CP XVII - La chica del metro - Raumat

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP XVII - La chica del metro - Raumat

Mensaje por lucia »

La chica del metro

Diego se recostó en una de las esquinas del vagón sin poder alejar de su mente los asuntos por resolver que había dejado en la oficina. Siempre le pasaba lo mismo. Harto estaba ya de que su cabeza no tuviera bastante con ocho horas diarias de trabajo y continuara en el metro dando vueltas a los mismos marrones. Dispuesto a olvidarse de la faena, dejó vagar su mirada entre las personas con las que compartía viaje. Casi todas las caras le eran conocidas. Tanto tiempo cogiendo aquella línea, a la misma hora, siempre al final del andén, hacía del vagón una peculiar familia.

Una familia que no parecía distinguirse precisamente por el buen humor que reinaba entre sus miembros. La mayoría eran rostros serios, cansados, cabreados como el suyo. A muchos les pasaría lo mismo que a él. Seguirían trabajando en el metro muy a su pesar. Su mirada se detuvo al encontrarse con los ojos de aquella mujer, clavados en él.

¿La conocía? No, en principio. No recordaba aquel rostro. Aunque ella continuaba mirándolo con fijeza, como si lo conociera. No era ni guapa ni fea, una cara corriente. Quizá por ello la había olvidado. Incapaz de darle un nombre, de ubicarla siquiera en sus recuerdos, bajó la vista un tanto confuso.

El metro se adentró en la oscuridad nuevamente. Diego, con los ojos perdidos en las ciegas ventanas, rebuscaba en su memoria tratando de recordar aquel rostro femenino. Nada. Estaba prácticamente seguro de que no la conocía. Miró de nuevo hacia el lugar que ella ocupaba. La joven no le quitaba los ojos de encima. Diego mantuvo la mirada unos segundos y después la retiró, cohibido. Pues si no se conocían, ¿por qué lo miraba de esa manera? A no ser que... ¡qué absurdo! A no ser que aquella chica estuviera intentando ligar con él.

¡Qué estupidez! Sin duda había otra razón. Probablemente se habían visto antes aunque él no la recordara. Echó una nueva ojeada. La joven no estaba mal. Nunca ganaría un concurso de belleza, aunque su rostro no era ni mucho menos desagradable; demasiado rellenita tal vez y, en cuanto a edad, veintitantos como él. Anda que si fuera verdad que la moza le estuviera tirando los tejos. Porque, ¿qué otro motivo podía haber para esas miradas tan comprometedoras?

El metro se detuvo en una nueva estación. Un nutrido grupo de estudiantes irrumpió entre risas y empujones dentro del vagón, colocándose en el espacio que separaba a la pareja. Diego ya no veía a la joven. ¡Qué inoportunos estos críos! Ya podían haber elegido otro sitio para ponerse. Intentó descubrir a través de los huecos que dejaban los cuerpos de los chavales algún detalle de la chica, pero no lo consiguió. Los estudiantes eran muchos y no paraban de moverse. Maldijo para sus adentros, dedicando poco agradables calificativos a los imberbes alborotadores. Y, ¿qué podía hacer? Que el grupo de colegiales cambiara de posición no parecía probable. Esperar inmóvil a que llegaran a su destino tampoco era muy buena solución, ya que la chica podía bajar antes que ellos. Quizá lo más conveniente sería trasladarse a la esquina opuesta, con lo que sin duda tendría a la vista a la moza, aunque eso delataría en él un interés descarado. Y si ella estaba simplemente tonteando hasta podía molestarse. Y si fuera cierto que lo conocía, pues estaría haciendo el ridículo más espantoso intentando ligar con ella. ¡Vaya lío! ¿Qué sería lo más apropiado?

El metro paró otra vez y el habitáculo se tornó más poblado con la entrada de nuevos viajeros. No podía descartarse incluso que ella hubiera bajado en esa estación. Así que decidió no esperar más para cambiar de sitio. Pero, cuando fue a hacerlo, vio a la chica rodear al grupo de jóvenes y dirigirse con una ligera sonrisa en los labios hacia la esquina que Diego pretendía ocupar. El corazón se le aceleró bruscamente. La joven se colocó a un par de pasos de distancia y continuó con sus incitantes miraditas.

