CP XVII - Aniquilación - Gavalia

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP XVII - Aniquilación - Gavalia

Mensaje por lucia »

ANIQUILACIÓN

ASAMBLEA INTERGALÁCTICA DE LA UNIÓN DE PLANETAS.

—Estimados representantes de la Unión, como presidente de este honorable parlamento intergaláctico, tengo la difícil misión de comunicar el resultado de la propuesta 103/4022/6306963215487652000212.
—Tócate las narices, ¿Quién si no?, Bla, bla, bla… pero del asunto de la crisis de los cargueros ni prenda. Mientras tanto el dilitio por las nubes, por no hablar del resto de materias primas, y lo peor, sin síntomas de control alguno. Raro será que un día de estos el pueblo no nos mande a tomar… —cuchicheó el estirado representante de los aracnoides atusándose las antenas.
—Ya te digo, estimado colega. Este solo vive del cuento populista de siempre —asentía el Romuliano de la bancada trasera a modo de conformidad con lo dicho por el aracnoide.
—Comprenderán —continuó el presidente sin dar importancia a los murmullos guasones— que llegar a consenso ha sido una ardua tarea, pero finalmente, el acuerdo ha sido aprobado por mayoría. La especie humana debe ser aniquilada.
—Y a quién narices le importa un planeta que esta donde el profeta perdió la agenda. Solo desplazarse hasta allí cuesta más que el salario de toda la asamblea. El caso es gastar en tonterías mesiánicas —ilustró a su compañero el delegado Klingon.
—¡Ya era hora! —Se alzó una voz sobre las del resto de los presentes. Se trataba de Barto, el representante principal de los reptilianos.
—Hagan el favor de guardar silencio —requirió el presidente de la mesa.
—¡Protesto! —dijo el parlamentario Anunaki— Esta decisión es a todas luces precipitada.
—¡Si se calla revienta! —cuchicheó Barto, enemigo ancestral de los Anunakis— Ese cara plana siempre tiene que dar la nota. Con ganas le daría una buena patada en los cojones —sentenció entre dientes.
—De poco serviría, amigo —respondió su compañero de bancada, de nombre Atram, mientras alzaba una de sus escamosas cejas.
—¿Acaso estás de acuerdo con ese estúpido? —inquirió Barto con cara de enfado— La especie humana debería haber sido aniquilada hace muchos ciclos.
—En absoluto. Solo quería puntualizar que los Anunakis carecen de órganos genitales —terminó su circunspecto colega —Barto no supo muy bien como encajar aquello.

La fase de aproximación a la atmósfera terrestre había concluido satisfactoriamente. Se apreciaba una tormenta a pocos kilómetros de su superficie, nada que la tecnología implementada en su nave el Lagartus no pudiera solventar. Barto estaba radiante por haber sido escogido para la misión. Volver al planeta visitado por sus ancestros hacía miles de ciclos le llenaba de emoción, y saber que él desencadenaría la extinción de la vida humana, le hacía babear.

—¡Ordenador! Inicia fase de aterrizaje en zona establecida según plan de vuelo y activa el camuflaje —La aeronave descendió a una altura de mil quinientos metros siguiendo las órdenes con precisión.
—¡ALARMA! ¡ATMÓSFERA SOBREIONIZADA! ¡ABORTANDO ENTRADA! —La voz metálica del ordenador central de la nave resonó con estrépito.
—¡De eso nada! —ordenó, Barto— Se trata de una simple tormentilla. Nada que nuestra tecnología no pueda resolver —De forma no deseada, que sí esperada, se produjo una explosión a babor del Lagartus haciendo que la nave se estremeciera— Los recortes del gobierno daban lugar a problemas. Comprar piezas baratas ponían en jaque la integridad de las naves interplanetarias— Puñeteros vende humos que estamos hechos. Por cierto ¿Me habrán ingresado ya las dietas?
—//ALARMA// //NAVE ALCANZADA //GENERADOR PRINCIPAL COMPROMETIDO// //ALARMA//
—¡Ordenador! Desvía toda la energía a los sistemas de integridad de casco y al soporte vital. ¡Mierda! ¡Escudos al máximo! ¡Choque inminente!

