Mumtaz. Capítulo 1 - (Romántica)

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Spicata
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Mumtaz. Capítulo 1 - (Romántica)

Mensaje por Spicata »

Creo que por fin me he decidido a darme un pequeño empujoncito para escribir, normalmente lo hago como hobby en mi blog de ciencia, pero antiguamente escribía relatos en otro foro y lo dejé estancado y ahora tras más de cinco años, he decidido retomarlo. Escribiendo aquí lo que quiero es aprender, curtirme, y mejorar aspectos de mi narración. Sé que soléis ser críticos, es un arma de doble filo, pero pienso que así es como mejor se aprende, por lo tanto. Aquí dejo mi aportación. :D

CAPÍTULO 1

Nunca me he considerado una persona que se pone nerviosa fácilmente, pienso que soy muy serena. Mi historia, el largo camino de mi vida, me ha llevado a tomar decisiones importantes, a crear una armadura que me fortalezca y me aísle del mundo cruel en el que creo encontrarme. Tiendo a vivir con los pies en el suelo, percibiendo la realidad que me rodea como un simposio de acciones que han confabulado para que yo esté donde estoy a día de hoy, para que yo sea quien creo ser. Es cierto que me he visto favorecida por innumerables acciones, soy consciente del mundo en el que he nacido, y por ello, cada día que pasa, cada aliento que consigo espirar, voy dándome cuenta poco a poco que mi vida no me gusta, que quiero cambiar, no soy feliz. No sé exactamente cuándo comencé a notar esa infelicidad, sinceramente no sabría ubicarla en el tiempo, pero de lo que sí que estoy segura es que soy consciente de ello desde hace tiempo. Todas esas series de acciones que me están haciendo ver la vida desde otro prisma, han conseguido llevarme hasta este preciso instante, en el que mis manos tiemblan mientras sostienen el móvil, mientras mi cabeza no deja de darle vueltas al último mensaje de María. Está hecho. Nos vamos a la India.

No sé de dónde surgió la idea de hacer el voluntariado, nunca se me había pasado por la cabeza embarcarme en una aventura así, pero cuando María y Pilar decidieron hacerlo con o sin mí, decidí embarcarme junto a ellas, supongo que fue un acto de rebeldía por mi parte, supongo que en el fondo de mi alma deseaba hacer algo así, algo que pusiese mi vida patas arriba, algo que por una vez en la vida… no me daban hecho. Recuerdo el momento en que enviamos la solicitud, si había algo en lo que estábamos todas de acuerdo, era en aportar nuestro granito de arena a esa larga cadena humanitaria que da una pequeña parte de su vida a los demás.

Volví la vista de nuevo a la pantalla del iphone.

“tengo los billetes impresos chicas, en una semana estaremos en Calcuta”

Una semana, sólo quedaba una semana. Si soy sincera, debería de haberme hecho a la idea en el mismo momento que nos vacunaron a las tres de cara al nuevo viaje en que nos embarcaríamos, pero supongo que yo seguía con el sopor de que aquello, en realidad, no estaba ocurriendo. Sabía perfectamente la fecha de los vuelos, hemos estado las tres juntas cuadrando horarios, organizándolo todo desde hace meses, pero supongo que tener algo físico que nos dice que el viaje está a punto de empezar, no ha hecho más que ponerme más nerviosa de lo que estaba días atrás. ¿Qué dirá mi familia? ¿Qué opinará Jaime? Todo es un caos. Más bien, yo soy el caos. Debería de haberlo comentado cuando decidí embarcarme en esta aventura, pero no, fui lo suficientemente egoísta como para guardarme ese pequeño secreto, un secreto que provocaría más de un frente abierto con aquellos que me rodean.

- Olga ¿Me estás escuchando?

Salí del sopor en el que me encontraba y miré a Gonzalo, no sé lo que vio en mi mirada pero su sonrisa se borró de golpe. Le tendí el móvil para que viese por sí mismo lo que realmente ocurría, porque si he de ser sincera, no encontraba palabras para decir nada. Mi cabeza era un auténtico caos, la imagen de mi madre chillándome se entrecruzaba con la severa reprimenda que recibiría de Jaime.

- No veo nada fuera de lo común - los ojos de Gonzalo viajaban de mi rostro al móvil sin encontrar explicación alguna – ya sabías que tu vuelo salía la semana que viene… ¿cuál es el problema ahora, Olga?

Mis ojos descendieron al café que se mantenía intacto desde el mismo instante en que el iphone había sonado, cogí la cucharilla suavemente y comencé a darle vueltas sin finalidad alguna.

- No me dirás que te estás echando atrás ¿verdad?

Levanté la mirada y observé su severo rictus. Adoro a Gonzalo, he compartido con él media vida como consecuencia de que tanto sus padres como los míos hayan sido amigos. Desde el momento en que nuestros caminos se cruzaron hemos sido inseparables, manteniendo siempre una estricta línea de amistad, que ha hecho que nuestra empatía el uno por el otro fuese lo sumamente fuerte como para tenernos un enorme cariño.

- No, no lo estoy haciendo – en sus labios apareció un amago de sonrisa pero sus ojos me indicaban lo contrario, con ello me instaba a continuar – pero no puedo evitar pensar qué dirá mi madre cuando se lo comunique el próximo día.

En sus ojos apareció ese pequeño brillo que siempre lograba hacerme temblar. Odio cuando Gonzalo tiene razón, odio cuando me recrimina aunque lo haga de una manera justa, y supongo que ese sentimiento aflora en mí porque en lo más profundo de mi alma, sé que lleva razón, que no estoy actuando como debo, que algo estoy haciendo mal. Y como hija de buena cuna que soy, he de admitir que tengo un orgullo que no me cabe en el pecho, un orgullo que hace que odie equivocarme.

