Estás en mi sueño (Relato drama, romance, misterio)

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MrDanicr9
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Estás en mi sueño (Relato drama, romance, misterio)

Mensaje por MrDanicr9 »

Estoy escribiendo esta novela, y la verdad es que me siento ilusionado, de momento va todo sobre ruedas.
Pero quiero hacer la prueba de fuego: enfrentarme a los lectores.
Aquí os dejo un capítulo de la novela para ver si funciona, si gusta, si hay algo mal... en fin, todas esas cosas.
Decir que es el primer borrador, así que cualquier cosa que veáis (ya sea buena o mala) espero que me la digáis para revisar e ir mejorando poco a poco.
Gracias de antemano!


JULIA

Eran las cinco de la tarde, y el próximo metro llegaba en diez minutos.
Eso era lo que decía la pantalla luminosa, pero Julia sabía a ciencia cierta que aquellos datos no eran exactos, aunque sí se aproximaban bastante. Durante dos veranos había estado cogiendo la línea dos para ir a trabajar como cajera de supermercado, cerca de Wind Mills, un pueblo rural infectado de pestes horrendas, y el metro siempre llegaba unos minutos tarde. Fue un trabajo que no le hizo especialmente ninguna gracia, pero aguantó porque necesitaba el dinero para ir a la Literature University, un gran sueño por cumplir. Sus padres, en aquella época, tenían importantes problemas económicos. A Thomas le despidieron un triste lunes. Lo recordaba porque aquel día tuvo un examen de inglés, el cual suspendió. Cuando llegó a casa estuvo horas y horas afligida pensando en qué diría su padre al enterarse de la mísera nota que había sacado: un 4 sobre 10. Para sorpresa de ella, ni siquiera la prestó atención. Julia quiso comprender el porqué de aquella reacción, pues antaño jamás había ignorado algo que tuviese relación con ella. Pensó y pensó sin llegar a una conclusión lógica. Luego reunió a la familia en el salón para explicar lo miserable y ruin que había sido. Había preferido que se quedara callado. La noticia del despido provocó una reacción desesperada por parte de Elizabeth y una temerosa por parte de Julia. ¿Qué iban a hacer a partir de ahora? ¿Cómo sobrevivirían con un solo sueldo? Sin más, los tres se abrazaron con un cálido apretón. Lo necesitaban de verdad. Y cuando todo comenzaba a mejorar, el destino les atizó otro golpe mortal: un nuevo despido, pero esta vez le incumbió a su madre.
El caso de Elizabeth fue más doloroso. Nunca quería recordarlo, pero a veces la razón se imponía al dolor. Su madre cayó en depresión. Era abrumador verla sin fuerzas para vivir, todo el santo día bajo las sábanas durmiendo como si no hubiese un mañana. A Julia se le caía el alma a los pies. No veía el momento de que escapara de esa condena en la que se encontraba. Por desgracia, nunca lo consiguió. Ahora estaba muerta, enterrada bajo tierra en una lápida. La ilusión de volver a un pasado feliz se marchitó cuando ocurrió, y en la actualidad aún no se había recuperado del todo. Era una historia luctuosa, por supuesto. Pero la herida provocada por la pérdida de un ser querido no supuraba con facilidad. La experiencia nunca engaña, pensó.
Julia recuperó el sentido al escuchar el sonido de la sirena procedente del metro: uno se aproximaba a toda velocidad. Cuando descubrió que circulaba por el otro carril suspiró con impaciencia y miró hacia arriba mostrando un rostro desesperado.
Cansada de esperar de pie, caminó hasta una banqueta y se acomodó en un asiento desocupado entre una mujer rubia con enormes pechos y un joven disfrazado de pingüino bastante gracioso. Estuvo cerca de producir una carcajada, pero se contuvo. No quería parecer desagradable, y tampoco sabía por qué iba vestido así. Mejor evitar problemas innecesarios, ¿no?
Julia volvió a mirar el cartel luminoso situado en el techo, justo enfrente de ella. Quedaban seis minutos para la llegada del metro. Sonrió, aunque débilmente. La espera se le estaba haciendo eterna. Esos seis minutos le acabarían llevando a la locura.
Entre las cinco y las siete de la tarde, más o menos, la estación solía estar prácticamente desierta. Hoy tampoco era la excepción.
Algo lógico. Por la exigüidad económica y de residentes.
Island City englobaba una población de tan solo cinco mil habitantes y, como consecuencia, la estación tan solo ocupaba un diminuto espacio del pueblo, a diferencia de North City o Wind Mills por citar algunos. La estación disponía de dos banquetas para cuatro personas cada uno, una máquina para comprar billetes, otra máquina repleta de alimentos basura y dos carriles circulatorios. Respecto a la iluminación, poco que decir: cuatro tubos fluorescentes colgados de la bóveda desprendían un débil fulgor transparente. Uno de ellos, el que se encargaba de iluminar el carril dirección a Wind Mills, pronto dejaría de funcionar debido a que el parpadeo producido era demasiado intermitente. Debía arreglarse, pero la gente rechazó la propuesta ―como ya sabéis, exigüidad económica―. Las paredes estaban ennegrecidas y desvencijadas, como si hubiese penetrado una bola de fuego hace poco. La realidad era distinta: los culpables habían sido los gamberros del pueblo. Ronald Keegan, Harry Milton, Geoff “El Tartaja”… y tal vez Angie Ross. Island City se consideraba una población octogenaria, apodo merecido dada la cantidad abrumadora de ancianos que residían en él, pero también había una fracción juvenil importante, y la mayoría ya tenían antecedentes penales. Lo que se denomina un pueblo ejemplar.
