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Hay dos cosas que me han gustado mucho, Nelly.
1) La ambientación. Me siento en una novela negra (no soy especialista, he leído pocas). Al principio, sobre todo, me encontraba entre L. A. Confidential y La máscara.
2) La capacidad para sentir que los personajes somos nosotros. Cuando intervienen Lucía, Gi0vE, Fenix, Madison, Azu... los veo a ellos en el papel. Hay algo de su esencia.
Celebro ser barman (aunque sonrío más que el personaje) y no barrendero. Siempre es más distraído servir copas y hablar con la clientela.
1) La ambientación. Me siento en una novela negra (no soy especialista, he leído pocas). Al principio, sobre todo, me encontraba entre L. A. Confidential y La máscara.
2) La capacidad para sentir que los personajes somos nosotros. Cuando intervienen Lucía, Gi0vE, Fenix, Madison, Azu... los veo a ellos en el papel. Hay algo de su esencia.
Celebro ser barman (aunque sonrío más que el personaje) y no barrendero. Siempre es más distraído servir copas y hablar con la clientela.
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Pues no os perdais la imagen que ha creado Slave ya sabeis donde, es genial 
Última edición por julia el 29 Mar 2007 21:23, editado 1 vez en total.
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elPeregrinoGris
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He empezado a leerlo y estoy totalmente enganchado. Muy bueno, Nelly. 
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Nelly
- GANADOR del I Concurso de relatos
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Naj de Ripper entregó dos grandes portafolios repletos de fotografías a Lucía y Fiorella. Tres horas más tarde, la periodista estaba casi segura de haber señalado al sospechoso que le había asaltado en su domicilio.
- Giove Rialto –confirmó la agente de policía-, le seguimos la pista desde hace tiempo. La semana pasada fue visto con Fénix Fonseca en las inmediaciones de la cantina.
Naj estaba segura de que Fénix actuaba siempre con el beneplácito de Escorpión, por lo que no le cabía ninguna duda de quién era el jefe del robo del diamante. Pero todavía faltaba un sospechoso por señalar, y éste, como bien sabía la periodista, no se encontraba retratado entre el resto de criminales, sino que formaba parte del cuerpo que, en teoría, debía encargarse de ellos.
- Si no os importa, y en honor a lo que ha sucedido en las últimas horas, os trataré de tú –convino Naj-, creo que los formalismos sobran.
Fiorella asintió, en tanto a que Lucía quitaba importancia al asunto con un gesto de su mano.
- Ya tienes a tus sospechosos, Ripper, así que, si no es inconveniente, me gustaría irme a descansar un poco. Es muy tarde y mañana temprano tengo que abrir mi negocio.
- No tan rápido –Naj se incorporó y paseo por la sala de interrogatorios con gesto reflexivo-, antes obstaculizaron una investigación policial, y eso es un delito grave. Además, creo que es mejor que se queden bajo custodia.
- ¡Ni pensarlo! –Fiorella se levantó como impulsada por un resorte-, ¿Quieres que nos quedemos aquí mientras Jangel está ahí fuera, sabe Dios en qué estado?
- No tenéis opción.
- Se equivoca.
La voz procedía de la puerta, que se acababa de abrir para dejar paso al abogado criminalista más reconocido de toda la región.
- Hal Yakzubi*, a su servicio –dijo el recién llegado entregando una tarjeta a la agente-, y no hace falta que digan nada más, señoritas, he hablado con el fiscal y son libres de irse cuando quieran. En contra de lo que pueda decirles esta agente, no tienen nada contra ustedes. Son víctimas, no criminales y, por si fuera poco, interrogarlas sin la presencia de un abogado de oficio, cuando me consta que Lucía lo había solicitado, es causa suficiente como para invalidar el supuesto arresto, que no ha sido tal, ya que en ningún momento se le han leído mis derechos. Pero, ¿qué es eso que veo en el brazo de mi cliente? Parece un moratón,…
Naj le miró con frialdad.
- Fuera estarán muertas en menos de dos horas.
- Dejemos que sean ellas quienes decidan si quieren o no correr ese riesgo, agente Ripper.
Lucía y Fiorella se apresuraron a salir de la sala.
- Esto no quedará así, están obstaculizando una investigación policial… -dijo Naj mientras los seguía por el pasillo hacia la puerta de la comisaría.
Hal se volvió con la mejor de sus sonrisas:
- Denúncieme.
*Hal Yakzubi: el nombre es el del protagonista de En un lugar llamado Tierra...
- Giove Rialto –confirmó la agente de policía-, le seguimos la pista desde hace tiempo. La semana pasada fue visto con Fénix Fonseca en las inmediaciones de la cantina.
Naj estaba segura de que Fénix actuaba siempre con el beneplácito de Escorpión, por lo que no le cabía ninguna duda de quién era el jefe del robo del diamante. Pero todavía faltaba un sospechoso por señalar, y éste, como bien sabía la periodista, no se encontraba retratado entre el resto de criminales, sino que formaba parte del cuerpo que, en teoría, debía encargarse de ellos.
- Si no os importa, y en honor a lo que ha sucedido en las últimas horas, os trataré de tú –convino Naj-, creo que los formalismos sobran.
Fiorella asintió, en tanto a que Lucía quitaba importancia al asunto con un gesto de su mano.
- Ya tienes a tus sospechosos, Ripper, así que, si no es inconveniente, me gustaría irme a descansar un poco. Es muy tarde y mañana temprano tengo que abrir mi negocio.
