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Publicado: 22 Ene 2007 01:20
por dualidad101217
La voz le decía “princesa, guárdate de los hombres”
y a otro una visión le quemaba por dentro incendiando sus ojos
para que el sudor me bañe en las esquinas más transitadas
atisbando, a veces, los restos de los noctámbulos más sabios.

La sospecha de un grito posible absorbe su energía
la espera de la hora en la que alguien habrá de volver
velando entre variables irreconciliables a la primera
dagas y cimitarras exponiéndole su brillo al de las estrellas.

En un después, quizá, será recorrer habitaciones frías
para encontrar un cenicero vacío, un lámpara apagada
o bien, el sonido de una voz que oye y sabe lo que expresa
después de décadas de haber balbuceado una niebla de emociones.

Recreando el tiempo con juegos de venganza
diseñando estrategias por las que alguien se aferra a otro
en donde el botín es la atención ajena, y no sus afectos
como el ladrón que roba la silla, incapaz de robar el corcel.