Durante el verano la población llegaba a aumentar gracias a turistas ingleses y alemanes ―en su mayoría―, causando un gran beneficio económico y proporcionando algo de energía a las calles. Aun así seguía estando bastante desocupada. Julia tenía la sensación de vivir entre sombras: muchas veces deambulaba por las calles y podía llegar a tardar una hora ―sin exagerar― en ver a alguien. Incluso en ocasiones no lograba encontrarse con nadie, ni una maldita alma. Sin embargo, a Julia le parecía perfecto. Se definía como un espíritu libre, y qué mejor que ir por la vida con una estupenda calma. La soledad es un estado de meditación donde tu mente descansa. Algunos creen en ella como una condena o castigo. Están equivocados. A veces es bueno encontrarse con uno mismo, y eso la vida social no te lo ofrece.
Julia sacó del bolso ―un Herschel negro bordado con las letras de la marca en dorado― la novela 50 sombras de Grey y comenzó a sumergirse entre las páginas. El joven disfrazado giró el rostro y la miró estupefacto. Ella lo percibió, pero siguió leyendo sin decir ni una palabra.
―Sorprende observar a una chica como tú leer esa novela tan vacía y falta de talento ―dijo el pingüino con una voz arrulladora.
Julia cerró la novela para volver a guardarla en el bolso, alzó la mirada y la enfocó hacia aquel ser que antes estuvo a punto de provocarle una risotada. Tenía los ojos grandes, verdes como una piedra esmeralda. Reconoció el tentador encanto que poseía, en parte también por su atrevimiento. Julia sería incapaz. No estaba entre sus puntos fuertes lanzarse a hablar con un completo desconocido.
―¿Y tú sabes qué novelas merecen la pena, me equivoco?
―Quizá ―contestó.
Él sonrió. Julia le devolvió la sonrisa, pero sus mofletes estaban más sonrojados e hinchados. Se asemejaban a dos tomates beefsteak. Y lo peor era que se dio cuenta, pues los notaba ardientes. Comenzó a sentir un calor corporal inaudito causado por el transcurso de una conversación… cómo decir, extraña.
―Tranquila, no pretendo intimidarte ―dijo el pingüino. Se apoyó el mentón en la mano derecha y frunció el ceño, como si tratara de quitar hierro al asunto.
Julia se encontraba en una especie de burbuja hermética, sin saber qué estaba pasando realmente y cómo había llegado a esa situación. El tiempo desapareció, como desaparecía una estrella fugaz después de surcar el firmamento y dejar a su paso el trazo luminoso.
―¿Quién te ha dicho que lo esté ? ―preguntó con un tono de voz elevado. La mujer de enormes pechos seguía en su mundo mientras escuchaba música con los auriculares puestos, aunque estaba segura de que se hubo percatado. La cara no era una buena estafadora. O eso creía.
Hace bien en creerlo, ¿verdad?
El pingüino se removió en su asiento. Julia pensó en que quizá estuviese nervioso, que hubiese conseguido amedrentarlo un poco. Se lo quitó rápido de la cabeza porque sabía la nula probabilidad de esa teoría mental transitoria. Algún defecto tendría, sí, pero no aquel. Tal vez fuese un asesino adicto a matar disfrazado o un espía colaborando en un caso de narcotraficantes. De acuerdo, era excesivo. O en realidad no. Este mundo es una caja de sorpresas.
El joven pingüino le dijo algo, pero Julia no lo oyó bien. En realidad, no pudo oírlo, pues su cabeza desconectó y se fijó en la entrada de la estación. Allí vio una figura, oscura y parada al final de la escalera con un vestido blanco ensangrentado. ¿Quién era? ¿Por qué estaba ensangrentada?
Un rostro asustadizo envolvió al joven pingüino. Alargó el brazo hasta el hombro de Julia y preguntó con un tono de voz desesperado:
―¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien?
Julia ni se inmutó. Había perdido la noción del tiempo. El corazón se le aceleró golpeando con violencia su tórax. Notó que la piel le picaba bajo la camisa de tela. Se puso pálida ―más bien amarillenta― como si tuviera un exceso de bilirrubina y le hubiera provocado ictericia. Tenía los ojos abiertos de par en par, parecía una esquizofrénica aturullada por una fuerte dosis medicinal. Aunque no era para menos. Lo que vio trastocó su alma. No era una alucinación ni una mala jugada impuesta por el cerebro. Era real, y aterrador.
―¿Hola? ¿Me oyes? ―siguió insistiendo el pingüino.
Pero Julia no reaccionó.
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lucia
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Re: Estás en mi sueño (Drama, romance, misterio)

Mensaje por lucia »

De momento solo he leído la primera frase y ¡zas! La primera en la frente. O el próximo llega o el siguiente llegaba, pero el próximo llegaba suena muy raro.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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lucia
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Re: Estás en mi sueño (Drama, romance, misterio)

Mensaje por lucia »

El resto mejora algo, pero sigue un poco demasiado el esquema de la primera que nos colgaste, ¿no? Incluso el nombre de los padres.
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MrDanicr9
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Re: Estás en mi sueño (Drama, romance, misterio)

Mensaje por MrDanicr9 »

Sí, el esquema es similar. Como has observado, los personajes de la novela (a parte de Julia) son Thomas y Elizabeth, del relato que subí. Y es porque la personalidad que tienen encajan con la novela que estoy escribiendo, por eso los vuelvo a utilizar.
Gracias por leer!
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