El bujío de Santa Catalina 2 (Bordeando la realidad)

[jilguero]

Solo te escribo para decirte que es una lastima que quitaras lo de fanguito de mis entretelas.

Creo recordar que era "Agüita y fanguito de mis entretelas for ever" pero lo quité porque quería poner la frase de Camus de El mito de Sísfo. Me gusta esa imagen de Sísifo esforzándose una y otra vez por llegar a la cumbre en balde.

Dice Camus: La felicidad y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables.[...]En el universo súbitamente devuelto a su silencio se elevan las mil vocecitas maravilladas de la tierra. Llamamientos inconscientes y secretos, invitaciones de todos los rostros constituyen el reverso necesario y el premio de la victoria. [...]Dejo a Sísifo al pie de la montaña [...]El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.

últimamente estás poniendo plantas que nacen en lugares inhóspitos y de difícil condiciones.

Esas plantas, como la mucizonia de mi avatar, son también parte de esas vocecitas maravilladas que nacen de la tierra y nos llaman, nos aferran a la vida .

[jilguero]

... son elucubraciones mías, pues no lo sé con certeza.

Elucubraciones muy convincentes, jilguero. Gracias.

He intentado buscar en internet, pensando que igual esto lo había sacado Saint-Exupéry de algún trabajo de Konrad Z. Lorenz, pero no he encontrado ese hecho en concreto. Aunque Lorenz defendía que había respuestas innatas/instintivas, con una base genética. Antes determinados estímulos (este caso el canto de los patos silvestres), se ponían en marcha esas respuestas dando lugar a conductas propias de la especie.

[jilguero]

Me trae al recuerdo lo que leí cuando tenia 15 o 16 años, allá mediados años 60. Lo pego aquí.

"A todas sus observaciones respecto al mar, Anastasio añadió dos más aquella tarde: que más que recibir el color del cielo, se diría que es el mar el que presta su color a aquél; porque si azul, es más azul que el cielo; si gris, más gris; si negro, mucho más negro. Y que mirarlo alegra el ánimo al que ya es alegre y no entristece al que ya está triste"

Y es que yo muchas veces que miro el mar me acuerdo de ese pasaje: El cielo esta gris: el mar negro. El cielo esta azul claro, el mar azul intenso.

Mira, Cata, lo que nos cuenta Luchana. Sospecho que a partir de ahora va a ser inevitable que me fije en ese detalle de que el mar siempre le gana al cielo en intensidad; y si me fijo y te lo cuento, te vas a tener que fijar tú también.

¿Y sabes que libro es? (Pregunta de trivial)
Edad prohibida, de Torcuato Luca de Tena. ¡Como me marcó!

Hubiera fallado, Luchana, porque no he leído ese libro. Me gusta esa idea de que alegra al que ya es alegre y, al menos no entristece, al que está triste. Yo te diría que mirarlo me produce placer directamente, de forma casi animal. Pero es un placer alegre, que invita a la sonrisa. Tengo que probar a mirarlo cuando esté triste (en esos momentos tiendo a cerrarme más, a no mirar a mi alrededor) a ver qué me produce. Sospecho que nostalgia, añoranza de esa placer y esa alegría que me despierta cuando estoy de buen talante.

¿En qué sentido te marcó? Imagino que para bien, pues, en caso contrario, no te acordarías de él mirando algo tan bello como el mar.

Y hablando de cargueros, yo vivía cuando era niño delante de la ria de Bilbao y cerca de la fabrica de Altos Hornos, en Baracaldo, y me pasaba horas mirando la ria y los barcos que pasaban.

Tuviste suerte de contar con el mar desde siempre. Yo soy de tierra adentro y mis primeras veces, creo que ya lo he contado, fueron en verano. Una o dos veces, no más, el sábado o el domingo, mi padre nos decía que nos iba a llevar al mar. Había que levantarse de madrugada, porque el viaje era en un todo terreno que marchaba no muy deprisa y encima la carreteras de entonces no tenían carril de vehículos lentos y atravesar la sierra (íbamos de la campiña cordobesa a la costa de Málaga atravesando la Subbética y la Penibética) era lentísimo, pues si te tocaba delante un camión que iba lento igual te tocaba hacer kilómetros y kilómetros detrás de él.

