CO20 - Una pensión cualquiera - Raumat

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CO20 - Una pensión cualquiera - Raumat

Mensaje por lucia »

Una pensión cualquiera

Jorge se apeó del tren ligero de equipaje. Una pequeña maleta con lo estrictamente necesario para pasar la noche. La mañana siguiente tenía que asistir a una entrevista de trabajo, una más, igual que tantas otras que había realizado sin éxito. Pero había que intentarlo. Una cosa era no tener trabajo y otra muy distinta ni siquiera esforzarse por conseguirlo. De modo que, aunque escaso de esperanzas, tenía que probar cada oportunidad que se le presentara.

Deambuló sin prisas por las callejuelas cercanas a la estación buscando un bar donde cenar algo y una pensión barata para pasar la noche. La cercanía al ferrocarril hacía que no faltaran precisamente ese tipo de establecimientos en la zona. Después de tomar una ligera cena en un bar bastante aseado, eligió una de las pensiones que se encontraban en esa misma calle. Igual le daba una pensión que otra. Para una sola noche, cualquiera valía.

Un afable viejecito, menudo pero fibroso, le recibió al otro lado del mostrador. El precio no le pareció excesivo a Jorge, así que pagó el importe solicitado y subió a su habitación. El cuarto era bastante austero. Una cama antigua y no muy grande, una mesa, una silla, un deslucido espejo, un pequeño armario empotrado y poco más.
Deshizo Jorge la maleta y colocó la ropa dentro del armario. Quería revisar antes de acostarse la poca documentación que llevaba para la entrevista. Algunos datos sobre la empresa que había sacado de internet, el correo con la citación, un breve currículum y la dirección donde tenía que presentarse. No había acabado de hacerlo cuando empezaron a oírse aquellos ruidos. Parecían provenir del interior del armario empotrado. Algo parecía arañar levemente la puerta. Algún bicho pequeño, tal vez.

Inquieto, agarró Jorge un zapato por si tenía que aplastar algún animalejo, se acercó al armario y abrió las puertas. Dos diminutos ojillos relucientes le contemplaban desde uno de los rincones del armario. Pertenecían a un pequeño ratón que, asustado, desapareció por un agujero de la pared.
—¡Pues vaya mierda de habitación! —se lamentó irritado.
Sacó la ropa que había colocado anteriormente, la dejó sobre la cama, cerró las puertas del armario y apoyó la maleta haciendo contrapeso para que cualquier bicho que hubiera por allí no pudiera salir del armario. Cogió la llave y se dirigió escaleras abajo hacia la recepción de la pensión. En esa habitación, él no iba a pasar la noche. Habría en el establecimiento algún otro cuarto libre y sin alimañas.

En recepción no había nadie. Todo estaba en completo silencio. Jorge empezó a llamar con voz enérgica y airada al encargado de la pensión, pero no obtuvo ninguna respuesta. Una vez comprobado que no había nadie en la planta baja, Jorge volvió a subir las escaleras y fue llamando una por una todas las puertas que se hallaban en la misma planta que ocupaba su habitación. Nada. Todo silencio. O no había ningún otro cliente en la pensión, o no querían contestarle.

Apoyado en la pared del pasillo, Jorge intentó serenarse y poner en orden sus ideas. Podía recoger sus cosas de la habitación y largarse de allí. Claro que, con la hora que era ya, igual ninguna otra pensión se encontraba abierta y dispuesta a recibir a un cliente ya de madrugada. Podía volver a su cuarto, intentar pasar allí el resto de la noche y dormir un poco. Había dejado bien cerrado el armario y atrancado con la maleta. Así que aunque el ratón volviera a aparecer, no podría pasar al otro lado del armario. Era un asco compartir la habitación con el roedor, pero tampoco se le ocurría ninguna idea mejor. De modo que, resignado, Jorge volvió a entrar en su cuarto y se dispuso a pasar allí las pocas horas que quedaban hasta que amaneciera.
La habitación estaba en completo silencio. No se oía ningún ruido sospechoso. Parte de la ropa que había dejado sobre la cama, la volvió a guardar en la maleta. Y lo que le pareció que podía resultar útil durante la noche, lo colocó sobre la mesa y la silla. Una vez despejada la cama, se tumbó sobre ella y suspiró profundo.
Tardó más de lo normal en conciliar el sueño. El incidente del ratón le había puesto nervioso y de un humor de perros. Pero al final, ayudado por la tranquilidad aparente de su entorno, Jorge consiguió quedarse dormido.

