J. F. des Esseintes escribió: ↑13 May 2020 09:13
fardal escribió: ↑12 May 2020 23:14
Entonces
¿como, según tú, se mide la calidad de un escritor?
Eso es lo que te acabo de preguntar a ti.
Atención: Tormenta de ideas.
IMPORTANTE: todo ello en mi opinión…
Distingamos entre éxito, calidad y crítica.
El éxito es medible, la calidad, en el arte, es algo mucho más subjetivo y menos medible.
Se puede medir la calidad de una silla con parámetros objetivos, por ejemplo la durabilidad de su materia prima.
Y no digo que no existan parámetros objetivos para medir la calidad de una obra artística, pero, al final, siempre hay un tanto por ciento importante de subjetividad.
Dejando de lado la subjetividad, uno de esos parámetros que podríamos incluir en la ecuación de la calidad es la dificultad técnica para completar la obra. Podríamos decir que dicha dificultad ayudará a tener un producto de mayor calidad, o por lo menos más elaborado. La innovación también podría sumar a la hora de alcanzar esa calidad y, sobre todo, la capacidad del artista para empatizar con su público, para entender la psicología de su público (actual o futuro) y causar el mayor impacto posible. De manera que el artista (o escritor) trabaja los factores comentados (la dificultad técnica, la innovación y la empatía), para causar el mayor impacto posible en su público. ¿Lo consigue al final? Esa es la parte más subjetiva de la historia…
Algo de calidad que llega a nuestras manos ha debido tener algo de éxito, porque si no, nunca habría llegado a nuestras manos. Por lo tanto, el éxito si depende de la calidad, pero la calidad no es directamente proporcional al éxito. Como ya hemos comentado, hay productos de gran éxito que, a priori, ni tienen demasiada calidad…, y de nuevo, la pregunta ¿en qué nos basamos para afirmar tal cosa? Podríamos decir que, pese a tener éxito, un producto malo (Belén Esteban, por ejemplo) no tiene difcultad técnica, no es innovador y carece de conocimiento empático… Un momento, innovador lo fue en algún momento, y en cuanto a empatizar, pues empatiza con quien tiene que impatizar…, pues quizá Belén Esteban no es una obra maestra de la literatura, pero quizá sí que es una obra maestra del Marketing y de la industria televisiva. Quizá no deberíamos mezclar churras con merinas, ni mirar las cosas en dos dimensiones o en blanco y negro…
Y luego está la crítica, tanto la actual cómo la histórica (la que se enseña en las escuelas sobre los clásicos).
Y está claro que hay críticos que se han ganado mayor prestigio que otros, o les envuelve un mayor halo de seriedad y de rigurosidad, pero, al final, todo acaba siendo una opinión subjetiva e incluso tranformista con las modas y los cambios de corrientes.
¿Qué cómo mido yo la calidad literaria de un libro?
Pues me fijo en la dificultad técnica de la obra, lo innovadora que es y la capacidad que tiene el autor de empatizar (sobre todo conmigo).
Lógicamente, antes de llegar al autor, me fijo en qué “críticos” me han hablado de él y la confianza que estos “críticos” me despiertan, me influencian más los que más han acertado en el pasado y desconfío de los que me defraudaron. Aquí la empatía también juega un papel muy importante. Ese sería el primer filtrado de lo que sería una posible obra de calidad.
Y por último y más importante, son las sensaciones esas de las que hablábamos… Si cuando acabo el libro, éste me ha impactado, el autor ha conseguido lo que quería y me doy cuenta de que es un genio que ha conseguido jugar con la técnica, la innovación y la empatía para despertar algo en mí que mueva algún tipo de emoción…
No sé si he conseguido explicarme o incluso si te vale la explicación… Yo, incluso he descubierto cosas de mí mientras la escribía…
P.D.: o incluso puede haber obras que carezcan de dificultad técnica, que no sean innovadoras y sin embargo el autor consiga empatizar contigo de un modo que ningún otro antes lo había conseguido. Esa, en cierto modo, es una de las gestas más difícil… Construir Notre-Dame con un martillo y dos tablones.