Para colmo, uno de mis hermanos se mareaba y, arriba de la sierra, había vomitera por la ventanilla. Pero a eso de las nueve de la mañana llegaba el momento mágico en que la carretera se elevaba y en el horizonte aparecía, bajo un cielo azul claro, un cacho, de un azul brillante y más intenso (tal cual vaticina Luca de Tena), de Mediterráneo. Los asilvestrados, que íbamos todos apiñados detrás, nos empezábamos a poner nerviosos, con ganas de llegar, abrir la puerta y correr hacia el agua.

¡Menudas solaneras cogíamos! Volvíamos rojos, escaldados como cangrejos ya que nos pasábamos todos el día en el rompeolas. Luego tocaba mudar la piel y demás zarandajas, pero para un día que nos llevaban al mar... ¿cómo no íbamos a aprovecharlo a tope? Todavía recuerdo que la primera vez que lo vi en el horizonte, mi padre me dijo que eso era ya el agua del mar y yo (era muy pequeña), que desde aquella perspectiva veía aquel trozo azul más alto que la tierra, le dije: "Papá, si es agua, ¿cómo no se derrama?", y hubo carcajada general .

Vivo en Ibiza desde hace mas de 40 años y paso el charco varias veces al año, y me sigue gustando el viaje.

El Mediterráneo es una pasada. Cuando dejé de ser pobre (cuando saqué la plaza), hice un crucero que salía de Venecia e iba a las islas griegas. Me tiraba los días en la cubierta más alta, que era muy pequeña y no había nadie, mirando el mar. No me cansaba. ¡Qué atracón de amaneceres, atardeceres y mediodías!

Y pensé estudiar náutica, pero pasar meses sin ver tierra, me asustaba...

¡Vaya cambio, de Náutica a Aparejadores! Bueno, sin ese cambio te habrías perdido el canto nocturno del ruiseñor.

PD: Mira, Cata, esta foto me la hicieron mientras estaba posada en "mi" cubierta. Y digo "mi" porque salvo un suizo que subía alguna vez a otear el horizonte, unos minutos, me tiraba el día sola: ¡un gustazo inolvidable! Creo que te habría encantado. Eso sí, tenía que embadurnarme en crema y manga larga. Por fortuna, en viento que producía el movimiento del barco me inflamaba la ropa como una vela y no pasaba nada de calor.

Jilguero en el Mediterráneo.jpg

[luchana]

Me gusta viajar en barco pero no me apetece meterme en un crucero (hablo de cuando se podía). No me gustan las fiestas ni las reuniones, soy muy poco sociable...
De edad prohibida me impresionó el protagonista, me identifiqué en el, terriblemente tímido...
Lo estoy volviendo a leer.

[jilguero]

No me gustan las fiestas ni las reuniones...

Tampoco a mí. Pero tuve suerte y encontré mi observatorio solitario. Me levantaba al amanecer y me acostaba en cuanto oscurecía, con lo cual iba contracorriente y no participaba en nada (el pasaje hacia vida nocturna y se levantaba muy tarde). Le vedad es que lo disfruté.

Lo estoy volviendo a leer.

Pues a ver qué te parece esta vez. No he leído nada del autor, pero he cotilleado un poco en la red y le elogían justo esta novela y Los renglones torcidos, igual algún día me animo y lo cato.

[jilguero]

Ya sé, Cata, que andas de nuevo de ese lado de la pantalla . Y estoy segura de que en abril todo florecerá de nuevo .

Hoy, cielo encapotado y, viendo ese agujero entre las nubes, me he acordado del partido que le sacaba de asilvestrada al cielo.

Cielo con ventanuco.jpg

Entonces debajo no estaba ese mar eternamente en movimiento, sino solo la tierra, grisácea cuando estaba sedienta, ocre cuando estaba bien empapada y a punto de ser sembrada, o vestida del verde (primero) o del amarillo (luego) de los cultivos.

