Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

Moderadores: Megan, kassiopea

Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Relámpago el caballo, XII parte

Mensaje por Meru »

Imagen

El reencuentro (2da parte)
Estadio de la Academia Germano-mapuche
Kahena participaba en una carrera de pista y campo, llevándoles la delantera a las otras niñas mapuches. Eran cronometradas por un imponente entrenador de rasgos germánicos. Cuando terminaron la faena, el hombre la abordo.
La siguiente conversación es traducida del alemán
— Kahena, has rebajado en tres centésimas el último récord de velocidad a nivel nacional, ¿estás pensando en clasificar para los juegos olímpicos?
— Si pudiera lo haría.
— ¿Qué te lo impide?
—Los múltiples deberes, señor entrenador.
En otra ocasión, Kahena y otras niñas mapuches participaban en una práctica de natación en la piscina olímpica de la escuela. Todas nadaban en el estilo mariposa, siendo Kahena la que llevaba la delantera, seguida muy de cerca por Kintukewun. Cuando la práctica termino, Kahena y Kintukewun se sentaron al lado de la otra en la misma banca; ambas comenzaron a charlar.
— Kahena, ya van varias veces que me ganas por poco en deportes de pista y campo y natación. En deportes de combate, aunque las luchas siguen muy reñidas, últimamente me estás ganando, aunque sólo por unos pocos puntos, ¿qué es lo que te inspira?, ¿quieres ser una atleta de élite?
Ella vacilo un poco antes de responder.
—La verdad, querida amiga, no te podría responder esa pregunta; también estoy muy concentrada en mis estudios.
—Sí, eso también lo noté; últimamente estás obteniendo las mejores calificaciones de toda la escuela, muy por delante de Aicapan y de mí. Cambiando, un poco de tema – ella le pone una mano sobre el hombro de Kahena -, no te lo había comentado esto desde la desaparición de Ceferino, pero lo haré ahora; lamento mucho lo que le paso a Mariposa.
—Gracias por tu comprensión.
—Sin embargo, te quedo un consuelo, tienes un hermoso caballo negro.
Mientras Kintukewun decía esto, sus ojos parecían salir de sus órbitas, la expresión de su rostro denotaba euforia y su sonrisa bastante pícara, lo que Kahena noto de inmediato; esta última le puso una expresión seria y le frunció el entrecejo.
—¿Ah sí?, ¿lo encuentras atractivo?
Y, como tú esperarías, a Kintukewun no le pareció agradable el tono en que su amiga le hizo la pregunta ni la expresión en su rostro.
—Kahena, sólo dije que es un caballo hermoso, no que me lo regalaras.
—Si tanto te gusta te ofrezco algo, luchemos por él; quien gana se lo queda.
Tras decir esto, Kintukewun vacila por un momento, pero luego le responde.
—Si fuéramos a competir por una medalla, no me importaría ganar o perder contigo; es sólo un pedazo de metal y sólo estaríamos compitiendo por honor. Pero cuando se trata de una emoción particular, en este caso el amor, la lucha se vuelve aún más encarnizada y todo puede pasar. Kahena, ambas somos muy buenas luchando y, aunque me ganas la mayoría de las veces, siempre terminamos adoloridas y algo lastimadas. No, definitivamente no quiero luchar por tu caballo, sólo era un comentario inocente. Sólo tengo una preguntita más.
—Está bien, dila.
—¿Puedo montarlo por lo menos un momentito?
Kahena vacila por un momento.
—No, ese caballo no es muy dócil; solamente se deja montar por mí.
Ambas se quedan mirando fijamente, hasta que Kintukewun desvía la mirada.
—Está bien, querida amiga, es todo lo que quería saber.
Cierto día, Kahena entró a su cuarto, vestida aún con su traje aerodinámico, justo cuando Ceferino/Relámpago metía su cabeza por la abertura de la ventana, que en ese momento tenía las puertecillas abiertas
—Se nota que estás entrenando muy duro.
—Sí, ya me nombraron capitana del equipo de pentatlón.
—Sé por qué haces esto, pero una vez que entras al circuito de competencias, la presión será cada vez mayor; tendrás que repartir tu tiempo arriesgando tu vida y dejando el nombre del país y de la nación mapuche en alto, sin contar con tus estudios académicos, ¿quién te crees tú, una Xmen?
—Ceferino, lo que vamos a hacer juntos es mucho más importante que ganar medallas, por eso debemos entrenar muy duro si queremos vencer a estos boludos super desarrollados. Si no es así, ¿qué opciones hay?
—Tenes razón en ese planteamiento, entonces entrenemos juntos; tengo unas piruetas en mente que pienso practicar contigo.
—De acuerdo, pero antes de hacer todo eso, necesito terminar mi lanza y mi uniforme.
De pronto, Ceferino relincha.
—Te daré toda la asistencia que pueda.
—Gracias.
—Cambiando de tema, tuviste una no muy grata discusión con Kintukewun sobre mí.
Y le rostro de Kahena pasa de la serenidad a la rabia, podríamos decir que se volvió un volcán a punto de hacer erupción. Sin embargo, logra controlar su tono de voz para contestarle con una pregunta.
—¿Y tú cómo lo supiste?
—No te lo he explicado, pero tengo un poder que yo llamo visión remota; con el puedo ver, somo si se tratara de una película, lo que hace la gente en el momento actual y en el pasado, sin importar donde y qué tan lejos se encuentren. También me sirve para localizar lugares y movilizarme hacia ellos, como si fuera una especie de dispositivo GPS mental., en fin, te seguiré explicando luego, ahora me interesa saber algo, ¿de verdad no sientes celos de Kintukewun por el simple hecho de que yo le parezca un hermoso caballo?
—¡Ceferino!, ¿cómo puedes pensar eso?, ¿yo celar a mi propio hermano?,
—Pero la manera en que discutiste con ella sugiere otra cosa; Kahena, tú siempre serás mi mejor amiga, pero Kintukewun es la chica que me gusta.
Ambos hicieron juego de miradas; ninguno parpadeaba.
—Kahena, tú siempre serás mi mejor amiga.
—Lo sé, por eso quiero lo mejor para ti.
—Escucha, Ceferino, ella no es para ti, yo la conozco; es mi mejor amiga.
—Y yo quiero conocerla, si es tu mejor amiga entonces debe ser tan buena como tú.
Kahena cruza sus brazos y mira al suelo, como si estuviera pensando. Luego levanta la cabeza y responde.
—Y si no logramos vencer a Mengele, a los del área 51, recuperar tu cuerpo y regresar tu conciencia a él, ¿qué posibilidades hay de que Kintukewun y tú sean pareja?
Y el cuerpo de Relámpago/Ceferino quedo paralizado; con sólo mirarlo yo diría que era una estatua de un caballo negro, corpulento y de más de dos metros y medio, en tamaño natural, con una evidente expresión de angustia.
—Kahena, ¿por qué crees que no venceremos?, ¿y qué tendría de malo si le digo mi secreto?
Kahena se lleva las manos a sus largos cabellos y, a juzgar por su expresión, me parece que iba a estallar. Sin embargo, logra contenerse y decirle lo siguiente con la mayor serenidad.
—No, no me parece prudente; todo ha ocurrido tan rápido en estos días que…
—Kahena, en realidad han sido varios meses siendo un caballo con poderes; no puedo esperar más.
—Oye, no me vuelvas a interrumpir, pero ya entendí lo que quisiste decir; ahora déjame continuar donde estaba. Quise decir que sería un shock emocional para ella saber que Ceferino Tahiel se ha convertido en un caballo, es más, ni siquiera has intentado cortejarla nunca, ¿o me equivoco? – dice ella con una evidente sonrisa de delirio -.
Ceferino/Relámpago le responde cabizbajo, con mucha resignación.
—Es cierto, no.
Y con expresión triunfal, Kahena le pregunta.
—¿Y entonces cómo vas a cortejarla siendo tú un caballo, incluso con esos poderes?, hermanito, el mundo de las relaciones humanas ya de por sí es bastante complicado. Parte del simple hecho de que no la puedes invitar a ningún lado y no sólo por ser un caballo, tampoco recibes las mesadas de papá para invitarla a salir o siquiera comprarle un dulcecito en una tienda, a menos que quieras invitarla a comer pasto y heno, que es lo único que puedes consumir. Tampoco me la imagino besando tu boca, digo, hocico, con toda la baba que desprende más tu aliento equino.
—Pero ella dijo que yo soy un caballo hermoso, ¿podrías permitir al menos que me monte un par de horas?
—Y también vas a decirle que eres Ceferino Tahiel transformado en un caballo, ¿con qué propósito?, a ella ni siquiera la has tratado siendo humano, fuiste muy tímido en ese sentido. Si te vas a acercar a alguien para cortejar, necesitas un pretexto y eso de cabalgarla a ella por un par de horas no es exactamente uno válido; lo más probable – si decides revelarle tu secreto – es que te vera como un bello caballo parlante, nada más.
—Quien sabe, puedo hablarle bonito, contarle un buen par de chistes, conversar de todo un poco…
Kahena cruza los brazos y menea la cabeza.
Ambos guardaron un silencio sepulcral breve, pero que a ti y a mí nos parecerían años, tal vez siglos. Ninguno de los dos se miró a los ojos en todo ese lapso, hasta que Ceferino/Relámpago levanto el hocico y le respondió a la hermana.
—Creo que tienes razón, que ella sepa mi secreto la convertiría en un blanco. Sin embargo, no pienso decírselo de una vez, al menos hasta que sea el momento oportuno.
Kahena todavía tenía la cabeza cabizbaja, parecía que quería entrar en llanto, pero logra controlarse a duras penas. Ella dice lo siguiente, suspirando levemente por la nariz.
—Está bien, estoy de acuerdo, se lo diremos en el momento oportuno, pero este no es.
—¿De verdad que crees que en el momento oportuno?
—No, Ceferino, - movió el dedo derecho hacia sus ojos, como si quisiera contener sus lágrimas -, ella no te monta mejor que yo; tú no eres exactamente muy dócil y lo note mientras estaba sentada en tus lomos. Es más, yo siempre le gano en las carreras de caballos y otra cosa, ella tiene muchos más caballos en sus establos que son más grandes que los nuestros y está acostumbrada a que los caballos que le presenten ya estén previamente semi domesticados, lo cual no la hace una jinete muy experimentada.
—Y por eso casi te...
A Kahena casi se le salen los ojos de sus órbitas al escuchar eso, luego le responde a su hermano lo siguiente con evidentes signos de indignación en su cuerpo.
—Ceferino, no sé cómo hacerte saber que ella no es para ti, aunque te volvieras humano de nuevo en este momento, pero aparentemente estás demasiado animado a conquistarla. Si te sirve de consuelo te diré esto, es cierto, le pareces un chico muy guapo y listo en tu forma humana, pero ella apenas te menciona; está muy concentrada en sus estudios y en su carrera deportiva como para pensar seriamente en un novio, es más, no tiene pensado conocer a alguien hasta cursar el tercer año de alguna universidad. Mientras tanto, en ese tiempo podemos ocuparnos en vencer a nuestros enemigos y recuperar tu cuerpo, esperemos que en el menor tiempo posible para que por fin puedas acercarte a ella de alguna forma, al menos para ser su amigo.
Ceferino/Relámpago levanto sus párpados, dejando sus ojos bien abiertos y todo su cuerpo vibraba de entusiasmo, sin hacerle mucho caso a los sentimientos de su hermana.
—¿Hablas en serio?
—Sí, de todo corazón – dijo resignada -, pero espero que no utilices tus poderes para manipularla y que piense en ti.
El caballo tuvo que esforzarse para contenerse tras lo que le dijo su hermana y, forzosamente, como si le estuviera respondiendo a un maestro de artes marciales, le dijo lo siguiente en tono bastante serio.
—Claro que no, hermanita, ¿por qué imaginas que haría eso?
—Bien, entonces así quedamos – dijo ella con una expresión de resignación y tristeza en su rostro; parecía que estaba a punto de entrar en llanto, lo que Ceferino/Relámpago noto al instante, por lo que se acercó, le lamio la cara con su lengua y le susurro.
—Escucha, Kahena, tú siempre serás mi mejor amiga; eso nunca cambiará, en lo absoluto.
Ella levanto la cabeza, que estaba cabizbaja, con la expresión en su rostro recuperando la serenidad, pasando rápidamente de la tristeza a la alegría y en sus ojos podrías ver la luz de su mirada; aquello que dijo él la reanimo. Miro sus ojos y él a los suyos – ella tenía que mirar forzosamente hacia arriba, ya que la cabeza del caballo estaba casi un metro por arriba de la suya -, de manera fija y muy profunda. Ella se acercó, quedando su nariz a sólo unos centímetros de su hocico, sin que le importara su aliento equino, agarro fuertemente su mandíbula con su mano derecha y también le susurro.
—Y tú también lo eres para mí, Ceferino.
Cierto día, cuando Ceferino regresaba levitando a casa, tenía sujeto a su boca uno de los uniformes de una sola pieza de un thuleniano, trotando con él hasta el árbol donde Kahena estaba recostada mientras estudiaba un libro de geografía.
—Aquí tenes material para hacer el traje.
—¡Que grande Ceferino, se nota que esta gente es inmensa!, ¿vos cómo lo conseguiste?
—Del cuerpo de un thuleniano
—¡Ceferino! Pensé que habíamos hablado de este tema.
—No lo maté, lo dejé inconsciente con una pequeña descarga eléctrica; dormirá por varios días con unas cuantas pesadillas.
—Decís la verdad, te creo.
—¿Me decís cuantas yardas quieres de este traje?
—Te lo digo luego, déjame eso en mi cuarto y ve al establo.
—Está bien, preciosa.
—Nos vemos luego.
Él se sonroja, da la vuelta y se retira, moviendo la cola más de lo usual, como si estuviera barriendo el piso. Cuando Ceferino se iba cabalgando, Kahena pensó en voz alta.
—Ceferino, tú siempre tan tierno.
Frienship, Nueva Thule
El presidente Sigfried Mengele pasaba revista a los nuevos reclutas de su fuerza aérea, en la parte exterior del principal aeródromo militar del país. Todos ellos eran recién egresados de la academia de Titán, la luna más importante del planeta Saturno.
— Wilkomen , hombres y mujeres de Nueva Thule; han pasado todas las pruebas de rigor para formar parte de la principal fuerza de combate del país: nuestra fuerza aérea.
Excitados, los jóvenes gritaron a coro
—¡Salve Mengele! ¡Salve Nueva Thule!
Dándose importancia, el hombre prosiguió con su florido discurso.
—Sé que muchos de ustedes habrán escuchado, por boca de sus padres y abuelos, las historias del origen de ella, desde el final de la segunda guerra mundial, cuando ellos escaparon de sus países ocupados por los aliados para radicarse aquí. En aquellos primeros y duros años, además de sobrevivir al inclemente clima del archipiélago austral chileno, nuestros mejores ingenieros, apoyados económicamente por los más prominentes hombres de negocios de los países del eje y liderados por mi padre, Joseph Mengele, quienes también eran supervivientes de la derrota, se pusieron a la tarea de resucitar el más ambicioso programa tecnológico alemán: su industria aeroespacial. Aunado a eso, los japoneses brindaron sus avanzados conocimientos aeronavales para dar origen a nuestra flota, que paso de ser una pequeña flotilla de grandes naves en forma de cigarro, las cuales usamos para dar origen a la gran paranoia sobre una guerra nuclear al utilizar de testigos a unos engañados ciudadanos estadounidenses que nos creyeron mensajeros extraterrestres de malas noticias, hasta evolucionar en tan sólo cincuenta años como la única armada del sistema solar.
Ellos rompieron en aplausos, pero Mengele alzo la mano para interrumpir con singular elegancia y sublime reverencia.
—Tenemos la fuerza terrestre y marítima más poderosa del sistema solar, pero es nuestra armada la que nos permite controlar todo aquel inmenso espacio. En poco más de cincuenta años, tras el fin del gran conflicto, ningún enemigo nos ha…
Si fueras Mengele, seguramente no te hubiera gustado ser abordado de esta forma por el holograma de Aku Sakata, comandante de la fuerza aérea.
—Disculpe que lo interrumpa, su excelencia
Con serenidad, Mengele contestó
—Dime Aku, soy todo oídos
—Localizamos al piloto de pruebas perdido
—Muy bien ¿Dónde estaba?
—Escondido e inconsciente en un arbusto de un bosque al norte, en la Patagonia Argentina. Estaba desnudo.
—¿Con que desnudo? ¿No te dijo cómo le ocurrió todo?
Los nuevos pilotos, hombres y mujeres, tanto de rasgos germánicos, latinos y mongoloides, observaban de manera disimulada la conversación mientras su presidente estaba de espaldas; sólo sus miradas apuntaban a esa dirección mientras los cuerpos seguían estáticos, cual piezas de soldados de juguete vestidos con traje de una pieza. Justo menos de un segundo antes de que Mengele girara su cabeza hacia atrás para mirar al grupo, ellos volvieron a acomodar la mirada hacia el horizonte.
—Lo único que recuerda es que sobrevolaba espacio aéreo ruso hasta que, de pronto, los controles de su nave empezaron a funcionar de forma extraña. Luego sintió que algo parecido a una corriente eléctrica le causó dolor, quedando a partir de ese momento en la inconsciencia.
—Creo saber de quién se trata, gracias Aku, ahora asegúrate que nuestro hombre se recupere de forma satisfactoria. A propósito, luego me reuniré contigo para aclarar ciertos puntos.
El holograma hace la vieja señal fascista.
—¡Sí señor, salve Mengele, salve Nueva Thule!
La figura desapareció de la vista de Mengele.
Sabía que mi bestia favorita atacaría de nuevo; su sed de venganza sigue siendo insaciable. Disfruta mientras puedas porque, muy pronto, tus días de cabalgata habrán terminado; tendrás el honor de ser mi conejillo de indias. Cómo me gustaría entender el origen de tus poderes. Ah, en cuanto a ti, Aku ,grandísimo inepto, te hiciste merecedor de ser mi próximo voluntario para realizar mis experimentos científicos; te cambiaré tu corazón por el de una cebra a ver cómo sigue funcionando tu cuerpo después de eso. Menos mal que al fin regreso tu reemplazo del espacio exterior.
Volvió rápidamente la vista al batallón de jóvenes pilotos en frente de él. Con marcado acento alemán, dijo en tono severo y cortante, como si algo sospechara.
—Y ustedes ¿Tienen alguna pregunta?
