CV8 - MI4: Misión disolución - Rubisco

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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kassiopea
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CV8 - MI4: Misión disolución - Rubisco

Mensaje por kassiopea »

MI4: Misión disolución

El cielo aún estaba teñido de naranja cuando un Mini azul marino apareció veloz por la bocacalle, como si quisiera huir del amanecer. Al llegar a la zona de aparcamientos frenó lo justo para virar a la izquierda y empotrar el morro en una plaza con la precisión de quien lo ha hecho miles de veces. La ventanilla se cerró justo cuando la radio anunciaba el nuevo single de The Beatles: Hello, Goodbye.

Los goznes de la puerta se quejaron con brevedad y Richard Starkey salió del coche aparentando elegancia, aunque no pudo evitar que su traje se arrugara. Cerró la puerta con llave, atusó su pantalón, revisó el nudo de la corbata y se dirigió a la enorme puerta giratoria de cristal.



De cristal era el ascensor, que subía por el exterior del edificio, alejándose de la ciudad a cinco vértigos por minuto. Starkey tuvo que esperar tres turnos para poder ingresar en el elevador. Por algún motivo, esa mañana el edificio estaba más atestado que de costumbre. En vez de esperar en la cola se dirigió al servicio, donde se limpió los restos legañosos de sus ojos hundidos en el baño. Cuando terminó, se perfiló el bigote con las yemas de los dedos mientras elucubraba por el motivo de una reunión a una hora tan temprana. Este tipo de citas solo podían significar dos cosas: o era algo de extrema urgencia o era una mala noticia, tan mala que hacía falta el día entero para poder digerirla y minimizar así la probabilidad de pasar toda la noche dando vueltas en la cama. Starkey descubriría pronto que se trataba de esto último.

Salió del ascensor y cruzó un pasillo empapelado de arriba abajo con un efecto de fibra vegetal que generaba agobio e ira a partes iguales. Nunca jamás se había escuchado a nadie alabar aquella decoración, y sin embargo seguía intacta. Esa reflexión permitió a Starkey evadirse de sus preocupaciones y llegar con rapidez al séptimo despacho, que era su destino. Al entrar vio al general Tobias L. Whiteman sentado en el extremo de una mesa, y a John Lennon, Paul McCartney y George Harrison al lado contrario.

—¡Ringo! —exclamaron los tres al unísono.

El general permaneció callado y con gesto serio. Tenía pelo grisáceo y poco denso de mitad de la cabeza hacia detrás; el resto era una calva que reflejaba la fuerte iluminación del techo. Estaba vestido de uniforme, pero sobre todo tenía una cara castrense: hasta embutido en un pijama de ositos se adivinaba su rango militar.

—Disculpad la espera. —contestó Starkey. Pensó en las excusas que había improvisado para omitir que se había quedado dormido, pero prefirió descartarlas y dejar que el silencio hablara por él.

El general Whiteman lo invitó a sentarse y comenzó su disertación:

—Señores, los he convocado para hacerles partícipes de una noticia que les involucra directamente y ante la que no caben más opciones que actuar con diligencia y contundencia.

Los cuatro músicos se miraron entre sí aturdidos.

—Su misión —prosiguió— ha sido de gran importancia para la defensa del Reino Unido y para la colaboración con nuestros aliados. Bien es cierto que ya el uso de las canciones para transmitir mensajes secretos a nuestros agentes está superado por métodos más efectivos, pero he de reconocer que la permeabilidad del grupo en todas las capas de la sociedad nos ha permitido acceder a unos niveles de información inimaginables hace apenas ocho años. Lamentablemente, existe un obstáculo que con toda probabilidad constituye una amenaza no ya para la eficacia de sus actuaciones, sino incluso para la propia integridad de los Servicios de Inteligencia.
—¿Qué obstáculo? —preguntó Lennon, erigiéndose en portavoz.
—La popularidad. —Whiteman lo señaló y lo miró fijamente a los ojos—. Han alcanzado un nivel de popularidad tan elevado que corremos el riesgo de perder el control del flujo de información.
—Bobadas —dijo Harrison agitando la mano de forma displicente.

