CV10 - Junio - Isuhefu

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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kassiopea
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CV10 - Junio - Isuhefu

Mensaje por kassiopea »

Junio



La vida en el pueblo estaba empezando a resultar demasiado monótona y aburrida, trabajar en la ciudad y vivir con sus padres había sido su decisión y tampoco se arrepentía, aunque sí creía que debía cambiar algo para completar su vida, para hacer como sus amigas. Poco a poco se había ido quedando bastante sola para casi todo, para quedar por las tardes y dar un paseo hasta el pinar, para acercarse a la ciudad e ir al cine y luego a cenar, para todo lo que hacía cuando estudiaba en la universidad y sus amigas todavía no habían hecho lo que solían hacer las chicas veinteañeras del pueblo si no estudiaban: echarse un novio de allí o de los alrededores, casarse, quedarse a vivir con sus padres o con los suegros mientras acababan de construir su casa en algún terreno de una u otra familia y tener hijos, plan que sus amigas acabaron cumpliendo pocos años después y Marimar se había quedado bastante sola. Sola para casi todo. En eso pensaba mientras ayudaba a su madre a limpiar de verdolagas la parte delantera del jardín. La tarea era sencilla: aprovechar la humedad debida a las recientes lluvias para arrancar de raíz las plantas y dejarlas dadas la vuelta; eran unas plantas especialmente resistentes, aguantaban varios días arrancadas gracias a sus rollizos tallos y volvían a agarrar si su raíz tocaba de nuevo el suelo. Era junio. Marimar se acordaba ahora de las muchas veces que su abuelo decía que, cuando quitaban las verdolagas de las huertas hace años, las amontonaban en las cunetas o en los propios caminos para que no volvieran a agarrar.

Pegatina en la impresora, pegatina en el calendario de pared, pegatina en la caja de cartón donde había metido los últimos informes, los libros de normativa y los formularios para la entrega de los equipos de protección individual (papeles, papeles y papeles; la mitad acabaría sobrando, pero su jefe había pedido que los llevara desde el principio), pegatina en la cajonera metálica de cuatro alturas, pegatina en el mapa enmarcado en el que estaba representada mediante varios colores y grosores la red eléctrica nacional de muy alta, alta y media tensión, pegatina incluso en el perchero (idea genial que acababa de tener ahora mismo; resultaría útil), pegatina incluso en su propio abrigo de alta visibilidad; no hacía falta pegatina en la mesa ni en la silla, según el jefe era lo único que había allí además de una puerta y tres ventanas. Las instrucciones transmitidas por la secretaria del director eran claras: escribe tu nombre en las pegatinas de la empresa de mudanza y pégalas en todo aquello que se deba que llevar allí, los de la mudanza se encargarían el sábado por la mañana. Pablo había sido un empleado muy eficiente desde su incorporación a la empresa hacía ya casi 8 años, recién salido de la carrera. Carne fresca. A mediados del año pasado la empresa vio la necesidad de desplazar personal técnico y de gestión intermedia a la planta de B., municipio ubicado en su provincia natal; no es que fuera la oportunidad de su vida ya que implicada dejar de vivir en la capital y tener la oficina en un contenedor de obra, pero no tendría que pagar el alquiler de la vivienda porque se lo pagaba la empresa, podría tener una vida más tranquila, dedicaría menos tiempo a conducir y estaría más cerca del campo para salir con la bici, una de sus grandes pasiones. Además, su actual alquiler había subido desde primeros de año y gastar la mitad del sueldo en pagarlo empezaba a ser insostenible.

¡Venga, va! Es una buena oportunidad, tengo pocas cosas, la mudanza será sencilla. También podré seguir estudiando a distancia. Ya sabía yo que la subida del alquiler se iba a juntar con todo lo demás y que acabaría fastidiando. Necesitaré música. El equipo y los discos serán fundamentales si quiero estar bien a mi bola. Tengo que comprar papel de burbujas, si se dañan los vinilos de Metallica o los de Led Zeppelin me dará un jamacuco. ¡Cómo voy a echar de menos a Paula! Espero que nos sigamos viendo de vez en cuando. ¡Qué guapa es!, esta pillada, sí, pero eso tampoco es que sea un problema. Si siguiéramos viéndonos con frecuencia no sé lo que acabaría ocurriendo, casi mejor irse a un pueblo y que a mi alrededor solo haya montes, huertas, tractores, vacas y ovejas. De lo que no me puedo olvidar es de pedir a Juan que me devuelva mis películas en DVD. Posiblemente la conexión a internet será regular tirando a mala y yo sin mis películas no me puedo quedar.

