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Gracias a vosotros, para mí es un gusto escribir por aquí y compartirlo con gente que tenemos esto en común.

Atreyuyfuyu escribió: ↑22 May 2022 20:19 Gracias a vosotros, para mí es un gusto escribir por aquí y compartirlo con gente que tenemos esto en común.

Me alegro mucho de que lo sientas así, .

Aquí voy,

Era más de medianoche y no podía dormir. Daba vueltas en la cama pensando en el diagnóstico que el médico había dado a mi hijo menor. Cómo sobrellevar la enfermedad de un niño de nueve años que no entiende lo que está sintiendo. Cómo decirle que le va a doler pero seguramente podamos encontrar una cura para su dolencia. Qué difícil aceptarlo, tan difícil como llevar el día a día, preguntándole si está bien, si le duele.

Las lágrimas comenzaron a surcarme las mejillas, pensaba en su padre, que ya no estaba, que otra enfermedad se lo había llevado. Sus dos hermanos, cómo aceptarían lo que les diría a la mañana. Además, cómo se los diría. Qué difícil se vuelve la vida en una hora, en un minuto, en un segundo. Pensé tanto que me agoté y me dormí.

Me desperté antes que los niños, por suerte, tenía que recomponer mi rostro, mis ojos estaban hinchados de tanto llorar. Finalmente fui a preparar el desayuno. Pensé que sería bueno que no tuvieran colegio, así podía hablar con los grandes y que mi pequeño jugara en el jardín con sus amigos.

Mientras ponía el café en la cafetera, resbaló de mis manos y cayó haciéndose trizas contra el suelo. Me puse a juntar los pedazos y caí en la cuenta de que esa era yo, estaba en pedazos. Un acceso de llanto nubló mis ojos y mis pensamientos. Qué podría hacer por él, si los médicos no sabían, no tenían elementos para mejorar su pasar diario cuando llegara el momento en que comenzaran los dolores.

Dejé todo en el piso y fui a mi dormitorio. Ya no recordaba la última vez que había rezado, pero cerré la puerta con llave y me arrodillé frente a la cama y recé. No sabía que decir, solo pedirle a Dios o a quién fuera que salvara a mi niño, que no dejara que sufriera, mientras lloraba desesperada.

Algo brilló frente a mí. Me hizo levantar la cabeza y pude ver la silueta de una mujer de color dorado. Me sequé las lágrimas. Pensé que se trataba del vidrio de la ventana que con el sol me habían encandilado. Pero al mirar nuevamente, ella estaba allí, flotando sobre mi cama, con una serpiente en una mano y una copa en la otra. Me asusté tanto que me levanté de golpe y quise salir del dormitorio. Fue en ese momento en que me habló.

— ¿Quieres salvarlo?

Su voz tenía un acento que no conocía, pero la pregunta fue impactante. Me di vuelta y la miré, todavía muy asustada. Sin pensarlo le dije,

—Es lo que más deseo en esta vida—y rompí a llorar nuevamente.
—Te voy a ayudar. Pero nunca dirás a nadie que estuve aquí.
—Pero yo no sé quién eres tú.
—En este caso es lo que menos importa, ¿verdad?
—Sí…
—Dame tu brazo.
— ¿Para qué?
—No preguntes, ¡dame tu brazo ahora!

Yo me sentía aletargada, asustada, la mujer era altiva, como si se tratara de una diosa de la antigüedad. Eso pensaba yo, mientras le daba mi brazo. Ella bajó hasta donde yo estaba y mientras la miraba a los ojos como hipnotizada, sentí un dolor tremendo en el brazo. La serpiente me había mordido.

Quedé horrorizada y quise salir de allí, pero la llave no respondía y yo en la desesperación las hice caer al suelo. Intenté tomarlas, pero la mujer las hizo volar al otro lado del dormitorio. No sabía qué hacer, la miraba a ella, a la puerta, por último intenté tirarme por la ventana. Pero antes que pudiera llegar, como estaba tan mareada, los vidrios se cerraron solos.

Me di vuelta y le dije:
— ¿Qué significa todo esto? ¿Es que estoy soñando?

—Pues no, te he pasado sangre, en estos momentos estás pronta para donarla a tu hijo y que él se cure de su afección. Llévalo al hospital y dile a los médicos que serás la donante y aunque te digan que no puedes una y mil veces, diles que sabes que puedes, ¡con fuerza! ¡vete ya!