Whiteman dio un puñetazo en la mesa y se acercó a él hasta casi rozar sus respectivas narices.

—¿Acaso va usted a negarme que ha tenido contactos con el KGB? ¿Acaso va a negarme que rechazó la oferta de incorporarse como agente doble porque no le querían pagar en dólares ni en libras esterlinas y porque el acceso a mujeres estaba controlado?

Harrison guardó silencio y agachó la cabeza. Los demás lo miraron con los ojos como platos.

—Bien —retomó Whiteman—. La decisión es irrevocable. El calendario de reestructuración del MI4 está aún pendiente de aprobación y se conocerá en próximas fechas, pero es seguro que incluirá la disolución del grupo.

La palabra «disolución» causó un terremoto en los cuatro músicos. Pese a que Whiteman parecía haber ido preparando el terreno, el monólogo había transcurrido con demasiada rapidez como para que pudieran anticipar la gravedad de la situación.

—¡Un momento! —Starkey saltó de su silla y extendió los brazos—. ¿No podemos encontrar otra solución? No sé. Tal vez podemos centrarnos en la recopilación de información sin tomar contacto con agentes extranjeros.
—Me temo que no. El grupo ha estado demasiado expuesto. —Hizo una pausa—. Además, una de las políticas de los Servicios de Información es la diversificación de riesgos, y el MI4 ha sido complementado con numerosas unidades adicionales, por lo que el trabajo de The Beatles ya no será imprescindible. Y, ante el riesgo para la vida de cada uno de ustedes —pronunció estas palabras una a una, señalando de forma consecutiva a los cuatro músicos—, lo mejor es disolverlo y darles la oportunidad de continuar sus carreras por caminos separados.
»Y antes de que me lo pregunten: el MI4 no va a disolverse; solo lo hará el grupo. La decisión es que el MI4 pase a denominarse «Servicio de Información y Espionaje a través de Multimedios» y asuma las actividades de coordinación de todos los agentes, grupos y medios que tenemos desplegados por el Planeta.
»Y ahora, si me lo permiten, me retiro para que puedan asimilar la información.

Apenas se hubo marchado Whiteman, Lennon miró a sus compañeros y fijó la vista en McCartney.

—¡Maldito bastardo! —gritó, agarrándolo por la pechera. Sus pequeños ojos se habían agigantado detrás de los cristales redondos de sus gafas—. ¿Por qué no has dicho nada? Tú lo sabías, ¿verdad?
—¡Déjame! —Intentó zafarse sin éxito—. Yo no sabía nada. ¡Déjame!

Lennon estuvo a punto de darle un puñetazo, pero Harrison y Starkey lo detuvieron. Los cuatro permanecieron en silencio, aunque los resoplidos de John se oían por encima de los del resto de integrantes. Unos minutos más tarde regresó el general.

—Espero que hayan tenido tiempo suficiente para reflexionar. No obstante, estaré disponible para atenderles en lo que sea necesario. En los próximos días recibirán información individualizada sobre el devenir de la carrera profesional de cada uno de ustedes. Incluirá una temporalización de los eventos individuales y colectivos, un detalle del género musical al que se dedicará cada uno y varias entrevistas modelo para que tengan claro qué contestar a las preguntas de los periodistas cuando se anuncie la separación y en el futuro. —En ese momento miró a John—. Señor Lennon, espero la colaboración de todos; en especial la suya. Vamos a simularle un matrimonio.
—¿Un matrimonio? Pero si ya estoy casado.
—Lo sé, pero su personalidad es lo suficientemente atractiva como para ser nuestro agente más efectivo. Por ello lo voy a poner en equipo con una de nuestras espías más resolutivas, y simulando un matrimonio no levantaremos sospechas. Así podrán complementarse y continuar proporcionándonos información. Los señores Starkey, McCartney y Harrison irán por su cuenta, pero puntualmente le prestarán apoyos.
—¿Pero cómo voy a simular un matrimonio así de pronto, sin más información?
—Estará todo en el dossier. De momento céntrese en descansar. Cuando le llegue la documentación estaremos en contacto. Ahora, si me disculpan… —concluyó, haciendo un gesto para que abandonaran el despacho los cuatro músicos.