Una bola de fuego acompañada de un estruendoso ruido iluminó el vacío de la oscura noche antes de estrellarse en las profundidades de un tupido bosque. Según el informe de daños de la unidad principal, la avería era generalizada, y la nave requería de implementaciones de reparación urgentes. Barto, después de maldecir al encargado de compras interestelares y a todas las cosas que en aquel trozo de roca donde había aterrizado vivían, se dispuso a abandonar la nave, no sin antes enfundarse en su traje biónico. Después de mirarse en la pantalla principal desde diferentes ángulos y vanagloriándose de su maravillosa apostura, se dijo a sí mismo lo atractivo que parecería ante los ojos de cualquier reptiliana. Sin más dilación decidió hacerse un selfi para recordar el momento histórico del que estaba siendo protagonista.
—La historia hará de mi un héroe —repetía para sí mismo una y otra vez como si fuera un mantra— sin embargo, los nervios hicieron presa de él por un momento ¿Dónde estaba el artefacto? —Barto buscó por toda la nave el aparato diseñado para exterminar el genoma humano del planeta Tierra, pero no había ni rastro de este. Seguramente salió disparado por efecto del violento alcance al entrar en la atmósfera terrestre. Tendría que buscarlo usando los rastreadores modulares al efecto. Eso si funcionaban, porque visto lo visto…

Mientras tanto, en la pista principal de despegue de la base principal de la Unión, Atram cabeceaba con gesto de sorpresa ante el bulto que descansaba en la plataforma. Temiéndose lo peor, abrió el embalaje con su código de seguridad, y allí estaba. Una cápsula con un líquido de un color verde intenso, que parecía fluctuar con vida propia, se manifestó ante sus rasgados y escamosos ojos.

—¡Cullons! —Fue lo único que alcanzó a decir un Atram algo atribulado. Expresión usada con frecuencia por su pueblo, importada hacía muchos ciclos de algún punto de la galaxia. Algunos decían que procedía de una recóndita región de la tierra ¡Barto se había olvidado el artefacto! —rezongó por lo bajo con una extraña mueca de satisfacción— Odiaba a Barto y a sus ínfulas de superioridad. Babeaba solo con pensar en la cara de su señoría cuando este descubriera su error. Ordenó a un equipo de mantenimiento que se llevaran aquel embalaje al almacén principal como si se tratara de un asunto menor. Nadie preguntó y a nadie diría nada de la incidencia. Casi levitando de placer, abandonó con discreción la pista de despegue.

El reptiliano salió de la nave frustrado por la pérdida del artefacto. Activó el camuflaje del Lagartus y se puso en marcha. Estaba seguro de que tarde o temprano localizaría el dichoso cacharro que tanto necesitaba para culminar con éxito su misión. Cargado con lo básico para su supervivencia, inició la exploración de la zona de impacto.

—¡Árbol vaaaaaa! —Un extraño grito sacudió el sosegado ambiente de la madrugada que reinaba en la profundidad del bosque —Barto sorprendido por aquel grito frenó en seco su marcha. No entendía muy bien que quería decir aquello. Que el supiera los árboles terrestres ni iban ni venían, estaban siempre anclados al terreno. Un gran crujido retumbó con vida propia muy cerca de su posición. Multitud de insectos, pequeños mamíferos y reptiles varios, salieron en tropel intentando alejarse de la zona y atropellando en su huida al explorador.

—¡Malditos bichejos terrestres! ¿Por qué huyen? —La respuesta no se hizo esperar. Un enorme roble se precipitó sobre el reptiliano sin él esperarlo— ¡Cullons! —Alcanzó a gritar el invasor accionando su escudo de fuerza antes de ser sepultado en la tierra por el enorme impacto del que fue objeto.
—¿Has oído eso Pepe? —comento el leñador a su colega de trabajo.
—Yo no he escuchado nada.
—Si hombre —prosiguió Andrés— Que me maten si no he oído ¡Cullons! Antes de que cayera el roble.

El silencio volvió a reinar en el bosque cuando el equipo de tala abandonó la zona. El sol ya estaba en su cenit cuando una pequeña zona de terreno comenzó a vibrar. Del interior de la tierra emergió una apéndice enguantado, después hizo su aparición un hombro extrañamente escamado, finalmente un casco ahusado brotó del suelo seguido de un enorme cuerpo embutido en una coraza.

