Las aguas de la vida
- Shimoda
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Las aguas de la vida
Me desperezo. Las suaves sábanas de seda acarician mi desnudez y me invitan a seguir adormecida entre ellas. Mas sin ganas, me despojo de su tibieza, pues mi vejiga me reclama, y rauda dirijo mis vacilantes pasos al aposento real de mis posaderas. Con un leve suspiro de placer me siento en el trono, pero ¡ay!, ¡caigo dentro de su blanca boca…! Otra vez, ese torpe ha dejado el asiento levantado, ¡qué desfachatez! Al caer, sin darme cuenta mi codo acciona la manija del depósito y, cual remolino, las aguas comienzan a devorarme. Giro y giro y giro, ¡cada vez más rápido! Desesperadamente, entre el mareo y los vómitos, mis brazos procuran tomarse del borde de la enlozada taza. ¡Me traga!
La pestilente agua, infestada de cucarachas y roedores, me arrastra entre inmundos flóculos de desechos humanos y mis pensamientos más oscuros. Vuelvo a vomitar enriqueciendo con mis líquidos ese asqueroso caldo que penetra por todos mis orificios. Paso a ser una parte de este todo nauseabundo, un holograma de este universo repugnante, ¡soy una cagada más! Y me agrada mi nuevo aroma.
De pronto, un ruido atronador me estremece. ¿Estaré llegando al averno? Me doy cuenta de que estoy rezando un padrenuestro. ¿Padrenuestro yo, la que nunca creyó en Dios? La corriente me ha arrastrado a una planta depuradora de aguas, y me sacude como en una batidora. Atravieso unas rejillas con algo que parece carbón; en algunos lugares me sumerjo profundamente; en otros, floto. Ahora estoy limpia, purificada, pero otra vez el agua me arrastra con vehemencia por un oscuro y enorme ducto. Doy vueltas y vueltas, sin saber dónde es arriba y dónde abajo, hasta que, al fin, la corriente me lleva a las mansas aguas de un plácido río. La tortura ha terminado.
Coloridos peces se acercan y me observan con extrañeza. Me aceptan y juntos retozamos entre verdes helechos acuáticos y enmarañadas raíces. Uno de ellos, qué atrevido, me corteja, y yo, más atrevida, respondo, cual cerrojo a su llave, a sus requerimientos. ¿Tendré alevinos?
No obstante, advierto desconcertada que se alejan precipitadamente, dirigiéndose a un remanso del río cercano a la orilla. Quedo sola, y el antes plácido río, esas aguas deliciosas que acariciaban mi cuerpo, se enfurece, se encrespa, revolcándome contra las piedras del lecho, arrastrándome sin piedad hacia un fragor cada vez más intenso y a una incertidumbre, un desasosiego que se apodera de mí. ¡Ay, mamá! ¡Es una cascada!
El caudal se desmorona, y yo con él. Intento en vano asirme de algo, mas sólo encuentro agua. Y desciendo lentamente, eterno viaje en un ascensor en el que el agua parece subir. Allá abajo, la caldera del diablo abre sus fauces rebosantes de blanca espuma. No quiero llegar, no, pero deseo que todo acabe ya. Y me hundo, profundo, profundo.
Todavía aturdida, una vasta claridad me llama y allá voy, ¡El codiciado aire llena mis pulmones! El hervidero queda atrás y fluyo río abajo con la amable corriente. Me gusta. Sin embargo, noto que el sabor del agua va cambiando, haciéndose salobre. Las riberas se alejan y un murmullo ahogado se acerca rápidamente. ¡El mar! Círculo turquesa que se funde con el cielo. La paz.
Dos delfines azules se acercan y comienzan a nadar a mi alrededor. Nos comunicamos de corazón a corazón. Embelesados, jugamos entre caricias y melodías de alegría y libertad. ¡Qué lejos el mundo de los hombres! Ya no pienso, sólo siento la belleza y la armonía. Me llevan, no importa adónde.
Entre medusas de eléctricos colores y gorgonias fosforescentes me conducen al arrecife de coral. Mágico entramado de arcoiris submarinos que se despliega ante mis maravillados ojos. Sonrío, y extasiada contemplo los peces multicolores, caballitos de mar, caracolas y… Y aparece él. Mitad hombre, mitad pez, adonis de los mares, deslumbrante belleza. El tritón me observa, y yo a él, desnudamos nuestras almas.