Los cuatro músicos cruzaron Abbey Road en silencio. Al llegar al parque contiguo, rodearon unos jardines y se detuvieron frente a una fuente.

—Lo siento, Paul —dijo Lennon, abrazándolo—. Me he dejado llevar.

McCartney le devolvió el abrazo, pero no confesó que, en efecto, él sí sabía algo. Había sido convocado media hora antes que los demás, aunque luego había abandonado el despacho para simular que había llegado después que Lennon. En esa reunión previa se había producido la siguiente conversación:

—Señor McCartney, el señor Lennon es una amenaza para el grupo. Ha transgredido las normas del MI4, ha ganado demasiada popularidad y la ha estado aprovechando para verter mensajes proselitistas contrarios a los intereses de la Corona. Además, ha puesto en peligro a los demás integrantes del grupo.
—¿Y qué puedo hacer yo?
—Usted es el único con una imagen lo suficientemente fuerte como para eclipsar a Lennon. Mire: en la reunión de hoy anunciaré la disolución del grupo en un futuro cercano. Pues bien, usted tendrá que anunciar una carrera en solitario antes de que lo haga él, y deberá procurar que haya siempre suficiente tensión entre ambos para que los seguidores se polaricen y para que Lennon pierda credibilidad si se empieza a radicalizar.
—No puedo hacerle eso a John —había contestado con un nudo en la garganta tras un largo silencio.
—No le queda más remedio, McCartney. Si quiere salvarle la vida, no le queda más remedio. Y si quiere salvar su propia vida.

Aquellas palabras se habían clavado en el cerebro de McCartney como si sus meninges hubieran cristalizado, pero no podía confesarle nada a Lennon.

No en aquel momento.



Aquel momento había sido hacía casi trece años. The Beatles era un recuerdo del pasado que se proyectaba en el presente, generando comentarios, investigaciones, polémicas y derechos de autor a espuertas, los cuales usaba el MI4 para financiar sus actividades y de los que una cantidad nada desdeñable acababa en los bolsillos de los antiguos integrantes del grupo como pago por su silencio.

Harrison se había especializado como enlace con Asia, lugar al que viajaba frecuentemente con el pretexto de adquirir nociones de música hindú y china para sus siguientes proyectos.

Lennon se había convertido inicialmente en una especie de agregado cultural no oficial del embajador británico en Estados Unidos. Fue una estratagema para alejarlo de las redes de espionaje, pero su esposa ficticia, Yoko Ono, había conseguido convencer al MI4 para que permitieran al ex Beatle colaborar de forma esporádica, debido a su extensísima red de contactos.

Starkey, que seguía siendo conocido como Ringo Starr, había simultaneado su carrera musical dirigida por el MI4 con actuaciones paramilitares organizadas por el Servicio Exterior. Había sido la única solución propuesta por los Servicios de Inteligencia ante los sucesivos fracasos financieros de Starkey que lo había llevado a la bancarrota.
Por último, McCartney era el único que había mantenido su residencia en el Reino Unido para afrontar las labores de información doméstica, pero pronto se le encomendó vigilar de cerca a Lennon, aprovechando la amistad que unía a ambos.

Un día McCartney se citó con Starkey en el café Hafa, en las colinas de Tánger. Ambos fueron convenientemente disfrazados para no ser reconocidos: McCartney se había envejecido el pelo con polvos de talco y se había dejado un bigote fino que le daba cierto aire a mafioso italiano. Starkey, por su parte, vestía túnica. En aquellos balcones sobre el mar Mediterráneo pasaban absolutamente desapercibidos.

Ambos compartieron té a la menta y algunos cigarrillos liados con hachís. Varias muchachas marroquíes se habían acercado errantes y ambos, muy a su pesar, habían rechazado sus propuestas para no ser descubiertos.

Tras unos cuarenta minutos recordando anécdotas entre risas y llantos, McCartney decidió ir al grano:

—John está en problemas.
—¿Qué le ocurre?
—Ha vuelto a las andadas.

