagino que debido a que la lluvia nunca ha sido frecuenté por acá y todo lo relacionado con el agua era muy excepcional. En esos días, mis dos hermanos mayores levantaban un murete cerca de casa, en otra escorrentía, y creaban un minipantano.

A todo esto, como cabe deducir, por la Carretera pasaban poquísimos vehículos. De manera que te tirabas una hora jugando sin que ninguno te molestara. Pero imagínate el sufrimiento cuando tenías la flota bajando y de repente aparecía un coche o un tractor. Te tenías que apartar y cruzar los dedos para que no te aplastara ningún barco.

Por suerte, los conductores rehuían que la ruedas se metieran en la escorrentía y procuraban que esta quedara entre las ruedas. Pero como tenía una trayectoria zigzagueante, había momentos en los que era imposible no cruzarla. Nunca tuve ninguna baja por esa causa. En cambio, alguna vez se me perdió un barco de manera inexplicable.



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Re: El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Teníamos en casa una vajilla de duralex, de color naranja. Recuerdo a mi madre soplando el colacao caliente antes de dármelo. Recuerdo los domingos. Tendría 7 u 8 años cuando empezamos a visitar el parque natural de Los Villares. He tenido que buscar en google cómo se escribe (pensaba que era con "B"), y acabo de leer que dicho parque apenas se encuentra a 8 km de la capital. Era un niño, y, entonces, cualquier viaje suponía una empresa como las de Odiseo.

Pues soplaba mi madre el vaso de leche caliente antes de entregármelo y me bebía el colacao. Supongo que luego nos lavábamos los dientes (no lo recuerdo, pero, conociendo a mi madre, no nos dejaría salir de casa sin el cepillado previo). Nos subíamos al Citroen C15 blanco con el que mi padre repartía a diario los huevos de gallina que recogía de la granja (nuestro sustento entonces) y nos plantábamos en el parque con una manta y pocas viandas.

Sé que tenía un bote de cristal con el que cazaba mariposas. Desconozco el motivo por el cual se me daba bien encerrarlas en el bote; y veo ahora, como si hubiera sucedido ayer, a mi hermano pequeño pidiéndome que le consiguiera una para él. Antes de regresar a casa las soltábamos, claro...

Teníamos una pelota. Mi padre hacía las veces de portero y se colocaba entre un árbol y una piedra, y las más de las veces no hacía esfuerzo alguno por detener la pelota, para que todos nos sintiéramos ganadores...

De aquellos días apenas recuerdo poco más. Pero el regreso..., ay, el regreso a casa. Volvíamos rendidos, unos hermanos sobre otros en la paquetera del Citroen (no se estilaba el uso del cinturón; vaya, creo que ni disponía de cinturones aquel vehículo). Volvíamos vencidos, satisfechos, henchidos de felicidad. Recuerdo que antes de entrar en Córdoba había que detenerse en la carretera por la cual cruzaba la vía del tren, que, a menudo, coincidía con nuestro paso y topábamos con la barrera baja. El sueño nos había vencido, entreabría los ojos, veía el tren pasar y los volvía a cerrar.

No quería llegar a casa. Quería detener el tiempo. Era feliz, más feliz que nunca. Con mis hermanos al lado y mis padres entregándonos sus domingos, fabricando recuerdos que más de treinta años después me hacen escribir estas líneas.

Este pasado viernes trabajaba de noche y me eché la siesta para afrontar luego el servicio. Escuché la puerta y oí a mis niños entrar en casa, hacer algo de alboroto en el salón. Me levanté, me lavé la cara, entré en el salón...

No pude cruzar el umbral. Estaban mi mujer y mis hijos, y estaban mis padres. En mi casa, en el salón de mi casa. Uno sentado en la silla y otra en el sillón, el mismo que ahora ocupo yo... Mis padres, a los que, por circunstancias suyas y mías, llevaba algunos meses sin abrazar, a los que tenía tantas cosas que decir, con los que tenía tanto que compartir.

Ayer paseé por Cádiz con ellos. Comimos pescado frito y los besé una y otra vez. Les hablé de la vajilla naranja y de las mariposas que se me escapaban del bote de cristal. Les dije que son mi gasolina, mi ejemplo y que los quiero.

Ya se pueden morir cuando quieran, tienen mi permiso. Ya saben que su hijo mediano siente devoción por ellos, no me he guardado nada dentro ni me reprocharé nunca no haberles dicho cuánto los quiero. Tienen mi permiso para irse cuando les llegue el momento.

Menuda suerte la mía que recuerdo a mi madre enfriándome la leche antes de dármela, y a mi padre dejándose meter un gol un domingo cualquiera, cuando yo era un niño.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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