En esos días casi siempre azules de la infancia, las nubes eran para mí la vegetación del cielo. Cuando había nubes, me tumbada en el suelo bocarriba y las miraba con fijeza hasta que conseguía caminar entre ellas. Y estoy segura, Cata, que ese claro en el bosque habría atraído mi atención y no habría cejado en mi empeño de traspasarlo .

Por cierto, el otro día mientras tú dormías, te mostré una bajamar preciosa en la que en el ocre de la arena mojada había vetas blancas. Yo se lo achaqué a un juego de luces y sombras. Pero, después de decirte eso, me pudo la curiosidad y bajé a inspeccionar el terreno. Descubrí que, en realidad, el color distinto se debía a zonas donde se había depositada arena cuyo grano era de mayor tamaño y más blanquecina (me da que resultado de la molienda de las conchas).

Entreverado.jpg

[jilguero]

Ya sé, Cata, que pasito a pasito, nos vamos preparando para el nuevo florecer primaveral . Así, pues, por ese lado, muy contenta estoy .

Pero hoy te tengo que contar que me acabo de llevar un gran disgusto. Es lo malo que tiene interesarse por las plantas que la gente suele considerar malas hierbas y, por ende, poco dignas de vivir.

Resulta que ayer, cuando iba a darle vuelta al beleño para ver cómo iba la maduración de los frutos, vi que dos de los empleados del mantenimiento de limpieza de la playa se hallaban en esa zona. Como hay un contenedor de basura casi en el mismo lugar, pensé que le estaban cambiando la bolsa. Dado que conviene mantener la distancia social, me abstuve de acercarme y dejé la inspección para hoy.

Pero he aquí, Cata, que cuando he ido a darle vuelta, no daba crédito a lo que veía: ¡ni rastro del beleño! No solo han cortado la mata, sino que hasta han enterrado el pie. Y cuando he ido en busca del otro pie que había encontrado, la misma historia. Siendo bien pensada, al margen de la manía que le tiene el personal a las plantas que no consideran vistosas, creo que han cortado los beleños porque nacen a pie del muro del paseo marítimo y piensen que las raíces pueden acabar dañando a ese muro.

He hecho un rastreo por la zona y solo he visto un beleño en la zona del talud. Lo que no sé yo es si ahí podré hacer cosecha sin irme talud abajo. Lo estudiaré. Soy tozuda y me cuesta renunciar a tener en mi colección de semillas las "gominolas" del beleño .

Semillero de jilguro.jpg

Semillas de Jilguro

[luchana]

Tienes suerte de tener una playa con bajamares y pleamares. Bueno, una playa no, muchas playas.
Me recuerda a la playa de Laredo, enorme, con que con la bajamar daba gusto pasearla.
¿Tienes ahí semillas de ricino? Un arbusto curioso que descubrí cuando llegué aquí.

[Gretogarbo]

... vi que dos de los empleados del mantenimiento de limpieza de la playa se hallaban en esa zona. Como hay un contenedor de basura casi en el mismo lugar, pensé que le estaban cambiando la bolsa. Dado que conviene mantener la distancia social, me abstuve de acercarme y dejé la inspección para hoy.
Pero he aquí, Cata, que cuando he ido a darle vuelta, no daba crédito a lo que veía: ¡ni rastro del beleño! No solo han cortado la mata, sino que hasta han enterrado el pie. Y cuando he ido en busca del otro pie que había encontrado, la misma historia. Siendo bien pensada, al margen de la manía que le tiene el personal a las plantas que no consideran vistosas, creo que han cortado los beleños porque nacen a pie del muro del paseo marítimo y piensen que las raíces pueden acabar dañando a ese muro.

Pues un fastidio, jilguero, pero los del servicio de mantenimiento están para limpiar todo aquello que le dicen que no está donde debe estar. Otra cosa es que el que se lo diga tenga razón o no. Seguramente antes de que hiciesen el muro, ya había beleños en esa zona.

[jilguero]

Pues un fastidio, jilguero, pero los del servicio de mantenimiento están para limpiar todo aquello que le dicen que no está donde debe estar. Otra cosa es que el que se lo diga tenga razón o no. Seguramente antes de que hiciesen el muro, ya había beleños en esa zona.

