Borrador relato estilo retro (Medieval/Cifi)

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Artifacs
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Borrador relato estilo retro (Medieval/Cifi)

Mensaje por Artifacs »

Aquí os dejo un borrador con el estilo de un escritor español (premio para quien averigüe cuál :lol: ).

Borrador Capítulo 1 de libro "sin título".

Desocupado leyente, egregio legislador de los peculios que este artificio llamado escritura dispensa, si bien a las veces con tortuosa ventura y no mejor ingenio; sabrás tú mejor que yo pintarlo si esta historia encumbra la medida de tu tiempo y en verdad otorga las cosas que promete, que este que las suscribe tiene que las hay muchas y en buena pieza, habiendo sido testigo de ellas.

Antes decir que, una noche ha muchas lunas, me aconteció encontrarme fatigando los pasillos del castillo de mi señor; el muy sabio marqués Marcuso de Juntanilla y Revuelta de Villacabra y Burtigucio, ilustre cuna no poco comentada y respetada por estos contornos; mas no hay maravilla en esto, pues tales errabundos oficios caen bajo mi industria como montero de la hacienda. Y que así, sin más impedimenta que una tea de mal paño y aceite de sebo, muy luego del ocaso erraba yo como he dicho por los anchos pasillos de piedra del llamado castillo Alamús y me paraba ante la puerta entreabierta del taller de mi señor.

¿Qué razones contravenían esa noche el orden de la naturaleza?

Pocas quintas del Alamús me eran vetadas, mas una hacía anatema toda alma que no fuese otra que la vestida por la lozana y misma figura del marqués de Juntanilla. Y esta quinta prohibida era el taller de mi señor; donde, si hay crédito que dar a la plática de taberna y a los rumores que por amoroso descuido se abandonan en algunas alcobas; mi señor gustaba de tenerse entre prodigios mágicos y entretenidos secretos. Y a tal de entretener lo primero y prodigiar lo último, mantenía siempre la puerta cerrada con tantos cerrojos y pernos que ni el difunto ladrón Babrás, que robaba cuantos tesoros topaba, habría de poder averiguarla si resucitara solo para eso.

Que el leyente figure si no me tenía yo de tal suerte que; habiendo desde los diez años servido en el castillo otros tantos con sus meses y nunca habíendo visto ese portón abierto; no acertaba mi flaca mollera a barruntarse razón y amén por tan peregrinado suceso. Y más al paso donde el marqués se hallaba, que yo hacía a mi señor a cien leguas del Alamús más otro luengo trecho hasta el castillo de la joven viuda y condesa Norala de Ferralta y Conduz.

Marqués y portón, ausente el uno y abierto el otro.

No me piense mal el leyente, que si en algo doy gracias al cielo es porque no me ha visto día caer presa de esa grande curiosidad de la que muchas y graves cuitas del mundo tienen su origen. Y antes me afeiten todo pelo del cuerpo y me unten de miel y me dejen atado ante la osera del pardo que sucumbir al canto de sirena de la calva ocasión.

Mas si hacerse honor a la verdad se debe, igual verdad digo que, si no me ha visto día, noches me han visto muchas, de las que no viene al caso hacer recuento ahora. Y viéndome solo en el pasillo, con todo el servicio ya en los brazos de su Morfeo o de su Morfea, me allegué al portón entreabierto del taller y entré la cabeza.

Y aquí se me otorgue licencia de pausar mi relato por la grande importancia que de estos hechos vendrá; y porque se sepa que no digo más ni menos que lo que vi, que fue poco o mucho según se lo mida por mi entendimiento o por mi asombro.

Entré la cabeza en el taller, he dicho, mas pareció que la sacaba por la ventana, como asoma el abad la testa por la torre más alta de la abadía. La luz de la quinta me dio una noche con cuantos brillos contentan a los cosmógrafos de orbe y tabardo o a los pastores de cayado y pellico.

