Un fragmento literario y su representación artística

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Puff the Magic Dragon - Peter, Paul and Mary (1963)


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Blackbird - The Beatles (1968)


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Tras la operación, Charlene le cantó Puff the Magic Dragon y Blackbird, sus dos canciones de cuna preferidas. Jenny, por su parte, le leyó chistes sacados de internet. Le pusimos el iPod para que escuchara música. Rememoramos un día que Sky y él se levantaron temprano para prepararnos torrijas, pero como tenían prohibido encender el fuego, se tuvieron que conformar con ofrecernos unas cuantas rebanadas de pan empapado en mares de sirope.

Recetas y confidencias - Ann Pearlman (2009)

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Hold On, I'm Comin - Sam y Dave (1966) Recetas y confidencias - Ann Pearlman (2009)


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Ese mismo viernes quedaron en el Cavern Club y bailaron al son de Lady Sunshine and the X Band. Yo estaba con Allie, lo mismo que Tracy y Silver, Vera y Finn,cuando todos nos pusimos a bailar al ritmo de Hold On, I'm Comin. T. J. parecía un niño bien, pero bailó con mucho desparpajo. El humo procedente de la barra invadía la pista de baile. Allie y T. J. se quedaron hasta que cerró el bar y luego se fueron a desayunar al Fleetwood.

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Dance Tonight - Paul McCartney (2007) Recetas y confidencias - Ann Pearlman (2009)


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Alice cierra los puños y golpea el aire con ellos. Taylor sonríe, levanta los brazos y sacude su melena. El pelo se aparta de su cara y oscila de un lado a otro con sus movimientos. Vera contonea las caderas y da vueltas. Vera, ah, Vera, ¡cómo le gusta bailar! Las diez bailamos juntas y cantamos a coro. Everybody is dancin' tonight.

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Honky Tonk Women - The Rolling Stones (1969) Recetas y confidencias - Ann Pearlman (2009)


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... Por aquella época, Stephen y yo nos acabábamos de separar. Taylor y yo empezamos a bailar cuando el grupo interpretó Honky Tonk Women. Estábamos las dos en la pista, moviéndonos al ritmo de la música, rodeadas de parejas y de otros que bailaban a su aire...

[AnnaWalsh]

No pienso publicar ninguno de mis tríos, y elegiré como op. 1 y 2 las Sonatas en do mayor y en fa sostenido menor, como op. 3 los Lieder y como op. 4 el Scherzo en mi bemol menor. A usted le parecerá natural que emplee todas mis fuerzas en causarle la menor vergüenza posible.[/color


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Cartas (1853-1897), de Johannes Brahms.

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Wigmore Hall - Londres (1901) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)





... Florence practicaba cinco horas al día e iba a conciertos con sus amigas. Prefería osbre todo los recitales de cámara en el Wigmore Hall, en especial los cuartetos de cuerda, y en ocasiones llegaba a asistir a cinco en una semana, tanto a la hora de comer como por la noche. Amaba la seriedad oscura del local, los bastidores con las paredes descoloridas y desconchadas, las maderas relucientes y la alfombra de un rojo intenso del vestíbulo, el auditorio como un túnel dorado y la famosa cúpula sobre el escenario, que le habían dicho que describía el ansia de la humanidad por la magnífica abstracción de la música, con el genio de la armonía representado como una bola de fuego eterno...

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Opus 18 - Ludwig van Beethoven (1801) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)


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... Los gustos de Florence no eran raros, pero sí intensos. El Opus 18 de Beethoven la obsesionó durante una temporada, y luego sus últimos grandes cuartetos. Shuman, Brahms y, en el último curso, los cuartetos de Frank Bridge, Bartók y Britten. Oyó a todos estos compositores a lo largo de un período de tres años en el Wigmore Hall.

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Cuarteto de Cuerdas N º 15 en Sol mayor - Franz Schubert (1826) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)


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Uno de sus comedidos era ordenar la sala verde, y una tarde vio en una papelera unas anotaciones de concierto a lápiz, desechadas por el Cuarteto Amadeus. La letra era estrafalaria y tenue, apenas legile, y hacía referencia al movimiento de obertura del cuarteto de Schubert nº 15. Se emocionó al descifrar finalmente las palabras: <<¡Atacar en el si!>> Florence no pudo menos de acariciar la idea de que había recibido un mensaje importante, o un apunte vital, y dos semanas más tarde, no mucho después del comienzo del último curso, pidió a tres de los mejores alumnos del conservatorio que se unieran a su propio cuarteto.

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Sinfonía n.º 35 en re mayor - Haffner - Wolfgang Amadeus Mozart (1782) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)


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... Florence le enseñó una mañana las válvulas a la vista, de un color anaranjado reluciente, de un amplificador que sobresalía de una elegante caja gris, y los altavoces que llegaban a la altura de la cintura, y le puso a un volumen inmisericorde la sinfonía Haffner de Mozart...

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Razumovsky, cuartetos de cuerda, opus 59 - Ludwig van Beethoven (1806) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)


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Naturalmente, Florence hablaba de sus planes para el cuarteto Ennismore. La semana anterior habían ido a la antigua facultad y habían tocado entero el Razumovsky de Beethoven para el tutor de Florence, que se había conmovido visiblemente. Les dijo directamente que tenían futuro y que debían permanecer juntos a toda costa y trabajar con el máximo ahínco...

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Roll over Beethoven - Chuck Berry (1956) Chesil Beach - Ian McEwan (2007)


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A cambio, él le llevó a Oxford, desde su casita de campo, una selección de discos que quería que ella aprendiera a apreciar. Inmóvil en su asiento, ella escuchó a Chuck Berry pacientemente, con los ojos cerrados y una concentración excesiva. Él pensó que quizá no le gustara <<Roll over Beethoven>>, pero a ella le pareció divertidísima...

[AnnaWalsh]

Iglesia de San Jorge, Hospital de la Caridad (Sevilla)



-Pero, ¿cómo habremos de estar obligados a cumplirla, si el mismo que la decretó en nombre de Su Católica Majestad está encerrado en San Jorge? -respondían los otros con malicia.

Bajo la absolución de los árboles, de Pedro Torres Curiel.

[AnnaWalsh]

Santa María la Blanca y la Puerta de la Carne, ambas en Sevilla.





Fuera de la iglesia, la comitiva hubo de esperar la llegada del carruaje bajo el tórrido sol del mediodía. Al fin, los juramentos del cochero fustigando a las bestias fueron abriéndose paso desde la plaza del Coro, y no con disimulada prontitud partió entonces el cortejo hacia Santa María la Blanca para tomar después la salida de la ciudad por la Puerta de la Carne.

Bajo la absolución de los árboles, de Pedro Torres Curiel.

[AnnaWalsh]

Plaza de las Tres Cruces, Sevilla



No habían llegado aún a la altura de las Tres Cruces, cuando ya el anciano mitrado lamentaba el exceso. Gruesas gotas de sudor le recorrían el rostro y buscaba con ansiedad creciente la sombra de los portales.

Bajo la absolución de los árboles, de Pedro Torres Curiel.

[AnnaWalsh]

Catedral de Sevilla



De este modo, desde su inicio en la céntrica calle de Génova, a dos pasos de las gradas de la Catedral, hasta su actual sede en plena judería, además de los progresos en las materias propias de su estudio, los académicos habían sentido en su interior los diferentes pulsos de la villa [...].

Bajo la absolución de los árboles, de Pedro Torres Curiel.