Meritorio Fernández (Exordio)

[Oblomov Varese]

Muy buenos días. Este primer mensaje es también la primera ficción que escribo. Les ruego que no sean demasiado duros. Sé que hay mucho que pulir pero temo que si sigo haciéndolo no lo deje nunca. El texto está basa en hechos reales. Ha sido adornado, ampliado, pero en esencia lo que cuento es real.

Espero que les guste. Aguardo por sus comentarios.

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“—Es una pregunta sobre el universo —dice Olga.
—Sí, sobre el firmamento —dice Vasha.
—¿Por qué hay algo? —dice Olga.
—¿Cómo? —pregunta el padre.
—Que por qué hay algo en lugar de no haber nada —amplía Olga.

Andréi Petróvich Pereskov se ha quedado algo lívido, rígido, petrificado. No da crédito a lo que ha oído.

—Sí. A ver. ¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada? —repite Vasha.
Silencio.”

Exploradores del Abismo – Enrique Vilas-Matas



Tuvieron lugar hace un par de meses unos hechos de los que fui involuntario protagonista y que bien pudieran calificarse, en el mejor de los casos, de sorprendentes; siendo sorprendentes una forma un tanto ambigua de decir irreales. Pero no es tanto mi historia –insisto: víctima de las circunstancias al fin y al cabo- la que quiero contar si no otra: aquella que se ocultaba en una vieja maleta que hace unos días alguien abandonó en un tren - en ese espacio oscuro e inútil que hay entre dos vagones- en el que me dirigía a los funerales de un amigo, Melífluo Algarate, y que escondía el manuscrito de una novela sin referencia al autor cuyo título rezaba “Aventuras y desventuras de un incierto Explorador del Abismo que se hacía llamar Milenao Adventino”. Me vino inmediatamente a la memoria aquella colección de relatos de nombre similar que estaban protagonizados por tan peculiares exploradores, que, tal como afirmaba su autor en una cita descontextualizada, “habían surgido de la nada y estaban destinados a llenar el vacío que se abría ante un título elegido antes de tiempo”. La misma nada, que vista en perspectiva, parece empañar este relato.

Resultaba imposible obviar la misteriosa maleta y su irresistible contenido, aunque en el honor a la verdad no hubiera resultado tan complicado como quiero hacer entender abandonarla a su destino, allí donde estaba, abierta o cerrada, o dejarla en manos del revisor y esperar que volviese, en justicia, a su propietario. Yo, que soy de natural reservado y discreto hasta el aburrimiento no pude, no quise, resistirme a la tentación de echar un vistazo al texto que daba comienzo al libro, un prólogo cuya lectura rápida, diagonal le dicen, fue lo que me llevó a bajar del tren en la siguiente estación dejándome, como no tardé en descubrir, muy lejos de mi destino; un destino al que tardaría en llegar algunos días, tantos como los que llenan un mes, perdiéndome así el funeral de mi amigo pero asistiendo, en cambio, a otro, también de un amigo, aunque entonces no lo sabía. Pero no adelantemos acontecimientos; me exigiré rigor en la narración de los hechos pues deseo que puedan ustedes entender los motivos que me obligaron a hacer lo que hice: entonces y después; de todas las cosas que pude evitar y no evité: quiero justificar ante ustedes las terribles consecuencias de mis actos de aquellos días y en parte también los de hoy: los que tiene lugar ahora: mientras escribo. Deben creerme: aquel día, al abrir la maleta, no estaba entre mis intenciones sustraer su contenido sino buscar alguna pista que me ayudase a dar con su propietario, pero el interior, a excepción de la mencionada obra, estaba completamente vacío: ni papeles, ni documentación, ni abalorio alguno: nada más que polvo y aquel extraño y anónimo manuscrito que allí mismo, entre dos vagones, ahogado por el ruido y parcialmente oculto entre las sombras de la noche, empecé a leer. Transcribo a continuación su contenido: lo que tengo ante mí: aquello que me obligó a bajar del tren robando al tiempo una maleta y el manuscrito de una novela que estaba, más tarde lo supe, todavía por acabar.