Complacida, siento que mi cuerpo se transforma y que las fronteras del amor se desvanecen como mis piernas, que ya no son sino una cola de sirena cubierta de escamas nacaradas. Atónitos, sus ojos, me observan dulcemente. Se aproxima, me toma de la cintura y recorremos los senderos de coral, diseminando semillas del más puro amor por el universo oceánico. ¡Poseidón, no quiero volver a ser mujer! ¡Te imploro por mi cuerpo de sirena!
Tibias aguas acarician mis piernas, mis sábanas de seda se han mojado...
La pestilente agua, infestada de cucarachas y roedores, me arrastra entre inmundos flóculos de desechos humanos y mis pensamientos más oscuros. Vuelvo a vomitar enriqueciendo con mis líquidos ese asqueroso caldo que penetra por todos mis orificios. Paso a ser una parte de este todo nauseabundo, un holograma de este universo repugnante, ¡soy una cagada más! Y me agrada mi nuevo aroma.
De pronto, un ruido atronador me estremece. ¿Estaré llegando al averno? Me doy cuenta de que estoy rezando un padrenuestro. ¿Padrenuestro yo, la que nunca creyó en Dios? La corriente me ha arrastrado a una planta depuradora de aguas, y me sacude como en una batidora. Atravieso unas rejillas con algo que parece carbón; en algunos lugares me sumerjo profundamente; en otros, floto. Ahora estoy limpia, purificada, pero otra vez el agua me arrastra con vehemencia por un oscuro y enorme ducto. Doy vueltas y vueltas, sin saber dónde es arriba y dónde abajo, hasta que, al fin, la corriente me lleva a las mansas aguas de un plácido río. La tortura ha terminado.
Coloridos peces se acercan y me observan con extrañeza. Me aceptan y juntos retozamos entre verdes helechos acuáticos y enmarañadas raíces. Uno de ellos, qué atrevido, me corteja, y yo, más atrevida, respondo, cual cerrojo a su llave, a sus requerimientos. ¿Tendré alevinos?
No obstante, advierto desconcertada que se alejan precipitadamente, dirigiéndose a un remanso del río cercano a la orilla. Quedo sola, y el antes plácido río, esas aguas deliciosas que acariciaban mi cuerpo, se enfurece, se encrespa, revolcándome contra las piedras del lecho, arrastrándome sin piedad hacia un fragor cada vez más intenso y a una incertidumbre, un desasosiego que se apodera de mí. ¡Ay, mamá! ¡Es una cascada!
El caudal se desmorona, y yo con él. Intento en vano asirme de algo, mas sólo encuentro agua. Y desciendo lentamente, eterno viaje en un ascensor en el que el agua parece subir. Allá abajo, la caldera del diablo abre sus fauces rebosantes de blanca espuma. No quiero llegar, no, pero deseo que todo acabe ya. Y me hundo, profundo, profundo.
Todavía aturdida, una vasta claridad me llama y allá voy, ¡El codiciado aire llena mis pulmones! El hervidero queda atrás y fluyo río abajo con la amable corriente. Me gusta. Sin embargo, noto que el sabor del agua va cambiando, haciéndose salobre. Las riberas se alejan y un murmullo ahogado se acerca rápidamente. ¡El mar! Círculo turquesa que se funde con el cielo. La paz.
Dos delfines azules se acercan y comienzan a nadar a mi alrededor. Nos comunicamos de corazón a corazón. Embelesados, jugamos entre caricias y melodías de alegría y libertad. ¡Qué lejos el mundo de los hombres! Ya no pienso, sólo siento la belleza y la armonía. Me llevan, no importa adónde.
Entre medusas de eléctricos colores y gorgonias fosforescentes me conducen al arrecife de coral. Mágico entramado de arcoiris submarinos que se despliega ante mis maravillados ojos. Sonrío, y extasiada contemplo los peces multicolores, caballitos de mar, caracolas y… Y aparece él. Mitad hombre, mitad pez, adonis de los mares, deslumbrante belleza. El tritón me observa, y yo a él, desnudamos nuestras almas.