No tengo idea de cómo salí de casa con mi hijo, ni cómo llegué al hospital, tampoco como hablé con los médicos y hasta les grité que lo hicieran. Todo eso quedó en algún lugar de mi memoria que no asomó nunca más a mis recuerdos.
Pasadas las veinticuatro horas, cuando mi sangre ya estaba en él, los médicos desconcertados, me dijeron que en la muestra extraída ya no había malignidad en sus plaquetas, el diagnóstico era favorable, todo había desaparecido.

Abracé a mi hijo, llorando de alegría y tras dejar a los médicos mudos, nos fuimos a casa. Antes tenía que pasar por el cementerio a «contarle» las buenas nuevas a mi difunto esposo, como lo hacía siempre, bueno o malo, él estaba al tanto de toda nuestra vida.

Cuando llegamos al campo santo, nos bajamos del auto y al caminar hacia la tumba, el resplandor de siempre me cegó, al pasar por el mausoleo frente adonde reposaba mi esposo. Nunca le di importancia, era el sol que reflejaba en un vitraux y me cegaba por algunos segundos y nada más.

Pero esta vez, dado los acontecimientos que habían pasado el día anterior, entré en el mausoleo. Quedé petrificada cuando descubrí una foto de una mujer, su nombre, fecha de defunción y un pequeño epitafio. Me acerqué más, mis ojos no daban crédito a lo que veían. Era la mujer que me había visitado, una ocultista austríaca que había muerto a comienzos del siglo pasado.

Las palabras grabadas en la placa me emocionaron sobremanera:

«A nuestra querida hermana y amiga, Hygeia, por sus hermosos gestos de amor ante el sufrimiento de los demás».

Dejo el nuevo cuadro:



Autor: Shtyrov Evgeniy (1960, Rusia)
Nombre: Generaciones
Año: 2016
Material: Lienzo
Técnica: Óleo

No se pueden quejar, hay de todo, .

De estos tres últimos, me ha gustado el de Jarg. Me ha parecido redondo.

Megan, en el tuyo como que no me cuadra que fuese la ocultista. Tal y como comentas, la aparición era como una diosa

Está muy bien tu historia Megan, es fácil de leer, engancha y transmite lo que pone. Ademas tiene elementos de fantasía y creo que nos has hecho un guiño a mi y a Jarg con lo de diosa de la antigüedad y la miraba a los ojos como hipnotizada.

Yo vengo con otro cuento para el siguiente cuadro.

Iban Prieto.

A Iban Prieto le gustaba escribir cuentos de diferentes épocas y en cada una tenía un protagonista que casi siempre era el héroe que salva a la princesa. Le encanta las clases de historia del colegio, las usaba para reconstruir ideas en su imaginacion que encajaran con lo que pensaba. El no tenía novia por lo que disfrutaba inventando romances, en como el caballero trataba a una verdadera doncella. Iban tan solo tenía nueve años cuando empezó a escribir y sus padres, para que no perdiera sus chismes los amontonaban en tochos de folios. Un día recopilo la mayoría de sus relatos en un libro y se propuso ser él el protagonista de esas historias. Según su edad escogía un momento en el tiempo, que estaban tan distantes como la diferencia de años. Desde la epoca de Jesucristo hasta la actualidad en el 2000. Sus padres observaban como su hijo disfrutaba con la escritura y decidieron contratar a un amigo de la familia para que capturase en una imagen a todos los personajes de sus cuentos. Pensaron qué ese era el mejor regalo de cumpleaños que se le pudiera dar. Y como no, cuando llegó el día triunfaron con el regalo. Se fabricó cuidando cada detalle. En el cuadro habían siete personajes, aparecía otho el maya, acompañado de su amigo el águila, un oficial del siglo xv, y un joven de la época de Jesucristo, entre otros. Le gustó tanto el regalo que quiso imprimirlo en grande para enmarcarlo en su cuarto. Todo al que invitaba a su casa le enseñaba lo que estaba más orgulloso, había veces que no sabía si prefería sus cuentos o el cuadro que le habían hecho. Cuando se hizo mayor, volvió a su cuarto, miró al cuadro y a su libro autopublicado, y sonrió.

Muy buen micro, @Atreyuyfuyu, supiste juntar a toda esa gente de diversas generaciones y oficios y hacer una historia muy bonita y tierna a la vez. Me gustó mucho, gracias por participar, .

Leí por allí que se te puede decir, Atre, ¿está bien?

Gracias por los cumplidos. Se hace lo que se puede. Si, me puedes llamar Atre.

Chicas/chicos, tenemos cuadro nuevo, cito a @Jarg, @Yayonuevededos, @Jaime M. y todos los que quieran escribir un microrrelato sobre el cuadro, están invitados, .