AVENTURAS Y DESVENTURAS
DE UN CIERTO
EXPLORADOR DEL ABISMO
QUE SE HACÍA LLAMAR
MILENAO ADVENTINO



EXORDIO

“Ahí tenemos –exclamó Meritorio Fernández a un auditorio a rebosar- por ejemplo, a Ludwig Wittgenstein, que escribió en Investigaciones Filosóficas: “¿Qué se propone uno con la filosofía? Enseñar a la mosca a escapar del frasco”.

Se imaginó Meritorio las sonrisas de su público pues no podía verlas, ciego como estaba desde aquel funesto día en que fue asaltado por una luz cegadora durante un trayecto en tren, camino a los funerales de Emilio Cohle, amigo de la infancia, y donde encontró, entre dos vagones, una vieja maleta que contenía el manuscrito de una novela sin terminar, escrita, descubrió con asombro -pues no recordaba haber hecho jamás tal cosa-, por él mismo, veinte años antes. No fue la luz, pues, lo que perdió en ese viaje, sino la lucidez, pues no era suya la maleta ni la novela, ni era su firma la estampada en la contraportada, aunque sí incluía, tal como descubrió Mosencio Rodríguez, Doctor en Psiquiatría, médico de familia e Hipnoterapeuta Aficionado, una ambigua dedicatoria a Sofisma Cohle, hermana de Emilio Cohle, aquel que debía recibir sepultura y cuyo cadáver se dio misteriosamente a la fuga camino del camposanto, acompañado como estaba el féretro por una más que notable cohorte de amigos y familiares entre los que se encontraba el propio Mosencio, que portaba, a petición del difunto, una rama de arbequina y una edición ilustrada de las memorias inéditas de Rimbaud que entre sus muchas excelencias incluía aquella que aseguraba que el poeta, en su lecho de muerte, dejaba este mundo con la palabra en la boca, quedándose para siempre con las ganas de decir algún neologismo que le sirviera de epitafio.


FIN DEL EXORDIO

[Marcelo Choren]

Edito el post.
No me gusta quedar en medio de disputas cuasi conyugales.

[Jack Skellington]

Que sepas que me parece fatal que eso lo hayas puesto aquí. Ya te vale.
Esta gente no se entera pero yo se lo explico. A Oblomov lo conozco desde hace cierto tiempo y le había pedido que escribiese esa historia (que él asegura real) para publicarla en mi blog como complemento de un comentario de un libro que estamos escribiendo (el comentario, no el libro) a tres manos pero como se ha medio enfadado conmigo ahora viene y publica esto aquí cuando siempre me dijo que no le interesaba el “foreo” por “pueril”, que le decía. Bueno, vale, no decía eso, pero mas o menos.

De tu cuento chino, O: he aquí los palos que mereces (amén de los anteriores):

1º. Me sobra el comienzo, la parte de la cita. ¿De qué va? ¿Quieres comentar un libro de Vila Matas? Pues hazlo, pero no lo disimules.
2º. “Tuvieron lugar hace un par de meses unos hechos de los que fui involuntario protagonista”. No se me ocurre una frase más afectada que esa para empezar un cuento. Joder, que pareces un relato gótico del siglo XIX.
3º. ¿De qué va la historia? ¿Cuál es el argumento? ¿Se supone que eso debe enganchar al lector?
4º. Los hechos, según dices, tuvieron lugar hace dos meses pero luego dices que la maleta alguien la abandonó “hace unos días” en el vagón. Sospecho que esto lo escribiste hace tiempo y ahora al publicarlo y corregir te ha quedado un fleco. Pero ojo: esos flecos son los que hacen creíbles o no las historias.

Por lo demás muy bien. Me gusta el relato que se incluye en el libro más que tu viaje aunque lo del “Hipnoterapeuta aficionado”… en fin.