No llevaba mucho tiempo durmiendo cuando le despertaron nuevos ruidos. Dentro del armario se oían pequeñas carreras y leves arañazos en las puertas. «Maldita sea —pensó Jorge—. Ya está ahí el ratón otra vez». Encendió la luz y vio que la maleta seguía en el mismo lugar que él la había colocado. Miró su reloj, que marcaba poco más de las tres de la madrugada. Permaneció unos segundos mirando el techo de la habitación, pensando. Se sentía fatigado, con sueño, apenas si había descansado. No era conveniente que se presentara a la entrevista así de esa guisa, hecho unos zorros. Tenía que intentar dormir de nuevo a pesar de los ruidos.
Pero no lo consiguió. Por más vueltas que daba en la cama, aquellos sonidos que iban haciéndose cada vez más fuertes le alteraban los nervios y no le permitían conciliar el sueño. Su enfado iba en aumento, hasta que llegó un momento que tomó una drástica decisión. Acabaría con el roedor. Aparte de sus zapatos, la silla parecía ser el único arma que estaba a su disposición en aquel cuarto. Si la silla se rompía al utilizarla para golpear al ratón, bien merecido lo tenía el dueño de la pensión. Como se le ocurriera recriminárselo a la mañana siguiente, se iba a enterar. Además de ponerle de vuelta y media, le presentaría una denuncia que le iba a costar un riñón.
Así que se levantó de la cama y agarró la silla. Apartó despacio la maleta para no hacer ruido, alzó el brazo para descargar un buen golpe y abrió con violencia las puertas del armario. Y lo que vio le dejó horrorizado. Ya no eran un par de diminutos ojillos los que le miraban. Ahora eran decenas de ratas las que poblaban el armario y, al ver las puertas abiertas, se lanzaron en avalancha hacia él.
Empezó Jorge a golpear con saña a las ratas que marchaban en cabeza del grupo. Los bichos se retorcían y caían ensangrentados, chillando rabiosos, pero enseguida nuevos roedores ocupaban su sitio. Sintió cómo le mordían sus pies desnudos, sus tobillos, sus pantorrillas. Siguió volteando la silla a derecha e izquierda alcanzando a sus repugnantes atacantes, pero daba la impresión de que cada vez había más ratas en la habitación. Miró un instante hacia el armario y vio que seguían entrando roedores por el agujero. Cuando el suelo de la habitación se llenó de alimañas no le quedó más remedio a Jorge que saltar encima de la cama y desde allí seguir machacando a los bichos. Advirtió con desesperación que la silla empezaba a perder trozos, de modo que su arma se tornaba cada vez más endeble. Las ratas ya empezaban también a aparecer rabiosas sobre las sábanas. Lo que en un principio fue sólo el desagradable pero simple propósito de matar un ratoncillo, se había convertido en una feroz lucha por no ser comido por los roedores. Tenía que escapar de allí como fuera.
Por fortuna, divisó sobre la mesa, intacta y salvadora, la llave de la habitación. Así que saltó en esa dirección sobre el enjambre de ratas. Sintió sus mordiscos, sus arañazos, su sangre resbalar cada vez más abundante por el cuerpo. Sin dejar de golpear alimañas con lo poco que le quedaba ya de silla, consiguió coger la llave, la introdujo en la cerradura y abrió la puerta para salir al exterior.
Pero nada más salir al pasillo tropezó con algo que le hizo caer al suelo de bruces. No había visto Jorge el fino cable de acero que alguien había colocado a un palmo de altura junto a la puerta. Sólo le dio tiempo a ver una recia barra de hierro que se dirigía certera a su cabeza y la diabólica sonrisa del viejecito de recepción tras ella.
—¡Ay, mis pequeñines… vaya comilona os vais a pegar esta noche! —jaleó el anciano con su cálida y paternal voz.
Los pequeñines, complacidos con aquel suculento festín, cubrían ya por completo y devoraban frenéticos el ensangrentado cadáver de Jorge.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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oscall
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por oscall »

La verdad, no me convence mucho. Se parece a un comic de historias de la cripta, sobre todo por ese final. No digo que eso sea malo, pero sí que me ha resultado predecible. Luego algunas frases no están construidas de forma muy acertada: en vez de "cogió Jorge", yo hubiese puesto simplemente "Jorge cogió"; se entiende igual y resulta mucho más natural. Lo bueno que tiene es que es un relato muy rápido, el autor va a lo va a lo que va y no hay escenas de relleno. Al menos yo no las veo. :hola:
Buena suerte y gracias por participar.
Última edición por oscall el 27 Oct 2020 09:36, editado 4 veces en total.
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Raúl Conesa
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Raúl Conesa »