En el hostal de la tribu Tahiel, Ceferino y Kahena trabajaban en sus respectivos proyectos, Ceferino utilizando tijeras de rescatista y otros instrumentos geométricos - aunque no tenía manos, los hacía levitar en el aire; a la vez que usaba su electromagnetismo para manipularlos -, en su establo, tratando de darle forma al traje de Kahena. En tanto, la niña, en sus ratos libres, veía algunas escenas de Mike y Angelo, una de sus series de televisión favoritas; le llamaba la atención las escenas en que el extraterrestre, Mike, caminaba en el techo.
—Me pregunto si pudiera reproducir esto a escala real.
Poco después, Kahena comenzó a trabajar en el diseño de sus botas y guantes, dibujándolos en desde su pequeña notebook. Súbitamente, fue interrumpida por una llamada desde su móvil.
—¿De quién es este número privado?
—Soy cho, hermanita.
—¡Ceferino! No sabía que tú podías hacer eso también.
Ceferino hablaba desde el establo en que estaba resguardado.
—Es que, aunque ahora tengo cuatro patas, puedo utilizar mis poderes electromagnéticos para conectarme a la red de comunicación que yo quiera. Así es como pude conectar mis ondas cerebrales a tu celular.
—Me parece que nunca te vas a acostumbrar a ser un cabacho, pese a todas esas ventajas.
—No me recuerdes eso, no es gracioso; lo que yo quería preguntarte era como te va con la cosa que estás haciendo.
—Para ser sincera, me cuesta equilibrar mi proceso de diseño con mis estudios.
—No tienes que hacer tanta cosa; basta con el traje y algo de protección.
—Sé lo que hago, te lo mostraré cuando termine, aunque necesito un favor ¿Puedes conseguirme unos cuantos materiales? Es que lo que pienso hacer no es nada barato, no creo que papá me vaya a ayudar con eso.
—Está bien, pero espera ¿No ha pasado algo de tiempo desde que decidimos ir a buscar a los mapuches desaparecidos, esos que me fueron a buscar?
Kahena se lleva las manos a su cara, en señal de vergüenza.
—¡¡Oh sí, casi un mes! Entonces debemos darnos prisa, ¿tampoco has tenido suerte con tu visión remota?
—He intentado, lo que me ha llevado a diversas áreas de Nueva Thule y otras bases. Llegue a causar estragos y rescaté a otras personas, aunque me extraña que no haya encontrado a los nuestros.
—¿Vos no crees que podría ser algo o alguien que te lo impide?
—Trataré de averiguarlo, ¿qué materiales necesitas?
—Pareciera que bastante equipo aeroespacial y unas otras cuantas piezas de electrónica o software.
—Haré lo que pueda.
Entonces, Relámpago abrió la puerta de su caballeriza moviendo los goznes con su electromagnetismo, para después irse a la velocidad de la luz.
En ese lapso, Kahena sacó su lanza de aluminio recién terminada, con la que comenzó a realizar katas marciales, similares a las que se realizan cuando un arte marcialista practica con su bo - el clásico palo de bambú, arma de defensa y ataque del lejano oriente -. Fue interrumpida al poco rato por Ceferino, quien asoma su cabeza por la ventana francesa de su habitación.
—Eso fue bastante rápido.
—Te traje algunas cosas con qué trabajar, obsérvalas.
Levitando hacia ella, llegaron montones de circuitos integrados, chips, transistores, piezas de electrónica y hasta un traje de astronauta
—Creo que nunca me vas a dejar de sorprender, ¿de dónde sacaste todo eso?
—De la chatarrería de la Nasa y del Pentágono.
—Pienso que esa pregunta estaba de más. Bien, manos a la obra, tenemos gente que salvar y enemigos a los que derrotar.
Un poco más allá, en la sala de espera del hostal, Pelantaro y su señora Sayen hablaban en mapudungun.
—¿Qué piensas tanto Pelantaro?
—Estoy notando a Kahena algo extraña.
—Yo la noto normal, como la misma niña estudiosa y dinámica de siempre.
—Ese es el problema: ella es muy buena aparentando que todo está normal, pero yo sé que nos está ocultando algo y tal vez tenga que ver con ese caballo que trajo.
—¡Pelantaro, por Jesucristo! No me digas que has estado espiando a tu pequeña.
—No exactamente, la he estado observando, notando que, por momentos, está concentrada en algo más que estudiar, trabajar en el rancho y ser buena niña. Tan pronto descubra qué está sucediendo, la abordaré.
—¿No crees que está obrando de ese modo porque todavía echa de menos a su hermano y por eso trata de aparentar que todo es normal?
—Tal vez, sólo espero que tengas razón, querida. A propósito, no vuelvas a meter a tu dios en este tipo de asuntos.
—Yo sólo espero que él, algún día, toque tu pagano corazón.
Sonó el timbre de la entrada, lo que hizo que rápidamente Pelantaro se levantara del sillón que estaba al frente del de su esposa, procediendo a abrir las dos grandes puertas de la entrada. Quedaron frente a él una familia, compuesta de un hombre, una mujer - aún en edad fértil -, dos niños varones de una edad similar y una niña más pequeña que ya caminaba; ellos tenían aspecto anglosajón.
El hombre comenzó a hablar en inglés.
—¿Éste es el hostal Tahiel?
Le contestó Pelantaro en un inglés sin ningún acento.
—Por supuesto, está usted bienvenido, venga conmigo.
Casi al mismo tiempo, Ceferino/Relámpago seguía a Kahena hasta llegar a una especie de depósito. Tras llegar a la entrada, Kahena procedió a abrir con su llave la cerradura y luego abrió los grandes portones. Antes de entrar, ella pronunció las siguientes palabras.
—¡¡Préndete Plaza Sésamo!!
De inmediato, los cilindros fluorescentes, que estaban adheridos a los marcos del techo, se encendieron, iluminando todo con su luz blanca. El lugar estaba repleto de todo tipo de equipos, desde instrumentos quirúrgicos hasta robots sin terminar. En el centro, había una gran mesa, con herramientas y todo tipo de piezas electrónicas.
—¿Vos recordas este lugar? – le pregunta Kahena.
—Sí, éste es el gallinero abandonado que nos regaló papá para que pudiéramos hacer nuestros inventos locos. Lo estaba comenzando a extrañar.
—Te voy a mostrar lo que hice hasta ahora.
—Me muero por verlo.
Ella se fue detrás de unas pantallas cuberturas, que estaban a un extremo del depósito. Al salir de allí, estaba vestida con un traje gris oscuro de una sola pieza, junto con sus botas y guantes hechos con un material que recordaba el aluminio. Colgando atrás de su cuello, había algo que tenía el aspecto de una capucha. Luego comenzó a caminar como si estuviera en una pasarela de moda y segundos después realizo unos pasos de baile al mejor estilo del belly dancing, todo esto mientras Ceferino/Relámpago la miraba con mucha atención.
—¿Qué tal?
El equino la miró de pies a cabeza; parecía que sus ojos se le iban a escapar de sus órbitas.
—Tu look es un intermedio entre Angelina Jolie al principio de Tomb Raider 2 y Batichica, pero te vez hermosa.
—Qué batichica de qué: Cóndor, Cóndor de luz
En el rostro del caballo se dibujó una expresión de vacilación.
—¿Cóndor de qué?
—De luz, Ceferino: ese será mi alter ego de super heroína
—Pero sí…
—Cho sé Ceferino; no quieres que nadie sepa de nuestra existencia, por eso adopte ese apodo. Tú puedes hacerte invisible y no sé qué más, pero cho, en cambio, sigo siendo humana. En caso tal de que me descubran no querrás que diga por allí que soy Kahena Guacolda Tahiel, ¿o sí? Bueno, si no lo hacen echos, alguno de esos díscolos periodistas me inventara un nombre ridículo que seguro no me gustara.
Relámpago se puso a dar unos suaves, pero no tan bonitos relinchos que fueron secundados por el ruido de sus patas, con las que rozaba el suelo de forma frenética, como si estuviera incomodándose por algo. Finalmente asintió; por mucho que le desagradara hacer publicidad con lo que iba a hacer, él sabía que su hermana tenía de algún modo razón.
—Está bien Cóndor de… - a Relámpago le estaba costando completar la frase – Luz, así te chamare de ahora en adelante mientras tengas el disfraz; ahora podrás complacer tu ego. Ojalá eso de que nos puedan descubrir nunca ocurra.
—Qué bueno que lo aceptas, ahora mira esto otro.
Se puso la capucha, cuya elasticidad hacía que se lo pudiera acomodar a su cara. Quedó sólo visible el perfil de la nariz, respirando por una abertura y sus ojos, que se podían observar a través de unos agujeros geométricamente bien cortados y espaciados.
—¿Un traje ninja?
—No solamente eso, 1¡amun! -en idioma mapuche amun significa andar-.
En los extremos de la suela de sus botas, se encendieron unas luces blancas, al igual que en las muñecas de los guantes. A continuación, cual atleta olímpica, Kahena empezó a dar volteretas, avanzando así hasta llegar a la pared, en donde todavía realizaba la acrobacia desafiando la gravedad, hasta llegar al techo. De allí a la pared del otro extremo, hasta completar la primera ronda.
—¿Recuerdas aquel proyecto de ciencias en que trabajamos de sostenerse al vacío?
—Por supuesto, pero sólo se trataba de mantener por una hora un gancho con base, usando el principio de la rueda neumática, lo que lo sostenía contra una pared mientras un peso de noventa kilos le colgaba. Esto lo supera, ¿de verdad te esmeraste tanto?
—Usando las mismas ecuaciones, llegué a la conclusión de que, con tecnología aeroespacial, esa que me trajiste, podría incrementar su efecto, siendo el resultado lo que estás viendo ahora.
Pero justo cuando realizaba piruetas en el techo, la luz de sus botas estaba parpadeando, hasta que, en un momento dado, se apagó completamente.
- Oh no....
La niña hubiera tenido una caída estrepitosa, si no fuera porque su hermano lograse formar una esfera electromagnética, que le envolvió todo su cuerpo. La descendió lentamente en el suelo.
—Creo que necesito unas resistencias.
—¿De qué tipo?
—Uno lo suficientemente resistente como para regular el voltaje y ligero para poderme mover con mis botas.
—Ya sé dónde conseguirlos, espe...
Kahena lo detuvo antes de que se pudiera mover.
—Antes de que vuelvas a hacer tu truco de magia, te voy a mostrar algo, para que veas que he avanzado en algo más ¿Podes traerme aquella llave inglesa?
Y Relámpago utilizó su magnetismo, para hacer levitar en el aire una pesada llave inglesa que estaba acomodada en uno de los extremos del gran depósito. La acerco hacia su hermana, quedando la herramienta flotando en el aire frente a ella. La niña la tomó con sus manos cubiertas con sus guantes de aspecto metálico, como si no pesara nada y, acto seguido, la dobló y luego la volvió a poner firme como estaba.
—Como vez, con estos guantes puedo multiplicar mis fuerzas por varias decenas de joules, lo que voy a usar para golpear a esos fenómenos de los que me hablas.
—Y vencer a cien Kintukewunes.
A Kahena le pareció muy poco graciosa la broma de Ceferino.
—¡¡Juh!!, yo me basto sola, además ella y yo somos muy buenas amigas, aunque es unos cuantos años mayor que cho.
—Bueno dejémonos de bromas, iré a buscar lo que necesitas.
En medio de una centelleante luz blanca similar al flash de una cámara, el caballo desapareció de la vista de Kahena. Ella continuaba mirando al vació espacio con una mirada embelesada, como si él todavía estuviera allí.
—Puede que a veces me parezcas pesado, pero igual te sigo amando, hermanito.
Ceferino se dirigió hasta donde estaba aterrizando uno de los platillos voladores de los thulenianos. Ellos estaban a unos cuantos metros enfrente de una familia de mapuches, conformada de una pareja heterosexual y sus dos hijos, ambos de sexos diferentes, siendo la niña la que tenía un aspecto algo mayor. La nave tenía una forma de semi esfera, con una estructura que recordaba una pequeña torre en la parte superior, con cúpula incluida; su parte inferior era plana, de forma circular; con cuatro semicírculos metálicos adheridos a ella, a los extremos de sus cuatro radios. Descendió de forma vertical del cielo para quedar levitando a unos metros del suelo.
Aparecieron teletransportados frente a la familia de mapuches, un hombre y una mujer de elevada estatura, vestidos de azul en sus trajes de una sola pieza con el cual caminaban. Luego la mujer les comienza a hablar en dialecto mapuche.
—Venimos en son de paz, tal como les habíamos prometido.
No pudieron seguir hablando porque en ese momento, una estela de luz con forma de relámpago pasó cerca de ellos, causando que cayeran derribados al suelo.
Después, aquel rayo fue hacia la torrecilla de la nave, causando tal impacto con la embestida que genero descargas electromagnéticas que terminaron por hacer explotar a la nave por dentro. Se escucho un ruido ensordecedor, además de verse emanaciones de un humo entre negro o gris emanar diversos espacios de la nave.
La familia mapuche quedó petrificada ante lo que vieron, después Ceferino les mencionó lo siguiente, en su idioma.
—No teman de mí, soy el relámpago enviado del cielo por Nguenchen para castigar a estos falsos dioses que los quieren engañar. Ahora vayan tranquilos a su hogar; yo los protegeré.
Dentro de la fragata destruida, el mayor Donato Massini se recuperaba de su estado de inconsciencia de cuatro segundos; un ser humano normal ya habría muerto. Se movía entre metales retorcidos y cables sueltos, destruyéndolos con cierta facilidad; era la primera vez que vivía una situación como esta. Algún enemigo desconocido o un fenómeno natural que aún no entendía había causado tal impacto dentro de la nave, que provoco un cortocircuito en cadena que destruyo no solamente a los componentes electrónicos, sino que también magullo buena parte del fuselaje.
Donato movió la compuerta de la nave, la que usualmente se deslizaba a uno de sus extremos para dejar entrar y salir personas o carga. Tuvo que dejarse caer al suelo de forma brusca; no pudo usar los escalones flotantes que aparecían de la nada, dado que la computadora central quedo tan averiada que no podía hacer funcionar su sistema operativo para administrar las funciones de la fragata.
Pudo escuchar a unos metros de distancia a una voz potente como el trueno decir lo siguiente:
—No teman de mí, soy el relámpago enviado del cielo por Ngenchen para castigar a estos falsos dioses que los quieren engañar; ahora vayan tranquilos a su hogar, yo los protegeré.
—Es él
Aún aturdido, pudo calcular más o menos a qué distancia y en qué posición se encontraba al que estaba escuchando; era momento de actuar. Por suerte para él, tenía colgando a su espalda por medio de una tira de cuero fino pero fuerte, a su rifle bolter desintegrador, modelo Hagen dos mil diecisiete; algo viejo pero todavía podía hacer el trabajo. Como si no pesara nada, levanto su inmenso cuerpo del suelo con un leve salto, tomo el arma con sus manos y se puso en posición de disparar.
—Ahora verás lo que soy capaz de hacer, cuadrúpedo
Justo en ese momento, Ceferino tuvo una visión remota de un thuleniano que estaba a escasos milisegundos de dispararle. Al mismo tiempo que se protegía con su campo electromagnético, pensaba desde sus adentros.
Si genero un relámpago de la nada para liquidar a este tipo, chegaría en sólo veinte segundos hacia esa familia – se necesita estar a treinta segundos o más de distancia de un relámpago para no sentir sus efectos -. También generaría un trueno tan potente, que su ruido podría destruirles los tímpanos y quién sabe qué más. Tendré que tomarte un pequeño riesgo, aunque eso pueda significar chegar a ser descubierto por ellos.
Los mapuches contemplaron cómo unas descargas electromagnéticas salidas de la nada dejaban inconsciente a aquel thuleniano. Sin embargo, logro disparar su rifle bolter hacia donde estaba Ceferino, quien sintió la potencia de aquel rayo. El impacto fue tal, que logro golpear duramente su propio campo de fuerza y derribarlo en el suelo formando zurcos. Su invisibilidad también había desaparecido, dejando al descubierto a un hermoso caballo de gran tamaño color azabache, con crin y cascos blancos cuyo cuerpo estaba incrustado en un boquete en el suelo. La familia de mapuches se quedó mirándolo.
A los pocos segundos, comenzó a emanar de su cuerpo una brillante luz blanca intermitente, que luego quedo estática, dándole aspecto de caballo de luz. Si estuvieras allí, hubieras quedado tan atónito como esos mapuches de ver a aquel equino elevándose del suelo con gracia, hasta quedar flotando a unos centímetros de él mientras emitía su intenso brillo, cual dios equino que había resucitado de entre los muertos. Aparentando no darles importancia a sus expresiones, Relámpago les dijo.
—¡No pierdan el tiempo, partan ya!
El caballo se volvió invisible nuevamente, pero en el pensamiento simple de ellos, éste había desaparecido hacia la nada. Aún asombrados, sacaron fuerzas para salir caminando de allí, camino a su aldea.
Ahora a enviar la basura a su lugar, para después ayudar a Kahena.
Y el equino hizo una abertura en la superficie de la nave, logrando sacar muchos componentes electrónicos que luego guardó en una de sus alforjas.
Seguidamente, el caballo usó sus poderes electromagnéticos para llevarse los cuerpos y a la nave.
Aquella misma familia regresó a su pueblo, donde varios cientos de mapuches los esperaban, desde afuera de sus respectivas runcas - casas mapuches-.
Uno de los más jóvenes les pregunto en mapudungun
—¿Lonco – en mapuche es equivalente a jefe de tribu- , por qué no vinieron los emisarios extraterrestres como prometieron?
—Porque son impostores, me lo acaba de decir el emisario de Ngenchen
—¿Un emisario? ¿Quién? – preguntó otro
—Un 2lufke, enviado del cielo por Ngenchen, que tomó forma de 3kawellu, para protegernos de esos falsos dioses, que dicen que nos quieren ayudar.
La multitud se puso a discutir el asunto.
¿Está seguro de lo que dice, respetado toqui?
La joven esposa del ulmen lo apoyó.
—Sí, nosotros lo vimos también, un hermoso caballo color 4kurü, con crin y cascos blancos, que brillaba con luz propia, como el relámpago.
Su pequeña niña añadió
—Era muy bonito
—Hablaba como un verdadero emisario de Ngenchen – dijo el muchacho
Como si los hubiera escuchado, un relámpago rasgó el cielo y con su estruendoso trueno sacudió la tierra. Varios gritaron a coro.
—¡¡¡Lufke kawellu!!! - Relámpago el caballo