Starkey negó con la cabeza.

—¿Está otra vez como cuando nos obligaron a separarnos?
—Sí. Pero parece que ya no hay marcha atrás. Ha contactado con grupos políticos extranjeros y se teme que haya transmitido información sensible.
—¡Dios mío! —dijo Starkey, ahogando un grito—. ¿Y qué vas a hacer?
—Yo ya no puedo hacer nada. Por eso te he citado.

Starkey entornó los ojos y analizó las córneas vidriosas de McCartney. Por un momento dudó hasta que entendió lo que le estaba pidiendo.

—¡No! ¡No puedo!
—No tenemos elección, Richard. Y no tengo otra alternativa. Ahora sí que estamos todos en peligro.
—¿Por John?
—No. Por el MI4. Estamos en el punto de mira.



El punto de mira tenía motas de polvo, así que Starkey lo bañó en vaho y lo limpió con una toallita. Volvió a posarlo sobre el pie de metal y se tumbó en el suelo de gravilla. Verificó que tenía a la vista la puerta del hotel que le había indicado McCartney, así que solo tuvo que esperar las señales.

Trató de poner la mente en blanco. Cada segundo venían a su cabeza imágenes de reuniones, ensayos y conciertos. Todos los recuerdos eran borrosos, salvo un pequeño fragmento tan nítido que casi podía tocarse: la cara de John Lennon. Cada vez que le venía un recuerdo intentaba borrarlo, pero entonces venía otro. Y otro. Y otro. Tenía miedo de desconcentrarse, de errar en su misión más importante, de arrastrar la losa del fracaso por el resto de sus días.

En ese momento le vino a la cabeza un fragmento de Ticket to ride:

Dijo que vivir conmigo
la está hundiendo, sí.
Que nunca será libre
si yo ando alrededor.

Tiene un billete para marcharse,
y no le importa

Con aquella canción habían alertado a los Servicios de Inteligencia de que una joven parlamentaria, Margaret Tatcher, estaría pensando renunciar a su carrera política y regresar a la investigación química si seguía siendo ninguneada por el whip de la Cámara de los Comunes. Tatcher era una desconocida para el gran público, pero no para los Servicios de Inteligencia, que intuían un futuro prometedor para ella. Poco después el whip dimitiría misteriosamente y nunca se supo nada más de él.

Al fin Starkey vio la primera señal. Un hombre con aspecto de lunático apareció por la esquina. Portaba una pistola falsa con la que simulaba disparos a transeúntes invisibles. No solía frecuentar esa zona de Nueva York, pero lo habrían situado a conveniencia para que apareciera en escena en el momento justo.

En ese momento Lennon salió del hotel, de la mano de Ono. Vio al falso pistolero y le devolvió un disparo con la mano simulando una pistola. A continuación rompió a reír.

Starkey, a través de la mirilla, apuntaba a Lennon. Se fijó en que Ono lo había localizado y lo miraba. Aún sin soltar la mano de John, asintió levemente con la cabeza.

A Starkey le cayó una gota de sudor frío por el espinazo. Esa era la segunda señal. Tomó tanto aire que casi se sintió mareado. Contó hasta tres, apretó el gatillo e hizo fuerzas para no llorar. Solo Paul puede llorar, pensó. Se echó para atrás hasta apoyar la espalda en una pared y empezó a rezar.

FIN
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Raúl Conesa
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Raúl Conesa »

Otro relato de agentes secretos, aunque éste tiene un aire mucho más serio y realista.

Los paralelismos con las vidas reales de los Beatles están muy bien traídos, tanto que esta historia podría encajar desde un punto de vista conspiranoico. Me recuerda a la teoría conspirativa de que los Beatles murieron y fueron reemplazados por espías. De verdad que la gente se cree cualquier cosa.

Me ha gustado el final, muy emotivo.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
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Jarg
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Jarg »

De los relatos que llevo, este es el segundo que convierte a los Beatles en espías (a ver si va a ser verdad...). Es un relato muy original, de eso no hay duda. Te puede gustar más o menos, pero cumple a la perfección con los dos temas del concurso (¿quién iba a imaginar que Ringo mató a Lennon :shock: ).

