Gabriel García Márquez

Pues eso, para hablar de un autor en general.

Moderador: natura

Liz0225

Mensaje por Liz0225 »

Cuando tenía 16 años decidí leerme todos los escritos de Gabo en orden cronológico, pero me aburrí porque los primeros no me gustaron, un libro que se me quedó en la memoria es "Ojos de perro azul" no me gustó pero me impactó mucho, es de un estilo muy distinto al de los otros libros, trata mucho de muertos, fantasmas confundidos y cosas así. Es más bien deprimente.

Como buena Colombiana que soy me ha tocado leer muchos libros de Gabo, especialmente en el colegio, aquí es casi que obligado leer "Crónica de una muerte anunciada" y "Cien años de soledad" (Claro, el orgullo de que este libro halla ganado el nobel).

Pero igual nunca me ha sido gravoso leerlo porque me encanta y personalmente puedo recomendar:

Cien años de soledad
El otoño del patriarca
El amor en los tiempos del cólera
Noticia de un secuestro

Y para los que no les han gustado ciertos libros de él, deben probar con otros, porque me parece que a veces tiene un estilo muy distinto de unos libros a otros.
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rosadefoc
Me estoy empezando a viciar
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Mensaje por rosadefoc »

A mi GGM me encanta, me he leido varios libros suyos y todos me han gustado, el que más "Cien años de Soledad" tengo en la lista "Noticia de un Secuestro"
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Maritosa.chan
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Mensaje por Maritosa.chan »

Qué decir? ya lo he mencionado en el tema de Cien Años de Soledad, me encanta este autor y el género al que dio origen su estilo... Sin más...
Saludos.
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saultp3000
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Mensaje por saultp3000 »

Este escritor simplemente me fascina, excelente su descriptiva, su forma de relatar, nunca es tediosa, todo lo que he leido de el excelente, sin palabras. Es una perdida para la literatura, que deje de escribir :cry: .

He leido de este autor: Cien años de soledad, Vivir para contarla, memoria de mis putas tristes y ahorita ando por: noticia de un secuestro.
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De Librum Tremens
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Mensaje por De Librum Tremens »

Excelente escritor, de los mejores en lengua castellana, aunque últimamente se le notan los años.
Sin embargo, deleznable en cuanto su apoyo a Castro cuando fusiló a los dos jóvenes balseros cubanos que iban a salir de la isla hace tres años.
Y es que no se puede ir criticando sin ver la viga en el ojo propio.
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nosin
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Mensaje por nosin »

Sólo he leído a García Márquez en "Cien años de soledad".

Me llamaron la atención en el libro varias cosas:
En el primer capítulo repetía mucho a quello de ..."años más tarde frente, al pelotón de fusilamiento"...Creí que aquella frase me iba a ir llevando hasta el final del libro, y que iba a ser dura de llevar la incógnita.

Al empezar el capítulo dos, nos cuenta en una sola página, un resumen de toda la vida de Aureliano Buendía, desvelándonos incluso que se muere de viejo, no en el dichoso pelotón. Contrariada me pregunto, si dejó el libro parado dos meses y después lo retomó como sin saber por dónde cogerle el hilo.
Este tipo de hachazos los veo varias veces en la novela, cuando nos adelanta, como entre paréntesis, la muerte o la vejez de un personaje, para retomar la ya destripada historia de nuevo.

Me pregunto si este tipo de idas y venidas en el tiempo durante la narración, son mañas de García Márquez, o se hacen habitualmente en la novela(género que no frecuento)... si hay reglas sobre éstas pautas, o cada novelista va a su aire.

¿A alguien le sorprendieron éstas cosas?
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Maritosa.chan
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Mensaje por Maritosa.chan »

A mí eso me gustó en Cien Años de Soledad, porque de alguna manera me tenía muy atenta a cada detalle, porque si me perdía de algo más adelante iba a ser un enredo.