—¡Puñeteros humanos! —rezongó, Barto— ¿Qué clase de arma han usado contra mí? ¿Cómo me han descubierto? —El reptiliano se recompuso como bien pudo y comprobó los sistemas de soporte del traje acorazado. Todo parecía en orden. Visualizó con su escáner la zona intentando detectar el artefacto perdido, pero nada aparecía en su interfaz. Al parecer su misión duraría más de lo previsto, y esa situación no le gustaba una escama. Él, solo quería cumplir con la misión y salir del planeta lo antes posible. Barto no sabía muy bien que hacer, y mientras reflexionaba hacia dónde dirigir sus pasos escuchó unas voces que se acercaban a su posición. Se trataba de un grupo de humanos, dos hembras, dos machos y un ser a cuatro patas que corría de un lugar a otro de forma desconcertante. Parecían estar buscando algo. Uno de los machos portaba lo que parecía un brazo largo metálico que movía hacia los lados según iba andando, mientras el resto del grupo hablaban de forma entretenida entre ellos. De repente, el aparato que portaba aquel humano comenzó a emitir un pitido en una frecuencia insoportable para el reptiliano. Barto concluyó que era una especie de detector de materia bastante primitivo ¿Qué buscaban? Estaba seguro de que su entrada en la tierra había sido totalmente anónima para los anticuados dispositivos de detección humanos, sin embargo, allí estaban. No podía ser casualidad, estaban buscándolo. Concluyó que tendría que matarlos antes de que encontraran lo que no debían y dieran la alarma. Activó su sistema de camuflaje y siguió al grupo esperando que le llevaran hasta el aparato extraviado, sería un juego de lagartillos quitárselo, y aún más fácil, acabar con ellos. De momento se limitaría a observar. El animalejo que acompañaba al grupo no paraba de rastrear el terreno, al punto, que llegó hasta donde él se encontraba escondido. El perro parecía nervioso y ladraba a la nada intentando llamar la atención de sus amos, pero estos no le hicieron mucho caso, estaban acostumbrados a que Pipo ladrara por cualquier cosa, y más en pleno bosque. Una vez que Barto fue consciente de que se trataba de un ser más básico, si cabía, que los propios seres humanos; según el ordenador se trataba de una mascota. Cuando comprobó que sus amos no se encontraban cerca, se hizo visible a los ojos de Pipo, mientras este, con cara de ¿quién coño será este? orinaba sobre la pernera de su traje de exploración.