Notas
4.1.1. Amun: En idioma mapuche significa andar
4.1.2. Lufke: Relámpago
4.1.3. Kawellu: Caballo
4.1.4. Kurü: Negro
Última edición por Meru el 27 Jun 2023 11:28, editado 1 vez en total.
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84515
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por lucia »

Este capítulo se ha hecho un poco largo porque todo transcurre de forma lenta, salvo el final en que recibe el mote.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Meru »

Aunque la idea es poner más atención en los diálogos y en cómo se desarrolla la génesis del héroe; dame una sugerencia para que no parezca tan largo. Por cierto, qué bueno que te gusto el final.
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84515
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por lucia »

Para que no parezca tan largo, déjalo descansar un par de semanas, luego reléelo y mira a ver qué te parece a ti. En este caso, se hace un tanto repetitivo que siempre hablen él y la hermana de lo mismo.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Toyah
Lector voraz
Mensajes: 193
Registrado: 20 Oct 2011 18:31

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Toyah »

Un texto cuya principal descripción se pule al final de la frase sin pensar en la rima dice mucho con poco manteniendo enfasis en el sujeto del texto hay unas descripciones precisas que de inmediato situan al lector en la escena
1
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Meru »

Gracias, apenas estoy aprendiendo, Toyah; siempre me critican mi gramática y mi ortografía y tienen razón, las debo corregir. Obviamente vas a tener que explicarme lo de rimar al final de la frase para hacerlo mejor. Lo malo es que soy aficionado en esto; apenas tengo tiempo para escribir.
1
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos) Capitulo XIII

Mensaje por Meru »

Capítulo XIII
El rescate
Kahena trabajaba dentro del granero, soldando unos componentes electromagnéticos protegida por una máscara, guantes y un peto de cuero, hasta que apareció Ceferino/Relámpago. Los dos comenzaron a hablar en mapudungun, a mi parecer, de manera muy animada.
—Aquí te traigo estas piezas electrónicas, ya puedes comenzar a construir.
—Eso sí que fue rápido.
—Esta vez demore un poco más de la cuenta.
Ella observó con detenimiento lo que le había traído Ceferino y dijo.
—Dime la verdad, éste no es material terrestre, ¿verdad?
—No, lo obtuve atacando una de las naves espaciales de esos thulenianos.
—Por favor, dime que no los mataste.
—No vas a creer que todavía hago eso ¿O sí?
—¿Y qué les hiciste?
—Los dejé en el basurero de Nueva Thule
—Ja, ja, en verdad se lo merecían, a propósito, te voy a mostrar algo.
Ella le enseñó su lanza de titanio, extensible por los dos extremos.
—No dejas de impresionarme, excepto que falta algo.
—¿Qué cosa?
—Las puntas, todas las lanzas de combate tienen, aunque se vería genial que en ésta fueran dobles, pero todo eso lo podemos trabajar luego, con más calma y algo de estudio de la tecnología de esos thulenianos, porque tuve suficiente tiempo para estudiarlos.
— Qué bueno, porque ahora tengo muchas ganas de comenzar a entrenar para combatir a esos falsos extraterrestres, sin olvidar el rescate que tenemos planeado.
—Comencemos
La niña se volvió a quitar la máscara de soldador para ponerse la capucha, - ya tenía desde hace rato su traje de Cóndor de Luz puesto - que ahora tenía adheridos a ella dos lentes redondos de color plateado en cada uno de los espacios que servían para permitir la visibilidad
- Aunque te ves más sicodélica que antes, ¿segura que puedes ver a través de eso?
- Y vos, ¿cómo se supone que puedes hacer tantas cosas increíbles con cuatro patas y un cuerpo de cabacho?
La chica fue hasta un armario, que estaba en una de las distantes esquinas del depósito, de donde sacó una especie de capa con capucha en forma de cóndor adherida, de color plateado.
- ¿Qué tal ahora?
¿Acaso no es esa capa parte de tu viejo disfraz para recibir en el We tripantu? – ese es el año nuevo mapuche.
- Sí, pero...
Ceferino la interrumpió con uno de sus sonoros relinchos.
- No te preocupes, te queda bien, otra última cosa antes de partir, ¿no crees que te deba ajustar tu traje a medida que creces?
Kahena se miró de arriba abajo
—Tal vez un poquito, aunque quizá no necesite mucho; ya me faltan pocos años para llegar a mi estatura normal, por lo menos el de una mapuche. Además de eso, este material es el más autoajustable que he visto y me he dado cuenta de que es también es mucho más fuerte que el espandex o el nylon.
—Manos a la obra pues, móntate en mis lomos; veamos qué tanto de protege tu traje de mi electromagnetismo. Te advierto que no lo estaré graduando como cuando estás montada sin él
—Entiendo tu punto, probémoslo ya.
Así fue como comenzaron a entrenar juntos, realizando diversas proezas que para un humano promedio parecerían imposibles, como cuando Kahena realizaba katas marciales mientras estaba parada en los lomos de Ceferino. Éste levitaba en el aire avanzando de manera muy lenta, dejándose llevar por el viento.
- ¿No te da miedo caerte?
- Para nada, eres mi seguro de vida; yo, en cambio, me concentraré en practicar combate cuerpo a cuerpo aéreo.
Realizando uno de sus movimientos, Kahena dio un paso en falso y cayó al vacío.
—¡Auxilio!
—¡Por Ngenchen, no desesperes Kahena, a ti voy!
Ceferino fue hacia abajo, a velocidad luz, adelantándose al cuerpo de Kahena, que estaba cayendo al vacío. La rodeó en una burbuja electromagnética, que hizo su caída mucho más lenta, hasta quedar a baja altura de la silla de montar, haciendo desaparecer la burbuja para permitirle al cuerpo de la niña caer suavemente allí. Quedó montada en el asiento de cuero.
— Ufff, me diste un gran susto.
—Y yo no me debí haber asustado tanto, tú estabas conmigo, ¿podemos practicar eso de nuevo?
Él da un relincho meneando la cabeza y sacudiendo su abundante crin.
—De verdad tú estás loca.
—¿No que queres vencer a esos super monstruos?, tenemos que ser mejores que ellos.
—Está bien, pero sólo una vez más.
Horas después, Kahena sólo tiene puestos los guantes de su traje; con ellos trataría de abrir una pequeña caja, siendo observada por el caballo.
—Qué bueno que esa caja fuerte es una reliquia.
— Por lo menos sabemos que papá ahora tiene una mucho mejor.
Ella arrancó la puerta de la caja de seguridad casi sin esfuerzo, causando durante el proceso que el metal se doblara y que el sonido de hierros retorcidos y tornillos lanzados al aire se escuchara.
—¿Vos viste qué sencillo?
—Cuando vuelva a ser humano quiero una de esas. Volviendo al grano, me parece que necesitamos un reto mayor, algo que nos haga sentir seguros de que podamos hacer esto.
— ¡¡Macho, tenes razón!! ,¿no queres salvar a alguien?


- Ya sé que debemos salvar a los treinta guerreros de la tribu, que fueron a buscarme.
- No, a ellos los salvaremos de todas formas, hablo de los demás; el mundo está lleno de personas que necesitan ayuda, que están en peligro ¿Recuerdas que hablamos de eso poco después de reencontrarnos?
Relámpago queda paralizado como una estatua equina y, según mi impresión, no está muy feliz con lo que le dijo su hermana.
—¿Qué pasa, hermanito?, ¿no recuerdas que conversamos de la misión de tu vida?
El caballo bajo la cabeza y le respondió en tono lúgubre.
—No, Kahena, no siento que salvar a los humanos valga la pena.
—¿Por qué?, ¿qué piensas ahora?
—¿Recuerdas de lo que te hable de mi visión remota?
Si vieras la expresión que puso la niña, te darías cuenta de que quedo con la boca abierta y todo su cuerpo en estado de shock.
—¿No me digas? ¿Es ese poder con que…
—Sí, hermanita, el mismo que me permitió verte hablar con Kintukewun; no fue a propósito, simplemente sucede que, la mayoría de las veces, esas visiones me vienen así. Y te tengo que contar algo, en estos meses que pase desde que Mengele me transformó en esto que soy ahora, he sido testigo de la maldad humana.
—Me parece extraño ese cambio en ti, hermanito, tú siempre creíste que el ser humano es bueno por naturaleza.
Relámpago/Ceferino meneo su cabeza.
—Me equivoque
—A ver, ¿qué viste con tu visión remota?
—Más de lo que debería ver y más de lo que debería saber.
Kahena cruzo los brazos.
—Bien, cuenta, soy toda oídos.
—¿Sabías que durante siglos las mujeres han estado tratando de manipular a los hombres y estos últimos de dominarlas a ellas?
Kahena no se mostró sorprendida.
—La eterna y estúpida competencia de los sexos; al no ser capaces de entender ni cooperar entre géneros, cada uno de los dos busca beneficios del o la otra por medio de sus mejores armas; las mujeres con su intuición y los hombres con su fuerza. Bien, continúa.
—Las personas más religiosas son las más hipócritas y las que menos creen en un dios suelen ser las más sensatas.
Kahena movió una mano en señal de negación.
—Pero esa regla no siempre se cumple, hay personas que en verdad se creen lo que predican y hay gente atea de lo más materialista pero sí, no te quito mucha de la razón. Por cierto, por la manera en que la dijiste y te expresaste, note que estabas aterrorizado.
El caballo cerro los ojos por un momento, luego los volvió a abrir.
—He muchos sacerdotes católicos romper sus votos de castidad, tanto en relaciones consentidas como en actos de lo más abominables….
—¡Basta Ceferino!, no me cuentes esas cosas.
—¿Sabías que hay pastores evangélicos que tienen varias amantes?
Y Kahena se rio a carcajadas.
—Bueno, Ceferino, eso es como hablar de nuestras costumbres antiguas mapuches; cada hombre mapuche de antaño se podía dar el lujo de casarse con cuanta mujer quisiera, especialmente si eras lonco o jefe de una tribu. No fue hasta la llegada del cristianismo a nuestras tierras que se reformaron mucho nuestras creencias religiosas. Lo que hacen esos winkas o no mapuches es básicamente lo mismo que hacían nuestros ancestros masculinos; que sea una hipocresía no admitirlo para aparentar pureza espiritual esa es otra cosa.
—Y también note la doble moral en las relaciones humanas; la mayoría dice lo que supuestamente piensa y, en realidad, hace otra cosa distinta. Muchas personas dicen ser ricas y en realidad son gente de clase media dándose importancia, hay parejas que en las redes sociales se juran amor eterno y, en realidad, ya están pensando en divorciarse; hay hombres que se hacen pasar por ser bien heteros, pero en su vida privada son de lo más homosexuales y no los culpo, están reprimidos y tienen miedo del que dirán…
Kahena le extendió los brazos con las palmas de la mano hacia arriba en ademan de querer callarlo.
—Basta, hermanito, si sigue así vas a hacer una enciclopedia de todas las faltas humanas y tú, como siempre, te fijas en todos los detalles.
—Lo siento mucho, Kahena, soy así de nerd.
—Lo que ya es bastante raro para ser un mapuche.
—Y no te noto demasiado sorprendida por lo que te dije.
Kahena le abre bien los ojos clavándole la mirada a Relámpago/Ceferino.
—¡Pues claro, Ceferino, si soy mujer!, ¿crees que desde hace cientos de miles de años no intuimos cosas?, tuvimos que desarrollar ciertos talentos como, por ejemplo, la intuición, esa que nos ayuda a darnos cuenta de las intenciones de otros hombres y también mujeres, para poder analizarlos y pensar cómo actuar frente a esas personas. Así que no me vengas con cuentos de que no conocías el mundo que te rodea; ustedes los hombres deberían desarrollar más la intuición y no tanto pensar con la lógica, que no es mala y en muchos casos es mejor que la de nosotras, pero si combinaran ambos talentos ustedes harían las cosas mucho mejor e, incluso, no serían tan manipulables por nosotras. Sin embargo, me alegro de que esos poderes que tienes te estén abriendo la mente; ahora sabes de cosas que te resistías a creer y entiendes que tus conclusiones lógicas de que la gente es buena por dentro no se justifica; recuerda que Aicapan, tu rival de la escuela, y muchos otros mapuches no son de buen corazón.
—Pero es no es lo peor, es lo que le hacen los seres humanos a los animales y ahora yo me identifico con ellos porque yo soy un animal.
La expresión de Kahena cambio de la serenidad a la tristeza; se acercó a su hermano lentamente y lo abrazo por su equino cuello. Le comenzó a hablar en susurros.
—Y, sin embargo, el otro día tú me trajiste unos pescados envueltos en tu burbuja electromagnética para darme de comer, he incluso tú mismo me dijiste que extrañabas comer carne porque tu cuerpo equino no puede digerirlo.
Relámpago quedo inexpresivo.
—Hay cosas de mi lado humano todavía se rehúsa a aceptar, pero la cosa en mi mente se pone cada vez peor.
—Cuéntame.
—¿Sabías que en Estados Unidos, en los albergues, si un animal no es adoptado en un mes lo duermen?
—¿Querrás decir matar?
—Sí
—No, no lo sabía.
—Y lo peor, los animales ya saben que los van a matar antes que lo hagan.
Kahena se lleva las manos a la cara, cubriendo completamente su rostro.
—Por Ngenchen, eso debe ser una sensación horrible.
—Y ni se diga de los animales que viven en hábitats naturales; en todos ellos hay cazadores furtivos esperando asesinar a cuanto animal exótico encuentren y los gobiernos no destinan suficientes recursos económicos y humanos para proteger esos lugares.
—¿Seguro que puedes dormir pensando en todo eso?
El caballo cierra los ojos y menea la cabeza de manera muy lenta.
—La verdad es que muy poco, apenas tres o cuatro horas y eso que tengo estos poderes; tú y yo sabemos que los animales de mi especie dormimos muy poco o nada cuando no estamos en manada o acompañados.
Luego dijo lo siguiente en una voz más grave, como si estuvieras escuchando a la misma muerte desde ultratumba.
—Pero eso no es lo peor.
—¿Qué quieres decir?
—Lo peor, por lo menos para mí, es cómo los humanos tratan a sus caballos o, al menos, la mayoría de ellos...

