Lo compré ayer por el Día del Libro, sin saber de qué iba, ni tener ninguna referencia. Sólo cuando empecé a leerlo -impactada por lo que estaba encontrando- miré la contraportada y vi el tema. Me alegro de que fuera así, porque creo que no lo hubiera comprado sabiendo el tema, no porque no me interese -muy al contrario- sino porque hubiera pensado que una historia gráfica no es el mejor soporte para tratar temas tan serios. Tremendo error el mío.
Es un libro demoledor, duro, terrible. Habla de la violencia sexual en primera persona (desde el rol de víctima que ni siquiera -al principio- se reconoce como tal); de cómo la sociedad tiene tan automatizados ciertos comportamientos, juicios, valores, que es tremendamente difícil hacer ver que sí, que estás siendo víctima de violencia machista -sea una agresión sexual o no-. Y lo hace desde una perspectiva feminista clara y firme, denunciando -no desde la intelectualidad, sino desde algo mucho más visceral, el dolor propio y el de tantas otras mujeres y niñas-la sociedad patriarcal que consiente, invisibiliza y facilita comportamientos de sometimiento a la mujer por el propio hecho de serlo.
Hay una frase que para mi es muy significativa (siempre he defendido esta idea, que ahora parece que empieza a extenderse; aunque no tengo claro que un hastag sea la mejor forma de cambiar el mundo), pues -vista como vista una mujer, se comporte como se comporte, diga lo que diga, haga lo que haga, trabaje de lo que trabaje, si dice que no, ES QUE NO:
Aunque cada una de ellas hubiera ido caminando por la calle en pelota viva, gritando: "diez libras a quien toque mi precioso culo" a vos en cuello, eso no habría sido motivo para atacarla por supuesto.
Un libro que, aunque se centre en la desastrosa investigación policial para detener al llamado
Destripador de Yorkshire en los años 70 y 80 del siglo pasado, habla de un tema tremendamente actual y vigente, como es la violencia machista, que tantas caras tiene:
- agresiones sexuales
- desprecio de las víctimas (que se lo habrán buscado; si es que van provocando)
- descrédito de las víctimas (a saber si es verdad lo que cuentan, o algo querrán obtener)
- justificación de las agresiones (todos sabemos que cuando una mujer dice que no, en realidad quiere decir que sí; en realidad, se lo estaba buscando; todas son unas zorras)
- banalización del machismo ( son unas feminazis; los hombres también sufrimos agresiones; también hay mujeres que matan a sus parejas; ahora que ya han conseguido la igualdad, pretenden estar por encima de nosotros los hombres)
- micromachismos (el "amor romántico estereotipado" en el que los celos son prueba de amor; si él me dice que no me ponga minifaldas es porque me quiere sólo para el, y eso es amor; que 3 mujeres estén solas en una cafetería y se le acerque él y les diga
qué hacéis aquí, tan solitas; ¿por qué te enfadas? ¿estás con la regla?; que se juzgue a las mujeres profesionales por su imagen y no por sus acciones; que cuando una mujer en su profesión cometa un error, se haga referencia a su condición de mujer; que la conciliación sea para que las mujeres tengan también tiempo de cuidar de sus hijos; y muchísimos ejemplos más)
Un libro duro, feminista, que va de lo particular del abuso de
Una a lo general del abuso sistemático en una sociedad patriarcal. Para mi debería ser lectura obligada en trodos los institutos y centros educativos. Bueno, creo que debería ser de lectura obligada, sin más.
Y dejo una de las viñetas que más me ha gustado, porque dice mucho (es de las abiertamente feministas)
La pregunta que se hace en ella es para reflexionar largo y tendido:
¿Por qué la idea de que las mujeres y las niñas se merecen lo que les pasa es mucho más fácil de aceptar por las sociedades de todo el mundo que el hecho de que los varones violentos causan sufrimiento a millones en todo el mundo, en épocas de paz y en épocas de guerra? Si quisiéramos buscar alguna especie de igualdad, reducir el nivel de violencia masculina al de la femenina sería una notable mejoría