—¡Maldito bicho! ¿Qué sustancia ha derramado sobre mi armadura ese engendro? —volvió a consultar su base de datos— ¡Que me aspen! El muy cabrón ha expulsado sus residuos sobre mí. Morirás el primero ¡Lo juro por las siete deidades del metaverso!
Barto siguió al grupo con discreción. El paisaje iba cambiando según se adentraban en una zona pantanosa del bosque.
—Cuidado con las movedizas, chicos —dijo el humano que portaba el aparato detector.
—No sería mejor volver hacia el campamento —sugirió una de las hembras— Total, hoy no parece que vayamos a encontrar nada, seguro que esta zona ya ha sido revisada, solo hemos localizado latas y clavos oxidados, nada interesante. Creo que adentrarse en el pantano a estas horas no es buena idea.
—¿Movedizas? ¿A qué se referiría el humano con aquella expresión? —Se preguntaba el reptiliano, cuando notó como sus pies se hundían irremediablemente en el terreno. Intentó salir de la trampa, pero cuanto más se movía, más se hundía en aquella especie de lodo arenoso. En esas estaba el explorador cuando los ladridos de la asquerosa mascota retumbaron a su espalda— ¡Maldito bicho! ¿Qué pretendes ahora? No te permitiré que vuelvas a orinarte sobre mí. Juro que fulminaré hasta tu última molécula si lo intentas —Barto se sabía impotente ante la situación. No podía mover ni un solo músculo sin hundirse un poco más con cada pequeño movimiento que hacía, cuando sin esperarlo algo golpeó su casco— ¿Qué has hecho bichejo? —Le recriminó el extraterrestre— ¿Intentas matarme, malnacido?
—¡Guau! ¡Guau! —ladraba Pipo.
—No entiendo tu idioma. ¿Qué quieres de mí? —espetó Barto cuando volvió a sentir otro golpe. Una segunda rama rebotó sobre su traje. Barto estaba estupefacto, aquel animalucho le había alcanzado con un largo palo— ¿Piensas que con eso podrás deshacerte de mí? Sobreponiéndose a la situación, el extraterrestre giró sobre sí mismo y alcanzó la rama, no sin antes hundirse por completo en el lodo.
—¡Guau! ¡Guau! —ladraba desesperado Pipo —para sorpresa del perrito, el explorador comenzó a emerger ayudándose de la rama que a duras penas había logrado alcanzar. Con mucho esfuerzo pudo salir de la poza de lodo, hasta quedar tumbado sobre el terreno jadeando como un poseso. Logró recuperarse y se quedó observando a la dichosa mascota, que sentado sobre sus dos patas traseras, y sacando la lengua como si se le escapara de su cavidad bucal, le miraba con cara de curiosidad esperando su recompensa. El reptiliano no sabía muy bien que pensar. ¿Había intentado matarle o todo lo contrario? La falta de agresividad del animal le hizo pensar que había sido lo segundo ¿Por qué? Barto no alcanzaba a comprender esa actitud. Él era el invasor, el destructor de vida, el ángel exterminador, pero aquel bicho lo había ayudado. Las dudas se le amontonaban en el cerebro. Sobre todo, cuando Pipo se le echó encima para lamerlo como si no hubiera mañana.

—¡Quita bicho! ¿Qué haces? Deja de sobarme el visor de una puñetera vez o te liquido ahora mismo.
—¡Guau!
—No te entiendo maldito ¿Por qué me ayudas?
—¡Guau!
—Este animal debe ser retrasado —pero me ha sacado de la trampa— Quizá te deje vivir un poco más —le dijo a Pipo de forma condescendiente.