Lo peor de todo era volver del trabajo a casa, especialmente ahora con el calor. Después de toda la mañana al sol, su coche era un horno, tenía que abrir todas las puertas mientras se cambiaba de calzado y esperar un poco más para intentar que se enfriara algo el interior. No tenía climatizador, solo aire acondicionado y durante los meses de verano ese detalle se notaba. Su coche era de 1995. Una vez en marcha, el sol cegador de la tarde imponía su dominio. Se reflejaba en las paredes de los edificios que hacían de cauce para la carretera o, como ella lo veía, de circuito para su peregrinación motorizada hacia el aburrimiento; a veces era como si esas paredes y las farolas y las vallas y los semáforos se fueran cerrando hacia el coche como la rejilla de una tostadora hacia la rebanada de pan, con intención de tostarlo o de hacerlo desaparecer carbonizado, aprovechando que no había testigos a la hora de la siesta. Lo siguiente era atravesar el pequeño polígono que se añadía a la ciudad como la costra que se reafirma sobre una herida rascada una y otra vez; luego la sucesión de tierras de cultivo, caminos, carreteras agrícolas y montes, una serie sin patrón de tonalidades verdes, marrones, negras y amarillas: trigo y cebada y centeno y asfalto y arena y pinos y girasoles (sin cabeza suficiente aún como para que girar mereciera la pena) y cebada y álamos… así durante kilómetros y kilómetros, hasta llegar a las tierras de maíz, maíz y más maíz que rodeaban el pueblo desde que trajeron el agua por canal que ha despertado la codicia de los habitantes. Ya dentro del pueblo casi nadie se dejaba ver, los hombres ya habían tomado el café en el bar de los jubilados y se habían ido al campo, las mujeres estaban acabando sus tareas para ponerse a ver la telenovela que entretenía sus tardes, después podían salir a dar un paseo por los caminos o a visitar a sus padres o suegros para ver si necesitaban algo. Era la primera ola de calor del año. Marimar ya se sabía todo esto y suponía que llegaría a casa como todos los días: sin sobresalto alguno. Hoy no podía estar más equivocada. En el jardín de la casa de enfrente había movimiento; su propietario apenas iba al pueblo y la había reformado recientemente para ponerla en alquiler. Nadie hubiera apostado a que consiguiera alquilarla, todos habrían perdido.

La maleta grande, la maleta pequeña, la mochila, el maletín del portátil, la bolsa con las toallas y el albornoz, la bolsa con las dos americanas en una percha, la bolsa con los abrigos de invierno que, ahora con el calor resultaban una broma ofensiva, la bolsa con las zapatillas y los zapatos, incluso la bolsa con el calzado del trabajo (ropa, ropa y más ropa; en verano sobraba casi toda, pero mejor tenerla aquí para los meses fríos). La furgoneta de alquiler había sido más que suficiente para traer todo, solo faltaba por sacar la bicicleta desmontada y las cajas con etiquetas que informaban debidamente de su contenido y delicadeza: “Cuidado: vinilos música” y “Atención: equipo música”. Una vez finalizados los preparativos, la mudanza estaba transcurriendo con fluidez. Pablo ya sabía que todo lo de la oficina estaba allí esperando a ser desempaquetado y, gracias al madrugón de ese mismo día, habían llegado con suficiente antelación a su nueva vivienda en el pueblo más cercano a la planta de B., una casa de planta baja con cuatro habitaciones, jardín, porche y garaje que había sido reformada recientemente y que, con ayuda de la agencia contratada por su empresa, había visitado y elegido el mes anterior.

¡Qué cambio!, ¡me gusta! Ya me veo mañana a primera hora en esa sillita, tomando mi cafelito en la mesa a la sombra de estos árboles. Al final no va a ser tan traumático como me esperaba. También hace calor, eso sí, no es lo mismo que en la ciudad, pero tampoco es que esto sea Finlandia. Ahora que pienso en ese país, qué bueno el grupo que descubrí la semana pasada: Wheel, suenan como Tool, qué buenos, tengo que hacerme con más discos suyos. Habrá que elegir poco a poco en qué habitación se deja cada cosa y demás, pero ya me encargo yo que, antes de nada, se deje todo en la entrada, se abran todas las ventanas y se barran y frieguen todos los suelos y se limpie el polvo y se abran los armarios y se limpien los cajones y el baño entero. Vaya que si me encargo yo. Voy a ir sacando las cajas que faltan de la furgoneta y nos ponemos al lío ya mismo.

