La sombra del gato en el ojo del Tao (Ciencia Ficción Pulp)

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Artifacs
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La sombra del gato en el ojo del Tao (Ciencia Ficción Pulp)

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Primer capítulo de la última de las tres historias Pulp con temática oriental de la Colección Cosmos.

Titulo: La sombra del gato en el ojo del Tao
Colección Pulp Cosmos No. 5.
Copyright ©2022 Nuck Chorris.
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Dedicatoria
Para Keith Luger.

Capítulo 1

Cuando Hwang Po robó el koan del viejo tendero de la tienda de mascotas, se interrumpió la simulación.

Wu-shing; la ciudad opalescente de las consciencias psicotrónicas, caparazón virtual de sus ciudadanos simularios; devolvió sus estructuras sociales al Mundo Original. Repuso a no-cero sus células de información. Retiró sus calles y avenidas del localizador de direcciones, y también sus restaurantes, sus tiendas, sus oficinas y sus apartamentos. Tras vaciar de seres su interior y bloquear todo acceso desde el exterior, exhaló suspiros de luz y puso en acción la no-acción. En ese vacío estado de no-estado, quedó pensativa, meditabunda, rutilante con sus letreros de neón, sus farolillos y lámparas, sus luces residenciales.

Mas por la avenida principal, cerca del número 1001, quedaba una presencia.

Un gato.

Paseando despacio, altivo y tranquilo, con el donaire de quien se sabe señor del territorio, había un gato imperfecto. Una tosca silueta negra. Un opaco volumen limitado a forma, movimiento y, al parecer, voluntad.

—¿Qué haces? —le preguntó la ciudad al gato en su luminoso lenguaje, haciendo parpadear varias luces en los semáforos de peatones—. Todo ha acabado. ¿Por qué sigues aquí? ¿Y quién eres? No te reconozco.

El gato dejó de andar. Se sentó en mitad de la carretera para lamerse una pata delantera ante un vehículo inmóvil e inerte.

—¿No me respondes? —insistió Wu-shing iluminando la negra figura con los intensos focos blancos de ese vehículo que, como todo lo demás, había quedado abandonado, sin función ni propósito.

Tras unos segundos de felino acicalamiento, la silueta levantó la cabeza y retomó en silencio su orgulloso e indiferente paseo hacia la acera opuesta.

—Los que saben no hablan. Los que hablan no saben —se dijo Wu-shing.

El gato imperfecto llegó al otro lado de la calle, entró en un callejón cercano en el número 1010 de la avenida y, de un ágil salto, subió a un alféizar para entrar por la baja ventana lateral del restaurante Lin Tzu.

Wu-shing perdió al gato de vista.

—¡Qué extraño personaje!— se dijo Wu-shing— ¿Cómo ha logrado despojarse de actitud crítica para entrar en el Lin Tzu, ese lugar de no-acceso?

La ciudad suspiró su incredulidad con un leve aumento de luz de los letreros de los comercios y oficinas en la avenida. Después, llegó un pensamiento: las cosas no podían ser así. ¿Cómo iba ella a seguir ahora el Camino del No-Cambio con esa distracción, con ese furtivo urbanita merodeando por sus calles como... como gato por su casa?

Wu-shing, resuelta a hallar esa sombra de espontaneidad y devolverla a su lugar, activó la función de exploración e intentó localizar al díscolo habitante. Tal vez esas rutinas restauraran el nexo del gato imperfecto con el Mundo Original. Tal vez pudieran resolver su posición virtual a partir de su posición en la estructura social.

Esa no era una tarea fácil.

Y no estaba exenta de peligros.

A veces el conflicto entre la convención social y la espontaneidad reprimida era violento. Tanto que se manifestaba en sus habitantes en forma de crímenes, demencias y neurosis. Al parecer ese era el precio por los beneficios del orden. Solo los sabios, como el viejo tendero de la tienda de mascotas, conocían los caminos de la liberación. Los sabios se liberaban de las convenciones sin mostrar desprecio por ellas, así evitaban que estas los embaucaran. El viejo tendero, por ejemplo, utilizaba las convenciones como herramientas.

Pero eso no venía a cuento ahora, el viejo ya no estaba allí, había salido de la ciudad con el resto de ciudadanos. Además, ese gato no era un habitante registrado. Nadie en Wu-shing sabría cómo hallar un intruso tan espontáneo.

Era necesario expulsar esa sombra.

Mientras esperaba los resultados de la exploración de conexiones, la ciudad meditó sobre el curioso fenómeno. ¿De dónde había salido ese gato? O si no había salido, ¿por dónde había entrado?

Los resultados llegaron, las rutinas devolvieron un objeto, mas no fue una posición, sino una cadena de caracteres.

—¿Un mensaje? —un incremento de luz ambiental reflejó la sorpresa.

La ciudad descifró el objeto de texto, que decía: Lo que buscas hoy lo hallaste ayer.

Wu-shing buscó referencias a esa frase en sus células de información. Encontró una coincidencia. Ese texto estaba escrito en el papel de la galleta de la fortuna número 10.032.203 del restaurante Lin Tzu. Investigó posibles referencias a ese número: distritos postales, direcciones, números de teléfono y de identificación, fechas...

¡Fechas!

Diez de marzo de 2.203. Habían transcurrido cinco días de simulación desde ese día. ¿Qué tenía de especial?