Continuará...
Última edición por Meru el 18 Jul 2023 11:00, editado 2 veces en total.
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84515
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por lucia »

Este te ha quedado con demasiada moralina.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Meru »

¿Que quieres decir?
1
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo, continuacion del capitulo XIII

Mensaje por Meru »

Imagen



—Y Kahena agacho la cabeza, puso la mano en la frente, la meneo y, luego, se quito la mano de la frente… estaba asustada. Tras eso, ella levanto la cabeza hacia arriba, levanto los parpados de los ojos, extendió los brazos hacia adelante con las palmas de las manos hacia arriba y dice.
No me digas mas, eso ya lo lei en una página web de los Estados Unidos de América sobre el trato que le dan a sus caballos de carreras; es horrible.
—Y por cierto, ellos no son los únicos americanos en este continente.
Kahena le hace un ademan de desprecio con la mano izquierda.
- Asi se llaman a si mismos, ese no es problema de nosotros; tu sabes que todos los aborigenes de este continente le llaman Abya Yala. Si les quitas ese nombre a esa gente, les vas a quitar identindad, entonces no son nada. Es como si no te llamaras Ceferino Tahiel, serias el hombre sin nombre, sin identidad, sin pais, no serias nada...Dejalos que se llamen como les venga en gana y escribe una novela de teoria de la conspiracion de que ellos querian conquistar todo el continente y no lo lograron por culpa de que los derrotaron los españoles... Ese no es nuestro problema ya; si quieres escribe una novela sobre eso, que es una teoría conspiranoica tuya que tanto obseisona.
- Pero sólo tengo cuatro patas, no dos manos y dos piernas,  ¿cómo se supone que voy a hacer eso?
Y Kahena extiende sus robustos brazos de forma leve, sin dejarlos rectos, palmas hacia arriba y le dice lo siguiente con una expresión algo más relajada en la cara.
-Pensaremos en eso después de que recuperemos tu cuerpo.
- Si queres podemos empezar ahora ¿Te parece?
- Está bien, creo que podemos poner manos a la obra; de todos modos, la idea es que también sea un buen entrenamiento.
-Pero yo no quiero ser un super héroe, y menos ahora que sé lo que los humanos le hacen a sus caballos.
— Ya hablamos de eso, Ceferino Tahiel; por ahora, es lo que harás. Recuerda la frase que te dije
— O eres lo suficientemente valiente para aceptar tu destino...
Y Kahena repitió el resto de la frase, mirándole fijamente a los ojos, como si escrutara su propia alma.
— O demasiado cobarde para aceptarlo.
Entonces, Kahena extendió levemente el antebrazo y mano derechos, en un ademan que denotaba que ya lo que discutieron carecía de importancia.
— Bien, asi quedamos. Por cierto, ¿cómo está tu visión remota hoy, podes ver algo?
La vista de Relámpago se fue mucho más allá del horizonte en que se encontraba.
- Creo que capto algo, unos cuatro tipos, de aspecto antisocial, que llevan unas bolsas con zipper y grandes fajos de dinero robado; están manejando por el este de Francia.
 Manos a la obra
- Ella se puso su máscara, que en lugar de los agujeros que tenía anteriormente para poder ver, ahora tenía adherido a los cuencos unos lentes color blanco con forma de ojos de cóndor.
- ¿Qué se supone que es eso que cubren tus ojos?
- Es parte de mi uniforme; si me quiero llamar “Cóndor de luz”, debo hacerle honor a mi nombre.
- Se nota que no dormiste bien anoche; mientras fabricabas esos juguetes nuevos me hubieras pedido ayuda para terminar más rápido.
- ¿Con lo cansado que vos estabas?, te veías adormilado que parecías el saco de arena que termino de destruir Mengele en un entrenamiento.
- Bueno… cho.., Kahena vos no me creas tan debilucho; sé que es el hombre más poderoso del mundo, pero el hecho de que cho estuviera más acabado que el chapulín colorado tras una brutal paliza no significa que me puede demoler de ese modo, o por lo menos aún no. A propósito – dijo Ceferino tratando cambiar de asunto -, ¿cómo los hiciste?, eso requiere cierto procedimiento industrial y tú y cho no poseemos la tecnología ni la materia prima.
- Se me ocurrió de repente, luego de haber estudiado esos extraños aparatos de aquellos nazis, como tú les llamas y estaba muy ansiosa. Con bastante afán, estudio y algunos componentes que cho extraje de esos dispositivos, pude crear unos lentes que me permiten ver bien de día y de noche, tan natural como el ojo humano pese a que siempre se ven blancos desde afuera; por medio de unos sensores casi microscópicos adheridos a sus aros me conecto a una aplicación de mi celular, que me permite tanto programarlos para ver en la oscuridad como estar pendiente de mis signos vitales y hasta el nivel de fuerza de mis botas y guantes gracias a la resonancia magnética del mismo móvil, vía la propia app.
- ¡¡Santo Ngenchen!!, por poco y te terminabas de inventar un google glass.
- Nah, mucha tecnología marea y también lo sabes bien, Ceferino.
- Ahora sí, ¡¡marichiwew!!
Al fin la niña se montó sobre los lomos de su hermano para poder viajar. Éste, por medio de su visión remota se guio a la velocidad de la luz, hacia el este de Francia, provincia de Lorena, donde aquel veloz auto Skoda iba por la carretera.
Justo en ese momento, un brillante relámpago cayó del cielo, a unos cuantos metros por delante de ellos. Al desvanecerse en la nada dejó visibles las figuras de Relámpago y Kahena montada en él. Los hombres hablaron en checo.
- ¿Qué visión espeluznante es esta?
El que respondió fue quien manejaba.
- No lo sé, pero no pienso detenerme para averiguarlo
Aceleró para tratar de atropellarlos. En ese momento, emanó del cuerpo del caballo una descarga electromagnética que anuló el sistema eléctrico del automóvil a la vez que lograba frenarlo para que no se accidentara.
¡¿Qué clase de magia es esta?! – preguntaba un tercero.
- Ya no tienen escapatoria – pensó en voz alta Ceferino
Kahena decidió desmontar.
- ¡¿Pero ¡¿qué haces, no ves que te estás exponiendo al peligro?!
- ¿Y acaso no vamos a exponernos al peligro todo el tiempo?, para eso estamos entrenando ahora, ¿no?
Ella continuó acercándose a ellos, mientras uno de los dos que salieron del carro le gritaba improperios en un idioma que no entendía. Los dos individuos vestían ropas oscuras y tenían sus rostros cubiertos de pasamontañas negros, con aberturas para respirar y hablar. Eran además distinguibles por su elevada estatura, que contrastaba con el porte menudo de la joven mapuche.
- Tan grandes, pero cho puedo con ellos.
En algún momento, uno de ellos comenzó a dar tiros con su pistola magnum calibre 38, lo que puso a Ceferino con sus crines de punta.
- ¡¡Por Ngenchen!!
Usando sus poderes electromagnéticos, Relámpago detuvo la trayectoria de las balas haciéndolas caer al suelo, muy cerca de donde estaba Kahena.
- Santo Ngenchen, este sí que es mi día de suerte – pensó ella en voz alta.
Dos de ellos avanzaron hacia la niña encapuchada, en actitud desafiante, logrando rodearla. Ella saco su vara extensible, cuyos dos extremos se alargaron por los lados.
Rápidamente, ella golpea a uno en la mandíbula, volviéndose hacia su derecha para derribar de una zancadilla provocada por su vara al otro, dejándolos inconscientes. Aprovechando que estuvo unos segundos ocupada con sus dos compañeros, uno de los hombrones la agarra por atrás elevándola en el aire haciendo que su bastón se le cayera. Su compañero se abalanza hacia la niña, siendo golpeado por una patada de ella, quien todavía forcejeaba con el otro. Aprovechando la cercanía de su cabeza, ella lo golpea con un cabezazo, rompiéndole la nariz, lo que hace que la suelte y la deje caer en el suelo, pero ella hizo una pirueta y cayo parada como un gato. Luego toma el bastón y lo noquea de un poderoso golpe a su cuerpo.
El otro ladrón que pateo todavía estaba en el suelo, cuando rápidamente se recompuso, tratando de escapar por la campiña francesa. Kahena lo detuvo lanzándole su boleadora - arma tradicional mapuche, con dos bolas pesadas a los extremos, conectadas por una soga, que se lanzaba a las piernas de las presas de caza o a los enemigos, enredándose en sus piernas hasta hacerle perder el equilibrio - a sus piernas, que lo hizo caer vencido en el suelo.
- ¡¡Salió mejor de lo que cho esperaba; Kahena, estuviste espectacular!!
- Gracias, tú también estuviste guapo.
El caballo pareció sonrojarse
- Un momento, ¿no los mataste, o sí?
- Se supone que tú lo puedes descubrir; cho traté de no pegarles tan duro.
Del cuerpo de Ceferino emanaron ondas invisibles de resonancia magnética, que llegaron a los cuerpos de los ladrones inconscientes, rebotando en ellos para después regresar a su emisor.
- Tenes razón, no les pegaste muy duro, ahora voy a averiguar de qué país es esta placa - se refería a la que estaba adherida a la defensa frontal del carro -; por eso entraré a la base de datos de la Unión Europea.
- ¿Desde cuándo vos podés hacer eso?
- Es que cho hice muchas cosas antes de reencontrarnos de nuevo, ni te imagina
La placa tenía en su esquina izquierda el logo de la bandera de la Unión Europea y debajo de ella las iniciales CZ; la numeración era 4B4 3567. Con sus poderes electromagnéticos, Ceferino era capaz de entrar su mente dentro de cualquier red de telecomunicaciones que quisiera; podía descifrar los diversos códigos con la misma facilidad que podía leer una enciclopedia en una noche, cuando era humano.
- La placa le pertenece a un vehículo robado de la República Checa y todo ocurrió en Praga, su capital; ellos venían de asaltar su Banco Central y lograron evadir a las autoridades, aprovechando la falta de fronteras artificiales que hay dentro de la Unión Europea.
Kahena se aferró nuevamente a la silla de montar. Sin embargo, se llevó su mano derecha a su mentón porque meditó una idea.
-Espera un minuto: ¿entrar en su base de datos no es algo ilegal?, conociéndote a ti, yo diría que no es tu estilo.
El caballo vacilo por un momento en lo que dijo su hermana, luego sacudió su cabeza a la vez que daba un relincho y respondió de manera tensa pero calmada.
- Vacha, no lo había pensado; creo que en mi avidez por ayudarte no me puse a meditar en el alcance de mis poderes, por lo cual deberé desarrollar mi propia ética de hasta donde usarlos o no. Sin duda alguna, procurare usar más a menudo google para buscar…
Kahena lo interrumpió
- O viéndolo desde otro punto de vista: quizá no es lo correcto, pero a veces no hay opción. Sin embargo, los gobiernos son peores: echos toman la información privada de las personas de diversas maneras y las manejan a su antojo, por lo cual si debes realizar una violación a la seguridad de estas bases de datos, al menos no te sentirás tan culpable.
Relámpago se limitó a asentir de con su cabeza lentamente.
- Entonces basta de charla, chevémoslos a su policía.
- Con mucho gusto, hermanita.
Ceferino envolvió a los cuatro inconscientes individuos dentro de burbujas electromagnéticas, para entrarlos levitando al vehículo y luego cerró sus puertas con su electromagnetismo. Después Ceferino envolvió al mismo vehículo en una burbuja electromagnética, haciéndolo levitar en el aire. A los cuatro segundos de ese acto, Kahena estaba montada en lomos de Ceferino y éste también levitaba.
- Ahora vamos a República Checa.
Despareció de la campiña francesa del mismo modo en que había llegado: como un rayo de luz.
Siberia, Rusia.
Un gigantesco cohete espacial Soyuz está a punto de salir de su plataforma de despegue, con destino a la estación espacial internacional. Llevaba a un grupo multinacional hacia allá, en virtud de los múltiples acuerdos de cooperación que se han firmado al respecto.
Desde la cabina, los dos cosmonautas, ataviados con sus pesados trajes, esperan ansiosos el fin del conteo del centro de control.
- Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero, ¡¡¡despegue!!!
La plataforma se separó del cohete, comenzando a elevarse por el aire; se desprendió poco a poco de las etapas que componían el vehículo y regresaban a la tierra producto de la fuerza de gravedad. Finalmente, cuando quedó el último módulo, uno de los reactores de la nave dejó de funcionar.
- Centro de control, aquí el capitán Karpov, cambio.
- Ha habido un problema con uno de los reactores; me temo que no podré despegar de la atmósfera.
En el centro de control, todo el personal se miraba entre sí, quedando estupefactos ante lo que estaba pasando.
- ¡¡Aquí centro de control! ¿Cuál es su situación actual?
El módulo poco a poco perdía altura, entrando en fricción con la atmósfera, generando chispas en el fuselaje de la nave, causando que esta se consumiera con el fuego, hasta que de pronto, había cesado. Sin que se hubieran dado cuenta, el vehículo quedó envuelto dentro de un campo electromagnético, que no sólo impedía que la nave se consumiera por las llamas, sino que hizo que se desacelerara la caída muy rápidamente.
Sin que nadie lo supiera, Ceferino y Kahena estaban invisibles y levitando muy cerca del cohete. El caballo se puso delante de la punta del cohete y como un corcel arrastrando una carroza con riendas invisibles, lo descendió en trayectoria oblicua aterrizándolo suavemente
- Fue mucho más fácil de lo que pensé.
- Y sin duda, esas personas están a salvo – continuo Kahena -.
- Control, no sé qué está pasando, pero parece ser que alguna fuerza desconocida ha frenado la caída.
Ceferino hizo que el módulo descendiera lentamente hasta la pista de despegue de donde salió.
- De verdad ha sido un día muy productivo; creo que ya estamos listos para realizar ese rescate.
- Si es que todavía están vivos.
- No seas tan pesimista.
De pronto, la faz de equina de Ceferino cambia de expresión a una de leve angustia.
- ¿Vos te pasa algo?
- Acabo de sentir unas ondas infrarrojas rebotar en contra de mi cuerpo.
Kahena abre la boca sorprendida sin gritar
- No me digáis que…
- Sí hermanita: nos detectaron.
- Pero vos me dijiste que tú eras indetectable al radar.
Lo sé, pero tal vez aún no a todos los radares, tenemos que irnos de aquí.
En cuestión de segundos, surcaron el cielo dos aviones de combate rusos último modelo.
Traducido del ruso
- Está violando espacio aéreo ruso, identifíquese
- Yo no veo nada – dijo el otro piloto
En eso estaban, cuando una especie de luz intensa de flash ilumino sus cabinas, siendo acompañadas a los pocos segundos por un sonido de trueno.
- ¿Viste eso?
- No muy bien, quedé fulminado por ese relámpago o lo que sea que fuese…
-No es que sea supersticioso, pero, por Jesucristo, que nunca en mi vida me he asustado tanto, mejor salgamos de aquí.
En la noche, Kahena estaba recostada en la puerta de la caballeriza de Ceferino, viendo los titulares de noticias en ruso y en checo desde su móvil.
- Lo bonito de dominar otros idiomas es que no necesitas una mala traducción - dijo ella:
Ceferino da un relincho y sacude la cabeza.
- O una traducción mal intencionada, como se han dado en ciertos casos a lo largo de la historia.
- Hay sólo unas pequeñas diferencias entre el checo y el ruso; al fin y al cabo, usan alfabeto cirílico, mira.
Le llevo la pantalla de su móvil hacia su rostro equino, donde pudo observar los titulares en checo. Decía lo siguiente, “Asaltantes y vehículo robado aparecen misteriosamente frente al cuartel de policía”.
- Me alegro que nunca sabrán de nosotros; así podremos vivir en paz sin que me acosen por ser un fenómeno.
- Vos no sois un fenómeno, eres un…
- Kahena, ¿qué haces allí adentro? ¿Que no te he dicho de lo antihigiénico que es estar dentro de una caballeriza tanto tiempo?
- Es vuestro padre – dijo Ceferino
Kahena se lleva las manos a la cara, con expresión de pena y angustia. A su alrededor, parecía que todos los caballos se solidarizaron con ella; estaban alborotados, saltaban sobre sus cascos y daban relinchos tan desesperados, que la baba espumosa escapaba de sus mandíbulas como poseídos por algún espíritu de rabia.
- Y ahora qué le vamos a decir, ¿qué hacemos? – pregunto Kahena -.
- Vos entended que ya es demasiado tarde para eso.
Pelantaro Tahiel se puso frente a ellos, ataviado de su poncho tradicional y con una lanza en la mano. El diálogo se da en mapuche.
- ¡¿Qué haces aquí, hablando con un caballo sobre noticias que lees?!
- No estoy haciendo nada malo.
- Te exijo que regreses a tu cuarto ya, a menos que tengas algo importante que hacer aquí; no te quiero ver en este insalubre lugar.
- Papá, ella está conmigo, no con ningún animal extraño.
Al escuchar eso, Pelantaro quedó bien atónito; incluso dejó caer su lanza en el suelo.
- ¡No puede ser, un caballo que habla y con la voz de Ceferino!! ¿¡Qué abominación es esta?!
- Papá, por favor, escúchame...
- Ceferino, tú estás muerto, pero tu alma se aferra a esta vida y por eso no te vas al más allá; sal de ese caballo y vete al 1Ngill Chenmaiwe.
- Esto no es como tú te lo imaginas – protestó el caballo
Como por arte de magia, Pelantaro hizo levitar rápidamente la lanza, que se le había caído al piso, para agarrarla con su mano. Tras eso, apunto el arma al cuerpo del caballo y comenzó a invocar un hechizo.
- En virtud de mi poder de 2machis invocó a los Ngen para que, en nombre de Ngenchen, revistan la punta de mi lanza, la que heredé de mis ancestros, descendientes del gran cacique 3Galvarino, con los poderes del sol, la luna, la tierra y las estrellas.
De todas direcciones, una multitud de haces de luz de color verdoso se concentraron en la punta de la lanza de Pelantaro, haciéndola brillar con una intensa luz verde mucho más brillante que el neón.
- ¡¡Oh no, la lanza de Galvarino!!
- ¡¡Así es hija, por eso te pido que me hagas el favor de alejarte de ese equino, que ha sido poseída por el alma de tu hermano!!
La niña en lugar de acercarse a él, retrocedió para atrás, hasta estar más pegada a la puerta de la caballeriza donde sobresalía la cabeza de su hermano. La rodeo fuertemente con sus brazos.
- Haz lo que quieras, pero jamás me voy a separar de él