En general bien. Deberías desarrollar la historia.

Siento los palos, pero ya sabes: quien bien te quiere…

[lucia]

Pues a mí me parece fatal que quieras hacerte el yo no lo sabía cuando está publicado con tu conexión. Marcelo, Jack y Oblomov, si no son primos hermanos o dos caras de una misma persona, son colegas de blog, no hace falta que edites tu mensaje.

Y ahora al texto: es absurdo, pero me gusta. Tiene referencias a sí mismo que pueden dar mucho juego.

[Megan]

Si es tu amigo podrías habérselo dicho personalmente y no postear con tan mala onda; por supuesto que aquí se aceptan las críticas buenas o malas, pero utilicemos un criterio justo y si se quiere ameno para hacerlas. Gracias.

[madison]

Caramba, creí que Oblomov había salido de viaje...largo por cierto.
Pero oye es un relato interesante y a lo interesante debemos apoyar ¿verdad que sí Jack?

[Jack Skellington]

Pues a mí me parece fatal que quieras hacerte el yo no lo sabía cuando está publicado con tu conexión. Marcelo, Jack y Oblomov, si no son primos hermanos o dos caras de una misma persona, son colegas de blog, no hace falta que edites tu mensaje.

Y ahora al texto: es absurdo, pero me gusta. Tiene referencias a sí mismo que pueden dar mucho juego.

No se enfade, lucia, que no es para tanto.

Mi mensaje tiene un 90% de cuento y un 10% de verdad. Las cosas como son: yo no sabía que Oblómov iba a publicar aquí el texto. Lo que habíamos acordado (para hoy) es lo que viste ayer: el publica en su blog y yo lo enlazo en el mio. Antes de publicar eso de arriba ya sabía lo que estaba ocurriendo pero no quería dejar de hacer la broma. Y lo que estaba ocurriendo es que Oblómov sentía curiosidad por saber qué tal estaba su texto (porque su blog tiene unas visitas ridículas, aunque esto a él le de igual -y me consta que es así-).

Oblómov no sé, pero yo a Marcelo no lo conozco de nada aunque estoy de acuerdo con su exposición.

Megan: se lo dije; no hay mala onda. A Oblómov lo quiero tanto como a mi mismo y si lo "maltrato" un poco es porque sé que si no lo hago desaparecerá. Me ha ocurrido mas veces. De todos modos tenemos un acuerdo de sinceridad: no callarnos lo que pensamos ni enfadarnos por ello. Las críticas son siempre entre nosotros constructivas.

Madi: gracias. Eres la única que nos entiende. Y sí, debemos apoyar estas iniciativas especialmente si vienen de vagos redomados como él.

Oblómov: un puto mensaje y la que has liado, bonito.

[Marcelo Choren]

Pues a mí me parece fatal que quieras hacerte el yo no lo sabía cuando está publicado con tu conexión. Marcelo, Jack y Oblomov, si no son primos hermanos o dos caras de una misma persona, son colegas de blog, no hace falta que edites tu mensaje.

Y ahora al texto: es absurdo, pero me gusta. Tiene referencias a sí mismo que pueden dar mucho juego.

Por favor, que alguien aclare que yo no tengo nada que ver con estos dos foreros. Tampoco comparto blog ni nada que se le parezca.

[Jack Skellington]

Aclaro: este señor no tiene nada que ver conmigo y hasta donde yo sé tampoco con Oblómov. Pero le he enviado un email para que lo diga le mismo.

Y añado: Sr. Marcelo no sabe usted lo que se pierde. Somos unos seres únicos y maravillosísimos.

Y concluyo: ¿porque se ha liado esto tanto sin necesidad?

[Jack Skellington]

Para que se entienda lo que ha ocurrido:

esto lo iba a publicar más tarde pero a ver si así aclaro este pequeño lío.

http://lamedicinadetongoy.blogspot.com/ ... uinta.html

[Oblomov Varese]

Gracias por sus palabras, señor Marcelo.