- Olga, no estarás insinuando que no le has dicho nada a Silvia – de nuevo aparté la mirada y volví a concentrarme en el café que estaba delante de mí. Ese sencillo gesto respondía por mí - ¡oh, vamos! Tienes que estar de broma – Sus manos se posaron sobre la mesa y se inclinó hacia mí de nuevo con ese severo rictus que florecía en su rostro cuando estaba dispuesto a echarme una reprimenda - ¿Y Jaime? ¿Lo sabe Jaime?

Sentí cómo mi cuerpo empequeñecía poco a poco, sabía que lo había hecho mal, debería de habérselo contado a todos cuando decidimos comprar los billetes, pero la duda y el temor a ser juzgada me superaban en todos los sentidos. No había sido capaz y ahora debía atenerme a las consecuencias.

- No he sido capaz de decírselo.

Sentí cómo sus manos envolvían a las mías con una actitud cariñosa, al levantar la mirada observé su dulce mirada. ¿Compasión? ¿Dolor? No supe descifrar con claridad qué indicaban sus ojos, pero en cierto modo, tampoco quería saberlo, creo que no estaba preparada para ello.

- No quiero juzgarte Olga, sabes que nunca lo he hecho y nunca lo haré, pero debes de ser consecuente con tus actos. ¿Crees que es normal que tu novio no sepa que en una semana partes hacia la India? – sentí sobre mis manos una leve presión que me indicaba que a pesar de todo, Gonzalo siempre me apoyaría. Siempre lo había hecho, ¿por qué no iba a hacerlo ahora? Suspiré profundamente y le miré sin decir nada – Olga, hace tiempo que dejé de advertirte sobre tu relación, sólo tú sabes lo que hay entre vosotros, pero ¿ves normal esta situación? ¿De verdad sigues pensando que lo vuestro va a ser duradero?

- Gonzalo, llevamos más de cinco años juntos…

Sus manos se alzaron en son de paz, su mirada se suavizó emitiendo una leve sonrisa.

- Lo sé, sé que lleváis más de cinco años, y me vuelvo a repetir, sólo vosotros sabéis lo que sentís el uno por el otro.
Sabía perfectamente a dónde quería llegar, he crecido con él durante muchos años, y una minúscula parte de mi alma compartía la misma opinión que él. Una pequeña vibración consiguió sacarme de mi sopor y observé cómo el móvil se encendía, me disculpé con una media sonrisa de Gonzalo y vi que había recibido un mensaje de texto.

Olga, paso a por ti en cinco minutos, sal a la puerta a esperarme

Ni un “cariño”, ni una sencilla palabra emotiva. Respiré profundamente durante un par de segundos esperando sentir algo, cualquier cosa que me hiciese revivir ese “amor” que sentía por Jaime. Nada, no ocurría nada.

- ¿Ocurre algo?

Como siempre el perspicaz Gonzalo hacía cuenta de todo, le sonreí mientras guardaba el móvil en el bolso y apuraba el café en un sorbo rápido.

- Jaime, viene a por mí.

Él terminó rápidamente su café y se puso en pie con el fin de acompañarme. Apreté los puños con fuerza, esperando sus palabras, palabras que siempre llegaban.

- Te aconsejo que no lo demores más – intento despistarlo buscando algo en mi bolso, cualquier táctica es buena – creo que deberías de decírselo esta misma noche – percatándose de que le esquivo, consiguió sujetarme la cara con sus grandes manos, sus ojos mostraban una complicidad incalculable – Olga, hazme caso, que no pase de esta noche – asentí callada, si hablaba sabía que iba a explotar, y no quería que Jaime me viese llorosa, no estaba preparada para sufrir sus sermones – si tienes cualquier problema llámame e iré a verte.

Un pitido del exterior consiguió apartarme de él, era Jaime, siempre tan puntual, y tan sumamente impaciente. Me permití el lujo de abrazar a Gonzalo y besarlo en la mejilla fugazmente, sabía que debía salir corriendo del local para evitar que Jaime tuviese un humor de perros.

- Lo haré Gonza, no te preocupes, te mantendré informado.

Salí del local con una media sonrisa, intentando armarme así de valor, para poder hacer frente a la situación. El coche de Jaime estaba aparcado en doble fila, Jaime esperaba dentro, desde mi posición pude atisbar su ceño fruncido. En un par de pasos largos alcancé el coche y me subí de inmediato esbozando mi mejor sonrisa, tenía que sacar lo mejor de mí, pero al ver la cara de Jaime supuse que la noche, iba a ser muy larga.
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lucia
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Re: Mumtaz. Capítulo 1 - (Romántica)

Mensaje por lucia »

Cuida la puntuación, no puedes poner una coma en medio de la frase y quedarte tan pancha, como aquí:
supuse que la noche, iba a ser muy larga.
Por lo demás, Olga parece una niñata consentida que no tiene ni idea de nada ni sabe qué quiere y que, desde luego, no va a la India a ayudar sino a que la ayuden.
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Spicata
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Re: Mumtaz. Capítulo 1 - (Romántica)

Mensaje por Spicata »

lucia escribió:Cuida la puntuación, no puedes poner una coma en medio de la frase y quedarte tan pancha, como aquí:
supuse que la noche, iba a ser muy larga.
Por lo demás, Olga parece una niñata consentida que no tiene ni idea de nada ni sabe qué quiere y que, desde luego, no va a la India a ayudar sino a que la ayuden.
Gracias por la corrección, lo tendré en cuenta de aquí en adelante ;)

Y por lo que dices... sí, tienes razón, Olga más que rescatar, también necesita ser rescatada

Gracias de nuevo :D
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