No recuerdo que en otros libros suceda lo mismo.
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nosin
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Mensaje por nosin »

y ¿dónde le ves la gracia a que en medio de una historia te adelante el final para volver al intermedio?


P.D. Esa niña que tienes de avatar...¿no se te habrá ido la mano con el jarabe? :meditando:
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bblanco
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Mensaje por bblanco »

Pues no sé, pero a mí sí que me hacía gracia este estilo, ciertamente es un libro tan complejo y con tal cantidad de personajes que esta manera de adelantar la historia me hacía más sencilla la comprensión y más fácil seguir el hilo argumental.

Saludos,
Begoña
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belen
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Mensaje por belen »

El "Año de García Márquez". Así bien puede llamarse este 2007 en que coinciden el 80 aniversario de su nacimiento, los 40 años de la publicación de Cien años de soledad y los 25 del Premio Nobel de Literatura y en el que tendrán lugar distintos homenajes. El primero de ellos tendrá lugar el próximo lunes en la madrileña Casa de América donde varias personalidades del mundo de la cultura, sociedad y política leerán, durante 16 horas, fragmentos de ‘Cien años de soledad’. Los aniversarios previstos trascienden las fronteras nacionales y literarias porque Gabriel García Márquez, el maestro del realismo mágico, el creador del legendario mundo de Macondo, es ante todo un colombiano universal y uno de los inmortales de la literatura.
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Fiorella
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Mensaje por Fiorella »

bblanco escribió:Pues no sé, pero a mí sí que me hacía gracia este estilo, ciertamente es un libro tan complejo y con tal cantidad de personajes que esta manera de adelantar la historia me hacía más sencilla la comprensión y más fácil seguir el hilo argumental.
Si!! es un libro perfecto por donde se mire!!
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ainos
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Mensaje por ainos »

Definitivamente no me gusta GGM.
Solo me he leido "memoria de mis putas tristes" y medio "cronica de una muerte aunciada" pero no me gusta.
Y este ultimo, sientiendolo en el alma, pero lo dejo, no puedo seguir, me pierdo y me aburre muchisimo. Ademas no me gusta la forma en la que esta escrito. Es como una manera de hablar antigua y no es narracion, es explicacion....no se, solo lo he hecho con un par de libros, pero este aunque es cortito y me da pena lo voy a dejar....hay muchos mas para leer
Asi que paso de cojerme nada mas de GGM.
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az681
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Mensaje por az681 »

Salinas


García Márquez: volver a nacer





Miércoles, 11 de Abril de 2007


Aunque es un ciudadano del mundo, lo hemos visto entre los nuestros en Monterrey, en el Distrito Federal y en Guadalajara.

Por decisión propia radica desde hace tiempo en México. En estos días, en ocasión del 80 aniversario de su natalicio, el 40 de la publicación de su novela "Cien años de soledad" y los 25 años de haber recibido el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez ha sido objeto de diversos homenajes, entre los cuales uno de los más significativos fue el que se le rindió en Cartagena de Indias, Colombia.

"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir no cuando es no", ha dicho en alguna ocasión este escritor quien considera que la vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.

En estos homenajes, el Nobel de Literatura 1982, el colombiano Gabriel García Márquez, ha recobrado la inspiración para escribir el segundo tomo de sus memorias Vivir para contarla, según lo comentó el director de la Real Academia de la Lengua Española, Víctor García de la Concha, quien participó en la clausura del IV Congreso Internacional de la Lengua Española, en Cartagena de Indias, Colombia.

Con motivo de estos homenajes, se hizo una edición especial de la novela Cien años de soledad, de la cual se han distribuido 650 mil ejemplares en los países de lengua española.

La edición estuvo a cargo de la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española.

La obra ha sido revisada por el propio García Márquez e incluye una presentación y prólogos de Álvaro Mutis, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Víctor García de la Concha y Claudio Guillén.

Por otra parte, Aracataca, el pueblo natal de García Márquez, aspira llamarse ahora Macondo, lugar que se hizo famoso con la novela Cien años de soledad.