Jack, deja de hacer el payaso. Y gracias otra vez por los consejos.

Los unos y los otros serán tenidos en cuenta si llego a repetir la experiencia.

Mis disculpas a todos por la parte que me toca.


Madi, que alegría volver a saber de tí. Que sepas que no me pierdo tu blog, pero ya sabes que a mi lo de comentar se me da fatal. Me ha gustado verte. Recibe un fuerte abrazo,

[lucia]

Oblomov, tú no tienes culpa de nada, salvo de ser amigo de Jack.

Marcelo, igual mi frase no se entendió bien. Ellos postean desde Europa y tú lo haces desde América.

[nimh]

Oblomov, repite la experiencia, ¡Enróllate , que el texto está muy bien!. Sobre las discrepancias y acuerdos comunes y demás, me parecen muy bien, aunque no creo que haga falta publicarlas aquí.

[Megan]

Megan: se lo dije; no hay mala onda. A Oblómov lo quiero tanto como a mi mismo y si lo "maltrato" un poco es porque sé que si no lo hago desaparecerá. Me ha ocurrido mas veces. De todos modos tenemos un acuerdo de sinceridad: no callarnos lo que pensamos ni enfadarnos por ello. Las críticas son siempre entre nosotros constructivas.

Oblómov: un puto mensaje y la que has liado, bonito.

Quien ha liado todo has sido tú Jack, y por favor evitemos las malas palabras, estamos en un foro literario que merece todo el respeto de parte de sus integrantes. Gracias.

[Jack Skellington]

Megan: cuando dije "A Oblómov lo quiero tanto como a mi mismo" lo que quería decir es "A Oblómov lo quiero casi tanto como a mi mismo". Un matiz insignificante pero lo que realmente quería destacar es que somos amigos, nos queremos y todo eso que acompaña las buenas relaciones, cachondeo incluido. Es decir: que era una broma, ya sé que la lié yo.

Respecto al vocabulario:

puto, ta.
(De puta).
1. adj. U. como calificación denigratoria. Me quedé en la puta calle
2. adj. Por antífrasis puede resultar encarecedor. Ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene!
3. adj. necio (‖ tonto).
4. m. Hombre que tiene concúbito con persona de su sexo.
a puto el postre.
1. expr. coloq. Denota el esfuerzo que se hace para no ser el último o postrero en algo.
oxte, puto.
1. loc. interj. coloq. oxte.

No lo retiro ni me parece excesivo. En las novelas... en los libros en general y sobre todo en la vida se dicen tacos: palabritas feas. Si escribiese publicidad de juguetes para el corte inglés seguramente no la usaría pero en el resto de las situaciones, cuando lo considero oportuno, no me quiero privar de hacerlo. Un taco es una palabra que también tiene su contexto y su lugar: su momento. Puedo evitarlas, sí, y escribir frases mas cortas o mas claras pero no me da la gana, porque creo que la literatura es mucho mas que escribir bonito sin decir cosas feas. Eso se lo dejo a Flaubert.

Respecto al respeto a los integrantes del foro... no sé. Creo que no nos conocemos mucho. Se me puede acusar de muchas cosas pero dudo mucho que falta de respeto sea una de ellas.

Lucia, tienes razón: pero también te digo que a Oblómov, desde que es amigo mío, le va mucho mejor. (socialmente, quiero decir). Es algo que él mismo ha reconocido muchas veces.



(P.D.: Releyendo lo escrito me doy cuenta de que puede sonar algo borde, máxime cuando no uso emoticonos. No es cierto. Mi sinceras disculpas a quienes haya molestado lo que he dicho pero el tono quería ser jocoso y distendido: amistoso, en definitiva. No busco la confrontación aunque confieso que me gusta discutir, llevar la contraria: es más útil que estar siempre callado o dando la razón).