Para Eleanis lumínico
Publicado: 18 Feb 2011 20:16
AQUELLA NOCHE ESTRELLADA DE INFINITO
Queridísimo amigo:
¿Te acuerdas cuando, aquella noche estrellada con infinitos,
hace miles de años,
nos hicimos la promesa de reencontrarnos?
Yo no, pero sé que sucedió.
Y, ¿recuerdas, ancestral amigo, cuando, con el corazón encogido,
entendimos que nuestros cuerpos físicos se hundían
bajo las aguas del Océano Pacífico?
Yo no, pero sé que lo vivimos.
No estábamos tristes por salir de nuestras cáscaras, centelleante amigo,
sino que sentíamos pena porque algunas almas, bien conocidas nuestras,
no entendieron lo que pasaba. Y quedaron atrapadas durante un tiempo,
es por eso que decidimos volver para despertarlas.
Amigo mío, yo no sé cómo decirte, el sentimiento nubla de lágrimas mis ojos,
por recordar de nuevo que nada se pierde, por recuperar lo que nunca perdimos.
Nunca lo perdimos, amigo.
Hoy quería otra vez agradecerte, hermano de la luz antiguo,
pues tú eres un maestro muy querido, amigo mío.
Tú me has enseñado, hermano de luz,
me has enseñado tantas cosas...
¿Tú las recuerdas, amigo luminiscente?
Yo no, pero mi alma las siente.
Por eso, entrañable compañero, hoy te dejo un reguero de recuerdos,
para que juntos volemos a aquel pasado tan presente, tan lleno de deleites.
Reviviendo para liberar lo que nunca estuvo muerto, reavivando aquello que nos trajo de vuelta,
para sanar este mundo de fantasía tuerto.
Queridísimo amigo:
¿Te acuerdas cuando, aquella noche estrellada con infinitos,
hace miles de años,
nos hicimos la promesa de reencontrarnos?
Yo no, pero sé que sucedió.
Y, ¿recuerdas, ancestral amigo, cuando, con el corazón encogido,
entendimos que nuestros cuerpos físicos se hundían
bajo las aguas del Océano Pacífico?
Yo no, pero sé que lo vivimos.
No estábamos tristes por salir de nuestras cáscaras, centelleante amigo,
sino que sentíamos pena porque algunas almas, bien conocidas nuestras,
no entendieron lo que pasaba. Y quedaron atrapadas durante un tiempo,
es por eso que decidimos volver para despertarlas.
Amigo mío, yo no sé cómo decirte, el sentimiento nubla de lágrimas mis ojos,
por recordar de nuevo que nada se pierde, por recuperar lo que nunca perdimos.
Nunca lo perdimos, amigo.
Hoy quería otra vez agradecerte, hermano de la luz antiguo,
pues tú eres un maestro muy querido, amigo mío.
Tú me has enseñado, hermano de luz,
me has enseñado tantas cosas...
¿Tú las recuerdas, amigo luminiscente?
Yo no, pero mi alma las siente.
Por eso, entrañable compañero, hoy te dejo un reguero de recuerdos,
para que juntos volemos a aquel pasado tan presente, tan lleno de deleites.
Reviviendo para liberar lo que nunca estuvo muerto, reavivando aquello que nos trajo de vuelta,
para sanar este mundo de fantasía tuerto.