- Kahena, ¿qué estás haciendo?, esto es entre él y yo, no contigo – dijo Ceferino - .
- Sí, pero me juré a mí misma y a Ngenchen que no me volvería a separar de ti si te encontraba, por eso no lo haré.
- Obedece hija mía, no hagas que mi ira se vuelva contra ti. Las almas de los recién muertos no pueden permanecer en el mundo de los vivos; te causará mucho dolor.
-¡¡Basta papá, tú eres el que nos está causando dolor; incluso a los caballos!! – dijo Kahena.
A su alrededor, el resto de los caballos menos Ceferino, seguían relinchando de miedo y estaban inquietos. Ante ese panorama, Pelantaro recitó unos extraños mantras en mapudungun con el brazo sin lanza extendida y la mano abierta moviéndola en todas direcciones. Todos los caballos se tranquilizaron de inmediato hasta volverse a dormir. Después de eso, escuchó una voz muy familiar.
- Escucha papá, yo no estoy muerto: mi alma fue arrebatada de mi cuerpo para quedar atrapada en el cuerpo de mi caballo Centella por obra y gracia del doctor Sigfried Mengele, el director de la escuela alemana.
Pelantaro puso una cara de incredulidad.
- ¡¿Sigfried?! Con ese señor yo he tenido mis diferencias, pero jamás podría concebir que sea capaz de esto, ¡¡me suena absurdo!!
- ¡¡Papá, permíteme explicar...!!
- Explicar nada, es un alma en pena que debe ir al Ngill Chenmaiwe, para regresar como un 4alwe y no maldecir el mundo de los vivos. Vete, Ceferino, o clavaré esta lanza en tu corazón.
Lo que no sabía Pelantaro es que hacer eso ya no era necesario; con el corazón hecho pedazos, el caballo pensó en sus adentros lo siguiente.
!!Este es el peor día de mi vida!! !!Preferiría mil veces luchar contra toda Nueva Thule o que Mengele me abduzca de nuevo a lidiar con él!! Ahora debo decidir qué hacer y sólo tengo dos opciones: una es tratar de explicarle lo sucedido, pero de todas formas me clavara su lanza mágica; puedo dejar que me clave la lanza para que se acabe esto… no, no: puedo hipnotizarlo con mis ondas electromagnéticas para que olvide todo esto y… lo malo es que eso sería manipularlo y es uno de los dos poderes que detesto usar. La última opción es… ¡¿por Ngenchen?!¡¿Por qué debo llegar a esto?!… sólo sé que debo hacerlo, porque hacerlo es lo único que me queda si quiero finalizar este drama; de lo que sí estoy seguro es que me va a doler más a mí que a él.
- Papá, siento mucho tener que mostrártelo de esta forma, porque yo también tengo mis propios trucos. Kahena, por favor, hazte a un lado.
- ¿No estás pensando en demostrarle, o sí?
- Es que él no me ha dado opción
El pelaje oscuro de Ceferino comenzó a hacerse más claro, por la luz que emanaba de dentro de su cuerpo, hasta brillar con la luz de un relámpago. Casi de inmediato, el picaporte de su portón se abrió, permitiendo que pudiera mover las bisagras de la puerta para abrirla toda, dejando ver a Relámpago con sus patas levitando a cuarenta centímetros del suelo. Su padre, quedó estupefacto, lo que provocó que cayera de glúteos al suelo con las manos apoyando la espalda, dejando también caer la lanza.
El caballo envolvió la lanza, que todavía tenía el brillo de luz verde, dentro de una burbuja electromagnética, haciéndola levitar en el aire para mostrarla de frente a su sorprendido padre. Con todo lo que le permitía sus poderes, amplifico su voz como si tuviera un micrófono y le dijo.
- HOY TE ANUNCIÓ QUE TU POTESTAD SOBRE NOSOTROS SE ACABÓ.
Relámpago rompió la lanza en dos mientras estaba levitando, para tirarla a ambos lados del cuerpo de su padre.
- Kahena, móntate sobre mis lomos; nos vamos de aquí.
Luego de vacilar un poco, la niña accedió a la petición de su hermano, ensillando rápidamente su cuerpo para montarse sobre él.
- Adiós, oh gran lonco – dijo Ceferino tratando de emular reverencia-.
Caballo y jineta se fueron levitando no a una velocidad luz, pero lo suficientemente rápido para irse de allí hacia una buena distancia.
Justo después de que estaban a varios metros de distancia, Pelantaro se levantó, extendió su mano derecha hacia el suelo, invocando el siguiente hechizo.
- En nombre de Ngenchen, te ordeno que te unas.
Los dos extremos de la lanza rota nuevamente levitaron del suelo para unirse en el aire, luego de lo cual el lonco la agarró con su mano simultáneamente en el momento en que volvía a poner su mirada hacia sus dos hijos.
- ¡¡Y no vuelvan nunca más, ya no son parte de la tribu; continúen su constante errar por el resto de sus días!!
A cierta distancia de la caballeriza, Ceferino y Kahena, todavía en territorio de la tribu, hablaban entre sí.
- Aún no le encuentro una explicación racional a la magia de los machis o de donde venga; a lo mejor son ondas electro…
- ¡¡Ceferino!!, ¡¡ya deja de andar buscándole explicaciones racionales a todo cada rato, aún si realmente las tuvieran!!. ¡¡Cada vez que te comportas así, te pareces más a Mengele que a un mapuche!!
Aunque no se lo dijo, ese comentario realmente lo ofendió. Nunca había meditado sobre eso, pero ya eso era difícil de cambiar; a menos que tuviera razón para ello. Por el momento, para zanjar la discusión y no perder más tiempo, le respondió
- Lamento haberme referido a nuestras creencias en esos términos; procurare que no vuelva a pasar. También lamento no haber esperado que te pusieras tu traje especial; no fue intencional.
- No teníamos opción, o eso o papá nos hubiera hecho pedazos, por cierto a estas alturas ya debió unir las dos partes de la lanza, seguro que nos maldijo
- No lo hizo.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Lo escuché.
- Por Nguenchen, no pensé que pudieras hacer eso; ya hasta pareces Super…
- Tal vez tiene que ver más con el hecho de que ahora soy un caballo y mis oídos son mucho más finos, bueno, ahora debemos concentrarnos en buscar lo que nos podemos llevar.
- Tristemente no nos podremos llevar todo lo del depósito. Oye, una cosa más, necesito saber algo.
- Soy todo oidos
- Ya sé que puedes envolver en una burbuja electromagnética cualquier cosa, manipulando la fuerza de gravitación del 5cualquier cuerpo que encuentras con tu electromagnetismo, moviendo las cosas a cualquier lugar. Pero eso no explica cómo hiciste para romper la lanza de papá, si tú sólo puedes manipular los objetos metálicos.
- No lo hice
- ¿Cómo?
- Sólo comprimí la burbuja electromagnética que la envolvía, para que se curvara desde el centro hacia los lados, logrando esa acción.
- Si no te conociera, diría que eres un Macgyver con superpoderes.
- Ah, Macgyver, je,je, ya estuvo bueno el espectáculo; hay que irnos de aquí antes de que papá use su investidura de machis para reunir a los demás y traten de espantar mi alma errante de este plano.
- Sniff, voy a echar de menos a mi familia y a mi tribu.
-Sí, yo también, por eso me intriga que me quieras acompañar, ¿que no ves que el destierro de la tribu es peor que la muerte, entre nosotros los mapuches?
- Tu desgracia es mi desgracia, hermanito, tú no hiciste nada malo para ser desterrado; Nguenchen lo sabe muy bien.
- Tendré que soportarte; de todos modos, no me puedo deshacer de ti.
- Je, je.
- Ambos levitaban en el aire hasta el hostal, pasando cerca del totem funerario de Ceferino, al que el equino le puso mucha atención. Quedo estático en el aire mientras miraba aquella escultura de madera de casi cuatro metros.
- Aunque sé que vos no estás muerto, no entiendo por qué le pones tanta atención y de esa forma; de todos modos, es un bonito recuerdo de ti.
- Querida hermana, no sé si lo que voy a hacer será sacrilegio; lo que pasa es que ya me harté de esta charada de que me crean muerto. Aunque si aun así lo quieren creer, no tengo problema con que hagan otro.
Del cuerpo de Ceferino emanó una poderosa descarga electromagnética, que hizo añicos el totem, en cuestión de milésimas de seguro, causando que él se protegiera con un campo electromagnético de las astillas que salían desprendidas de aquel objeto.
- ¿Era necesario que hicieras eso?
- No lo sé, pero por lo menos me siento mucho mejor. Ahora vachamos hasta nuestro granero, a buscar las cosas que podremos llevar.
- Perdóname si soy necia, es que necesito saber, ¿si vos volvieras a ser humano, regresarías a la tribu?
- Jamás, porque papá debería amarme del mismo ahora que cuando era humano y no lo hará.
- ¿Y vos no estás siendo muy duro con él?, esta es una situación anormal que nadie esperaba.
- Su yugo ya no se extiende hacia nosotros. Ya no somos de la tribu y no tenemos nada que perder; si hemos de morir, será luchando contra Mengele, sus secuaces de Nueva Thule y los del área 51..
Entre tanto, en las caballerizas, Pelantaro estaba postrado contra el suelo del lugar, apoyando sus manos sobre el palo de la lanza, que estaba perpendicular a su cuerpo. Rompió en llanto.
- ¡¡Oh gran Nguenchen, ¡¿por qué permitiste que esto me pasara, que pecado he cometido contra ti?!
- Se levantó, y con el extremo de su lanza apoyada en el suelo, ahora paralela a él mientras la agarraba. Dijo para sí mismo mientras enjugaba sus lágrimas.
- Desde hoy, Kahena y Ceferino están muertos para mí, -solloza- sólo espero que Nguenchen tenga piedad de sus almas en pena.
- Y se retiró, caminando como el altivo lonco que era.
Levitaron hasta llegar a las puertas del depósito, cuyas puertas se abrieron luego de que Kahena se bajara de los lomos de Ceferino para abrir la cerradura, entrando ambos por su ancha entrada. A continuación, Kahena procedió a sujetar las alforjas contra los lomos.
- Todas las alforjas las dejé impregnada de material aislante, de modo que si usas tu electromagnetismo, sólo causarás que el flujo de energía pase por ellas sin causarles daño. Además, también tienen imanes pegados en ciertas partes de la tela, para cuando aumentes tu poder electromagnético, funcionen como resistencia para contener el voltaje; todo tal como me lo planteaste y siguiendo el diseño que ambos hicimos.
- Incluso los pintaste de negro.
- Si no lo hacía, esas alforjas te harían ver como un caballo de carga de la primera guerra mundial.
- Tiene razón papá cuando dice que ustedes las mujeres le dan demasiado valor a lo estético, ¿no se supone que nadie va a saber de nuestra existencia, excepto nuestros enemigos?
- ¿Por qué a vos los hombres les cuesta apreciar la belleza de todo?, bueno, no importa, hay mucho en qué pensar. Por cierto, acabo de recordar que tengo otra cosa para que dejes de parecer un caballo de guerra; espérate.
Ella se acercó hasta una gran cesta de mimbre, decorada con una cinta rosa y enlazada en el centro de su tapa. Abrió la tapa, dejándola colgando hacia atrás sujeta al cesto por debido a que formaba parte de este, como si todo fuera una sola pieza, gracias a un pliegue del mismo material que a la vez le servía de bisagra. Sacó una larga capa blanca, con líneas plateadas cosidas paralelamente a los bordes y a unos centímetros de distancia; en el centro de esta, había un círculo alado, pero no cualquier tipo de alas, sino relámpagos bien delineados y del mismo tamaño; dentro de ese círculo, la cabeza de un caballo a todo galope, sobre un fondo de tres colores en orden descendente: celeste, verde y rojo. Tanto los relámpagos, como el marco del círculo y la cabeza eran de color plateado, el mismo que el marco de la capa.
- Trabaje esto en mi clase de costura; espero que te guste.
- Supongo que eso también es parte de la decoración.
- ¿A ti no te gustaría sentirte bien contigo mismo?, lo estético no es solamente para que todo el mundo te vea: es un reflejo de cómo te sientes por dentro.
- Bueno... tal vez no me pongo a pensar en esto por el hecho de ser muy práctico.
- Entonces perdóname si cho soy muy romántica. Por cierto, en la mesa de proyectos te dejé otro regalito para ti; es de titanio, ¿lo podes atraer?
Así lo hizo, llegando hasta él una pieza en forma de collar, que Kahena agarró mientras levitaba en el aire. Tenía un brillante color metálico, con una forma ergonómica que le permitía ajustarse al cuello del caballo: era más estrecha en los extremos que daban a la nuca, curvándose ambos extremos hacia adelante, hasta volver a unirse en el centro a la vez que se ensanchaban, siendo más gruesa hacia el centro. Allí tenía plasmado el mismo símbolo que en la capa.
- Esto es para ajustar la capa contra tu cuello, de modo que ahora tendrás algo parecido a un uniforme.
- Ahora sí me siento como el superidiota de los cómics y a su gemelo el capitán pendejo.
- ¿Eso crees?, pues déjame decirte que echos son gringos, blancos y les sobra ese complejo de superioridad que no tenemos los mapuches. Además, como caballo eres más guapo que echos dos.
Ella lo miro con ojos vidriosos y Ceferino se sonrojo – No se podía notar por lo negro de su pelaje, pero sus gestos lo delataban -, pero luego reacciono; sacudió su cabeza, hizo un sonoro relincho y riposto con la siguiente pregunta, como para desviar la atención de aquel gesto, que su querida hermanita noto con demasiada atención.
- ¿Y si nuestras vidas fueran de pasquín y nos acusaran de plagio?
- Lo dudo mucho: hay un montón de superidiotas con capa y trajes, como los supervichanos que tú me describiste. De tal modo que, si cha existe un super ratón, también falta un super caballo.
- Por favor no vuelvas a chamarme super, por muy chistoso que parezca. Prefiero que me llames Relámpago.
Ella prorrumpe en risa.
- Vos fuiste el que empezó el chiste.
- Je,je no me opongo a todo esto si te hace feliz, pero me pregunto algo ¿no parecerá grotesco que cuando me montes y pongas tus pies en los estribos, ambas piernas se aferren a la capa, impidiendo que esta se deje llevar por el viento, como vos pretendes?, esa imagen se vería muy grotesca.
- No si observas los cambios que hice, te los voy a mostrar.
La niña le puso la capa, sujetada por medio del collar de titanio. Aquella prenda le cubría la totalidad de sus lomos extendiéndose a sus costados, sin ser demasiado larga para ocultar sus patas, pero logrando cubrir sus glúteos, incluyendo la cola. Los bordes se extendían oblicuamente hasta estrecharse en el centro del collar.
- Creo que Clark debería escogerme a mí como mascota en lugar a ese Kripto.
- Kripto hace todo lo que le pide Clark, en cambio todo lo tucho es tu propia iniciativa. A propósito, lástima que no tengamos espejos aquí, vos verías lo guapo que te ves. Tienes que ver algo ¿Recuerdas lo que es la electrostática?
- Sí, la acumulación de voltaje eléctrico en un cuerpo con poca capacidad de conducción, por cierto, creo que ya entiendo lo que quieres decir.
- Que bueno, entonces provoca una leve carga y observa qué sucede con tu capa, hecha en parte de material 5piezoeléctrico.
Así hizo, logrando que la capa no sólo quedara firme en el aire, haciéndole parecer como un caballo de alas delta con un brillo amarilloso y los marcos, antes plateados, ahora iluminados de luz color amarillo neón.
- En verdad te felicito, parecen alas delta cuando les aplico electro estática; me hace parecer como si tuviera forma aerodinámica. Ahora falta que respondas a mi pregunta de cómo piensas montarme con esto puesto encima mío.
- Te lo mostraré.
Justo delante del logo, había un espacio de la capa que fue recortado para bordear la silla de montar. Allí, la niña se sentó en sus lomos, con los pies en los estribos.
- ¿Ves que es posible?
- Ya veo, otra cosa, me parece ver un logo justo detrás del espacio que ocupas.
- ¿Vos podes hacer eso? Lo extraño es que la capa ya está sobre vos.
- Por supuesto, también puedo ver a través de la piel: es un círculo alado con dos relámpagos perfectos; el círculo es bordeado por un aro plateado, del mismo color que los dos relámpagos; dentro del aro hay un fondo celeste, verde y rojo, como nuestra bandera mapuche y sobre este, la cabeza de un caballo a todo galope de color plateado. ¿Tú hiciste eso?, se nota que te inspiraste bastante.
- No imaginaba tampoco que pudieras ver a través de la piel. Volviendo al asunto, sí es cierto, cho me rasqué los cabechos tres noches seguidas con el fin de crearnos este logo, que también ocupa el centro de tu collar. Ese símbolo representa tu esencia: eres Relámpago, el campeón de la nación mapuche; el hijo equino de Ngnechen, que aplastará a los falsos dioses de Nueva Thule y a los gringos del área 51. Espero que esto nos sirva de inspiración; necesitaremos eso y mucho más para enfrentarnos a lo que nos espera.
- Gracias Kahena, será un honor para mí portar este estandarte.
- Qué bueno que te hacha gustado; ahora procedamos a tomar lo que nos podemos llevar, a la vez que me pongo mi traje y tomo los ponchos en una de las alforjas.
Entretanto, en algún lugar helado del mundo.
Había un grupo de desnudos jóvenes mapuches sufriendo el rigor de las temperaturas bajo cero. Eran observados por enormes soldados thulenianos, con trajes en una sola pieza que hasta tenían una capucha que les cubrían toda la cabeza, excepto el rostro.
Entre ellos había una científica, con una complexión parecida a la de ellos, mismo vestuario, excepto que a ella se le podía ver toda la cabeza; incluso su cabello al viento.
Uno de los thulenianos tenía tomado por el cuello con dos de sus dedos a uno de los mapuches que ,pese a todo, lo miraba desafiante hasta que quedó inconsciente. Después de eso, el soldado lo lanzó hacia la pira que formaban sus compañeros.
Traducido del alemán
- Doctora Hessel, todos están otra vez amontonados en el mismo rincón.
La científica estaba escribiendo en una pantalla holográfica, que era proyectado en el aire sobre unos teclados igual de virtuales. Lo que escribía iba apareciendo en el cuadro arriba del teclado digital.
- Ese resistió diez segundos más que los otros, pero lo que me llama la atención de estos guerreros primitivos es su actitud desafiante ante la desgracia que están viviendo. Ahora voy a escribir mi informe, en donde le expresaré a su excelencia que, pese a que el experimento no dio resultados esperados, sugeriré que me facilite fondos para uno nuevo: esta vez se tratará de probar el valor de un guerrero primitivo en una situación de guerra, pero en un ambiente como la Antártida y desnudos.