Durante la inauguración del cuarto Congreso Internacional de la Lengua Española, el 26 de marzo pasado, García Márquez pronunció un discurso en el cual relató los orígenes de Cien años de soledad.

Ha llegado a nuestras manos una copia del texto íntegro de su discurso (La Jornada, 2007), del cual transcribimos algunos párrafos para ofrecer al lector una idea de las dificultades por las cuales tuvo que pasar el escritor:

"No dejé de escribir ni un solo día durante 18 meses hasta que terminé el libro. Parecerá mentira, pero uno de mis problemas más apremiantes era el papel para la máquina de escribir; tenía la mala educación de creer que los errores de mecanografía, de lenguaje o de gramática eran en realidad errores de creación y cada vez que los detectaba rompía la hoja y la tiraba al canasto de la basura para empezar de nuevo.

Con el ritmo que había adquirido en un año de práctica, calculé que me costaría unos seis meses de mañana diarias para terminar.

"Lo que podría ser motivo de otro libro mejor es cómo sobrevivimos Mercedes y yo con nuestros dos hijos durante ese tiempo en que no gané ningún centavo por ninguna parte, ni siquiera sé cómo hizo Mercedes durante esos meses para que no faltara ni un día la comida en la casa.

Habíamos resistido a la tentación de los préstamos con interés hasta que nos amarramos el corazón y emprendimos nuestras primeras incursiones al Monte de Piedad.

Después de los alivios efímeros con ciertas cosas menudas, hubo que apelar a las joyas que Mercedes había recibido de sus familiares a través de los años.

El experto las examinó con un rigor de cirujano, pasó y revisó con su ojo mágico los diamantes de los aretes, las esmeraldas del collar, los rubíes de las sortijas y al final nos los devolvió con una larga verónica de novillero: ''Todo esto es puro vidrio".

"En los momentos de dificultades mayores, Mercedes hizo sus cuentas astrales y le dijo a su paciente casero sin el mínimo temblor en la voz: ''Podemos pagarle todo junto dentro de seis meses".

''Perdone, señora -le contestó el propietario-, ¿se da cuenta de que entonces será una suma enorme?" "Me doy cuenta -dijo Mercedes impasible-, pero entonces lo tendremos todo resuelto.

Esté tranquilo". El buen licenciado, que era un alto funcionario del Estado y uno de los hombres más elegantes y pacientes que habíamos conocido, tampoco le tembló la voz para contestar: ''Muy bien, señora, con su palabra me basta", y sacó sus cuentas mortales: ''La espero el 7 de septiembre".

"Por fin, a principios de agosto de 1966, Mercedes y yo fuimos a la oficina de correos de la ciudad de México para enviar a Buenos Aires la versión terminada de Cien años de soledad, un paquete de 590 cuartillas escritas a máquina a doble espacio y en papel ordinario y dirigidas a Francisco Porrúa, director literario de la Editorial Sudamericana.

El empleado del correo puso el paquete en la balanza, hizo sus cálculos mentales y dijo: ''Son 82 pesos".

Mercedes contó las monedas sueltas que le quedaban en la cartera y se enfrentó a la realidad: Sólo tenemos 53.

Abrimos el paquete, lo dividimos en dos partes iguales y mandamos una a Buenos Aires, sin preguntar siquiera cómo íbamos a conseguir el dinero para mandar el resto.

Sólo después caímos en la cuenta de que no habíamos mandado la primera sino la última parte, pero antes de que consiguiéramos el dinero para mandarla ya Paco Porrúa, nuestro hombre en la Editorial Sudamericana, ansioso de leer la primera mitad del libro nos anticipó dinero para que pudiéramos enviarlo".

