Anecdotario sobre escritores... y otros

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Madre Amantísima

Todas las mañanas hago ejercicio en la estancia de la casa, y lo combino con yoga. Un día, cuando estaba arrodillada con los brazos extendidos y mirando al suelo, mi hijo bajó por la escalera, me vio y dijo:

—Con que me des los buenos días es suficiente.
-J.R.

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Poder Maternal

Un sábado, a altas horas de la noche, me despertó el repiqueteo del teléfono. Mi malhumorada contestación ocasionó que la persona que estaba en el otro extremo de la línea dudara un momento antes de lanzarse, casi sin respirar, a una larga explicación:

—Mamá, habla Susana, y lamento haberte despertado, pero tuve que avisarte que hoy voy a llegar un poco tarde a casa. Resulta que el coche de papá tiene una llanta desinflada, pero no es culpa mía. ¡De veras! No sé qué sucedió. La llanta simplemente se bajó mientras estábamos dentro del teatro. ¡Por favor, no te enojes!

Como no tengo ninguna hija, deduje que la joven se había equivocado al marcar.

—Lo siento, linda —repliqué—, pero has marcado un número equivocado. No tengo una hija llamada Susana.

—¡Caramba, mamá! —expresó la muchacha, toda atemorizada—. ¡No pensé que lo tomarías tan a pecho!
-L.K.

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Si no quieres que nadie se entere, no lo hagas. —Proverbio chino

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Una mañana de verano, vestida con minifalda, esperaba el trámite de cierto documento ante la ventanilla de un banco. El empleado llenaba los formularios tan mecánica y fríamente, que empecé a reflexionar en lo enajenador que puede llegar a ser ese trabajo rutinario: el empleado parecía una máquina insensible. De pronto, levantó un instante la vista, me miró, me entregó los formularios, y muy serio, me indicó: “Señorita, pase a pagar a la pierna 8”.
—Lily Núñez de la Torre Caller (Puno, Perú)

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EL DÍA de las MADRES es cuando todo el mundo visita a su mamá y ella hace como que no le importa el trabajo extra. -C.B.

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Una Anécdota de Isaac Asimov

ISSAC ASIMOV, el célebre escritor y divulgador científico, es humano, al fin y al cabo. En su reciente autobiografía, In Memory Yet Green, relató la siguiente anécdota:

Hace algunos años recibimos una cuenta que doblaba el monto de las demás correspondientes en nuestro edificio de apartamentos. Furioso, me dirigí a la compañía de gas.
Luego de formarme en la fila, llegué por fin a la ventanilla, extendí bruscamente la cuenta, y expliqué:

—Vea esto: jamás hemos consumido tanto gas. Mi esposa y yo no tenemos hijos. Ambos trabajamos. ¿Cómo es posible que nos manden una cuenta como esta? ¡Exijo una explicación!

El hombre del mostrador reaccionó en seguida:
—¿Realmente desea una explicación?

—Desde luego que sí, si es que puede pensar en una que no sea la de su ineptitud.

—Afortunadamente, sí puedo —replicó el empleado—. Este es un recibo por energía eléctrica.

-De la obra citada, publicada por Doubleday

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De la Realeza

Los viejos servidores del Palacio de Buckingham disfrutan al relatar anécdotas de la pequeña princesa Isabel y cómo aprendía a comportarse según las reglas de la realeza.
Cietro día en que estaba con su abuela, la reina María, la ayudaron a bajar de un carruaje.

—Baje usted, damita —dijo el sirviente que la sujetaba.

—No soy una damita —contestó Isabel, quien por entonces tenía 11 años—; soy una princesa.

—Y confiamos que algún día también serás una dama —comentó su abuela.
-Stephen Barry, en Royal Secrets (Villard Books)



EL REY JORGE V del Reino Unido y su hermana, la princesa Victoria, solían charlar informalmente por teléfono todos los días. Una mañana, cuando el teléfono de la Princesa sonó como de costumbre, ella levantó el auricular y exclamó:

—¡Hola, viejo imbécil!

