Tiempo más allá del tiempo (Colección de relatos)

[Pálido fuego]

Eliminado.

[Pálido fuego]

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[Yayonuevededos]

Sin entrar en consideraciones técnicas, noto algo en tus relatos. Mejor dicho, noto la falta de algo.
Tocas la superficie de la ciénaga, pero no te sumerges en ella.
Te sugiero que vayas hasta el fondo, que llegues a lo más pútrido y oscuro, donde se arrastran criaturas miserables.
Cuando mires al abismo, tu propio abismo, y te devuelva la mirada (Don Federico me perdone el parafraseo); si eres capaz de sostenerla, entonces tus textos dejarán de ser asépticos.
Si no comes mierda, puedes hablar de su sabor sólo de oídas.

Por supuesto, esta es mi percepción, y no hay por qué compartirla.
Otro día, si te apetece, hablamos de aspectos más literarios.

Saludos cordiales,
Marcelo

[Pálido fuego]

Eliminado.

[Pálido fuego]

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[Yayonuevededos]

Hola Marcelo, gracias por tu lectura y crítica. Lamento que los relatos no te hayan gustado y los textos os resulten asépticos, (me dijo lo mismo hace poco un usuario, así que gracias por ofrecerme otra perspectiva; a veces es difícil recibir opiniones, salir de nuestra torre de marfil y hacer algo de autocrítica). Tomo nota para tenerlo en cuenta. Intento trabajar, mejorar y divertirme.

Un saludo.

No, no es una cuestión de gustos. Un texto puede no gustarte y al mismo tiempo parecerte muy bueno.
Lo que echo en falta es la intensidad. Tengo la sensación de que relatas "desde afuera", que no te involucras en el cuento.
Te pongo un ejemplo tomado de "Dicen que tengo un problema":
En los dos primeros párrafos haces unas consideraciones médicas que, para el lector, no son relevantes. Quedan como una justificación de lo que vas a contar después. Los primeros párrafos deben atrapar la atención, de lo contrario, se corre el riesgo de que ese lector pierda interés. ¿Te parece que "prosopagnosia" es una palabra que lo atrape? ¿Te parece que ese lector se sentirá identificado con "... cierto trauma relacionado con mamá, que de momento vamos a dejar entre él, ella, yo, y el bendito código deontológico."?

Se abre una puerta y aparece un tipo con una pistola en la mano. Es una Colt .45 reluciente, el cañón todavía humea.
Lo peor que puedes hacer ahora es describir la potencia de fuego, la cadencia de tiro, el tipo de proyectiles, el estriado del cañón; porque eso no importa salvo para demostrar lo que el autor sabe al respecto (lo que se llama un "mira, mamá, sin manos"). En todo caso, es mejor que el tipo de la pistola suelte un parlamento como este: "Ponte contra la pared y quédate quieto —dijo como si masticara piedras—, el armenio tiene muchas ganas de hablar contigo" (gracias, Chandler).
Seguro que entiendes a qué me refiero.

Saludos cordiales,
Marcelo

[Pálido fuego]

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[lucia]

Acabo de leer el cuento de Valeria. Qué enfermedad tan terrible.

[lucia]

La avenida: tiene dos fallos gordos, los dos sobre los francotiradores. En Sarajevo no buscaban matar de inmediato, por lo que no disparaban a la cabeza. Y hacían un único disparo para no descubrir su posición exacta. Esto último quiere decir que la abuela habría sobrevivido al encuentro a menos que se hubiese quedado a ver si podía ayudar al loco. Que entonces el francotirador sí hacía un segundo disparo (por eso no disparaba a la cabeza).

[lucia]

Dicen que tengo un problema. Es de esos cuentos que parecía que no llevaban a ninguna parte y le diste una salida airosa con Ella. Aunque en realidad hubiese sido igual que fuese ecuatoriana que afgana que española, sobre todo cuando describes su cara al final.

Sin entrar en consideraciones técnicas, noto algo en tus relatos. Mejor dicho, noto la falta de algo.
Tocas la superficie de la ciénaga, pero no te sumerges en ella.
Te sugiero que vayas hasta el fondo, que llegues a lo más pútrido y oscuro, donde se arrastran criaturas miserables.
Cuando mires al abismo, tu propio abismo, y te devuelva la mirada (Don Federico me perdone el parafraseo); si eres capaz de sostenerla, entonces tus textos dejarán de ser asépticos.
Si no comes mierda, puedes hablar de su sabor sólo de oídas.

Por supuesto, esta es mi percepción, y no hay por qué compartirla.
Otro día, si te apetece, hablamos de aspectos más literarios.

Saludos cordiales,
Marcelo

Tomo nota para tenerlo en cuenta. Intento trabajar, mejorar y divertirme.

Lo que te está diciendo Marcelo no es tanto la parte de trabajar, sino la parte de volcar trazos de tus experiencias personales. en el cuento de arriba, por ejemplo, no parece un tipo que vea monstruos y se esté “redimiendo” por Ella, parece un tío que está de vuelta de todo y la tabla de salvación le importe tanto o tan poco como toda su vida anterior viendo monstruos en los demás. Es como alguien escribiendo lo que observa de un bicho, aunque el bicho sea el escritor mismo.

[Pálido fuego]

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[Pálido fuego]

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[Pálido fuego]

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[lucia]

El paso del Santo Sudario sí que son invención pura... No sé, creo que concibo escribir como una evasión, más que como un ahondamiento en mis temas personales. Seguro que eso le resta fuerza y profundidad a los relatos, como bien decís.

Justo en El paso del Santo Sudario, que acabo de leer, sí que vuelcas los sentimientos del personaje, no es un frío narrador objetivo. Porque no se trata de ahondar en tus temas personales, sino de poner al personaje en una situación y hacerle responder según la personalidad que le hayas dado. Para eso puedes basarte en ti o en gente que conozcas de distintas personalidades, condiciones, educación y culturas. Con sus pequeñas ruindades y mezquindades, bondades y altruismo.

¡Y dame tiempo antes de subir el siguiente a que pueda leer el de La véllora!

[Pálido fuego]

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