Diego, aunque turbado, consiguió sacar ánimos para devolverle la sonrisa. Ahora ya no le cabía duda de que esa mujer le estaba tirando los tejos. Quizá debería acercarse a ella y preguntarle cualquier cosa para afianzar la relación. Pero, ¿y si metía la pata al hacerlo? Quizá prefiriera ella ser la que tomara siempre la iniciativa. O tal vez no. Si no era él quien daba el siguiente paso, podía causar la impresión de ser un tímido y un apocado. Y, ¿qué le iba a decir? Todo parecía marchar de cine sin necesidad de palabras. Más valía permanecer callado que abrir la boca y soltar alguna estupidez. Pero si continuaba como un pasmarote, igual la chica se hartaba de esperar y se arrepentía de la aventura. Y tampoco podía esperar mucho para emprender alguna acción, ya que sólo faltaban tres estaciones para llegar a su barrio. Pronto tendría que decidir entre bajarse del metro o continuar el trayecto a ver lo que pasaba. Si se apeaba, ella podía seguirlo o podía no hacerlo, y en caso de que ocurriera esto último se quedaría con un palmo de narices. Si continuaba el trayecto, sin un destino fijo, podía acabar en la otra punta de la ciudad, y cuando la joven bajara, ¿qué iba a hacer?, ¿seguirla sin más? Tendría que abordarla de una u otra manera. Y si ella le daba calabazas, vaya faena.

El metro redujo la velocidad ante la inminencia de una nueva parada. Ella separó su espalda de la pared del vagón, hizo un ligero movimiento con la cabeza como invitándolo a seguirla y se dirigió despacio hacia las puertas. Diego se movió al cabo de unos instantes, colocándose justo a espaldas de la chica. Las puertas se abrieron y ambos salieron al andén. Ella, delante, con andar firme y sin volver la cabeza; él, detrás, a un par de pasos, con la sangre rebullendo en su cuerpo y la mente asomándose exaltada a un venturoso porvenir.

Una bofetada de aire frío hizo que Diego se subiera el cuello de la cazadora nada más salir a la calle. A sus oídos llegaban vacíos de significado los estridentes bocinazos de los coches y el ajetreado trasiego de los viandantes. Pero de casi nada se enteraba. Su pensamiento estaba por completo dedicado a la joven que caminaba unos metros delante. Ella volvió lentamente la cabeza y sus ojos se volvieron a encontrar. La chica sonrió y continuó su camino con paso resuelto. Él decidió limitarse a seguirla, sin tomar ninguna iniciativa por su cuenta, en vista de que la moza parecía controlar la situación sin el menor titubeo. Vaya forma más extraña de salirle una aventura. Con la de veces que por más que uno lo intenta no hay forma de comerse una rosca y, en cambio, va y salta la liebre dónde y cuándo menos te lo esperas.

Su liebre giró a la derecha, tomando una calle menos concurrida cuyas aceras se iban estrechando a medida que se alejaban de la vía principal. Diego esperaba portarse bien, sacar buena nota en la previsible correría amorosa y que ella quedara satisfecha. Aunque, por supuesto, nada de compromisos: se trataba de darle gusto al cuerpo, disfrutar de un apasionado rato juntos, nada más. Ella, a juzgar por cómo se había establecido el contacto, debía ser un poco ligera de cascos. Por otra parte, el hecho de que una mujer tuviera una aventura con un desconocido no quería decir que se acostara con cualquiera. Podía haberle gustado el chico, le apetecía hacerlo con él y punto.

La joven volvió a girar, ahora a la izquierda, internándose en una travesía con predominio de viviendas en apariencia más humildes. Él se conformaba por el momento con seguirla en espera de que llegara a su destino. Ya no debía faltar mucho dado el camino que habían recorrido desde la salida del metro. La calle estaba casi desierta: únicamente dos jóvenes charlando animadamente junto a un portal, unos metros por delante de ellos. Sin dejar de charlar, se apartaron para dejar paso a la moza cuando ésta llegó a su altura. Al pasar Diego entre ambos, sintió cómo uno de ellos lo empujaba con fuerza, haciéndole caer al suelo, ya dentro del portal. Sin tiempo para reaccionar, ni tan siquiera para tomar conciencia exacta de la situación, notó la punta de una navaja que presionaba su cuello.
—¡Danos todo lo que lleves o no lo cuentas! —ordenó uno de los individuos.
Diego, asustado, sacó la cartera y se la entregó.
—¡El móvil y el reloj! —gritó el otro sujeto.
Obedeció de nuevo.
—¡Quieto aquí, que como salgas detrás de nosotros, te rajamos!
Ambos asaltantes salieron a la calle mientras él permanecía tirado en el suelo. No quería que lo rajaran, de modo que esperó un tiempo prudencial antes de asomarse fuera del portal. Cuando salió ya no había rastro de los delincuentes. Tampoco de la joven del metro.