Fue así -concluyó el creador de Macondo-- como volvimos a nacer en nuestra vida de hoy.
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az681
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Mensaje por az681 »

Matías Néspolo, Barcelona
Muchos años después, frente al tribunal de la Academia sueca, el escritor Gabriel García Márquez había de recordar aquel fin de semana remoto en el que junto a su mujer Mercedes Barcha tuvo que empeñar una batidora y dos alianzas para poder enviar la mitad del manuscrito restante de su novela al editor de Buenos Aires.

Se trataba de Cien años de soledad, una laberíntica y fascinante epopeya sobre la familia Buendía que en poco tiempo se convertiría en la punta de lanza del llamado boom de la literatura latinoamericana. Con medio centenar de traducciones -incluido el braille- y más de 30 millones de ejemplares vendidos, su autor se ha convertido en el premio Nobel más popular de la historia.

El escritor colombiano Gabriel García Márquez cumple mañana 80 años, tres meses antes de que su obra cumbre celebre el 40 aniversario de su primera edición.

Pero las efemérides no acaban ahí, porque el autor de Crónica de una muerte anunciada, conmemorará el próximo 20 de octubre los 25 años de una noticia que le cambiaría la vida: el Premio Nobel de Literatura.

Desde entonces, el viejo y fiel amigo de Fidel Castro y la Revolución Cubana ha rechazado fastos y premios. Pero en 2007, cuando ya parece haber colgado la pluma, los homenajes serán inevitables.

El IV Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebrará del 26 al 29 de marzo en Cartagena de Indias -ciudad de El amor en los tiempos del cólera-, la RAE lanzará la edición anotada y corregida de Cien años de soledad, como ha hecho con el Quijote.

Y la obra que fundó un género, el realismo mágico, sigue tan fresca como en su primer día. Aquel día en el que Gabo le abriera las puertas a una nueva generación de autores... porque las estirpes literarias latinoamericanas condenadas a cien años de soledad tuvieron una segunda, y hasta una tercera, oportunidad sobre la tierra.

Crónica de un libro anunciado

Corrían los primeros años de la Revolución Cubana y para el progresismo latinoamericano se alzaba un horizonte de optimismo. Rulfo y Guimaraes Rosa -tras las batallas ganadas por Borges y Carpentier-, le habían dado el tiro de gracia al realismo rancio, pero aún faltaba una nueva narrativa que diera cuenta de la convulsa historia del subcontinente, a tono con el "hombre nuevo" que profetizaba el Che.

Y el gran golpe de timón literario no se hizo esperar. A principios de 1967 Carlos Fuentes dio la voz de alarma en una carta a Julio Cortázar: "Acabo de leer una obra maestra. La novela de Gabo nos libera a todos". A partir de allí se sucedieron la publicación de capítulos inéditos en periódicos y revistas literarias. Un colombiano desconocido estaba escribiendo "la gran novela latinoamericana". Las expectativas eran tales que Francisco Porrúa, el mítico editor de Sudamerica que había descubierto a Julio Cortázar y Juan Carlos Onetti, le giró 500 dólares al escritor como anticipo. Con esa cifra Gabo saldó en México los nueve meses de alquiler que adeudaba.

Cien años de soledad se puso a la venta el 5 de junio de 1967. A última hora Porrúa había elevado la tirada a 8.000 ejemplares. Se agotaron en dos semanas y tuvo que tirar otros 10.000 de segunda edición. Días más tarde, un teatro porteño se ponía en pie para aplaudir a Gabo en la platea. Y desde entonces, las reediciones de Cien años no han cesado.

Los herederos
La estripe Buendía enfrentada

Con el correr del tiempo el revulsivo realismo mágico se transformó en receta literaria de fácil imitación o en cliché de lo latinoamericano y las aguas se separaron entre los hijos de Aureliano Buendía. Las hijas ejemplares continuaron fieles al género y lo llevaron al cine y los hijos insumisos, casados de las doncellas que ascienden al cielo entre sábanas y los aguaceros que duran años, lo combatieron decretando su muerte.