—Centro de control para misión… conteste —Barto se sobresaltó al oír su dispositivo de comunicaciones interplanetarias— Centro de control llamando a misión… conteste —insistía el dispositivo. Barto no sabía si contestar. Si lo hacía, tendría que dar cuenta de lo sucedido, y entonces, todos sabrían sobre la pérdida del artefacto, y en consecuencia, de su fracaso— Barto, aquí Atram ¿Me recibes?
—¡Cullons, Atram! ¿Eres tú? —contestó aliviado Barto.
—Que yo sepa, solo hay un Atram al que conozca su señoría —contestó el dispositivo— Solicito informe de situación.
—Todo correcto. Destino alcanzado sin novedad. Me dispongo en este momento a completar la misión.
—Lo dudo mucho —anunció el comunicador con voz circunspecta.
—¿Cómo te atreves a poner en entredicho lo que digo? —contestó Barto tan frustrado como enfadado.
—Estimado colega. Creo que tenemos un contratiempo imposible de resolver —remató Atram con aire de suficiencia.
—¿Contratiempo? No sé a qué te refieres —Maldito, Atram. ¿Sabrán lo del accidente? —Pensó para sí mismo preocupado.
—Control a misión. Parece que tenemos interferencias. Insisto, ha surgido un contratiempo irreparable. Conteste, misión.
Barto decidió sabotear la comunicación. Debía trazar un plan para ocultar lo sucedido hasta que encontrase el artefacto. Entonces mandaría un mensaje de éxito para su regocijo y el de toda la Unión.
—Control a misión. Tendrá que regresar cuanto antes. El artefacto sigue aquí… —Atram gozaba con cada palabra que hacía referencia al despiste de Barto.
—¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? —Barto no salía de su estupefacción.
—Vaya, parece que la transmisión se ha recuperado con total nitidez —contestó Atram dibujando una mueca de satisfacción entre sus fauces— Le comunico que es imposible que lleve su misión a buen término. El artefacto sigue aquí, repito, sigue aquí.
—Pero eso es imposible. Yo mismo ordené que se tuviera el máximo cuidado a la hora de embarcarlo. ¿Cómo es posible? —contestó ofuscado.
—Lo que su señoría diga, pero lo cierto es que…
—Ya, ya, ya… El artefacto sigue en la base. Ya te he entendido. Necesito un plan “B”.
—El plan “B” es volver a la base —sugirió Atram con cierto retintín.
—Me niego.
—Pues muy bien. Nadie le puede obligar a volver, eso sí, se va a aburrir un rato bueno en ese planeta.
—Encontraré la forma de acabar la misión con éxito. Le ordeno que no comente nada de lo sucedido con el alto mando.
—Me parece una pérdida de tiempo. Con su pan se lo coma, señoría. A mí, si no me preguntan, nada tendré que responder. Suerte con su NO misión, señoría.
—Saldré victorioso, y si no dices nada, compartiré contigo el triunfo —ofreció Barto.
—Mejor que no, señoría. Gracias.
— Que te den, Atram. Corto y cambio —La noticia había caído sobre Barto cual un rayo cósmico destructor. Sabía que Atram tenía razón. La misión se había ido a la mierda, pero antes de volver resignado con la derrota, se llevaría a unos cuantos de esos horribles humanos por delante. El primero sería la mascota, por entrometida.
—¡Guau! Dónde estás bichejo. Tengo un regalo para ti —dijo el explorador buscando a la mascota que decidió bautizar como Guau, pero Pipo ya no estaba a su lado. Barto supuso que se había marchado con los humanos, así que decidió buscarlos. Los mataría a todos, sí, sí, sí, sí… Ese sería el inicio de su venganza por verse en tal entuerto a cuenta de la humanidad.