Quede esto en mente por ahora.

Regresé la cabeza al pasillo por poner la mira en cabal mesura, como tal confirmé y la di por buena; estando piedras, tapices, emblemas y todos los demás adherentes y ornatos como la razón los manda. Me volví presto al misterio y abrí el portón empujando con la punta del borceguí. Miré dentro del taller con la lumbre de la antorcha, sin dejar de cuerpo presente el pasillo.

Lo que vi a este paso dio fe del engaño que en mi vista tuvo su efecto, que por estrellas y astros se tuvieron lo que en verdad eran diminutos fuegos que, por no llegarme ahora mejor latín a tal de describirlos, se juzguen como quedas luciérnagas o embotellados suspiros de Santelmo. Porque eso fue lo que primero me vino a cuenta, que en las paredes del taller tenía el marqués dispuesto esos muchos farolillos mágicos como Simón el bodeguero precia hacer con sus tintos o Aspirina la boticaria con sus frascos de remedios.

Mas ya habrá tiempo de volver luego a ellos, que en la quinta aún quedaban otros misterios.

A lo segundo me referiré ahora, que viéndolo como yo lo veía, con los ojos de un doncel y humilde montero, y los de otros oficios pasados no menos sacrificados, fue mi pensamiento que el marqués bien y mucho se afanaba de ordinario en reunir cuanto ingenio había poblado mente en esas allendes naciones que, como tales, nacen sabios debajo de los guijarros o los brotan, como hermanos de los duendes, de las vainas de las plantas. Y no solo las mentes, mas también las manos de esos sabios se había procurado mi señor, pues las del creador de lo que allí yo veía, no las tuve por menos que por las de algún celebérrimo artista de los antiguos; como un Dicolo de Trenecia o un Farantuán de Lortandía, de los que es dicho que son justos padres de las Abeinas y las Cedeinas y de otras Einas que adornan los pétreos frontones de muchos templos en Brecia, Serpia y Babimomia; junto a dracónidos, trasgónidos y otros muchos Ónidos no vistos, porque es mejor no verlos, más que por los ojos de los artistas, los bardos o los locos.

A las claras llamas de la tea, no menos de diez estatuas ocupaban grande espacio de la quinta, que más parecía panteón de monstruos. Todos soñados en concepto y motivo, mas tan perfectos en color y forma que no sería culpado aquel que los creyera en verdad vivos y esperara de ellos dar de improviso un animado paso, bajar del pedestal y allegarse a recibir al intruso.

Y columbrando aquí al endriago, allá al ogrónido, acullá al queseyó y a otros tantos horrores a los que no acertaba yo a dar nombre, algo de espanto me recorrió al punto el espinazo. Digo esto por ir acostumbrando al leyente, pues me anticipo que no empaña este pequeño espanto mío otros mayores que también habré de relatar andando los tiempos. Y bien tranquilo lo digo, que se verá en esta historia si de valor este joven montero iba o no sobrado, pues si una golondrina no hace verano, tampoco el medroso se hace de un solo susto.

Paso ya a lo tercero y último, que de lo previo se hablará luego largo y tendido.

(Continuará...)
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lucia
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Re: Borrador Relato estilo Retro (medieval-cifi)

Mensaje por lucia »

Puf, se le nota el humor, sobre todo en los nombres, pero ha tenido que costar mucho que salga así, ¿no?
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Artifacs
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Re: Borrador Relato estilo Retro (medieval-cifi)

Mensaje por Artifacs »

lucia escribió: 11 Dic 2021 20:30 Puf, se le nota el humor, sobre todo en los nombres, pero ha tenido que costar mucho que salga así, ¿no?
No sabría decirte porque es un texto de prueba. No tengo con qué compararlo salvo con esta "voz" que, suponiendo una velocidad media NANOWRIMO de 3k palabras por día, será cuatro o cinco veces más rápida que la del texto de prueba.
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