En ese momento se escuchó la voz de la operadora:

—Perdóneme, su Alteza, Su Majestad aún no toma el teléfono.
-Citado por J. Maurus, en Anecdotes of the Great (Better Yourself Books, Bombay)

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Tropiezos en la Comunicación

EL TRABAJO de mi hermana consiste en hacer encuestas por teléfono. Si la persona con quien habla se niega a someterse al interrogatorio, mi hermana le pregunta si su cónyuge estaría dispuesto a hacerlo.
En cierta ocasión, una señora se disculpó.
—Lo siento, pero ahora no puedo atenderla. Estoy rellenando un pavo.

—Comprendo, pero, ¿no podría hacerlo su esposo?

—¡Ah, no! ¡Él no sabe nada de pavos!
—G.I.


EN UNA granja cercana a donde vivo con mi familia conseguí dos cubos de estiércol para mi huerto. Cuando llegué a casa con ello, mi hijo de seis años me preguntó:
—¿Qué es eso?

—Es para las fresas —le contesté.

Mi hijo se quedó mirando el estiércol y me advirtió:
—Yo prefiero mis fresas con crema batida.
—Kim Kiefer, en Redbook

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Inesperado Tesoro

UN LLUVIOSO día de 1881, al tratar de entretener a su hijastro, de 13 años, Robert Louis Stevenson pintó a la acuarela el mapa de una isla imaginaria. Ese mapa dio origen a uno de los libros más famosos de Stevenson, quien tiempo después rememoraba al respecto:
“Aquellos trazos cautivaron mi imaginación en forma insólita. Empecé a escudriñar mi mapa, y los futuros personajes de La Isla del Tesoro fueron apareciendo, entre bosques imaginarios, enfrascados en reyertas y en busca de un tesoro. Cuando me di cuenta, ya tenía ante mí una hoja de papel y estaba redactando el índice de los capítulos”.
—Carol Orsag Madigan y Ann Elwood, en Brainstorms and Thunderbolts: How Creative Genius Works

Nota: Cito del artículo basado en su libro, aparecido en el número 582 de la revista Selecciones.

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Trabajo en un restaurante de servicio rápido; atiendo la ventanilla por la que los clientes hacen pedidos para llevar, sin bajarse de su vehículo. Una mañana apareció un señor y me ordenó: “Dos panecillos con salchicha, por favor”. En eso, el perro que llevaba el hombre empezó a ladrar furiosamente. “¡Ah, disculpe!”, rectificó el cliente. “Que sean tres panecillos con salchicha”.
—G.Ch.

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Procedo de una familia numerosa y muy unida que ha vivido en la misma zona rural desde hace 200 años. A mi esposo, hijo único con pocos parientes, le resultó muy difícil identificar a todos mis tios, tías y primos. Cierto día, en una reunión, le dije:

—Quizá deba hacer un árbol genealógico para ayudarte.

—¿Árbol genealógico? ¡Querrás decir bosque genealógico!
-E.J.W.P.

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Mis dos hijas molestan a menudo al abuelo respecto a su obstinación, rasgo de carácter que él, vigorosamente, niega tener. En cierta ocasión, el abuelo les estaba contando acerca de una expedición a caballo que había emprendido por las montañas Rocosas.

—Los guías pensaban que las personalidades de jinete y caballo debían ser compatibles —relataba el hombre—. Así pues, nos buscaron monturas que estuvieran de acuerdo con nuestro carácter.

—¿Y cómo era tu caballo, abuelo? —interrumpió una de mis hijas.

Al responder mi padre confesó, compungido:

—Me asignaron una mula.
-M.J.P.

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Dedicatoria

Albert Malvino comienza su libro Principios de Electrónica con esta dedicatoria:
“A JOANNA, mi inteligente y hermosa esposa, sin la cual yo no sería nadie: ella siempre me conforta y me consuela; nunca se queja ni interfiere; no pide nada y lo soporta todo, y escribe las dedicatorias de mis libros”.
-Publicado por McGraw-Hill

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Un actor hace todo lo posible por volverse famoso, y después usa lentes oscuros para que no lo reconozcan. —Paolo Stoppa, actor italiano, en Relax (Italia)

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Al Pan, Pan...

LA LLAMADA nueva cocina francesa suele significar nada en su plato y todo en su cuenta. —Paul Bocuse


GRACIAS al milagro de las comunicaciones modernas, podemos escuchar los mismos boletines de noticias durante todo el día. —James Stanley, en el National Enquirer