Encontró al grupo acampado en una zona descubierta. Guau deambulaba de un sitio a otro entrando de vez en cuando en unos extraños refugios, que a Barto, le parecieron hechos de una fibra elástica o algo similar. El disponía de una cabina de supervivencia personal, condensada en un cubo de litio del tamaño de un fruto seco, que se activaba desde su ordenador personal de transporte. El explorador buscó un emplazamiento desde el que pudiera vigilarlos cómodamente. Le chocaba bastante que los humanos llevaran embozada la cara con mascarillas, curiosamente Guau no la llevaba. No le dio mucha importancia al detalle. Cuando la noche llegara, se encargaría de ellos, no sin antes averiguar dónde podría localizar una central nuclear. La especie humana había alcanzado cierto grado de sofisticación tecnológica y él se aprovecharía de ello. Disponía de las herramientas necesarias para fabricar una super bomba nuclear, que acabaría con toda la vida en la tierra. Cuando explicara en la Unión la razón de tal medida, lo comprenderían perfectamente. El objetivo justificaba los medios.

—Centro de control llamando a misión —el comunicador de Barto reclamaba respuesta otra vez— Aquí Atram llamando a misión. Conteste por favor.
—¿Qué querrá ahora ese obtuso —murmuro Barto— Adelante centro de control? Aquí misión de aniquilación.
—Gracias a las siete deidades del metaverso que contesta. Señoría, tengo novedades que comunicarle —contestó Atram.
—Mi estimado, Atram. Soy todo oídos. Adelante.
—Al pa …re…cer, nuestra… acade…mia cien…ti…ti…ti…tífica… anun…cia pro…mas… orden sani… en at…m…fera terr…tre.
—¡Cullons! No entiendo nada, repita por favor. Parece que volvemos a tener interferencias.
—… Acá…demia… comu…a…serios… problem…as.
—A la mierda, Atram. Llame más tarde. Imposible arreglar conexión. Corto y cambio —contestó Barto harto de oír la odiosa voz de su colega— Ahora no tengo tiempo para chorradas de las suyas. Es hora de buscar información y saldar cuentas con esos humanos. Salió de las sombras, y con cuidado, se acercó al campamento. Agazapado detrás de una de las tiendas de campaña esperó hasta estar seguro de entrar, cuando sin esperarlo, sintió cierto calorcillo en su bota derecha.
—¡Puto bichejo! ¿Cómo te atreves? Acaso crees que mis pies son un eliminador de residuos —Allí estaba Pipo orinándose de nuevo sobre el explorador. Los ruidos despertaron a los campistas y salieron de sus respectivas tiendas para ver qué pasaba con Pipo, pues no paraba de ladrar.
—¿Quién anda ahí? —gritó el humano que antes portaba el detector de metales.
—¡Guau!
—¡Calla maldito! —bramó Barto, sabiéndose descubierto— ¡Alto humanos!
—Pero quién coño es este tío disfrazado —comentó una de las hembras— ¿Acaso es carnaval? Vaya susto, oiga.
—¡Calla humana! o te eliminaré ahora mismo —Barto salió de las sombras embutido en su traje biónico. Su figura amenazante parecía agigantarle sobremanera —Soy Barto de los reptilianos. Represento a la Unión intergaláctica de planetas y estoy aquí para eliminar a toda la especie humana… mejor dicho —añadió a su corto y amenazante discurso después de reconsiderar su actual situación— a todo ser vivo de esta pestilente roca a la que llamáis planeta Tierra. ¡Ja!
—Otro tarado, últimamente se nos salen por los bordes en el planeta —comentó la segunda hembra.
—¿Acaso no me crees, humana? Observa y muere de miedo. Vuestro final ha llegado —Barto accionó el panel de control de su brazo y el casco que lo protegía desapareció, mostrando así su horrible rostro de lagarto— ¡Que decís ahora! ¿Os parece una broma?
—Oiga, dónde está su mascarilla. No crea que esa careta le librará del contagio —Sabe que pueden multarle por eso.
—¿Multarme? ¡Por las siete deidades del metaverso! ¡Que lo intenten! —De repente, Barto comenzó a sentirse mareado. ¿Qué le estaba pasando? Su temperatura corporal estaba subiendo de forma desbocada. Un fuerte dolor de garganta, que aumentaba a cada segundo, le impedía hablar con claridad, ni tan siquiera el traductor universal le facilitaba la comunicación.
—Señor ¿Se encuentra bien? Debería quitarse el disfraz de una vez y colocarse la mascarilla de inmediato. El puñetero coronavirus ha vuelto a mutar y esta cepa es de las peores.

La Unión conocía el estado del planeta Tierra al dedillo, pero no se preocuparon de actualizar sus datos hasta el último momento. El sistema inmunitario de Barto se estaba viendo afectado. Comenzó a notar como su cuerpo estaba padeciendo una especie de deterioro a marchas forzadas. Sus miembros parecían licuarse por momentos. Barto pensó que Guau estaba otra vez haciendo de las suyas.

—¡Señor! ¡Señor! —Escuchaba decir el reptiliano a los humanos reunidos a su alrededor. Cada vez sonaban más lejanas las voces, hasta que ya no pudo oírlos. Su mente se centró en la última comunicación de Atram y comprendió lo que estaba pasando. ¡Cullons!, Puñetera humanidad y puñetero Atram, fue su último pensamiento.

FIN
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Jarg
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Jarg »

Me estreno con este en los comentarios :)

Creo que el autor/a de este relato ha creado un nuevo subgénero en la ciencia ficción: a elementos ya conocidos como romulianos, uniones interplanetarias y demás le añade diálogos dinámicos con expresiones castizas como "tócate las narices", "patada en los cojones" o el "cullons" que vemos por todo el relato. Como no soy un gran aficionado a la ciencia ficción, me gustan esas novedades que le dan un aire original y humorístico.

Quitando lo de las expresiones, es cierto que el argumento no tiene una gran originalidad: alienígena quiere destruir el planeta pero algo sale mal y acaba tomando contacto con la especie humana. Aun así se lee rápido y es entretenido. Tienen bastante gracia las interacciones entre Barto y Atram. El final no es previsible (al menos para mí) y cierra bien la historia, lo cual no es fácil en un relato de ciencia ficción.