Complacida, siento que mi cuerpo se transforma y que las fronteras del amor se desvanecen como mis piernas, que ya no son sino una cola de sirena cubierta de escamas nacaradas. Atónitos, sus ojos, me observan dulcemente. Se aproxima, me toma de la cintura y recorremos los senderos de coral, diseminando semillas del más puro amor por el universo oceánico. ¡Poseidón, no quiero volver a ser mujer! ¡Te imploro por mi cuerpo de sirena!
Tibias aguas acarician mis piernas, mis sábanas de seda se han mojado...
Última edición por Shimoda el 04 Nov 2010 22:30, editado 1 vez en total.
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Re: Las aguas de la vida
vaya, interesante sueño húmedo.Shimoda escribió:Me desperezo. Las suaves sábanas de seda acarician mi desnudez y me invitan a seguir adormecida entre ellas. Mas sin ganas, me despojo de su tibieza, pues mi vejiga me reclama, y rauda dirijo mis vacilantes pasos al aposento real de mis posaderas. Con un leve suspiro de placer me siento en el trono, pero ¡ay!, ¡caigo dentro de su blanca boca…! Otra vez, ese torpe ha dejado el asiento levantado, ¡qué desfachatez! Al caer, sin darme cuenta mi codo acciona la manija del depósito y, cual remolino, las aguas comienzan a devorarme. Giro y giro y giro, ¡cada vez más rápido! Desesperadamente, entre el mareo y los vómitos, mis brazos procuran tomarse del borde de la enlozada taza. ¡Me traga!
La pestilente agua, infestada de cucarachas y roedores, me arrastra entre inmundos flóculos de desechos humanos y mis pensamientos más oscuros. Vuelvo a vomitar enriqueciendo con mis líquidos ese asqueroso caldo que penetra por todos mis orificios. Paso a ser una parte de este todo nauseabundo, un holograma de este universo repugnante, ¡soy una cagada más! Y me agrada mi nuevo aroma.
De pronto, un ruido atronador me estremece. ¿Estaré llegando al averno? Me doy cuenta de que estoy rezando un padrenuestro. ¿Padrenuestro yo, la que nunca creyó en Dios? La corriente me ha arrastrado a una planta depuradora de aguas, y me sacude como en una batidora. Atravieso unas rejillas con algo que parece carbón; en algunos lugares me sumerjo profundamente; en otros, floto. Ahora estoy limpia, purificada, pero otra vez el agua me arrastra con vehemencia por un oscuro y enorme ducto. Doy vueltas y vueltas, sin saber dónde es arriba y dónde abajo, hasta que, al fin, la corriente me lleva a las mansas aguas de un plácido río. La tortura ha terminado.
Coloridos peces se acercan y me observan con extrañeza. Me aceptan y juntos retozamos entre verdes helechos acuáticos y enmarañadas raíces. Uno de ellos, qué atrevido, me corteja, y yo, más atrevida, respondo, cual cerrojo a su llave, a sus requerimientos. ¿Tendré alevinos?
No obstante, advierto desconcertada que se alejan precipitadamente, dirigiéndose a un remanso del río cercano a la orilla. Quedo sola, y el antes plácido río, esas aguas deliciosas que acariciaban mi cuerpo, se enfurece, se encrespa, revolcándome contra las piedras del lecho, arrastrándome sin piedad hacia un fragor cada vez más intenso y a una incertidumbre, un desasosiego que se apodera de mí. ¡Ay, mamá! ¡Es una cascada!
El caudal se desmorona, y yo con él. Intento en vano asirme de algo, mas sólo encuentro agua. Y desciendo lentamente, eterno viaje en un ascensor en el que el agua parece subir. Allá abajo, la caldera del diablo abre sus fauces rebosantes de blanca espuma. No quiero llegar, no, pero deseo que todo acabe ya. Y me hundo, profundo, profundo.