Cortito y al grano, tal vez demasiado corto. Siendo una historia tan sencilla, me imagino que no tendría sentido alargarlo más, pero eso significa que no termino de identificarme con el protagonista y no me despierta tensión verle sortear la marea de ratas. Me suena a la típica leyenda urbana, al estilo del asesino que está en el asiento de atrás del coche cuando miras por el retrovisor.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
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Mario Cavara
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Mario Cavara »

Confieso que este relato al principio me sedujo muchísimo, ya que me trajo reminiscencias de algunos de los que más me gustan de Lovecraft, en especial “Los sueños en la casa de la bruja”, quizá mi preferido. Sin embargo, la promesa de una buena historia con tintes oníricos se desvaneció con la aparición del ejército de ratas, que ya no me sedujo tanto, y menos aún ese final con el viejecito de recepción a lo flautista de Hamelín en plan macabro. Pero, ya digo, la idea del principio se me antoja buena y, de haber tirado por diferentes derroteros, sin duda me habría convencido mucho más.
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pmarsan
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por pmarsan »

Uno de mis favoritos de esta edición. Autor/a, consigues una estupenda historia de miedo solo con las ratas, el viejo demente y la claustrofobia de la pensión. Lo que más me sorprende es que hayas sido capaz de desarrollarla en apenas un par de páginas. Por mi parte, eso tiene doble mérito, porque este género no es nada fácil de abordar con brevedad y tú lo has conseguido. Felicidades. :60:

La redacción me ha resultado una pizca mecánica en algún momento, pero cumple. Desde luego, te las has arreglado para mantener mi interés de principio a fin. Muchas gracias por compartirlo y suerte en el concurso. :D
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Tolomew Dewhust
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Tolomew Dewhust »

La puntuación no me convence, :comp punch:. Demasiadas oraciones explicativas que suceden a un punto y seguido, en lugar de conformar una frase larga y con más sentido, a mi humilde modo de ver. Por ejemplo:

Jorge se apeó del tren ligero de equipaje. Una pequeña maleta con lo estrictamente necesario para pasar la noche.

Why not "Jorge se apeó del tren ligero de equipaje: una pequeña maleta con los estrictamente necesario para pasar la noche"?

El cuarto era bastante austero. Una cama antigua y no muy grande, una mesa, una silla, un deslucido espejo, un pequeño armario empotrado y poco más.

¿No sería mejor? "El cuarto era bastante austero: una cama antigua y no muy grande, una mesa, una silla, un deslucido espejo, un pequeño armario empotrado y poco más."

La historia es sencillita pero cumple su cometido. Igual hubiera ganado enteros si hubieses arrancado con un niño jugando con un par de ratas, dándoles de comer o charlando con ellas. Y más adelante hacernos saber que aquel crío se convirtió en el anciano que regentaba la pensión.... No sé, por darle algo de peso al argumento y encontrarle un sentido a la locura del tipo este.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Tolomew Dewhust
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Si el del vampiro es selenio, te voy a dejar a ti en manganesio, cuyo peso específico es aprox. un tercio de aquel.

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Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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raumat
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por raumat »

Agradecería al autor/a que informara (cuando acabe el concurso)... cómo se llama esa pensión... y en qué ciudad está...
Por si algún día ando por allí... no ir a meterme en la boca del lobo... :lol:
Escrito con sencillez y yendo al grano, resulta fácil y entretenido de leer.
Sanguinoliento y terrorífico también lo es, también.
Hay que andarse con ojo con los abuelitos... Que más sabe el diablo por viejo que por diablo... :meditando:
Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.
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Isma
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Isma »

No me ha gustado, lo siento. Creo que se podría mejorar algo la redacción. Hay rimas, repeticiones y explicaciones innecesarias. Solo como ejemplo ilustrativo, en el siguiente párrafo se menciona varias veces la palabra pensión, como queriendo añadir precisión o reducir la ambigüedad. También se insiste en que la elección era arbitraria: las dos últimas frases sobran.
Deambuló sin prisas por las callejuelas cercanas a la estación buscando un bar donde cenar algo y una pensión barata para pasar la noche. La cercanía al ferrocarril hacía que no faltaran precisamente ese tipo de establecimientos en la zona. Después de tomar una ligera cena en un bar bastante aseado, eligió una de las pensiones que se encontraban en esa misma calle. Igual le daba una pensión que otra. Para una sola noche, cualquiera valía.
En otros párrafos se explicitan y repiten detalles o nombres. No hace falta. El lector sigue la historia. Tiene contexto.