Por supuesto, ellos son unos mandados y seguro que, si lo hubiesen dejado, algún veraneante habría pensado que vaya dejadez...

En cuanto a que estuvieran ahí antes, no lo sé. Pero lo que sí sé es que parecen tener querencia por la piedra ostionera, pues ya he visto algún plantón creciendo entre los bloques de esta que forman el muro del paseo marítimo. Parecido a lo que hacen las higueras en los muros de algunos campanarios de piedra.

[jilguero]

¿Tienes ahí semillas de ricino? Un arbusto curioso que descubrí cuando llegué aquí.

Sí, Luchana, como has sabido ver, tengo semillas de ricino: son una preciosidad .

Y ya que lo has traído a colación, voy a aprovechar para hablarle a Cata de este arbolito que, al menos a mi me es simpático, pese a su carácter invasor, porque es otra de esas especies resistentes que no le tiene miedo a arraigar en un baldío, erial, escombrera o cualquier otro terreno de baja estofa.

El ricino (Ricinus communis) le llaman, entre otros nombres comunes, árbol del demonio o higuera del infierno, supongo que por la gran toxicidad de sus semillas, las cuales contienen una toxina llamada ricina que puede llegar a ser mortal si te comes un puñado de semillas. Lo cual, desde conozco la belleza del diseño adamascado de su cáscara, me ha parecido muy peligroso para los niños. Desde luego, si de niña me hubiera topado con sus semillas no me habría extrañado que me hubiera terminado metiendo una boca. Aunque a este respecto, el pescador conocía bien las plantas de los alrededores y nos tenía advertido de que no nos acercáramos a la de la cicuta; imagino de que, de haber habido ricinos, también nos habría enseñado a conocerlos y no tocar sus semillas.

Ricinus communis.jpg

Todos los ejemplares que he visto, no eran de gran tamaño y, además, como eran silvestres, tenían un porte achaparrado, en forma de mata (como el de la foto), más que de árbol con tronco y compa bien visibles. Tiene unas hojas grandes y palmeadas, generalmente verdes (de jóvenes a veces rojean un poco) pero con lo peciolos (los rabitos) rojos, muy llamativo.

Flores.jpg

Tiene flores masculinas y femeninas separadas pero que a su vez están muy cerca unas de otras, en una misma inflorescencia y las femeninas son de color rojo. Las cuales, a su vez, cuando maduran dan lugar a un fruto de forma globosa y con púas, que recuerda al de las castañas, solo que estos son de menor tamaño y suelen contener cada uno tres semillas.

Llegamos así a las semillas, que son para mi gusto lo más bonito de todo. Son elipsoidales y con las cascara lisa y lustrosa, pero con unos diseños jaspeados muy bonitos. Tiene, además, un abultamiento apical (carúncula) que hace que yo las vea como una especie de cantimplora liliputiense.

Es una planta propia de África tropical pero que ya se ha naturalizado en otras muchas zonas, como las costas andaluzas. No se sabe si se la introdujo como planta ornamental o bien debido a su valor farmacológico. Porque, aunque, como ya te he dicho, sus semillas sean venenosas, contienen también mucho aceite, el famosos aceite de ricino de toda la vida, el purgante, el cual se obtiene prensando las semillas y calentado el macerado para destruir la ricina. Y dicen también que se usa en de pinturas y barnices y para fabricar lubricantes, como el líquido de frenos de los coches.

Por último, ya te he comentado que tiene fama de especie invasora, que quiere decir que se propaga con facilidad y desplaza a las especies propias del lugar. Incluso se cree que bajo sus copas no se desarrollan otras plantas; algo parecido a lo que ocurre con los eucaliptos.

Creo que no me dejo nada en el tintero.

Por lo demás, Cata, solo decirte que tenemos una día espléndido por aquí .

[Gretogarbo]

El ricino (Ricinus communis)...

Toda una clase magistral sobre el ricino, jilguero, pero mucho más amena que leyéndola en una página cualquiera de internet.

Yo también guardo unas cuantas semillas de ricino en un frasco, supongo que por esa belleza que has destacado. Ahora bien, no tengo ni repajolera idea de dónde las saqué.