Continuará...










Notas
1. Ngill Chenmaiwe: Lugar sagrado a donde van las almas de los muertos/as para recibir una preparación por parte de seres superiores y así poder regresar al mundo de los vivos como un alma guía.
2. Machis: Entre los mapuches, es el equivalente a chamán. En los últimos tiempos, han sido mujeres las que más realizan ese rol, sin que necesariamente se excluya al varón
3. Galvarino: Legendario jefe mapuche que se distinguió en la lucha contra los conquistadores españoles. Cuentan las fuentes que cuando estos le cortaron una mano para disuadir a su gente, Galvarino, en una muestra bizarra de valor, pidió que le cortaran la otra mano y así fue.
4. Alwe: En la mitología mapuche, es el alma del mapuche que muere pero que regresa en forma de espíritu guía del Ngill Chenmaiwe hacia sus parientes vivos.
5. Piezoeléctrico: Es un fenómeno que ocurre en ciertos cristales, que al ser sometidos a fuerzas externas, cambian de forma, desarrollando características eléctricas en su superficie. El fenómeno también puede ocurrir a la inversa, cuando la fuerza eléctrica viene del interior del objeto en donde están adheridos.








-
Última edición por Meru el 03 Oct 2023 14:41, editado 4 veces en total.
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84515
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por lucia »

Lo de la moralina viene por la explicación del bien y el mal y tal.

De este capítulo, aparte de la sorpresa, tienes varios problemas de plausibilidad dentro de todo lo inverosímil que narras: los coches son una jaula de Faraday y nadie quiere golpear nada con su nuca para no quedar ko.
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Meru »

Esta bien, Lucía, lo reelere de nuevo y vere que puedo corregir para que me salga mejor. Muchas gracias por tus duros pero buenos consejos. Por cierto, ella no lo golpea con su nuca sino, más bien, le da un derechazo; ya corregí esa parte.
1
Avatar de Usuario
lucia
Cruela de vil
Mensajes: 84515
Registrado: 26 Dic 2003 18:50

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por lucia »

Un cabezazo hubiese sido suficiente, y además pegaba con el tío agarrándola en el aire :cunao:
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

Imagen Mis diseños
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago, el caballo (Novela de superhéroes en capítulos)

Mensaje por Meru »

Gracias por el consejo, Lucìa.
1
Avatar de Usuario
Meru
Lector voraz
Mensajes: 132
Registrado: 04 Feb 2012 04:48
Ubicación: elpregoneresilencioso.blogspot.com

Re: Relámpago el caballo, XIV Parte

Mensaje por Meru »

Imagen


El rescate (2da parte)
Relámpago estaba levitando en el aire pequeños objetos de metal, para meterlos dentro de sus alforjas con tapas abierta. Estas las cerraba manipulando el cierre metálico que tenía cada una por medio de sus poderes. Kahena, en cambio, ya se había puesto su traje de una sola pieza, con su respectiva capa con capucha
- ¿Ya estás terminando de recoger las cosas que nos vamos a llevar?
- Esto fue lo último, nada más estaba recogiendo los nanobots y algunas piezas de electrónica.
- Oh, eso fue más rápido de lo que creí. Aunque hay algo que se me viene a la cabeza, Ceferino, vos que tenes esos poderes, tú podrías llevarte en una burbuja electromagnética el resto del equipo con nosotros, a cualquier lugar.
- Acordate que debemos ser prácticos, por más que pienses que podemos ser héroes, somos fugitivos; ese loco de Mengele no sé qué quiere conmigo, si matarme o capturarme, aunque creo que es un poco más lo segundo. Por eso, tenemos que estar lo más desapercibidos posible, porque si hiciera lo que me pides, tendría que llevarme todo el depósito.
- Vos perdóname si soy tan sentimental, es que aquí hemos creado tantas cosas juntos.
- Yo también, de hecho, es vivido tantas más. Lo malo es que tenemos otras prioridades, oye, esa capa se ve algo diferente.
Kahena extendió los dos extremos, cuya tela se desplegaba como si de un abanico se tratara, pues los pliegues habían sido cosidos a un esqueleto formado de piezas de metal, casi como alas de pájaro.
- ¿Qué tal?
- No me digas que tomaste en serio eso de emular a Batman.
- Jamás, pese a que no todo lo que hace es malo. En realidad, la modifique pensando como tú: en lo práctico. Esto me permitirá usarlo como paracaídas o realizar vuelos cortos guiándome con el viento, en caso tal de que me caiga de tus lomos o necesite hacerlo. Además, Batman no puede hacer lo que haré a continuación.
Desplegó su capa con sus brazos como si fueran alas y cada uno de sus pliegues se ilumino de una luz blanca, similar a la de los focos fluorescentes, al mismo tiempo que su cuerpo se elevaba a un metro y algo del suelo.
- Vacha Kahena, primero me enteré de que podías caminar por los techos y paredes, ahora puedes volar. Un momento, no me digas que estás usando el principio de la energía fotónica, misma que una vez el propio Mengele nos explicó en clase.
- Jiji, así es hermanito: estudié intensamente aparatos de esa nave que destruiste para implementarlo de esta forma excepto que sólo puedo realizar vuelos hasta cierta altura, siendo compensado por el hecho de que al caer de donde cho esté, me puedo mantener en el aire por tiempo indefinido. No puedes negar que tienen tecnología muy avanzada.
- De algo sirvió el sabotaje, ¿y qué tipo de energía usa?
- No sé si recuerdas la clase que dio el propio Mengele sobre máquinas que utilizaban como energía eléctrica la actividad kinética de nuestro cuerpo.
-Es decir, que entre más te muevas, más energía produces al aparato a través de una celda de poder; cha entiendo.
- Aunque algo diferente, porque las celdas captan el calor que produce mi cuerpo para alimentar su batería. Ahora mira esto.
Todavía levitando en el aire, su cuerpecito tomó impulso por medio de unas luces fotónicas provenientes de las suelas de su traje, realizando una pirueta vertical de trescientos sesenta grados. Cuando terminaba la vuelta para quedar otra vez frente a Ceferino, extendió sus suelas mirando a él, de las que volvió a emanar aquellas luces fotónicas, al mismo tiempo que abrió sus alas luminosas. Quedo levitando en el aire de nuevo.
-Y esta es la maniobra que voy a usar para romper caídas; la tecnología de Nueva Thule lo puede todo… o casi
Como no podía aplaudir, el caballo golpeaba sus cascos contra el suelo al mismo tiempo que relinchaba; lo malo de esta acción era que con su fuerza hacia temblar la tierra. Kahena lo tuvo que detener en seco
- ¡¡Ceferino, por favor, no vuelas a hacer eso, o si no no tendremos planeta que salvar!!
El caballo se detuvo de inmediato, con expresión de pena en su rostro.
- ¡¡Por Ngenchen, tienes razón!! Discúlpame, es que me deje chevar por el júbilo. A propósito, cuando tengamos más tiempo me explicaras con mayor paciencia como lograste eso; lo que sí lamento es no tener manos para asistirte en la invención de cosas. Aunque puedo manipular ciertos objetos de metal con la mente, difícilmente puedo usarlos como lo haces tú.
Unas lágrimas salieron de los ojos del animal.
- No fue por eso, cuando yo trabajaba en esto, estabas demasiado ocupado luchando contra esos thulenianos.
- Admítelo, sniff, es difícil trabajar con un fenómeno como yo - solloza
La niña se quitó su capucha y la máscara adherida a su traje, dándole un breve pero sonoro besito en la mejilla del animal y envolviéndole con sus bracitos su largo cuello.
- Sé que es difícil para ti, pero ten fe; por Ngenchen que lo lograremos.
- Sniff, lo lograremos Kahena, lo lograremos.
Casi susurrando, Ceferino le dijo lo siguiente.
- Kahena
- ¿Qué?
- Como me gustan esos abrazos tuyos y, ahora que soy caballo, me es más fácil respirar tu aroma.
La niña se ruborizo, luego dijo lo siguiente tratando de parecer lo más serena posible, aunque sin evitar que saliera de su boca una ligera risita. Tenía la esperanza que su hermano no la hubiera escuchado.
- Bien, creo que cha es hora de irnos.
En ese instante, se fueron del depósito en medio de una intensa luz de relámpago, mientras que las bisagras de sus puertas giraban por sí solas cerrando las puertas. Al mismo tiempo, del cada vez más estrecho espacio entre las dos, salió flotando un gran candado, que como por arte de magia, cerró el cerrojo. El espacio de convivencia, mudo testigo de los prodigios, desventuras y expresiones de drama de los dos primogénitos de la última camada de descendientes directos de la tribu Tahiel, no abriría nunca más.
Pero poco después, luego de una luz centellante, Ceferino y Kahena quedaron frente a las ventanas de la habitación de esta última.
- ¿De verdad te quieres llevar a tu gato?, Kahena, nuestras vidas estarán al filo del peligro; dudo que él pueda sobrevivir a esto.
- Lo sé, Ceferino, pero ya que vamos a abandonarlo todo, prefiero llevarme mis tesoros más preciados, ¿podes abrir la ventana?
- Entonces así será, excepto que no me hago responsable de lo que le pase a ese gato.
Los cerrojos metálicos de las ventanas francesas se abrieron por sí solos, luego hicieron lo propio las bizagras, seguidamente de las mallas corredizas, dejando la ventana abierta.
- ¡Ven 1Rukalaf, tu mami te está esperando!
De debajo de la cama se escucharon unos miaus en voz alta, saliendo luego un gran gato blanco, de ojos amarillosos y una mancha entre chocolate y amarillo que le cubría de los espacios entre los ojos, pasando por el lomo y cubriendo parte de la cola.
- Rukalaf, gato loquito – decía Kahena haciendo muecas graciosas con la boca.
- No me digas que tú dormías con Rukalaf en la cama, ¿papá sabía de esto?
- Nunca me tomé la molestia en decírselo, no creo que le hubiese gustado la idea. ¡Ven papito!
Rukalaf se puso en posición y saltó ágilmente hacia el espacio abierto de la ventana, cayendo en los brazos de su ama, que luego lo cargo como bebe a la vez que lo mimaba. El gato correspondía cantando tiernos miau.
- Oh Rukalaf, eres tan tierno, papi Ceferino y mami Kahena te vamos a cuidar.
- Ceferino frunció el entrecejo con su rostro equino.
- No estoy muy seguro de esto, pero veremos que podremos hacer.
Antes de que Ceferino dijera algo más, Kahena se montó sobre sus lomos, con el gato en uno de sus brazos y las riendas del caballo con el otro.
- Basta de discusión, ya hemos perdido mucho tiempo, ¡¡marichiwew!!
Relámpago se levantó en sus patas traseras, moviendo animadamente las delanteras en el aire, al compás de un sonoro relincho que tenía la intensidad de un trueno, con relámpagos apareciendo en el firmamento. Luego, en medio de una luz de relámpago, se fue como había llegado, dejando que los otros relámpagos siguieran cayendo al fondo, iluminando la oscura noche.
Relámpago volaba rápidamente a baja altura, a sólo veinte metros del nivel del mar, con su cabeza extendida hacia adelante, sus patas dobladas, bien pegadas a su cuerpo y con Kahena montada sobre él, en posición de jinete de carreras. Ella tenía su capa plateada al viento, con Rukalaf agarrado en uno de sus brazos y el otro agarrando las riendas del caballo. El caballo muy a menudo inclinaba su cuerpo de un lado al otro, deslizándose en el aire como si fuera un jet de combate.
- ¿Vos por qué vuelas a tan baja altura?
- Para no ser detectado por los sistemas de radar, pues soy un caballo, no un avión Stealth; al menos no lo pretendo hoy. No quiero que se repita lo de Rusia.
- Sois muy precavido como siempre, otra cosa, ¿no tenes miedo que alguien nos vea?
- ¿Vez ese crucero de guerra de la armada estadounidense?
- Te estás acercando demasiado.
- ¡Sí, mira por la proa!!
El caballo voló a sólo pocos metros de distancia de la poderosa embarcación, sin que pudieran verlos.
- ¿Pasaste cerca de una embarcación de la armada más poderosa del mundo después de la de Nueva Thule y no te pasó nada?
- Es que estoy invisible.
- ¿De verdad?, un momento, por eso cuando evitamos la caída del cohete Soyuz nadie nos vio, al menos físicamente.
- Exacto y ,por si no lo sabías, ya hemos superado hace rato la velocidad del sonido por amplio margen.
- Kahena quedó sin palabras.
- Lo sé, suena increíble; lo que pasa es que mi campo electromagnético puedo desviar todas las ondas electromagnéticas, incluso de la luz, para que de ese modo nadie me vea. Al mismo tiempo, todo lo que está en el interior de ese campo sigue protegido de los cuerpos del mundo físico, inclusive de la propia luz, lo que me permite ver a través del campo de fuerza. El único inconveniente es que debo arreglármelas para que, al pasar cerca de algo o alguien para que no sienta mi campo de fuerza porque, si no, generaría suspicacia.
- Y aun así quieres volver a ser un mapuche común y corriente.
- En verdad, todo eso no hace más que reforzar la idea de que soy un fenómeno.
- Vos perdoname si te ofendí, olvidé que tú te sientes así.
- No te sientas tanto, tú me diste una bofetada por no estar acostumbrada a mis nuevas manías de expresarme; así que estamos a mano.
Kahena se sonrojó
- Oh Ceferino, tú siempre has sido tan tierno conmigo, pero te agradecería que no me recordaras eso.
- Cambiando el asunto, me parece que el gato no sobrevivirá todo lo que vamos a hacer.
La niña miró frente a frente a su mascota
- ¿Por qué no dejaste a Rukalaf en casa?
- Después de la manera en que nos trató papá, no tengo esperanzas de que a él le vaya mejor.
- Siento decirte que tendremos que inventar la manera de cuidarlo mientras luchamos contra la adversidad, especialmente las fuerzas de Nueva Thule y los del área 51.
Kahena miró primero a Ceferino y luego a su gatito, quien le intercambio otra de sus miradas hipnóticas.
- Ceferino, por favor, no seas malo; cho quiero viajar con mi gatito.
El caballo vacilo por un momento, luego dijo de manera forzada.
- Hagamos algo: primero le abrimos huecos a una de nuestras alforjas vacías para transportarlo con machor facilidad. Podemos chevarlo a nuestras batachas, siempre y cuando estemos en potestad de cuidarlo, pero si todo se torna muy difícil, cosa más que probable, tú bajaras de mis lomos para refugiarte en algún lugar con el animal mientras cho lucho contra la amenaza machor; a menos que encuentres a alguien que pueda cuidar al animalito por ti mientras luchas junto a mí.