Como estilo, bastante bien escrito en general. Lo único que me ha chirriado un poco ha sido el verbo "empotrar" en el primer párrafo. La frase parece describir que aparca el vehículo de forma rápida y con precisión, pero lo de empotrar me hace imaginarme el coche incrustado en la pared :hombros:

Tengo curiosidad por saber la inspiración que el autor tuvo para esta historia. Gracias por compartirla y suerte :) .
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
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rubisco
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por rubisco »

Coincido con los compis. Me ha llamado la atención que haya (de momento) dos relatos de espías. También me llama la atención que este tenga a Ringo Starr como protagonista (por cierto, gracias autor, porque ahora ya sé el nombre real de Ringo :cunao: ).

No me gusta comparar relatos, pero esta vez lo voy a hacer. Este relato me gusta más que el otro porque creo que está más comedido en el objetivo que persigue. Dosifica la información, le da, a mi juicio, mucha veracidad, y acaba con un momento muy emotivo.

Parecen el yin y el yan :lol: .

Jarg escribió: 03 Ago 2020 22:11Tengo curiosidad por saber la inspiración que el autor tuvo para esta historia. Gracias por compartirla y suerte :) .
¿Inspiración? ¿Procesos creativos? ¡Sí, por favor! Es, sin duda, lo que más disfruto leer a los autores cuando se han desvelado.

Espero volver de nuevo por aquí, autor.
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Megan
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Megan »

Autor/a, me encantó tu relato.
Parece que a Los Beatles se le da bien eso de ser espías :mrgreen:
Muy elaborado tu relato, me gustó mucho, pero me cautivó estas frases:
—Estará todo en el dossier... Ahora, si me disculpan… —concluyó, haciendo un gesto para que abandonaran el despacho los cuatro músicos.
Los cuatro músicos cruzaron Abbey Road en silencio. Al llegar al parque contiguo, rodearon unos jardines y se detuvieron frente a una fuente.
—Lo siento, Paul —dijo Lennon, abrazándolo—. Me he dejado llevar.

Me fascinó que pusieras la cruzada de la cebra en ese punto, estuviste genial.
La narración y las conversaciones están muy bien hechas, las personalidades de los cuatro muy bien manejadas, he visto que a Ringo se animan a ponerlo a los gritos o matando a John, como que el Beatle simpático deja que lo lleven de aquí para allá, eso me gusta mucho.
Dije que no me molestaba que alguno muriera, no me molesta para nada, creo que el tema de que debían quitar a John de en medio por su creciente popularidad que no servía para los propósitos del general, estuvo muy bien para el relato.
La verdad es que disfruté mucho de la lectura que se me hizo muy ágil y me gustó mucho.

Mucha suerte y muchísimas gracias por compartirlo :60:
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Mario Cavara
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Mario Cavara »

Me ha sorprendido gratamente. Al principio el título me echaba un poco para atrás, porque me esperaba otro relato del tipo Austin Powers o Mortadelo y Filemón protagonizado por los cuatro de Liverpool en plan astracanada. Pero no, nada de eso, está muy bien escrito, con una prosa que, aunque no destaque por su exquisitez literaria, resulta de todo punto impecable, desarrollada mediante frases largas bastante bien hilvanadas. Los diálogos fluyen también con solvencia, sin que en ningún momento resulten inverosímiles, más allá de lo rocambolesca (y ciertamente original) de la historia. En definitiva, un buen trabajo. :eusa_clap:
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Tolomew Dewhust
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Cada bloque comienza con las mismas últimas palabras del anterior... Estas cositas me encantan, :boese040:.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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rubisco
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por rubisco »

Tolomew Dewhust escribió: 07 Ago 2020 00:16 Cada bloque comienza con las mismas últimas palabras del anterior... Estas cositas me encantan, :boese040:.
Anda, no me había dado cuenta de ese detalle :paranoico: .
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Tolomew Dewhust
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Hay que leer con los ojos abiertos, Rubisco. Con todos.

