ratonB escribió: ↑19 Ene 2022 11:56
Ya no sabe uno a qué atenerse. Con cambios de ordenador y averías yo también he perdido casi todo. Cuando empezó el boom de las descargas era de los que lo grababa todo, tenía montones de cds y dvds, y tenía un disco duro externo lleno de documentales. El disco duro se rompió y ahora todos los dispositivos vienen ya sin disqueteras...
En su día, hará 15 años, alguien me dijo: estás haciendo el tonto, pronto tendremos todo eso en un solo clik. Y ahora hasta los pendrives me han dicho que se empiezan a quedar obsoletos. Total, que casi mejor usar y tirar la información y tener el puñado de fotos más queridas en papel y guardadas en la lata de carne de membrillo.
Ahora que lo pienso, cada cierto tiempo hago una catarsis tecnológica, normalmente coincidiendo con las mudanzas. En los 90 metí todas las cassettes en una caja y al contenedor, en 2005 le tocó a las VHS y algunos cds para PC,s, y hace un par de años llevé al punto limpio ese disco duro y una pila de cd,s y dvd,s. Cuanto dinero y tiempo perdido. En cambio no recuerdo haber tirado nunca un libro.
En mi caso, después de varios desastres, en especial un disco duro con centenares de películas, mi estrategia ha sido la siguiente.
Primero, decidí no volver a almacenar películas, porque es dudosa su durabilidad y porque las puedo conseguir en cinco minutos. Las almaceno solo hasta que las veo y les doy puerta. Sé que las puedo tener de nuevo cuando quiera. Con la música hago otra cosa, aparte de que hay suficientes plataformas para poder disponer inmediatamente de lo que quieras: tengo tres discos externos conectados siempre al ordenador. En los discos guardo sobre todo jazz y clásica. Están todos perfectamente editados para gestionarlos con iTunes. Como tengo dos ordenadores, uno en un estudio y otro en sitio diferente de trabajo, tengo esos discos duplicados, o sea, que ya tengo seis. Ambos ordenadores están enlazados en red y cada vez que edito un disco nuevo, lo paso al otro ordenador para tenerlo allí duplicado. Entonces, si algún disco me petara, siempre tengo otra copia con lo mismo para duplicarlo de nuevo. Pero como sigo sin fiarme por puro escarmiento, le envié dos discos externos con todo el jazz a un amigo (a ambos nos gusta ese género) para compartirlo con él y para, de paso, tener otra copia. Decidimos hacerlo así. Si ocurriera una catástrofe apocalíptica en mi casa, está su copia, que es casi idéntica a la mía porque le voy mandando lo que voy editando y él hace lo propio cuando es él quien se ocupa.
Eso no quita que siga comprando vinilos, que son de una durabilidad más o menos segura. Pero sobre todo compro clásica y algo de jazz de segunda mano. Aunque alguno nuevo y alguna reimpresión también.