Antonio "el poeta"
Publicado: 29 Ago 2009 21:24
Prólogo
El Charly es el no va más de las nenas, la causa del palpitar galopante de las féminas y los sonrojos sin compasión de las maduritas.
Con su chupa de cuero vacilona y sus pantalones de pitillo marcando paquete, va por los barrios de Madrid despertando los más libidinosos y lascivos deseos entre la población femenina del lugar. Por no hablar de los suspiros arrebatadores que arrancan sus tatuajes carcelarios entre las más jóvenes, influidas tal vez por la literatura tenebrosa de los mundos de la delincuencia.
Al Charly el tatuaje que más le gusta es el que lleva en su espalda y que su amigo El Pencas le dibujó entre cerveza y cerveza, separándose de vez en cuando para ver los resultados de su trabajo, cual pintor orgulloso de su obra. Aunque el resultado final acabó siendo una hembra algo bizca, pero con unos pechos descomunales y retadores que desafiaban todas las leyes de la gravedad con sus insultantes pezones inhiestos.
De joven cometió algunos "fallitos", que no dejaron contenta a una entidad bancaria para la que trabajaba.
Y tras unos cuantos escarceos con la suerte acabó con sus chulos huesos en la cárcel, de la que guarda ahora muy buenos recuerdos y muy buenos amigos.
Como Fernando, apodado "el cerrojitos" por su destreza como cerrajero voluntarioso y apenado ante cualquier cerradura sin dueño huérfana de llave. El mejor cerrajero del mundo, echado a perder por un padre demasiado cariñoso y una madre algo despistada.
O Pepe "el posturitas", gran amante de lo ajeno y vigilante incansable de la propiedad privada, la cual no perdía de vista jamás. Sobre todo la de sus vecinos.
Nadie supo nunca de donde venia su mote, secreto que el posturas guardaba con celo y mirada recelosa.
Pero sin lugar a dudas el mejor amigo del Charly era Antonio, apodado "el poeta", por su facilidad para componer un poema mientras le hacía "un puente" al coche de turno y salían de allí cagando leches, que otra cosa no, pero Antonio era un romántico empedernido.
Romántico y bipolar, maníaco depresivo y poeta. Pero con un corazón de oro, capaz de darle a cualquiera el fruto de todos sus robos de esa tarde.
Suicida convencido y agnóstico dudoso "el poeta" no le duró mucho tiempo al Charly como amigo. Un buen dia lo llamó su tia Sagrario para decirle que lo habían encontrado dentro de su coche, sentado, con los ojos desencajados y un fino hilillo de baba cayendo de su barbilla. Con la muerte en el pecho y en sus ojos negros de poeta aficionado. Sólo llevaba una cartera, aunque seguro que no era la suya, unas llaves y un libro de Pablo Neruda sobre el regazo.
Desde entonces, el Charly ha decidido firmemente vivir la vida de forma decorosa y se dedica a cuidar viejecitas en sus casas, a las que deleita con los versos de su amigo Antonio el poeta.
Gran escritor fallecido sin publicar su obra, entre otras cosas porque ésta se quedó adornando las paredes de una cárcel de Madrid.
El Charly es el no va más de las nenas, la causa del palpitar galopante de las féminas y los sonrojos sin compasión de las maduritas.
Con su chupa de cuero vacilona y sus pantalones de pitillo marcando paquete, va por los barrios de Madrid despertando los más libidinosos y lascivos deseos entre la población femenina del lugar. Por no hablar de los suspiros arrebatadores que arrancan sus tatuajes carcelarios entre las más jóvenes, influidas tal vez por la literatura tenebrosa de los mundos de la delincuencia.
Al Charly el tatuaje que más le gusta es el que lleva en su espalda y que su amigo El Pencas le dibujó entre cerveza y cerveza, separándose de vez en cuando para ver los resultados de su trabajo, cual pintor orgulloso de su obra. Aunque el resultado final acabó siendo una hembra algo bizca, pero con unos pechos descomunales y retadores que desafiaban todas las leyes de la gravedad con sus insultantes pezones inhiestos.
De joven cometió algunos "fallitos", que no dejaron contenta a una entidad bancaria para la que trabajaba.
Y tras unos cuantos escarceos con la suerte acabó con sus chulos huesos en la cárcel, de la que guarda ahora muy buenos recuerdos y muy buenos amigos.
Como Fernando, apodado "el cerrojitos" por su destreza como cerrajero voluntarioso y apenado ante cualquier cerradura sin dueño huérfana de llave. El mejor cerrajero del mundo, echado a perder por un padre demasiado cariñoso y una madre algo despistada.
O Pepe "el posturitas", gran amante de lo ajeno y vigilante incansable de la propiedad privada, la cual no perdía de vista jamás. Sobre todo la de sus vecinos.
Nadie supo nunca de donde venia su mote, secreto que el posturas guardaba con celo y mirada recelosa.
Pero sin lugar a dudas el mejor amigo del Charly era Antonio, apodado "el poeta", por su facilidad para componer un poema mientras le hacía "un puente" al coche de turno y salían de allí cagando leches, que otra cosa no, pero Antonio era un romántico empedernido.
Romántico y bipolar, maníaco depresivo y poeta. Pero con un corazón de oro, capaz de darle a cualquiera el fruto de todos sus robos de esa tarde.
Suicida convencido y agnóstico dudoso "el poeta" no le duró mucho tiempo al Charly como amigo. Un buen dia lo llamó su tia Sagrario para decirle que lo habían encontrado dentro de su coche, sentado, con los ojos desencajados y un fino hilillo de baba cayendo de su barbilla. Con la muerte en el pecho y en sus ojos negros de poeta aficionado. Sólo llevaba una cartera, aunque seguro que no era la suya, unas llaves y un libro de Pablo Neruda sobre el regazo.
Desde entonces, el Charly ha decidido firmemente vivir la vida de forma decorosa y se dedica a cuidar viejecitas en sus casas, a las que deleita con los versos de su amigo Antonio el poeta.
Gran escritor fallecido sin publicar su obra, entre otras cosas porque ésta se quedó adornando las paredes de una cárcel de Madrid.