Un mes después de denunciar el robo en la comisaría de Policía, Diego fue llamado para una sesión de reconocimiento. Aunque no fue mucho el tiempo que pudo ver a sus atracadores un mes antes, los identificó sin la menor duda. También reconoció a la persona que se encontraba detenida junto a ellos. Era la chica del metro.
—Actúan casi siempre en el metro o autobuses —le dijo un policía—. Ella hace de gancho.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Raúl Conesa
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Raúl Conesa »

Todo bien salvo el final: no tiene mucho sentido tomarse semejantes molestias para un atraco. Te arriesgas a que la víctima no lleve nada valioso encima y además estás gastando dinero yendo en metro hasta encontrar a uno que muerda el anzuelo. El contacto visual continuado ayuda a identificar al anzuelo, y durante los minutos que dura la fase de "cortejo" existe el riesgo de que muchas cosas salgan mal. También es mala idea tener un lugar concreto donde cometer tus atracos: hay que variar de emplazamiento para que la policía no establezca una zona operativa clara.

Y hasta aquí mi charla TED sobre cómo ser un atracador de éxito.

Entrando al relato en sí mismo, está bien escrito y ha mantenido mi interés hasta el final. Tal vez me esperaba una resolución más sorprendente al asunto. No sé, que fuera una alienígena o parte de una secta asesina y abrieran en canal a Diego mientran entonaban un cántico ritual, algo así. Pero tampoco hace falta irse de madres. Está bien así.
Era él un pretencioso autorcillo,
palurdo, payasil y muy pillo,
que aunque poco dijera en el foro,
famoso era su piquito de oro.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Raúl Conesa escribió: 05 May 2022 15:26 Todo bien salvo el final: no tiene mucho sentido tomarse semejantes molestias para un atraco. Te arriesgas a que la víctima no lleve nada valioso encima y además estás gastando dinero yendo en metro hasta encontrar a uno que muerda el anzuelo. El contacto visual continuado ayuda a identificar al anzuelo, y durante los minutos que dura la fase de "cortejo" existe el riesgo de que muchas cosas salgan mal. También es mala idea tener un lugar concreto donde cometer tus atracos: hay que variar de emplazamiento para que la policía no establezca una zona operativa clara.
Tienes el móvil infectado con Pegasus en cero coma, :cunao:.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Me pasa un poco con este como con el de Algo más que amigos, que se ve que el autor sabe narrar muy bien y cualquier cosa que nos cuente me va a gustar. Luego está "lo otro", que es la historia que nos cuenta, y ahí ya, para mi gusto personalísimo, flojea un poco. Soy más de ci-fi del tipo un cometa que en realidad es una nave espacial en el que viajan gusanos_falo, :luf:. De todos modos volveré en dos días y te digo algo más.
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Gavalia
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Gavalia »

Me lo veía venir. Como todos pensé en el sexo como primera razón del encuentro, pero no descartaba nada porque suelo viajar en el metro y he visto de todo. Madrid es una ciudad compleja con una fauna muy variada a la que tienes que vigilar de cerca.
El relato es simplón, fácil de leer y de entender. No puedo decir mucho más porque no he sentido nada especial al leerlo. Demasiado lío quizá para un atraco. Me ha recordado a las noticias y anécdotas de los periódicos gratuitos.
Un saludo y suerte.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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Tolomew Dewhust
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Gavalia escribió:...suelo viajar en el metro...
Te hacía más cabalgando por medio de la Gran Vía vestido de caballero y con un tipo detrás chocando dos cocos, maestro Gavalio.