Todavía aturdida, una vasta claridad me llama y allá voy, ¡El codiciado aire llena mis pulmones! El hervidero queda atrás y fluyo río abajo con la amable corriente. Me gusta. Sin embargo, noto que el sabor del agua va cambiando, haciéndose salobre. Las riberas se alejan y un murmullo ahogado se acerca rápidamente. ¡El mar! Círculo turquesa que se funde con el cielo. La paz.
Dos delfines azules se acercan y comienzan a nadar a mi alrededor. Nos comunicamos de corazón a corazón. Embelesados, jugamos entre caricias y melodías de alegría y libertad. ¡Qué lejos el mundo de los hombres! Ya no pienso, sólo siento la belleza y la armonía. Me llevan, no importa adónde.
Entre medusas de eléctricos colores y gorgonias fosforescentes me conducen al arrecife de coral. Mágico entramado de arcoiris submarinos que se despliega ante mis maravillados ojos. Sonrío, y extasiada contemplo los peces multicolores, caballitos de mar, caracolas y… Y aparece él. Mitad hombre, mitad pez, adonis de los mares, deslumbrante belleza. El tritón me observa, y yo a él, desnudamos nuestras almas.
Complacida, siento que mi cuerpo se transforma y que las fronteras del amor se desvanecen como mis piernas, que ya no son sino una cola de sirena cubierta de escamas nacaradas. Atónitos, sus ojos, me observan
dulcemente. Se aproxima, me toma de la cintura y recorremos los senderos de coral, diseminando semillas del más puro amor por el universo oceánico. ¡Poseidón, no quiero volver a ser mujer! ¡Te imploro por mi cuerpo de sirena!
Tibias aguas acarician mis piernas, mis sábanas de seda se han mojado.
tengo que admitir que el principio me enamoró, especialmente el párrafo que marco en negrita, frases como "soy una cagada más", me llenan de ternura, me tocan la fibra del alma, como se dice.
¿lo escribiste del tirón? ¿o hiciste primero la primera parte y luego le diste el giro erótico-romántico?
Re: Las aguas de la vida
en un foro donde las mujeres solemos escribir de amor, (bueno, yo me paso el tiempo más bien decapitando y asesinando gente, pero es que soy yo) es un soplo de aire fresco que alguien introduzca simplemente lo que se le ocurre, sin temor a perder ni un ápice de su femineidad.La pestilente agua, infestada de cucarachas y roedores, me arrastra entre inmundos flóculos de desechos humanos y mis pensamientos más oscuros. Vuelvo a vomitar enriqueciendo con mis líquidos ese asqueroso caldo que penetra por todos mis orificios. Paso a ser una parte de este todo nauseabundo, un holograma de este universo repugnante, ¡soy una cagada más! Y me agrada mi nuevo aroma.
Cagadas, flóculos, vómitos, caldos, orificios, y cucarachas. ¡magnífico. Y de ahí saltas a la belleza más absoluta:
así que por mi parte ¡bravo!Entre medusas de eléctricos colores y gorgonias fosforescentes me conducen al arrecife de coral. Mágico entramado de arcoiris submarinos que se despliega ante mis maravillados ojos. Sonrío, y extasiada contemplo los peces multicolores, caballitos de mar, caracolas y… Y aparece él. Mitad hombre, mitad pez, adonis de los mares, deslumbrante belleza. El tritón me observa, y yo a él, desnudamos nuestras almas
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
- shirabonita
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Re: Las aguas de la vida
Shimoda amiga, esto es genial Comienza como una paranoia escatológica y termina con un sueño submarino al que me hubiera gustado a mí también, unirme. Bravo!
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- Eleanis
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Re: Las aguas de la vida
Shimoda
Coincido con Shira en que has escrito una auténtica paranoia escatológica que magistralmente torna en un alarde de belleza y romanticismo, y concluye como un puñetazo al plexo solar del lector. Me ha encantado.
Felicitaciones y saludos
Coincido con Shira en que has escrito una auténtica paranoia escatológica que magistralmente torna en un alarde de belleza y romanticismo, y concluye como un puñetazo al plexo solar del lector. Me ha encantado.
Felicitaciones y saludos
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- Foroadicto
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Re: Las aguas de la vida
shimoda es precioso . Femenino, delicado, erótico, imajinativo y muy profundo . Me a encantado y he viajado en el mar junto con tigo y e visto a Triton . I me he imajinado muchas cosas despues .