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Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Tolomew Dewhust
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Tolomew Dewhust »

El título no me convence, :cunao:. La disolución del grupo no puede tratarse como "misión" porque: primero, se resuelve en el primer tercio del relato, todo lo que sigue no tiene que ver con la disolución sino con el problema de seguridad que ocasiona Lennon; segundo, la disolución es una decisión adoptada por el general, no implica nada más ni requiere llevar a cabo plan alguno salvo quitarse todos de en medio y dedicarse a otras cositas.

Dicho lo cual, :dragon:... la historia tiene enjundia, pero me da la sensación que el formato de relato se queda corto para abarcarla como mereciera.

También quiero comparar este con el otro de espías, :mrgreen:, no voy a ser el único que no lo haga. Al contrario que al resto de mis queridos compañeros que se han pronunciado al respecto, bajo mi personalísimo punto de vista el más coherente es aquel, y no este, porque desde primera hora marca una línea humorística que no suelta hasta el punto y final. El hecho mismo de pintar a los Beatles como espías ya me parece tan descabellado que solo me cabe si me lo imagino en clave de humor... todo lo que salga de ahí o intentar teñir con una pátina de seriedad ese hecho me deja un poco... no sé, extrañado e indiferente por poco creíble.

Además es que el primer párrafo lo pintas con Ringo aparcando en plan 007 y parece que apuntas en la misma dirección (que creo que hubiera estado muy bien), de caricaturizar a los agentes como ha hecho el otro compi-autor-creador-imaginadordebeatlesespíasenesteconcursosiniestro.

AHORA BIEN (me he quedado a gusto, eh, jajajaja): todo esto saqué en claro tras las dos primeras lecturas, en las que me enfrento a lo que presentas y lo confronto con lo que yo hubiera querido/esperado leer (me pasa con todos, no solo con tu relato). Después, sabiendo ya lo que hay, pues disfruto con tu propuesta sin más y, de esta segunda experiencia extraigo... chan, chan, chan... que se lee bien, que es entretenido, que el meollo me gusta y que te has roto la cabeza, y eso es bueno. Confieso que lo que más me llama de la historia es el final, el asesinato por parte de Ringo (con la complicidad de Paul y de Yoko), y, de poder dar marcha atrás en el tiempo con uno de los discos LP de los que salen en el relato del Dakota, iría a visitarte hace un mes y te diría que pusieras el foco únicamente en esa escena, en el momento en que Ringo aprieta el gatillo, y que, de ahí construyas la misma historia hacia atrás, a base de reflexiones o recuerdos de Ringo de cómo se ha llegado hasta ese punto.

:blahblah:

Estos días me habéis pillado fuera de casa y de ahí los comentarios breves y sin gifs... He vuelto, y no pienso hacer prisioneros, :qtedoy:.

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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Mister_Sogad »

Curioso relato el tuyo, autor/a. Has tenido una idea original y que, a pesar de que no creo sea fácil puede tener algo de real. Lo digo sin base alguna y me refiero a que un grupo como ese, tan mediático, tan seguido por la gente y con sus excentricidades, no creo que no tuviera sus secretos respecto a peticiones gubernamentales, favores nacionales o, simplemente fueran "usados" por terceros sin darse cuenta. Así, la idea me parece interesante, aunque creo que le falta algo al relato para lograr que enganche, en mi opinión. Pienso que, con la idea, podías haber jugado más, quizá añadiendo tensión metiendo al grupo en alguna misión antes de la disolución y narrándola en plan vertiginoso o, tal vez dando más peso a la misión de Ringo; esto es ampliando la extensión del relato, con acciones que pueda realizar antes o después de apostarse para disparar sobre Lennon, o exponiendo varios intentos en días distintos, por ejemplo.

Y es que me sensación es que el texto solo plantea las posibilidades, yendo muy al grano, dejando únicamente pedazos de información interesantes que se podían haber explotado o ampliado. Es solo mi opinión claro, pues a veces precisamente ir directo al grano es positivo. Desde luego, repito, tu idea es interesante.