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Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Estrella de mar
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Estrella de mar »

#Este comentario es de Hope Grace#

Mantienes muy bien la intriga de quién será y de qué querrá de verdad la chica. Es bastante complicado hacer eso. El final es lo que no me ha convencido, creo que se acaba viendo venir. He de decir que lo de gancho para robar es solo una fachada para disimular, esa moza es un ser reptiliano de tomo y lomo. Tal y como se han descrito las miradas, el ligero movimiento de cabeza, las actitudes y, por supuesto, el posterior andar firme y sin volver la cabeza, son detalles que la delatan para el ojo experto de las videntes, que sabemos reconocerlos al paso. Acechan en el metro porque son seres del inframundo, les va lo subterráneo. No solo roban carteras y móviles, ¡roban las almas!, lo que pasa es que de lo primero que se cosca la gente es del móvil y la cartera. Yo siempre voy segura en el metro porque un alma generada del creador Pesadilla es monstruosamente difícil de arrebatar, pero los demás tenéis que ir con tiento. Si sentís como si se os enfriara la sangre, notáis que la piel se os enverdece, y la lengua se convierte en un instrumento experto para la caza de moscas, os la han robado. Cuidao del gordo con ellos, luego no digáis que Hope Grace no os avisó.

Las cartas auguran un venturoso porvenir. Te ha salido en posición auspiciosa la emperatriz. No hay más que hablar. Chitón. Tuya es la gloria.
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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Jarg
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Jarg »

Me ha gustado. En este concurso, con la extensión de los relatos limitada, vemos a veces historias con potencial pero que no llegan a despegar por falta de espacio. En este caso creo que el argumento se adapta muy bien al formato del concurso; despega, vuela y aterriza sin problemas. La prosa tiene algún punto que pulir, como el exceso de adverbios en -mente de algún párrafo (eso es algo que nos obsesiona en este foro, autor/a :) ), pero quitando esas minucias me ha parecido bien escrito. No se hace lento ni frenético en ningún punto, y el lector avanza en la narración sin problemas.

En el argumento, es cierto que puede parecer poco plausible este tipo de atraco, pero yo te lo compro. La ficción no siempre tiene que ser un calco exacto de la realidad, y tu historia me parece más creíble que las cuatro pelis de Ocean's Eleven, así que en mi opinión funciona. Quizás le quitaría la última parte, la del reconocimiento en la comisaría, porque queda algo explicativo de más. Con todo lo que pasa antes ya nos queda claro que la chica es el cebo, así que no creo que haga falta dar más detalles.

De momento entra en mis posibles de votos, habrá que ver qué tal están los que me faltan por leer. Gracias por compartirlo y buena suerte :60:
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Atreyuyfuyu
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Atreyuyfuyu »

Me ha encantado. Está bien narrado y sabe profundizar en los pensamientos del chico, en el que dirá ella si hago esto o lo otro. Al contrario de lo que pensáis a mi sí me parece creíble la estafa. He escuchado casos reales de estos a patadas y no se sale de la realidad, para mí. A parte que un relato puedes exagerar lo que pasa realmente. Ademas, a mi me ha dado la sensación de estar en una película americana. Me he imaginado al prota con gabardina y bien vestido. Y ha sabido dar de sí una historia que podría resumirse en poco. También me ha enganchado desde el principio.
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Megan
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Megan »

Tolomew Dewhust escribió: 06 May 2022 21:19
Gavalia escribió:...suelo viajar en el metro...
Te hacía más cabalgando por medio de la Gran Vía vestido de caballero y con un tipo detrás chocando dos cocos, maestro Gavalio.

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Megan
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Megan »

Está muy bien narrado, autora/autor, lo que no me inspira es el tema tan poco original. Es verdad que tiene al lector en ascuas para saber qué trama la chica: si realmente le gustó el chico o qué le pasa con él. Vamos leyendo genial, con una prosa excelente, pero se me derrumba al final, una pena. En este sí, hubieras puesto que la chica era una alienígena y que lo esperaban en la nave para llevárselo a otra galaxia, así me habrías enganchado. El atraco de ese estilo es de todos los días en todo el mundo, y la frase final sobra.
Pero como te dije, tu narración es muy buena, te felicito por eso.