—¡Producción! ¿Dónde está producción?
—¿Qué necesita, jefe?
—¿Cómo qué necesito? ¿De dónde me los sacaron a estos menesterosos?
—Son modelos.
—Modelos de momias, son. Yo necesito algo con más frescura, con más flou. Soy un artista, ¿se entiende? Un ar-tis-ta.
—Yo no les veo nada de malo.
—Por eso eres un auxiliar. y yo el genio creativo, la luz que ilumina este criadero de mentecatos, el que consigue la pasta para que ustedes se maten el hambre.
—¿Quiere que los disponga de otra manera?
—Quieto ahí. El viejo del fondo, el del loro embalsamado, tiene cara de estreñido.
—Se supone que está mirando el futuro.
—¿Qué futuro? Si le quedan dos horas de vida, a ese.
—Piense en la composición.
—Al del sable le pusieron colorete como para un baile de carnaval. ¡Maquilladora! ¡Que venga la maquilladora! Nena, ¿lo maquillaste o le hiciste un graffiti?
—Pensé que así se realzaba la...
—Mejor te callas. El que está con la pluma, ¿para dónde mira? Atontado, mire el papel. Y no lo apoye en la espalda del musculitos, que después hay que devolver la ropa.
—Jefe, el cliente pidió...
—Otro que tiene que cerrar el pico. El del casco con pararrayos se cree que es Conan. ¡Más flojito! ¡Más relajado!
—Yo creo que...
—Usted me cree cuando yo le diga que crea. ¡El que va de soldado! ¡Sí, usted! ¿Qué hace con esa mascarilla? ¿No sabe que ya pasó la pandemia?
—Es parte del uniforme.
—¡Is pirti dil inifirmi, is pirti dil inifirmi! Encima de auxiliar, sabelotodo. El musculitos, que no ponga cara de yon güein. ¿Quién le peinó el flequillo?
—Se supone que es una especie de alegoría o algo así.
—Y acá ya se ganaron el Oscar: un crío descalzo y con un hacha en la mano. ¿Qué quieren, que nos denuncien? ¿Tenemos el permiso firmado de los padres?
—Sí, los papeles están en orden... creo.
—Para la próxima, ponemos alguna de esas russian girls y a otra cosa.
—Lo que nos pidieron es esto.
—Vale, si no hay más remedio... ¡Todos quietos! ¡MIREN EL PAJARITO!

Yayo, estuviste genial, pero súper genial, como me hiciste reír, te felicito por esa tremenda imaginación, muchas gracias por la buena onda y por participar, .

Megan escribió: ↑25 May 2022 00:48

Yayo, estuviste genial, pero súper genial, como me hiciste reír, te felicito por esa tremenda imaginación, muchas gracias por la buena onda y por participar, .

¿Te has reído? Objetivo alcanzado, entonces.

Cariños,
Marcelo

Menudo capullo el fotógrafo

lucia escribió: ↑25 May 2022 20:44 Menudo capullo el fotógrafo

Son figurones. De esos nunca faltan

¡Agamipús equivocado!

—Mi señor, aquí los tiene.
—Pero, ¿de dónde vienen todos estos?
—Del planeta Tierra, mi señor.
—No, no es posible, yo estuve allá hace unos trescientos agapimús y solo reconozco al que está escondido tras esa cosa.
—Mi señor, yo mismo los conseguí.
—Pero, ¿por qué están todos distintos?
—No lo sé…, mi señor…
—Algo estuvo mal en la búsqueda, es evidente que no son todos del mismo lugar.
—Pero, mi señor, bajamos solo en ese planeta.
—Tú eres mi fiel servidor, jamás me mentirías, pero no me digas que no es extraño.
—Sí, lo es, claro que sí, pero no tengo más que decirle, mi señor.
—No sirven, tienen que ser del mismo agapimús y estos no los tienen, además, ¿recuerdas que te pedí que le preguntaras cuántos agamipús tenían?
—Sí, claro, mi señor, y lo tienen, treinta y cinco agapimús cada uno.
—Te das cuenta de que eso es imposible, ¿verdad?
—No, mi señor, cada vez que bajábamos, antes de meterlos en las cápsulas, les preguntaba sus agapimús.
—¿Qué es eso de: «Cada vez que bajábamos»?
—Ah, pues es que cada uno fue recogido en un aterrizaje distinto, era muy difícil meter a más de uno en una cápsula por vez.
—Ahora dime, por favor, en qué nave fueron.
—En la MT1960, mi señor.
—¡Idiota! ¡Imbécil! Esa es la máquina del tiempo que recuperamos en el agapimú 1960. ¡Cada vez que aterrizaban era un agapimú distinto!