Gracias por compartirlo y buena suerte, autor/a.
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
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Raúl Conesa
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Raúl Conesa »

A nivel de argumento lo veo bien. Es una perspectiva curiosa el que los aliens, con todos sus avances, sean unos incompetentes y mezquinos al mismo nivel que los humanos. La historia tiene su gracia. Lo que le veo de malo es el aspecto técnico: el formato de los diálogos está totalmente descontrolado. Esas rayas que no están o que están donde no corresponde, el diálogo que se mezcla con la narración en el mismo párrafo sin ningún aviso. Con algo más de cuidado la cosa habría quedado redonda.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
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Estrella de mar
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Estrella de mar »

#Este comentario es de Hope Grace#

¡Por las siete deidades del metaverso! Me habían llegado rumores desde mi bola de cristal sobre la muerte del Barto pero no me lo podía creer. ¡Loado sea mi dios Pesadilla! Era tan diabólico como se le describe. Qué descanso da saber que este engendro está fiambre, algo bueno tenía que traer la pandemia, joé. La historia es trepidante y muy divertida pero he de decirte el fallo que he visto. Los anunnaki sí tienen genitales. Es una cosa gorda e inabarcable cometer ese fallo. Pero a todo lo demás no le pongo ni un pero.

Estoy viendo en la bola de cristal que tu criatura va a quedar de rechupete. Estos temas de alienígenas ancestrales interesan mucho a los frikies. Hay que estar al día de estas cosas porque en cuanto salgan los reptilianos de la tierra hueca y bajen los pleyadianos de las estrellas se va a liar una que ni Lifen podrá poner orden. Habrá que tomar partido, la federación galáctica nos hará elegir entre limón o vaina, que son los símbolos que los representan. Vosotros veréis llegado el momento pero no podréis decir que Hope Grace no os avisó.
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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Yayonuevededos
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Yayonuevededos »

Los nombres conocidos funcionan bien como un guiño al lector. El extraterrestre catalán supera cualquier expectativa.
Entretenido, pero se frena un poco por farragoso (me apunto al comentario sobre los guiones).
Igual, pasé un buen rato leyéndolo.

Saludos,
Marcelo
Antiguo proverbio árabe:
Si vas por el desierto y los tuaregs te invitan a jugar al ajedrez por algo que duela, acepta, pero cuida mucho tu rey.
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Gavalia
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Gavalia »

Este cuento lleva la firma de uno que yo me sé y al que como casi siempre le ha pillado el toro. Esos errores de acotaciones mal colocadas es lo que indican, prisas y nada de repaso, ya te vale jajaja.
El relato me ha gustado, claro. Es divertido a pesar de su escasa originalidad, con la Guerra de los mundos se abrió el melón y es complicado sorprender. Desde luego el toque cómico lo hace más digerible, eso de ¡Cullons! me sacó la carcajada por inesperado. Me ha encantado Atram el acomplejado y su desencuentro con Barto el presumido, por no mencionar a Pipo y sus residuos.
Saludos y suerte.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Este es una chorrada como la copa de un pino. El problema es que me gusta, :cunao:.

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Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por raumat »

Ese Barto es un desastre de aniquilador... :shock:
Se olvida la bomba, destroza la nave, le arrean los árboles, le mean los perros... ¡vaya crack! :lol:

Un relato muy divertido.
La redacción, mejorable.

Gracias al autor por compartirlo y suerte en el concurso.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Estrella de mar escribió: #Este comentario es de Hope Grace#

Estos temas de alienígenas ancestrales interesan mucho a los frikies.
He aquí uno de ellos, :hola:, jaja.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Estrella de mar
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Estrella de mar »

#Este comentario es de Hope Grace#

A mí lo que me está aniquilando es que las cartas no saben decirme por qué el collons con u.
Tolomew Dewhust escribió: 07 May 2022 19:38 He aquí uno de ellos, :hola:, jaja.
No hace falta que lo jures. :risa:
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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Megan
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Megan »

Autora/autor, me divertí con las cosas que le pasan al pobre alienígena. No pega una, todo le sale mal y el otro allá por el medio de las galaxias riéndose con tanta maldad del desgraciado. Es entretenido, me tuvo muy interesada a ver qué otra cosa le pasaría al aniquilador, entre que no llevó el rayo aniquilador, los perros le hacen pipí, etc., y finalmente pasa a mejor vida.
El tema no es original, que extraterrestres quieran invadir y terminar con los humanos tiene ya su tiempo, pero me gustó los tropezones que da el malvado agresor para intentarlo.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso, :D .
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Iliria
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Iliria »

La Ciencia Ficción no es lo mío, pero se agradece el haberlo hecho ameno y con toques de humor. Veo que te has llevado los defectos humanos (corrupción, incompetencia...) al resto del Universo. Bien por ahí :cunao:
En cuanto a faltitas y estilo, le hace falta un repaso. Como ha dicho @Gavalia , las prisas, quizá.