Besitos para ti querida, bye
Besitos para ti querida, bye
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- Emisario
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- Ubicación: Perdido en una nebulosa, en busca de un quásar, cualquiera en realidad...
Re: Las aguas de la vida
Yo me pregunto ¿Cómo estuvo la fiesta para haber despertado o soñar que despertaste de esa manera? , era un sueño, terminaste mojando la cama jeje , ¡Excelente! es decir, ¡Magnífico!
te felicito
Emisario
te felicito
Emisario
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- Shimoda
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- Registrado: 15 Ago 2010 01:23
- Ubicación: Entre el cielo y la tierra...
Re: Las aguas de la vida
eee, me alegra que te haya gustado mi narración, la cual concebí como un relato humorístico, pero la historia misma me llevó por otro camino. Me encantó escribir ¡soy una cagada más! Te comento que vivo lo que escribo y, sinceramente, mi aroma era exquisito Ni te imaginas lo paspaa que quedó
Hasta pronto
Hasta pronto
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- Shimoda
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Re: Las aguas de la vida
Gracias, Red, me halaga que te haya gustado mi relato.
Cariños, y hasta pronto
Cariños, y hasta pronto
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- Shimoda
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- Registrado: 15 Ago 2010 01:23
- Ubicación: Entre el cielo y la tierra...
Re: Las aguas de la vida
Hola Berlín
Gracias por tu felicitación. Como le dije a eee, vivo lo que narro, y me divierte y entretiene hacerlo. Me gustan los contrastes, también soy transgresora (y por ahora no decapité a nadie, pero... ) y la femineidad queda a buen resguardo, como en tu caso.
Te admiro
Gracias por tu felicitación. Como le dije a eee, vivo lo que narro, y me divierte y entretiene hacerlo. Me gustan los contrastes, también soy transgresora (y por ahora no decapité a nadie, pero... ) y la femineidad queda a buen resguardo, como en tu caso.
Te admiro
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- Shimoda
- No tengo vida social
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- Registrado: 15 Ago 2010 01:23
- Ubicación: Entre el cielo y la tierra...
Re: Las aguas de la vida
Shirabonita, gracias por tu halagüeño comentario. Soy bastante paranoica Indudablemente debo tener una fijación en la etapa oralshirabonita escribió:Shimoda amiga, esto es genial Comienza como una paranoia escatológica y termina con un sueño submarino al que me hubiera gustado a mí también, unirme. Bravo!
Fue hermoso el romance que viví con el tritón. En la semana visitaré al obstetra por un diagnóstico de embarazo, ¿alevines, sirenitas, tritoncitos?
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- Shimoda
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- Ubicación: Entre el cielo y la tierra...
Re: Las aguas de la vida
Eleanis, me alegra haberte golpeado el plexo solar, fue intencionalEleanis escribió:Shimoda
Coincido con Shira en que has escrito una auténtica paranoia escatológica que magistralmente torna en un alarde de belleza y romanticismo, y concluye como un puñetazo al plexo solar del lector. Me ha encantado.
Felicitaciones y saludos
Gracias por leer mi relato y comentarlo.
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- Shimoda
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- Registrado: 15 Ago 2010 01:23
- Ubicación: Entre el cielo y la tierra...
Re: Las aguas de la vida
Karen ¡Qué suerte que hayamos compartido el viaje! Como dices, todo es hermoso, pero ¡cuidado amiga!, ese Tritón es mío (Entre nosotras, que él no se entere, hablemos en voz baja, y compartámoslo )
Mucho me intriga saber hasta adónde llegaste con tu imaginación
Mucho me intriga saber hasta adónde llegaste con tu imaginación
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- Shimoda
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Re: Las aguas de la vida
La fiesta estuvo muy, pero muy buena Aún no lavé las sábanas, pues como dije en el relato, mis perfumes me encantanEmisario escribió:Yo me pregunto ¿Cómo estuvo la fiesta para haber despertado o soñar que despertaste de esa manera? , era un sueño, terminaste mojando la cama jeje , ¡Excelente! es decir, ¡Magnífico!
te felicito
Emisario
Gracias por tu felicitación
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