[luchana]

Esa planta la he visto crecer a la orilla de las carreteras y en lucha continua con las maquinas que limpian las cunetas para evitar incendios producidos por las colillas de los conductores incivícos. De vez en cuando pasaba una maquina limpiando las cunetas y se llevaba los ricinos por delante, pero ellos al cabo de unos años estaban otra vez arriba. Y también llegué a coger alguna vez las semillas, que se parecen a las alubias pintas.
Sobre “edad prohibida” al volverlo a leer no lo recordaba tan mojigato. El protagonista a pesar de que la chica se insinuaba no atrevía a besarla ¡porque era pecado!
Parecía el libro un manual del “buen joven de acción católica” con un curas bueno y deportistas dando consejos muy castos, con chicos que se confesaban e iban a misa, pero quitando esos puntos de iglesia típica de los años 50 tiene paisajes bonitos y bien escritos. El autor que era periodista, fue consejero nombrado por Franco, y tan monárquico que era partidario de Juan de Borbón en vez de su hijo.

[luchana]

Como me gustan las playas que no traes aquí, con esas bajamares tan bonitas. En cuanto con dejen mover con tranquilidad me voy a ir a dar un paseo por ellas, que Cádiz es una de las pocas capitales de provincia que no conozco, y será una buena idea pasear por sus numerosas playas.
Yo los paseos que daba en el Cantábrico era por la playa de Laredo y por la de Oriñón cerca de esta, y me falta la Mundaka, ya en Vizcaya. Las playas de Oriñón y Mundaka tiene unas pleamares que se comen toda la playa y unas bajamares que dejan una enorme playa al descubierto. Este verano espero dejar constancia de ello aquí.
Las echo de menos ya que las playas del Mediterráneo no tienen mareas, aunque hay calas preciosas.
Te dejo aquí una bajamar de la playa de Laredo

[jilguero]

Ahora bien, no tengo ni repajolera idea de dónde las saqué.

Yo recuerdo que el árbol estaba entre unas casas en ruinas y sospecho que fue en la playa de Bolonia, pero no tengo certeza tampoco. Creí que siempre lo recordaría y, al final, son tantas cosas las recogidas, que recuerdo más la imagen de mi mano cogiéndolas que el paisaje general.

Esa planta la he visto crecer a la orilla de las carreteras y en lucha continua con las maquinas que limpian las cunetas para evitar incendios producidos por las colillas de los conductores incivícos. De vez en cuando pasaba una maquina limpiando las cunetas y se llevaba los ricinos por delante, pero ellos al cabo de unos años estaban otra vez arriba. Y también llegué a coger alguna vez las semillas, que se parecen a las alubias pintas.

Me encantan las plantas que son así. Eso mismo pasaba en la carreterilla que llevaba a donde yo vivía de niña con una mata de coscoja. Cuando araban el olivar pasaban el arado sobre ella y la hacían desaparecer. Pero luego rebrotaba, para nuestro contento, puesto que era uno de nuestros hitos del camino. Por ejemplo, un asilvestrado retaba al resto: ¡Una carrera hasta "La Matilla"!, nombre con el que conocíamos ese plantón siempre en lucha por vivir y que nunca alcanzaba buen tamaño; o no al menos como el que había alcanzado "la Mata", otro pie de coscoja que estaba al borde del camino también pero justo en la linde entre dos olivares de distintos dueños, con lo cual ningún arado osaba meterle mano.

Este verano espero dejar constancia de ello aquí.

Estupendo, así variamos un poquito de paisaje, que mis playas están más vistas que el tebeo.

Las echo de menos ya que las playas del Mediterráneo no tienen mareas, aunque hay calas preciosas.

Lo sé, lo sé, por propia experiencia. Cuando he ido de muestreo por la costa en busca de especies del intermareal, en el Mediterráneo ha sido muy complicado porque la franja es mínima y eso hace que las especies adopten comportamientos algo distintos.


PD: Cata, en el siguiente comentario, empezando página, te dejo la pamplina sobre Fátima, esa gaviota que se coló en la foto de los cormoranes dando la espalda al mar. He estado indagando el porqué de ese comportamiento y ahí recojo lo que he averiguado.