Gracias por participar, y suerte :hola:
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-Mejor.
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David P. González
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por David P. González »

Creo que este es el relato friki del concurso, aunque no los he leído todos y con el permiso de 4C2882, que es otra cosa (que también mola).
Coges razas nacidas de teorías de la conspiración como los Reptilianos y los Anunnakis (estos últimos creo que eran dioses sumerios, no lo recuerdo, pero han alimentado una de las teorías más populares sobre la creación del ser humano), y las conviertes en miembros de la Federación (Unión) junto con Romulianos y Klingons :cunao:
Es la parte que más me ha gustado, quizá porque soy fan de Star Trek. Una vez en la Tierra me resulta menos atractivo, pero igualmente me gusta. Es muy divertida y está bien resuelta, aunque hay un fallo importante que estoy dispuesto a pasar por alto porque yo soy así: En un momento dado mencionas que el perro no lleva mascarilla como los humanos. El fallo está ahí mismo. No la lleva porque el virus no conoce el organismo del perro y no puede infectarlo. Por la misma razón no podría infectar el del Reptiliano. ¡Va!, cosillas.

En lo formal, no sé lo que te habrá pasado con los diálogos, pero la has liado pardísima con las acotaciones. Supongo que ya te habrás dado cuenta y te estarás subiendo por las paredes. No pasa nada, se puede arreglar.

Para tu trabajo he elegido un tema que me transmite mucha alegría, como tu relato.

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Isma
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por Isma »

No me ha gustado, lo siento. Me he aburrido un pelín. Aunque reconozco que mi sentido del humor es un poco especialito. Siendo el tema principal, pues... no.

He anotado algunos fallos, sobre todo formales. No es importante, pero ya que estamos... Además así tengo excusa para poner las comillas angulares. Un comentario nunca está completo sin ellas.
—¡Árbol vaaaaaa! —Un extraño grito sacudió el sosegado ambiente de la madrugada que reinaba en la profundidad del bosque —Barto, sorprendido por aquel grito, frenó en seco su marcha. No entendía muy bien qué quería decir aquello. Que él supiera los árboles terrestres ni iban ni venían, estaban siempre anclados al terreno. Un gran crujido retumbó con vida propia muy cerca de su posición. Multitud de insectos, pequeños mamíferos y reptiles varios, salieron en tropel intentando alejarse de la zona y atropellando en su huida al explorador.

—¡Malditos bichejos terrestres! ¿Por qué huyen? —La respuesta no se hizo esperar. Un enorme roble se precipitó sobre el reptiliano sin él esperarlo— ¡Cullons! —alcanzó a gritar el invasor accionando su escudo de fuerza antes de ser sepultado en la tierra por el enorme impacto del que fue objeto.
—¿Has oído eso, Pepe? —comentó el leñador a su colega de trabajo.
—Yo no he escuchado nada.
Sí, hombre —prosiguió Andrés— Que me maten si no he oído «¡Cullons!» antes de que cayera el roble.
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prófugo
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Re: CP XVII - Aniquilación

Mensaje por prófugo »

:lol:

Barto cullons...no sabía que había catalaneidad (o como se escriba) fuera de la tierra...oiga :mrgreen:

Puñetero COVID...

Algo me dice que Barto ha aterrizado en tierras vascas... aupá!

Nunca he sido mucho de Ci-Fi pero si a ella le juntas humor, un perro que mea a cada rato y un compañero toca huevos que desde la lejanía se alegra de tu desgracia...pues la cosa cambia a bien :boese040:

No vas a ganar el Novel de literatura...pero sí a un profu al que le hiciste pasar unos buenos minutos de lectura. 8) :60:

Hoy llevo dos asnos, una sarta de ratas y ratones...y ahora un perro...y un alienígena reptiliano catalán...a saber qué más me espera... :lol: :dragon:
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