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso, :D .
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Iliria
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Iliria »

Está bastante bien este relato. Es una historia sencilla, con un lenguaje nada farragoso y que se hace fácil de entender. Creo que manejas bien la intriga; no te hueles lo que va a pasar hasta casi el final.
Claro que, para que el relato fuese redondo me ha sobrado un poco la última frase del policía. A esas alturas, el lector ya sabe que la chica hace de gancho, con lo cual, se puede prescindir de esa parte.

Gracias por participar, y suerte :hola:
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Isma
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Isma »

Me ha recordado a alguno de los relatos de Cortázar, para quien los viajes en metro eran una fuente de inspiración (y fascinación). En concreto estaba imaginando el Cuello de gato negro de su Octaedro. Así que gran parte del texto lo he seguido con un cierto deja vu y tan solo el final me ha sacado de la ensoñación. Supongo que todo esto es bueno, pues quiere decir que me he evadido del hecho de estar leyendo un texto y me he imaginado en la situación del metro (o he recordado que imaginaba: no sé). Por otro lado, también me ha dado pie a reflexiones. ¿Se comportaría igual una mujer ante una mirada insinuante de un hombre? ¿Cuánto damos por hecho en la forma de relacionarnos, según nuestro sexo? Todavía nos queda para una sociedad libre.

En fin, me ha parecido interesante, sobre todo por las reflexiones intermedias. Buen trabajo.
Raúl Conesa escribió: 05 May 2022 15:26 Y hasta aquí mi charla TED sobre cómo ser un atracador de éxito.
Jua jua jua :lol:.
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Jaime M.
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Jaime M. »

He leído el relato con interés. Me ha parecido bien escrito, con un estilo sencillo solo en apariencia, y bien organizada la manera de ofrecer la información (intercalando los pensamientos y las acciones), lo que es mucho más difícil de lograr de lo que parece. Así que mi enhorabuena por ese lado.

Por otro lado, notaba que había algo que no me lograba entusiasmar. Creo que es en parte lo familiar de la narración, que en principio sigue una fantasía típica de muchos chicos introvertidos: ver a una chica en un lugar público e imaginar qué pasaría si esa chica se fijara en él. Hay un giro al final, por supuesto, pero no me resulta suficiente para justificar lo familiar del escenario. Por mi parte echo de menos más elementos distintivos. Hay algunos apuntes que realzan momentáneamente mi interés, como cuando el chico describe al principio a la chica de forma desfavorable ("no era ni guapa ni fea"; "un poco rellenita tal vez") o cuando reflexiona sobre qué tipo de chica ligaría de esa manera con él en el metro ("Ella, a juzgar por cómo se había establecido el contacto, debía ser un poco ligera de cascos"). Hay ahí un atisbo de oscuridad en el chico que se podría haber explorado, y que para mi gusto podría haber llevado al relato por terrenos más interesantes. Creo que mi problema es que espero más chicha: no un chico ve chica en el metro, parece que ella quiere ligar con él y resulta que todo era una estratagema para robarle. Echo de menos más capas de oscuridad. Que se analice, por ejemplo, por qué el chico se va detrás de la chica, ¿hay en sus pensamientos una masculinidad tóxica? ¿Es un hombre con problemas para relacionarse? ¿No afloran más inseguridades al seguirla (algo se apunta también en esta dirección)? El comportamiento del chico es demasiado blanco, inocente, salvo los ligeros apuntes que he señalado, y creo que eso desnivela el relato, especialmente cuando todo se revela como un comportamiento criminal (al fin y al cabo, la chica se aprovecha de algo, de lo contrario no la seguirían: ¿qué es ese algo?). No sé si aquí estoy desbarrando :lol:

Con esto te cuento simplemente mi experiencia lectora personal, por si te sirve, no digo que el relato esté bien o mal. De hecho, creo que objetivamente está bastante logrado y muestra madera de buen/a escritor/a.

¡Suerte y un saludo!

Edit: Creo que el comentario anterior de @Isma me ha ayudado a concretar mis reticencias, me parece correcto mencionarlo :hola:
Última edición por Jaime M. el 10 May 2022 20:59, editado 1 vez en total.
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Isma
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Re: CP XVII - La chica del metro

Mensaje por Isma »

Muy interesante lo que comentas, @Jaime M.. Si el autor hubiera explorado esa capa de oscuridad, tal vez nos habríamos encontrado teniendo que empatizar con un personaje, tal vez, contrario a nuestros valores. Hubiera sido interesante, sí.
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