- No tan rápido –Naj se incorporó y paseo por la sala de interrogatorios con gesto reflexivo-, antes obstaculizaron una investigación policial, y eso es un delito grave. Además, creo que es mejor que se queden bajo custodia.
- ¡Ni pensarlo! –Fiorella se levantó como impulsada por un resorte-, ¿Quieres que nos quedemos aquí mientras Jangel está ahí fuera, sabe Dios en qué estado?
- No tenéis opción.
- Se equivoca.
La voz procedía de la puerta, que se acababa de abrir para dejar paso al abogado criminalista más reconocido de toda la región.
- Hal Yakzubi*, a su servicio –dijo el recién llegado entregando una tarjeta a la agente-, y no hace falta que digan nada más, señoritas, he hablado con el fiscal y son libres de irse cuando quieran. En contra de lo que pueda decirles esta agente, no tienen nada contra ustedes. Son víctimas, no criminales y, por si fuera poco, interrogarlas sin la presencia de un abogado de oficio, cuando me consta que Lucía lo había solicitado, es causa suficiente como para invalidar el supuesto arresto, que no ha sido tal, ya que en ningún momento se le han leído mis derechos. Pero, ¿qué es eso que veo en el brazo de mi cliente? Parece un moratón,…
Naj le miró con frialdad.
- Fuera estarán muertas en menos de dos horas.
- Dejemos que sean ellas quienes decidan si quieren o no correr ese riesgo, agente Ripper.
Lucía y Fiorella se apresuraron a salir de la sala.
- Esto no quedará así, están obstaculizando una investigación policial… -dijo Naj mientras los seguía por el pasillo hacia la puerta de la comisaría.
Hal se volvió con la mejor de sus sonrisas:
- Denúncieme.
*Hal Yakzubi: el nombre es el del protagonista de En un lugar llamado Tierra...
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Nelly
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Una vez en el coche, el abogado y Lucía intercambiaron una sonrisa cómplice.
- Vine en cuanto me dieron tu mensaje –dijo el hombre-, no sé en qué lío te has metido ahora, pero esa Ripper es muy perseverante, deberías tener cuidado.
Ella sonrío.
- ¿Sois viejos amigos? –preguntó Fiorella.
Lucía asintió.
- Hace muchos años –contestó Hal-, yo acababa de salir de la universidad y era un desconocido. Lucía me prestó gran ayuda en mis primeros casos, proporcionándome interesantes datos sobre los demandantes de mis clientes. Eso hacía que la mayoría de ellos retiraran los cargos presentados antes de que… alguien pudiera hacer uso de la información privilegiada que me proporcionaba, y que mediante algún que otro soplo anónimo, les hacía llegar en forma de admonitorios mensajes.
- Me debías una –sonrió la dueña de Le Pindorelle.
- Bien, ¿os llevo a alguna parte? –preguntó el abogado.
- ¡A capital city!
Lucía miró a Fiorella inquisitiva.
- No pienso quedarme de brazos cruzados mientras retienen a Jangel.
- ¿Y qué vas a hacer allí?
- Visitar al congresista Takeo.
Capital City era una mole de hierro, hormigón y cristal. Hacía poco que se había inaugurado el nuevo centro financiero y en apenas cinco años el número de bancos, empresas dedicadas a la bolsa y otras que no eran más que meras tapaderas para ocultar turbios negocios se habían quintuplicado.
- Para ahí –pidio Fiorella al pasar frente al congreso.
- ¿Qué crees que vas a hacer? –inquirió el abogado-, ¿bajar del coche y entrar en el congreso para amenazar a uno de nuestros políticos más prestigiosos y respetados?
Por el camino, Lucía había puesto a Hal al tanto de la situación.
- Exactamente –contestó Fio abriendo con gesto resuelto la puerta del coche- Eso es lo que pienso hacer.
- Vine en cuanto me dieron tu mensaje –dijo el hombre-, no sé en qué lío te has metido ahora, pero esa Ripper es muy perseverante, deberías tener cuidado.
Ella sonrío.
- ¿Sois viejos amigos? –preguntó Fiorella.
Lucía asintió.
- Hace muchos años –contestó Hal-, yo acababa de salir de la universidad y era un desconocido. Lucía me prestó gran ayuda en mis primeros casos, proporcionándome interesantes datos sobre los demandantes de mis clientes. Eso hacía que la mayoría de ellos retiraran los cargos presentados antes de que… alguien pudiera hacer uso de la información privilegiada que me proporcionaba, y que mediante algún que otro soplo anónimo, les hacía llegar en forma de admonitorios mensajes.
- Me debías una –sonrió la dueña de Le Pindorelle.
- Bien, ¿os llevo a alguna parte? –preguntó el abogado.
- ¡A capital city!
Lucía miró a Fiorella inquisitiva.
- No pienso quedarme de brazos cruzados mientras retienen a Jangel.
- ¿Y qué vas a hacer allí?
- Visitar al congresista Takeo.
Capital City era una mole de hierro, hormigón y cristal. Hacía poco que se había inaugurado el nuevo centro financiero y en apenas cinco años el número de bancos, empresas dedicadas a la bolsa y otras que no eran más que meras tapaderas para ocultar turbios negocios se habían quintuplicado.
- Para ahí –pidio Fiorella al pasar frente al congreso.
- ¿Qué crees que vas a hacer? –inquirió el abogado-, ¿bajar del coche y entrar en el congreso para amenazar a uno de nuestros políticos más prestigiosos y respetados?
Por el camino, Lucía había puesto a Hal al tanto de la situación.
- Exactamente –contestó Fio abriendo con gesto resuelto la puerta del coche- Eso es lo que pienso hacer.