Sobre las rimas, este otro:
Su enfado iba en aumento, hasta que llegó un momento que tomó una drástica decisión. Acabaría con el roedor. Aparte de sus zapatos, la silla parecía ser el único arma que estaba a su disposición en aquel cuarto. Si la silla se rompía al utilizarla para golpear al ratón, bien merecido lo tenía el dueño de la pensión. Como se le ocurriera recriminárselo a la mañana siguiente, se iba a enterar. Además de ponerle de vuelta y media, le presentaría una denuncia que le iba a costar un riñón.
Todo esto diluye un poco mi atención. Ahora mismo no sé explicar el motivo, pero intuyo que hace la narración predecible. Tampoco siento tensión creciente, algo así como un horror reptante que se acerca y se acerca. Algo que te encoja las pelotas (disculpen damas, qué tal va todo caballeros). Y es algo que creo necesario para generar terror.

Así que no, no me gusta. Aunque me doy cuenta que tiene curro detrás y eso lo agradezco y lo respeto.

¡Suerte!
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Jarg
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Jarg »

Un relato entretenido, autor/a, con esa misteriosa pensión cuyo propietario usa a los clientes para alimentar a su ejército de roedores.

El argumento está bien y encaja a la perfección con la temática del concurso, mezclando elementos de terror bastante atemporales. Es curioso que mencione internet pero no los teléfonos móviles, o que, si se trata de los tiempos actuales, coja una habitación en una pensión sin mirar las opiniones de otros usuarios por internet :lol: :lol: , pero entiendo que eso contribuye a crear el marco del relato. La historia es simple, te puede gustar más o menos, pero funciona en lo elemental, que es crear una situación tensa y agobiante.

Del argumento lo único que cambiaría es lo de querer atacar al ratón con la silla. No sé si alguna vez has intentado matar a un ratón, autor/a, pero esos animalillos son tan rápidos que en el tiempo que tú tardas en levantar la silla para golpearlo, él se ha hecho tres maratones alrededor de la habitación, le ha dado dos achuchones a su vecina ratona y te ha dibujado un Banksy en la puerta del armario :boese040: . Jorge tendría que haber sido previsor y haber puesto un lanzallamas de viaje en la maleta (yo es que soy precavido de más, lo admito...).

Sobre la forma y el estilo, debo decir que la brevedad del relato tiene mucho mérito. Personalmente nunca he sido capaz de escribir en menos de cinco páginas una historia completa, así que suelo sentir algo de envidia sana hacia los que saben hacerlo. La estructura es clara: presenta al personaje, el objetivo, el contexto, la acción y la resolución. Una estructura sencilla pero que te hace leer el relato sin tropiezos. Lo único, cambiaría algunas cosas del estilo: algunas frases son redundantes y el nombre del protagonista se repite demasiado ("Jorge hizo esto...", "Jorge hizo lo otro..."); recomendaría un mayor uso del sujeto elíptico, sobre todo en un relato con tan pocos personajes donde no hay espacio para la confusión. También corregiría algunas pequeñas cosas de puntuación y leísmo, aunque nada grave ;) .

Eso sí, espero que Jorge, antes de morir devorado por las ratas, sacara el móvil para dejarle una mala valoración al dueño de la pensión en Booking :lista: . Gracias por compartirlo y buena suerte :60:
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
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Mister_Sogad
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Mister_Sogad »

- Dicen que a veces no somos capaces de adaptarnos a las situaciones que se nos presentan porque nos acomodamos a lo que nos hace sentir bien.

Tu relato me ha dado una extraña sensación durante buena parte de la historia que, seguramente, sea solo cosa mía, pero que me ha resultado difícil de apartar hasta el ataque de las ratas: me ha parecido como un cuento, por la repetición del nombre de tu protagonista, que quizá sea excesiva y no me ha hecho entrar como creo que debia hacerlo en la trama. Aunque quizá sea un error mío y sí que tu intención fuera tratarlo más como cuento.