Wu-shing inició varios procesos paralelos para investigar esa fecha, pero no dejó de buscar otros posibles significados para ese número. Algunos procesos proporcionaron información, a priori trivial, sobre ese día: listas de ciudadanos nacidos y fallecidos, noticias económicas o políticas destacables, reformas urbanísticas, conexiones importantes con otras ciudades virtuales...

El volumen de información que computar aumentaba a ritmo exponencial mientras los procesos creaban subprocesos para rastrear los niveles más profundos de cada nodo: experiencias significativas en la vida de los ciudadanos, conversaciones, decisiones, pensamientos.

Cada dato ocupaba una posición puntual en un grafo tridimensional de hechos interconectados posibles. Los puntos contenidos en un mismo plano representaban un tipo de simulación coherente. Intersectando nuevos planos entre diferentes simulaciones, aquella galaxia finita de hechos posibles pasados podía rastrearse para encontrar rápidamente nuevas relaciones.

De este modo los procesos y subprocesos construían y analizaban no solo la simulación coherente que de verdad habían experimentado los simularios antes de la interrupción, sino que también evaluaban un subespacio finito de otras simulaciones que los ciudadanos podían haber llegado a experimentar si se hubiesen producido otras condiciones. Este análisis cubría un número limitado de opciones diferentes, pero esas opciones eran muchas y las más probables.

Mientras los procesos exploraban ese número gigantesco de variaciones del día diez de marzo, Wu-shing meditaba sobre el mensaje desde otro punto de vista.

La ciudad imaginó ser un elemento de la clase ciudadano de sí misma. Fingió estar sentado a una mesa del restaurante Lin Tzu. Se dio el nombre de ciudadano Fortuna que rompe la galleta y mira el papel.

«Lo que buscas hoy lo hallaste ayer.»

¿Qué entendería Fortuna de esto? ¿Tenía sentido esa pregunta si el mensaje iba destinado a Wu-shing y no al ciudadano Fortuna?

Wu-shing pensó que considerar la cuestión podía tener sentido si el emisor del mensaje pensaba como un ciudadano.

La frase podía tener muchas lecturas, pero ahí estaba la gracia en los mensajes de las galletas de la fortuna: eran aplicables a muchos contextos. Los ciudadanos solían encontrarlos divertidos por eso. En este caso, la galleta parecía insinuar que, para encontrar la posición actual de la sombra del gato, había que buscarla en el pasado. Pero también podía decir que Fortuna ya se había encontrado con el gato antes. Los ciudadanos a menudo buscaban cosas inmateriales, como fama, amistad, salud, esperanza, amor, el sentido de la vida. Otras veces buscaban dinero, mejores empleos o casas nuevas, pero los gatos imposibles e imperfectos no eran muy prioritarios para ellos.

Básicamente porque los ciudadanos ignoraban que tales gatos podían existir. Los simularios como Fortuna no recordaban que vivían en una simulación perfecta mientras estaban conectados, su existencia virtual era su única existencia. Todo recuerdo del Mundo Original quedaba bloqueado por alguna razón.

Wu-shing ignoraba la causa de ese bloqueo.

Puede que Fortuna buscara un gato no-imperfecto y lo hubiese encontrado en el pasado. Parecía obvio que la presencia del gato estaba relacionada con el viejo tendero de la tienda de mascotas y con Hwang Po, el causante de la interrupción de la simulación.

El análisis concluyó mostrando algo muy extraño.

Ese evento particular, esa anomalía, estaba definida por una recta de sucesos en el grafo tridimensional. La recta era la intersección de todas las simulaciones coherentes posibles, la que habían experimentado los ciudadanos y las que no.

Y en la recta habìa interacciones entre dieciocho ciudadanos únicamente.

• Shan Pao: el viejo tendero de la tienda de mascotas.
• Hwang Po: el ambicioso ladrón de la escuela Rinzai.
• Huike: la implacable asesina de la escuela Sato.
• Sengtsan: el Patriarca de la escuela Obuke.
• Taohsin: la honorable dependienta de la floristería del centro.
• Hungjen: el Patriarca de la escuela Rinzai.
• Hui Neng: el errante mendigo de la estación de metro.
• Shenhsiu: la joven lanzadora de cuchillos del teatro chino.
• Seigen: la traidora calígrafa de la escuela Obuke.
• Dogen: el valiente luchador de la escuela Obuke.
• Zenji: la espía ninja de la escuela Rinzai.
• Nangaku: el Patriarca de la escuela Sato.
• Myoan: la discreta informadora del restaurante Lin Tzu.
• Eisai: el corrupto funcionario de los archivos municipales.
• Kataku: la obstinada niña aprendiz de la escuela Sato.
• Nanyo: el malévolo chantajista de la escuela Rinzai.
• Yoka: el pendenciero matón de la escuela Sato.
• Yin-yuan: la furiosa boxeadora de la escuela Obuke.

La ciudad de Wu-Shing empezó a analizar el significado de esa recta anómala.

[Fin Cap. 1]
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lucia
Cruela de vil
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Re: La sombra del gato en el ojo del Tao (Ciencia Ficción Pulp)

Mensaje por lucia »

Vaya, parece que algunos simularios quieren regresar a su vida fuera de la simulación :cunao:
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