Si hay algo que Kahena no soportaba era la idea de no poder luchar con su hermano; ambos eran el uno para la otra. Sin embargo, pese a que siempre le incomodaba la idea de que Ceferino se siguiera dando aires de hermano mayor y para colmo, algo sobreprotector, sabía que, como muchas veces, en ésta también tenía la razón: aquel animalito, por más de nueve vidas que tuviera, nunca sería capaz por sí sólo de sobrevivir lo que a ellos les esperaba.
- Está bien Ceferino, tú ganas; trato hecho.
- Kahena, no quería llegar a esto; sabes perfectamente que no me gusta discutir contigo. Tú…
- Basta de sermones; ahora, concentrémonos en lo que tenemos planeado
Friendship, Nueva Thule
En la cámara de teletransportación del centro de operaciones de Mengele, el propio doctor Mengele aparece, luego de que sus partículas volvieran a unirse formando su cuerpo. Caminó con semblante serio entre sus valquirias, quienes estaban sentadas en sillas de forma algo ovalada, bien acolchadas y con un soporte cónico que se estrechaba hacia abajo hasta hacer contacto con una pequeña base circular. Todas estaban sentadas en sus puestos de control, siendo su tablero un híbrido entre controles físicos y holográficos.
Las pantallas holográficas rodeaban todo el recinto, levitando en el aire, aunque sólo se podía ver pura estática. La única valquiria que estaba parada en ese momento era la capitana Hildegard Gauss, a quien Mengele se le acercó a un lado.
- Su excelencia, creí que estaría en Marte supervisando las nuevas estructuras subterráneas recién creadas.
- Esto es más importante, por eso envíe al vicepresidente Hagen a representarme, ¿desde cuándo nuestras redes de comunicación están caídas?
- Desde esta mañana, pero es la primera vez que sucede, ¿tiene alguna explicación?
- Hummmm, creo que nuestra bestia cuadrúpeda está planeando algo.
Horizonte del Pacífico chileno
El nublado horizonte sobre un mar en calma es opacado por la luz de un relámpago. Luego de que ésta se apaga, aparece en él un caballo volador negro, una capa que parecía tener forma de planeador y una niña de extraña vestimenta montada en sus lomos.
- Así que no tienes miedo de entrar nuevamente en territorio enemigo.
El caballo relincha
- No es la primera vez que paso por aquí, y últimamente Mengele ha reforzado la vigilancia
- Ese es mi punto
- Pero esta vez causé interferencia en su señal cuántica de forma tal que, cuando ya la haya reparado, habremos rescatado a nuestros compañeros de la tribu.
-¿Por qué Nueva Thule, no podemos seguir buscando a la velocidad de la luz?, tú puedes dar miles de vueltas al mundo.
-Eso ya lo he intentado, por eso debemos sabotear sus protocolos de espionaje y la única forma de conseguirlos es entrando en Nueva Thule para penetrar su red de área local.
- Pero me imagino que alguien como Mengele debió haberla protegido con protocolo militar, por lo que no tendrías más remedio que penetrar en la de por sí escurridiza isla de Friendship para entrar a sus computadoras.
- Él cree que me sería así de difícil, pero hay dos buenas razones por las cuales no podrá detenerme: la primera es que Mengele subestima mis poderes.
- ¿Y la segunda?
- Conozco muy bien a Mengele, aunque quizá parezca que ahora no le importa.
Relámpago rememoró una experiencia de unos cuantos años atrás, cuando todavía era humano. Estaba el doctor Mengele, mirando adelante desde los pasillos en ese momento desiertos de su escuela alemana, poniendo su atención al horizonte, más allá de las áreas de recreo carentes de niños, pasando por la cerca de protección, hacia la extensa Pantagonia. De cuando en cuando, miraba a sus alumnos en el salón de clase, concentrados en su examen, para volver su mirada adonde la tenía puesta. Vestía un elegante traje gris oscuro; camisilla blanca y corbata roja dentro del saco, junto con lustrosos zapatos negros, resaltando su porte atlético y rubio.
Del salón de clase, sale Ceferino, en ese tiempo todavía un niño, levantándose de su pupitre, con el examen en mano, preguntándole algo. Aunque por un corto lapso de tiempo pareció distraído, volvió a tiempo la mirada a Ceferino como si lo hubiera anticipado.
- Hijo mío, veo que terminaste tu examen, ¿cómo crees que te fue?
- ¿Y cómo vos hace para estar tan atento mientras nos vigila en el examen, a la vez que se distrae en otro lado?, pese a todo, con usted nadie se ha copiado.
- Es que me interesa tanto que ustedes aprendan la lección que, lejos de verlo como algo tedioso, me apasiona.
- Usted suena más como alguien concentrado que como un apasionado, pero no lo busque realmente para comentar ese asunto; vine a que me aclarara algo.
- Dime
- Usted nos puso un crucigrama matemático realmente muy exigente y aunque algún estudiante bien preparado responda las palabras que se buscan, tanto de forma matemática como llenando los espacios, noté que puso una frase que no es fácil de encontrar.
Sigfried esboza una sonrisa.
- ¿Y cómo te diste cuenta?
- Sólo lo vi, aunque a otro u otra le hubiera costado trabajo, porque había que contar los espacios en código binario. La frase dice: “La posteridad elije a los inmortales”.
- Jamás pensé que alguien más podría descifrar ese código, ¿qué piensas del mensaje?
- Suena muy profundo, pero es imposible; nadie puede vivir para siempre.
Ese tipo de inmortalidad sólo existe en la ficción, pero si miras el foco de una linterna, la rueda de un automóvil, el avión volando por el aire, los cuadros de Da Vinci y tantas otras maravillas que ha hecho el ser humano, recuerda que eso lo inventó otro ser humano con agudo ingenio. Muchas personas no recuerdan ni quienes fueron estas maravillas, a menos que lo lean en un libro de historia; pero su legado está allí, en cada objeto que usan a diario, para cada tarea, como mudo testigo del esfuerzo de quien lo creo.
- Yo siempre lo recordaré a usted, doctor Stein.
Sigfried puso la mirada fija en el niño.
- Gracias por ese cumplido Ceferino; espero que mi recuerdo te inspire a lograr tus sueños. Aunque de algo estoy seguro: tú darás mucho de qué hablar en el futuro; cuidado que mis palabras resultan proféticas.
Mengele tomó su examen, lo apoyó con sus manos en uno de los pilares de mármol liso cercanos, tomó un marcador rojo y le puso una A +.
- Felicidades Ceferino; has aprobado tu prueba.
Tras rememorar esa experiencia, de los ojos azabaches de Ceferino comenzó a emanar una intensa luz blanca, más potente que cualquier 2led.
- Claro que lo voy a recordar por siempre: él me convirtió en esto.
- ¡¡Ceferino!!, deja de atormentarme con eso que a mí también me haces sufrir.
- Vos perdoname, sólo pensé en voz alta; lo que te quiero decir con lo que te conté es que lo conozco mejor de lo que él mismo se imagina. Por eso pude descifrar donde está la segunda ciudad en importancia de Nueva Thule, la isla de Tarantino; allí están las oficinas del servicio secreto de su país, por eso vamos para allá.
- Cho no veo nada.
- Eso es porque está invisible, pero la puedo localizar con mis ondas de resonancia magnética.
- ¿Las mismas que usaron para atraparte en el área 51?
- Sí, excepto que ellos las producen artificialmente; en cambio, mis poderes tienen un amplio alcance dentro del espectro electromagnético.
- ¡Vamos! Danos la victoria…
- O danos la muerte, Oh Ngenchen - ¡¡Marichiwewwww!!
Ceferino y Kahena tomaron rumbo hacia la invisible isla de Tarantino, que no se ve dentro del campo visual normal, pero que ocultaba una megaciudad futurista sobre una pequeña isla. Sus futurísticos edificios tenían árboles en sus puntos más altos y plantas en las azoteas, donde las amplias calles servían para que los peatones, gente alta, en su mayoría rubia, atlética, con trajes de una sola pieza, caminaban; donde los vehículos que se movían por el aire eran de transporte masivo, con pocas excepciones de vehículos en donde iban de una o cuatro personas, cuyos pasajeros eran empleados de los servicios de emergencia, altos cargos del gobierno o ejecutivos.
Allí, en su sector suroeste, estaba un edificio de baja altura, en el centro de una cristalina laguna, con pastos a su alrededor y una amplia gama de aves nadando o alimentándose en sus aguas. El resto de los pisos estaban debajo de la laguna.
De los ductos de iluminación artificial - en los pasillos no habían lámparas, sino pequeños agujeros en las paredes, con una forma similar al palito de una paleta - , que mantenían los interiores metálicos iluminados con inmaculada luz blanca, salían ligeras descargas electromagnéticas que hacían contacto con los cuerpos de todo el personal que laboraba allí, dejándolos inconscientes. Luego de esto, sobre ellos levitaba un inmenso caballo negro, con una capa blanca, sujetada por un collar plateado con el símbolo de un círculo alado con relámpagos y un caballo en su centro, sobre una superficie que tenía los colores de la bandera mapuche. Una pequeña jinete estaba montada en su lomo, con traje gris oscuro y una capucha con forma de cóndor. Ceferino y Kahena habían penetrado en la central de inteligencia de Nueva Thule.
- Te tomas muy en serio eso de la seguridad.
- Trato de evitar ser detectado, por eso insistí en llevarte en mis lomos.
- ¿Estás seguro de que no los mataste con esas ondas electromagnéticas que les enviaste desde su generador?
- Puedo graduar mis ondas electromagnéticas para lograr un efecto similar a un aparato 2taser, pero no sólo inmovilizo el sistema nervioso: lo estímulo para que entre en proceso de letargo, causando que la víctima en lugar de morir, quede inconsciente.
- Ya veo por qué Mengele está tan interesado en ti.
- Se arrepentirá de haberme creado.
- Sin duda, a propósito, este lugar me llama la atención: se ve tan pequeño desde el lago, pero más abajo hay más, pisos. Apenas pude ver unos cuantos paneles solares achá arriba, mas no creo que sea suficiente para generarles tanta energía. Es la primera vez que veo un edificio como este, ¿cómo se alimentan de energía?, no veo ninguna fuente significativa salvo los paneles solares de arriba, pero no bastaría para la envergadura de esto.
- ¿Vos recordas la laguna que rodea este edificio?
- Sí, ¿qué pasó con ella?
Durante los días de lluvia, que son muy frecuentes en este hemisferio austral, la laguna se llena hasta tener un mayor tamaño; al alcanzar cierto nivel, toda el agua es absorbida hacia abajo por unas turbinas que están en la parte más baja de la estructura, lo que produce energía hidroeléctrica.
- Me parece inconcebible que gente con tan avanzado desarrollo sostenible pueda ser capaz de lograr cosas tan abominables
- ¡Bah!, Adolfo Hitler también hizo cosas muy buenas y sabes lo que hizo luego.
- En eso tenes razón, por cierto, ¿cómo vos sabes tantas cosas de este lugar?
- Hice una tomografía electromagnética antes de entrar, para tener un mapa del lugar en mi mente.
- Creo que llegará el momento en que no me va a sorprender nada de lo que hagas.
- Eso espero, hermanita.
Ceferino acercó su pata hacia una de las personas inconscientes, un hombre de aspecto juvenil, con el mismo traje de una sola pieza como los demás. De su pata salió una pequeña descarga eléctrica a su cabeza, lo que logró que recobrara la consciencia y que de un salto volviera a quedar parado.
- ¿Qué es lo que acabas de hacer?, ¿no te da temor de que nos ataque?
Él hace un relincho suave.
- En realidad le hice algo parecido a la hipnosis: usé mi electromagnetismo para enviar mis ondas cerebrales de mi mente a la suya para poder controlarlo y pedirle lo que yo quiera. Le ordené que nos lleve a donde está la computadora principal de esta agencia, para así entrar a su base de datos.
El thuleniano caminaba por los pasillos metálicos, guiando a Kahena y a Relámpago hasta un enorme cuarto sin casi nada adentro, aunque en sus paredes brillaban todo tipo de luces adheridas a ellas. El hombre penetró en aquel cuarto sin puerta, llegando al centro de esa estancia, donde fue envuelto por una gran luz cilíndrica venida de arriba.
- ¿Un cuarto vacío?, no veo ninguna computadora.
- Es que todo funciona de manera virtual, de modo que sus dispositivos de entrada aparecen en forma de hologramas.
- Se han adelantado siglos a nosotros.
- Comandante Dariuz Bonke, ha sido identificado correctamente.
- Solicito privilegios de administrador
- Está haciendo todo lo que le pediste, por cierto, ¿cómo supiste que tenía privilegio de administrador?
- Es por su uniforme: una sola pieza, pero de color gris y con ciertos signos adheridos a él; similar a los que usa Mengele.
- ¿Así que el director Mengele usa ese tipo de traje?, ya se veía muy elegante con su traje de saco y corbata cuando está por el cole.. ¡Oh!, discúlpame, cho olvidé que lo.....
- ¿Odio?, en realidad no te culpo; es un hombre muy atractivo, pero por favor, no lo halagues tanto, por lo menos estando cho presente; cha que mi opinión ha variado bastante.
Frente al thuleniano apareció un panel de control virtual, desde donde el hombre empezó a manipular sus teclas. Su sonido era el mismo que de un teclado manual.
- Dariuz Bonke: acceso permitido.
A continuación, el teclado holográfico desapareció de su presencia.
- Solicito conceder un permiso de administrador para otra persona.
En el momento en que Relámpago se disponía a avanzar hacia el cuarto, Kahena se le adelantó, quedando al lado del imponente Dariuz. Ella dijo en un perfecto alemán.
- Computadora, solicito privilegios de administrador para otra persona.
- Permiso concedido.
- ¿Kahena, qué se supone que estás haciendo?, ese no era mi plan.
- Es que vos tenes todo el protagonismo en esta historia. Te ruego, me des un espacio en esta gesta que vamos a realizar. Tú tienes todo el poder, cho en cambio, estos dispositivos que tengo puestos - se mostró con su sicodélico traje puesto, con capa - y mi fuerza de voluntad.
- Querrás decir tragedia, pero volviendo a tu punto, recuerda quien de los dos tiene los poderes, cho sigo siendo la caballería.
- Siempre lo recordare, bien, manos a la obra hermanito.
- Observa esto.
Ceferino envolvió de la nada a Dariuz y a Kahena con campos de fuerza, a la vez que generaba descargas electromagnéticas en todo el recinto.
- Es demasiada energía, ¿no estás pensando en crear un cortocircuito?
- Estoy conectándome a sus redes eléctricas y de comunicaciones por medio de las potentes conexiones y la red energética de esta central de inteligencia; así me aseguro de penetrar en el hardware del firewall de la isla de Friendship, desde donde lo puedo manipular.
- Aunque debo admitir que lo que haces sigue siendo asombroso, me parece que el riesgo de que nos detecten es bastante elevado.
- Lo sé, pero es uno que debemos asumir.
Friendship, capital de Nueva Thule
Sigfried Mengele y Hildegard Gauss, capitana de las valquirias de Mengele, estaban en el puente de mando del centro de telecomunicaciones de Nueva Thule, atentos a lo que estaba pasando en ese momento. En los diversos paneles de controles, el resto de las esbeltas valquirias manipulaban los controles frente a las diversas pantallas holográficas, que en ese momento tenían estática.
- Su excelencia, sin nuestros sistemas de comunicación, estamos desorientados.
- Computadora, revisa las redes locales.
- Sí, su excelencia, tomará más de cinco minutos.
- No espero menos de ti.
- ¿Por qué supone que está aquí?
- Porque su modus operandi ha cambiado: en todos sus ataques, jamás interfiere nuestras comunicaciones; su velocidad hace que no necesite hacerlo.
- Pero tal vez piensa realizar alguna operación de mayor envergadura.
Mengele se cruza de brazos y ,con expresión fría y concentrada, dice lo siguiente.
- Tal vez, pero no sería la primera vez que ataca Nueva Thule y dudo que sea la última. Está buscando algo, de eso estoy seguro
Casi al mismo tiempo, en Tarantino, Ceferino y Kahena, seguían manipulando el cuarto computadora del servicio secreto de Nueva Thule. Kahena estaba iluminada de cuerpo entero por una luz de color violeta claro, logrando ver las interfaces gráficas dentro de ellas, como si realmente estuvieran frente a sus ojos y el thuleniano hipnotizado en el centro. A Ceferino, en cambio, no lo envolvía ni una luz, ni tenía ninguna imagen proyectándose frente a él.
- ¿Por qué a ti no te envuelve ninguna luz?
- Cho no la necesito: mi cuerpo funciona como un modem, cha que con mis poderes electromagnéticos puedo emitir y recibir cualquier tipo de onda energética dentro de ese espectro, por eso no necesito ningún dispositivo de entrada.
- Vacha.
La niña se acercó a él y puso su mano sobre la piel de su hermano, en el mismo momento en que generaba algunas descargas electromagnéticas, causando que ellas se esparcieran sobre la superficie de su traje de Cóndor de luz. Del centro de la palma de su guante, emergieron unas descargas eléctricas.
- ¡¡Kahena!!¿¡Qué haces?!
- Voy a ayudarte: estoy usando el generador de electroshocks de mi guante para así ejercer de 2amplificador en tu cuerpo y poder realizar esto más rápido.
- Kahena, vos no necesitas hacer esto ¡¡Es una locura!! ¡No puedo asegurar que tu traje te pueda proteger por tiempo indefinido porque, si llegara a necesitar de mayor potencia, mi electromagnetismo traspasaría el material aislante que cubre tu piel y te mataría!!
- Si debo morir como buena mapuche, entonces así será; arriesgar mi vida es una insignificancia si con ella puedo salvar a esos setenta guerreros, que siempre han dado los mejores años de su vida luchando por la tribu. No puedo vivir con ese sentimiento, Ceferino; no quiero sentirme culpable por no hacer nada y sabes muy bien que en nuestro pueblo no hay lugar para la cobardía.
- Debo reconocer que papa y mamá se sentirían orgullosos de ti: piensas como la gran princesa mapuche que mereces ser. Sin embargo, arriesgar la vida no es nada comparado con sentir un montón de megavatios usando tu cuerpo como conductor eléctrico y haciéndote sufrir mientras mueres, porque esas cosas son justamente las que yo puedo soportar. Claro está, que también tienes esa gran virtud o defecto que es tu legendaria necedad; nadie, ni siquiera el gran lonco, nuestro padre, fue capaz de convencerte de no hacer lo que tenías pensado realizar, de modo que no intentaré convencerte. Sólo rogaré a Ngenchen que no me haga construirte un tótem funerario.
- Pero qué piropo más lindo me has dicho; eres un amor, mi caballo hermoso.
- En este momento no le veo la gracia. A propósito, acabo de violar los firewalls de Friendship.
Frienship Nueva Thule
Entre tanto, en el complejo de imponentes e invisibles clusters obeliscos rascacielos, en cuyo centro estaba la octámide de color fuego que alojaba un gran cuarto con un interior de forma ovalada. En su centro se encontraba sobre un soporte de base cónica, ergonómicamente muy estable pese a su aspecto frágil, el único teclado táctil no virtual de Nueva Thule. Las teclas comenzaban a moverse como si fueran tocadas por una mano invisible. Luego, casi al frente del teclado, hace su aparición una enorme cabeza virtual, que tenía la forma de una bella adolescente de aspecto rubio germánico.
- Doctor Sigfried Mengele, bienvenido a la base de datos de Nueva Thule; permiso concedido. Abriendo puerto 508 del firewall, permitiendo acceso a archivos confidenciales.
Tarantino, Nueva Thule.
- Manos a la obra.
- Querrás decir patas, por lo menos en tu caso.
- Acabo de hacerle creer a Sigfried que voy a buscar en la red de área local si hay algún hackeo en el sistema.
- ¿Cha hiciste eso?, yo creo que esto ha salido mucho más fácil de lo que esperaba.
El caballo sacude su cabeza, cierra sus ojos, mueve los pelos de su inmaculada crin a ambos lados, luego dice.
- Lo complicado será....
Los dos hablan al unísono.
- Lograr conseguir el archivo antes de que al fin nos puedan detectar.
Kahena le expresa una reflexión en voz alta.
-Es lo malo de ser hermanos; muy a menudo pensamos de forma similar.
- Lo mismo digo, pero no tenemos tiempo para divagar en eso.
Friendship, Nueva Thule
Desde el puente de mando del centro de operaciones, la capitana valquiria Hildegard Gauss y el presidente Sigfried Mengele, veían la gran pantalla holográfica que estaba frente a ellos suspendida en el aire. Se podía ver a la computadora procesar grandes cantidades de información, en forma de matrices de caracteres que se movían de abajo hacia arriba a una velocidad asombrosa.
- Su excelencia, han pasado más de cuatro minutos; ya la computadora ha procesado más del noventa por ciento de la información sin encontrar novedad.
- Eso lo decidiré cuando llegue al último nanosegundo.
- Pero si eso es imposible, jer doctor: usted mismo configuró el firewall desde el hardware del servidor principal. Sólo desde allí podría tener acceso a los puertos.
- Es verdad, pero yo mismo cree a esa bestia y eso también es imposible.
Tarantino, Nueva Thule: Oficinas del servicio secreto de Nueva Thule.
Ceferino y Kahena seguían buscando el archivo para encontrar a los mapuches desaparecidos
- Usar mis poderes me da una amplia ventaja, lo malo es que sigue siendo complicado leer los archivos de la base de datos a la vez de neutralizar los sistemas de detección, es algo tedioso.
- Sin embargo, creo que estamos avanzando.
- Che, por Ngenchen que sí: ahora voz por el directorio Z7004, a ver qué contiene.
- Dice achí: documento Z70041, proyecto Agonía bajo cero, conducido por la doctora Bridgitte Hessel - su nombre estaba resaltado como si fuera una especie de enlace -. Agonía bajo cero ¡¡Pero qué nombre más tétrico para un proyecto científico!! Sin duda no debe tener nada bueno adentro.
- Si te diste cuenta, nada que salga de Nueva Thule es bueno.
- ¿Ni siquiera la teletransportación, las naves espaciales, sus fuentes de energía renovable y otros etcéteras?
- Que son cosas que no compartirán con el resto de la humanidad; las convierten en cosas malas cuando usan esos mismos aparatos contra nosotros. Si ellos son el futuro, entonces no quiero ser parte de él.
- Pero tienes que admitir que por muy crueles que sean, están en casi todo lo demás mucho más adelantados que el resto de nuestra humanidad.
El caballo menea la cabeza emitiendo un relincho de indignación.
- Oh, Kahena, Kahena; te faltan los años que tengo yo.
- ¡¡Bah!!, como si llevarme poco más de cinco o cuatro años te hacen una autoridad sobre mí; además, si ser objetiva es signo de inmadurez… mejor no seguimos discutiendo tonterías de hermanos: mira aquí.
La niña tocó el nombre enlace que estaba debajo de la carpeta, entrando en lo que era una especie de ficha virtual, que podía ver dentro de la luz tubular que envolvía su cuerpo, como si realmente estuviera allí. La ficha tenía la información de la científica con una foto tridimensional de su persona, girando a un lado de la pantalla, con su descripción escrita en alemán al lado de su figura.
- Aquí dice, doctora Bridgitte Hessel, especialista en neurociencias, graduada de la Universidad de Colonia, Alemania, en 1975.
- Parece que en este lugar jubilaron a la vejez, pero sigue: necesitamos saber – dice Relámpago -.
- Además de eso, es una psíquica experimentada.
Relámpago hace un relincho y se sacude todo el cuerpo
- Un momento, ¿dijiste que es una psíquica experimentada?
- Sí – respondió su hermana?
- Entonces eso puede explicar por qué nunca los localizo y el por qué me siento extraño, especialmente cuando pienso en ese tema.
- ¿Vos a qué te referís?
- Es como si alguien me estuviera haciendo un bloqueo mental. Voy a intentar concentrarme en eso, a ver qué pasa.
- Ten cuidado.
Ceferino cerró sus grandes ojos de caballo, entrando en contacto con la mente de la doctora Bridgitte Hessel.
Iceberg, 3corriente de Humboldt
La joven científica comienza a tener una intensa migraña en su cabeza, que la hace perder la concentración para escribir en la pantalla holográfica. Se lleva las manos a la cabeza y la sacude a causa del dolor.
- ¡¿Doctora Hessel, qué sucede?!
- ¡¡Aaaaaag!! ¡¡Alguien está tratando de romper mi bloqueo mental!!
Tarantino, Nueva Thule, cuarto computadora del servicio secreto.
Ceferino le envía una señal, vía ondas cerebrales, a la doctora.
- Tu bloqueo mental terminó aquí.
Iceberg
La doctora Hessel abrió sus ojos por completo y antes de caer inconsciente, gritó lo siguiente.
- ¡¡Es un caballo!!
Se desmayó, con su cuerpo vestido en su traje azul marino de una sola pieza, que mostraba su bien estilizada musculatura, cayendo en el suelo.
Los seis soldados que estaban con ella, entre ellos dos mujeres, se postraron ante ella para ver lo que pasaba. Una de ellas gritó.
- ¡¡Doctora, doctora!!
Tarantino, Nueva Thule
Ceferino sintió cómo nuevamente su visión remota funcionaba con normalidad, logrando ver donde estaban los mapuches y sus custodios.
- Ahora sí los veo: están en un iceberg que está pasando por las costas del Perú, movido por la corriente de Humboldt. Kahena, aunque no necesitaba tanto esa achuda, de todos modos, gracias.
En ese momento, todo el cuarto se vio iluminado por una intermitente luz roja. La computadora decía en un sonoro alemán.
- ALERTA, INTRUSOS, ALERTA, INTRUSOS, ALERTA....
- ¿Ahora qué decís? ¿No que no necesitabas achuda?
Relámpago vaciló un poco, contoneando todo su equino cuerpo, logrando mover su cola, su crin y los pelos de los cascos.
- Cha no tenemos tiempo para discutir eso: debemos irnos.
- Estoy contigo, sólo que no vuelvas a hacer eso tan cerca, me salpicaste con tu sudor de caballo.
Casi al mismo tiempo en Friendship, Nueva Thule.
El rostro juvenil de la computadora aparece frente al puente de mando, donde estaban Hildegard Gauss y Sigfried Mengele, con el resto de las valquirias, que operaban los controles que estaban paralelos a ellas en el recinto semi circular. Todas interrumpieron sus labores para escuchar lo que ella tenía que decir.
- Luego de haber escaneado más del noventa y nueve por ciento de los archivos durante cuatro minutos, cincuenta y ocho segundos, sesenta y cinco milésimas de segundo, encontré una penetración ilegal del puerto 508.
- Los tenemos, jer doctor, ¿por qué todavía tiene cara de serio?
- Y Mengele le contesta con voz serena pero algo risueña.
- Cariño, me encanta cantar victoria cuando estoy cien por ciento seguro que gané.
Luego miró al rostro virtual con expresión muy seria, llevando ambas manos a la cintura y sin gritar, pero con tono de autoridad que denotaba enojo. Dijo lo siguiente.
- Y tú, ¿cómo fue posible que luego de haber invertido más de tres mil millones de Mengeles en ti no has sido capaz de evitar que penetraran un puerto de tu firewall?
Isla Tarantino, Nueva Thule
Como luces salidas de un televisor al encenderse, aparecieron alrededor de la isla de Tarantino las pequeñas naves de combate de Nueva Thule, con su particular forma esférica y diseños aerodinámicos, como pequeños puntos plateados en el aire. El cielo estaba repleto de ellos.
Kahena ya estaba montada en los lomos de su hermano, cuya capa blanca estaba ondeando en el aire, como si le soplara el viento pero, en realidad, era por efecto de la electroestática procedente del cuerpo de Ceferino. La niña se puso su máscara y capucha.
- Estoy lista, vámonos ahora antes que cheguen.
- Querrás decir ya están aquí.
- Oh, olvidé que son así de buenos.
Ceferino generó un campo electromagnético muy poderoso que los rodeó a ambos y causaba que la iluminación del lugar menguara.
- Kahena, esta maniobra que vamos a realizar no la he hecho nunca y no pensaba que la realizaría en un lugar tan seguro como este.
- Mientras tenga esta máscara puesta, chamame Cóndor de luz, ¿lo olvidaste?
Ceferino estuvo a punto de vacilar de nuevo, pero se contuvo para concentrarse.
- Bueno Cóndor de luz, ahora a salir de aquí. Haré lo siguiente, voy a absorber la electricidad de todo este lugar, lo que junto al 2momentum de mi cuerpo, mi propia energía y mi fuerza descomunal, atravesare todos esos pisos de hormigón y metal para salir de aquí.
Kahena miró al cuerpo del agente Dariuz Bonke, todavía paralizado en el mismo lugar.
- No vas a dejarlo aquí mientras haces eso ¿Verdad?
De la nada, una burbuja electromagnética se formó alrededor del cuerpo del inmenso hombre, que luego salió levitando con un movimiento delicado pero lo bastante veloz para dejarlo a cierta distancia.
- Ya está a salvo; es hora de cabalgar
Con Kahena montada sobre sus lomos, su lanza de titanio empuñada en su brazo alzado y sujetando a Ceferino por las bridas con las otras, mientras él se levantaba en dos patas con su cuerpo erguido y patas superiores hacia adelante, dijeron al unísono
- ¡¡Marichiwewwww!!!
En el mismo instante en que se iban de allí envueltos por un relámpago con trueno, la onda expansiva lanzó por los aires a los thulenianos que estaban siendo teletransportados en ese momento alrededor de ellos, lo que los hizo chocar contra las paredes del recinto. Algunos fueron alcanzados por los escombros que dejo el derrumbe, que también cubrió el recinto con una gruesa nube de humo. Seis habían quedado inconscientes, mientras los otros tres se reincorporaban y el primero de ellos dijo
- Cof, cof, Wolf, ¿estás bien?
Y un imponente compañero suyo se levantó con algo de esfuerzo de una gran pira de escombros.
- Cof, cof, se me habían roto los tímpanos, pero estaré completamente bien en un par de minutos, cof.
- Hummels.
Aunque en el momento parecía completamente inconsciente, apenas oír que lo nombraban se incorporó como si fuera un resorte, quedando parado y agarrándose con su mano su brazo derecho.