Mucha suerte en el concurso. :60:
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Ratpenat
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Ratpenat »

Lo siento, autor, no me ha entusiasmado este relato. Me ha costado conectar por razones que ya te han dicho en los comentarios. Pero te agradezco que lo hayas compartido. Parece que a otros sí has gustado, por lo que no me hagas mucho caso :hola:
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Isma »

Entretenido, con detallitos interesantes como lo que comenta Tolo de enlazar un párrafo con otro o las relaciones entre los personajes y las pildoritas de la historia del grupo. Está bien escrito pero le falta una pizca de emoción, algo que me haga conectar más con la historia o los personajes... Por ejemplo, la figura del general ese me parece irrelevante. Lo siento, no puedo aportar mucho más de lo ya dicho. Coincido también con la primera impresión de Rubisco.
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Mister_Sogad
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Mister_Sogad »

Dentro del submarino amarillo pilotado por un tigre verde:

<<La nueva fotografía se sustentaba en el corcho con cuatro chinchetas con forma de peón. Al Tigre le había parecido oportuno y había pedido la opinión del cuarteto. Los Beatles habían seguido en silencio, no dejaban de observar aquella imagen. Era una fotografía grande, dividida en cuatro imágenes a su vez. Estas cuatro parecían fotografías de espionaje, y en cada una salía uno de los integrantes del grupo. Harrison paseando por una concurrida calle asiática con su rostro girado hacia el fotógrafo, como si acabara de descubrirlo. McCartney, con el Big Ben de fondo, parecía hablar con un grupo de hombres trajeados mientras trataba de ocultar su rostro tras la solapa de su chaqueta. Lennon saliendo de un edificio de la mano de Yoko Ono y, a sus espaldas, un hombre oculto en sombras. Y, finalmente, Starr, sentado en el suelo, con la espalda apoyada en un muro bajo, aparece inmortalizado en un movimiento que parece elevar las manos para tapar su cara compungida.

—Aquí tal vez se pueda reflexionar sobre lo que uno puede estar obligado a hacer, o lo que te obligan a hacer.>>
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Megan
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Re: CV8 - MI4: Misión disolución

Mensaje por Megan »

kassiopea escribió: 03 Ago 2020 14:16 MI4: Misión disolución

—Señor McCartney, el señor Lennon es una amenaza para el grupo. Ha transgredido las normas del MI4, ha ganado demasiada popularidad y la ha estado aprovechando para verter mensajes proselitistas contrarios a los intereses de la Corona. Además, ha puesto en peligro a los demás integrantes del grupo.
—¿Y qué puedo hacer yo?
—Usted es el único con una imagen lo suficientemente fuerte como para eclipsar a Lennon. Mire: en la reunión de hoy anunciaré la disolución del grupo en un futuro cercano. Pues bien, usted tendrá que anunciar una carrera en solitario antes de que lo haga él, y deberá procurar que haya siempre suficiente tensión entre ambos para que los seguidores se polaricen y para que Lennon pierda credibilidad si se empieza a radicalizar.
—No puedo hacerle eso a John —había contestado con un nudo en la garganta tras un largo silencio.
—No le queda más remedio, McCartney. Si quiere salvarle la vida, no le queda más remedio. Y si quiere salvar su propia vida.

Aquellas palabras se habían clavado en el cerebro de McCartney como si sus meninges hubieran cristalizado, pero no podía confesarle nada a Lennon.
................

Starkey, a través de la mirilla, apuntaba a Lennon. Se fijó en que Ono lo había localizado y lo miraba. Aún sin soltar la mano de John, asintió levemente con la cabeza.

A Starkey le cayó una gota de sudor frío por el espinazo. Esa era la segunda señal. Tomó tanto aire que casi se sintió mareado. Contó hasta tres, apretó el gatillo e hizo fuerzas para no llorar. Solo Paul puede llorar, pensó. Se echó para atrás hasta apoyar la espalda en una pared y empezó a rezar.
FIN
Todo esto pudo ser la realidad de lo que sucedió ese maldito 8 de diciembre. Cambiando los nombres pudo ser la cruda realidad. Y no dudo que la Corona estuviera ajena.

Y sí, sólo Paul pudo llorar...


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