Las hijas sumisas

Laura Esquivel
Saltó a la fama con Como agua para chocolate (1989), llevada al cine por su esposo Alfonso Arau. Con gran éxito de público, la mexicana aporta al género su mirada femenina y culinaria.

Isabel Allende
Fiel a la tradición del realismo mágico, la escritor chilena sobrina del presidente asesinado lidera las listas de más vendidos desde su primera novela, La casa de los espíritus (1982).

Los hijos rebeldes

Jorge Volpi
El mexicano encabezó la llamada "generación del crack" que rompió con el realismo mágico de sus mayores a mitad de los 90. Poco después se consolidó con el Premio Biblioteca Breve.

Alberto Fuguet
En una Latinoamérica de comida basura y suburbios industriarles el escritor chileno reemplazó la aldea de Gabo por McOndo, una polémica antología a que se convirtió en movimiento.

El fenómeno
Cuando la cocina de Mama Grande Balcells hizo boom

Al igual que Rulfo con su tío, García Márquez alimentaba su obra con el caudal de historias que le contaba su abuela. Pero hubo otra "Mamá Grande", menos literaria y más pragmática, que lo llevó ala éxito: la mítica agente literaria Carmen Balcells. Representante de Carlos Fuentes, José Donoso, Cabrera Infante, Mario Vargas Llosa y Gabo, entre otros, fue la verdadera cocinera del boom latinoamericano. Mujer de carácter y a la vez maternal, llegó incluso a ocuparse de la vivienda de Gabo y Vargas Llosa en Barcelona. Su agresiva gestión de los derechos fue decisiva para garantizar la proyección internacional del colombiano.

El lugar
El mítico Macondo prefiere llamarse Aracataca

Macondo, la aldea de 20 casa de barro y caña brava de Cien años de soledad, era el nombre de una hacienda bananera ubicada en Aracataca, el pueblo natal de Gabriel García Márquez, ubicado en el departamento de Magdalena, Colombia. En él se inspiró el escritor para ambientar su novela. Hoy Aracataca cuneta con 53.000 habitantes pero aún no tiene hospital ni agua potable. Su alcalde convocó en 2006 una consulta popular cambiar el nombre de la aldea por Macondo, como una forma de atraer el turismo y rendir un homenaje a Gabo. La propuesta obtuvo la mayoría pero no alcanzó los votos necesarios.

La consagración
El premio nobel con Guayabera

"Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra".

El retiro
El otoño del patriarca de las letras

El gran fabulador e inagotable contador de historias parece haber perdido el pulso contar la enfermedad y la edad implacable. A sus ochenta años confiesa sin culpa haber colgado la pluma. Gabo se dedica en su retiro a releer despreocupadamente los grandes clásicos de la literatura universal. Su última novela Memorias de mis putas tristes (2004), pálido reflejo de sus glorias pasadas, es, según el escritor, su testamento literario. Y queda pendiente la continuación de sus memorias.

NÚRIA PADRÓS: 'GABO DE NOCHE'
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az681
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Mensaje por az681 »

Por Rafael Conte

Quizá la mejor noticia literaria que nos ha llegado como regalada en el tránsito entre el siglo XX y el actual haya sido la recuperación de Gabriel García Márquez de la grave enfermedad que le ha acosado durante los últimos años en los que sin embargo no ha cejado en su trabajo creador, del que nos ha dado frecuentes muestras sin parar. Quien ha sido calificado como «el juglar del siglo XX» o «el hombre que nos ha hecho más felices», dentro de un siglo considerado además como el más trágico de toda la historia universal —el del nazismo, el fascismo, el estalinismo, la bomba nuclear y el SIDA— es el mismo que nos ha concedido, gracias a sus asombrosas dotes narrativas, algunos de los momentos más gratos para al menos poder soportar la desdichada existencia de los hombres durante esta época de miseria, destrucción, terror, violencia, injusticia, hambre y falta de libertad por doquier .
Pero no voy a hablar de este su doble triunfo contra el terror colectivo ni contra su enfermedad personal, sino de esa cicatería crítica que mostró hacia él el tan influyente aunque discutido crítico Harold Bloom, quien descalificaba al premio Nobel colombiano, negándole la suficiente entidad artística para figurar en ese su «Canon Occidental», que tanto ha contribuido a la vez a su fama y a su descrédito. Bien es verdad que sus críticas —dice que su fórmula creativa es artificial y trucada, o que sus libros no alcanzan la profundidad de los de Borges o de Alejo Carpentier, por ejemplo— no han figurado en sus libros, sino que se formularon en unas declaraciones periodísticas, más no por ello pueden ser exoneradas de la correspondiente crítica a su vez de quienes no estamos de acuerdo con tanta ligereza.