La idea en sí me gusta, aunque pienso que no las has explotado de la mejor manera respecto a la temática del concurso. Has apostado, a la hora de crear tensión, por desgranar una situación desde una perspectiva violenta, sangrienta, cruda y visual cuando, en mi opinión, hubiera sido más eficaz apostar por plasmar el pensamiento y sensaciones de tu protagonista mientras se desarrollaba todo de un modo más "intimista" e intenso, de modo que atrajeras al lector a ponerse en el lugar de tu personaje. Así, yo echo en falta un mayor dramatismo, con un tono más intenso respecto a sentimientos como la rabia, el miedo, la desesperación, incluso con flashbacks respecto a recuerdos de sus seres queridos. Digamos pues que me ha faltado un ahondar más y mejor en el interior de tu protagonista.

Narrativamente solo puedo volver a señalar el tema de la excesiva reiteración del nombre de tu personaje principal, que pienso me ha hecho no estar "a tono" con el relato que querías transmitir. Por lo demás no he tenido muchos problemas en seguir las vicisitudes de tu protagonista.

Espero que pases un concurso de miedo. Suerte!!

:60:
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Megan
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Megan »

Autor/a, lo siento, pero no me llegó tu relato.
No lo digo por la narración, o por las descripciones, las cuales considero bastante buenas.
Es el tema el que no encaja en mis gustos, carece de tensión, de terror.
Cuando el protagonista siente los ruidos por segunda vez, imaginé un momento terrorífico y no estoy diciendo que si abrís un armario y se te vienen encima cientos de ratas, sea algo romántico, no, es espantoso. Pero creo que deberías haber creado otro momento de tensión, no te voy a decir cómo debería ser, porque apenas puedo con mis relatos, no soy quien para decir lo que tenías que haber hecho. Me refiero a que ya en ese momento das por terminado todo lo que creaste al comienzo, el hombre que paga por una pensión barata, que encuentra un ratón y se va a quejar y no hay nadie en todo el lugar. Eso genera tensión y podrías haberle sacado provecho. Pero al segundo ruido ya está todo dicho, él no va a poder matarlas con una silla, como te dijeron por allí, no debe haber peor arma para matar a un roedor que una silla. Esperaba mucho más de ese principio impregnado en oscuridad y en esa pensión barata. Ojalá en otro concurso pueda comentarte de otra forma.

Mucha suerte y gracias por compartirlo, :D .
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Megan
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Megan »

Autor/a, estoy de vuelta.
Creo que he sido muy injusta contigo y quiero disculparme.
Claro que tu relato es de terror, y lo creaste con todas tus ganas, es que yo quiero o quería fantasmas y muertos vivientes por todos lados. Como te dije, si abrís un placard y hay un ratoncito, no genera mucho miedo (a mí sí) pero si cuando lo abrís hay miles de ratas, es algo tremendo, horroroso. Que finalmente seas la comida de ellas, se transforma en algo espantoso. Y yo quejándome de que no le diste mucha tensión al relato, sí se la diste, es que me encasillé en el terror antiguo y no pensé que hay más tipos de situaciones que también dan mucho terror.

Mucha suerte.
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Nínive »

Una pensión cualquiera

Terroríficos saludos, autor

Deberías trabajar más esa narración: la construcción de las frases, las cacofonías, los adjetivos utilizados y las repeticiones de palabras. Pero es cuestión de estudio y práctica.
Yo, que soy tan tiquismiquis con la coherencia, no le veo sentido intentar matar a un ratón con una silla (lo siento, no lo veo... ) Y eso ya me ha sacado de la historia.
La intervención del viejecito dándole con una barra de hierro tampoco me convence. Quizá hubiera sido mejor que en el pasillo también hubiera una marea de ratas y las palabra del viejo llegaran en forma de protesta por tener que limpiar el estropicio. Ideas mías...

Beso
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Gavalia
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Re: CO20 - Una pensión cualquiera

Mensaje por Gavalia »

El relato en un principio prometía, supongo que por el estilo facilón de su la prosa y quizá también por lo que parecía prometer la historia, por fin algo distinto, pensé. Después veía a Jorge por todas partes. Jorge por aquí, Jorge por allá, Jorge hace esto, Jorge hace lo otro, voy a soñar con Jorge, haciendo cosas raras, al punto que usa una silla a modo de bate, no lo veo. No sé si la presencia de un ratón en un armario puede dar tanta fobia, a mi es que me caen bien, pero bueno, valga la excusa para montar una historia a partir de él. Me ha recordado a las historias para no dormir de Chicho Ibañez Serrador que solían ser cortitas y que pretendían ser terroríficas. El argumento creo que es demasiado simplón, tanto como el personaje de Jorge, ¡¡Dios mío, lo he vuelto a repetir!!
Suerte.
En paz descanses, amigo.
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