- Óptimo mi teniente, aunque mi brazo sigue roto y sus huesos están tardando algo más de lo normal en reconstruirse.
- Gudrun, Utilia, Hoeffles, Kendra, Childeric, Amalasunta.
El sexteto de tres hombres y tres mujeres, dos de ellos cubiertos de escombros, no se movieron. Justo en ese mismo momento, el de más rango extendía levemente su dedo índice con su anillo, logrando que se proyectaran seis figuras holográficas humanoides de tres hombres y tres mujeres de color rojizo girando contra las manecillas del reloj.
- Gudrun, Utilia, Hoeffles, Amalasunta y Leonardo están inconscientes, pero Childeric está muerto.
El corpulento y joven teniente se pasó las manos a la cara; la única parte de su uniforme de una sola pieza además de las manos que no estaba cubierta con ese traje verde oliva que resaltaba su musculatura.
- Les juro que yo no me enlisté pensando que estas cosas pasarían.
De pronto, uno de los hombres señaló hacia arriba para que sus demás compañeros vieran el gran boquete por donde se filtraba la luz solar ahora que la nube de escombros se disipaba.
- Por Wotan, ¿esto qué es?
Era un gran agujero en el techo del cuarto, de donde todavía caían pequeños escombros en el suelo, con los hierros de soporte del piso superior retorcidos hacia arriba y con bordes irregulares. Aquel patrón se repetía por varios pisos más; todos atravesados hasta llegar al sexto y último, desde donde se podía contemplar el azul del cielo y la luz del sol se filtraba majestuosamente en ese lugar de sombras.

Continuará




Notas
1. Rukalaf: significa “casa de la alegría” en mandungun mapuche.
2. Amplificador: es un dispositivo elecetrónico que, mediante la utilización de energía, magnifíca la amplitud de un fenómeno. Ejemplo: cuando aumentas el volumen de algo por medio de un botón.
3. Corriente de Humbolt: Es una corriente océanica producida por el ascenso de aguas profundas, provenientes de la Antártida y que fue descubierta por el naturalista alemán Alexander Von Humbolt. Se caracteriza por transportar los icebergs que se desprenden del continente antártico.
1
Responder