Quizá en la prosa narrativa de la literatura hispanoamericana actual no haya más que dos cumbres, Jorge Luis Borges y Gabriel García Márquez, que han sido dos verdaderos refundadores del arte narrativo en español de nuestro tiempo.

Dejando aparte el caso de Borges, intelectual y literario a la vez, libresco y absolutamente único, el de García Márquez es más humano, más cercano, y además ha sido seguido por una muchedumbre de imitadores sin cuento, de esos que se dicen que salvarán a sus modelos porque heredarán más sus defectos que sus aciertos. Pues bien, Bloom es sobre todo autor de un canon más anglosajón que occidental (la mínima parte concedida en él a la lengua española es insuficiente y errónea), basado exclusivamente en su combate interior contra ese multiculturalismo tan extendido en las universidades norteamericanas, y va en busca sobre todo de un monoteísmo literario (en el que Shakespeare ha suplantado a Jehová) por razones tanto ideológicas como raciales, y en el que, aunque muchos de sus argumentos sean válidos, el resultado final hace agua por todas partes.

No conozco ningún autorretrato mejor del crítico que jamás podrá comprender nada de las letras hispánicas de todos los tiempos, tan mestizas como multiculturales, tan cerca siempre de lo real —desde el Arcipreste de Hita y La Celestina hasta Cervantes y San Juan de la Cruz, tan poco librescas, tan humanizadas y cercanas a sus lectores.

Gabriel García Márquez, que parece tan mitológico como fantástico, no deja nunca de ser real y cercano, y no es el creador de ninguna fórmula mercantil, ni de ningún truco artificial. Su magia expresiva nace de la recuperación y modernizaci6n del más clásico español y castellano de siempre, contemplada de manera a veces exagerada e imaginativa para potenciar sus contenidos reales, y arrancando muchas veces de mitos universales de siempre.

Su primer texto, Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, viene del diluvio en el Antiguo Testamento; La hojarasca viene de Sófocles y la prohibición impuesta a Antígona de enterrar a Polinices; Remedios la Bella va al cielo en carne y alma como en la mitología cristiana: Cien años de soledad es una mitificación de lo real, como El otoño del patriarca, mientras que La mala hora y El coronel no tiene quien le escriba son relatos de crítica social, y en la Crónica de la muerte anunciada hace estallar las costuras de la violencia realista en su pueblo. Pueblo donde reinan también el amor y la ternura, en El amor en los tiempos del cólera; y que lucha contra la intolerancia histórica en Del amor y otros demonios. O el mismo pueblo cuya historia se trata en El general en su laberinto, y llega hasta nuestros días en Noticia de un secuestro. Nadie podrá ver aquí monotonía, ni dogmatismo, ni fórmula, ni truco alguno, sino variedad, diversidad, flexibilidad, apertura a todos los horizontes de la narración contemporánea, y acercamiento total a los problemas del hombre de nuestro tiempo.

Pues en García Márquez la literatura y la vida van estrechamente unidas, y todo ello bajo la férrea unidad estilística de ese prosista excepcional que es el mayor juglar de nuestro tiempo, del hombre que por lo menos nos ha hecho menos infelices, o quizá rotundamente más felices en estos tan infelices tiempos que nos ha tocado habitar.


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