A primera hora de la mañana, había estado mirando embobada cómo llovía a cántaros desde la ventana de la cocina, se fijó en que al principio se formaron muchas pompas en la superficie del agua acumulada en los alcorques que su madre y ella estuvieron reforzando la tarde anterior alrededor de los rosales, las higueras y los manzanos. Marimar se había acordado de que su abuelo siempre decía que si llueve y se forman pompas en los charcos es que va a seguir lloviendo con fuerza un rato más. El fin de semana había llegado; no era habitual que eso fuera sinónimo de diversión ya que los sábados y domingos solían pasar sin pena ni gloria desde hacía tiempo para ella, pero esta vez estaba convencida de que sería diferente. Desde ayer, sus padres y ella no eran los únicos habitantes menores de 75 años en esa parte del pueblo; la casa de enfrente había sido alquilada y su madre, poniendo en práctica esa familiaridad tan suya con que trataba a la gente que acaba de conocer, había ofrecido su ayuda y la de su hija. Su madre era así, siempre lo había sido. Marimar se acordaba ahora de esa vez que, siendo una niña de 5 o 6 años, iba acompañando a su madre de compras por la ciudad y la preguntó por qué no saludaba a las personas con las que se encontraba en la calle como siempre hacía en el pueblo y su madre respondió que en las ciudades las personas no se tiene costumbre de saludar como en los pueblos porque no se conocen. Quizás ese era uno de los detalles que, sin saberlo, habían hecho que Marimar decidiera vivir en el pueblo.

Luces, casco, gafas, guantes, zapatillas, bidón de agua fría, alforja con herramientas, cartera, teléfono móvil, incluso aplicación para registrar la ruta. Todo listo. La mañana se había quedado perfecta para salir con la bici. Después del chaparrón había algo de bochorno, pero las nubes tamizaban suavemente la luz del sol dejándola de unos agradables e intermitentes tonos limón y acero que invitaban a reconocer la zona. Pablo había dormido como un tronco después del duro día de mudanza; tenía pensado aprovechar la mañana para ir en bici hasta la planta de B. ya que solo estaba a unos 12 kilómetros de su casa. Había consultado la ruta y tenía la posibilidad de ir por caminos o por carretera. Todo pintaba de maravilla.

¡De lujo! Macedonia de frutas, tostadas con aceite y cafelito rico. Primera vez que uso esta bandeja, en el piso solo tenía función decorativa y ahora pasa a resultar práctica para salir al jardincito. Ya pensaré cómo acercar la radio al jardín, quizás un alargador desde el enchufe de la entrada; hoy el lujo de desayunar fuera será solo con la compañía de los gorriones y las golondrinas.

El color predominante de las falsas acacias de flores blancas que flanquean su jardín y los tonos rosa de las acacias de Constantinopla que festonean la acera se fusionan en lo que podría ser un delicioso helado de fresa y nata. El olor a tierra mojada secándose poco a poco y el canto de los pájaros que aprovechan la reciente lluvia para buscar su aperitivo matutino son los complementos perfectos para la mañana de sábado. Marimar ha estado un buen rato probándose ropa para salir a la calle. Prefiere que no se note lo cuidado de la selección, pero tampoco quiere salir como hubiera hecho cualquier otra mañana de sábado. Un último vistazo en el espejo de la entrada, una profunda exhalación y dispuesta a salir al jardín con toda la naturalidad que sea posible. Ve que está desayunando en el jardín y saluda intentando transmitir la calma y seguridad que sabe que no tiene. Cuando se acerca a la puerta del jardín ve salir a Pablo con la bici del garaje, se sobresalta porque no lo esperaba. Le saluda como puede, le pregunta qué tal han pasado su primera noche y si podrá volver a tiempo para la comida, a lo que Pablo responde con total certeza que espera volver antes del mediodía y hace un cordial gesto para que Marimar entre en el jardín y pueda acompañar a su hermana Susana mientras desayuna; sabe que el día anterior habían congeniado muy bien, habían hablado mucho sobre los gustos que compartían, casi como si se conocieran de toda la vida, incluso habían quedado para ir a la ciudad.

¡Qué guapa es! Y yo en pijama…
De tus decisiones dependerá tu destino.


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Snorry
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Snorry »

Mucho oficio, prosa sin fisuras, compacta, maleada de una forma global, con estilo. Mucho oficio. La historia no me dice mucha cosa, parece el comienzo de una novela más que un relato. O hay claves que no veo.

Luces, casco, gafas, guantes, zapatillas, bidón de agua fría, alforja con herramientas, cartera, teléfono móvil, incluso aplicación para registrar la ruta.
El autor/a se deleita con las enumeraciones de una forma un poco suicida pues, al no tener claro que la extensión era la adecuada, he llevado el texto a mi word y solo cumple las normas si quitamos los márgenes por defecto, creo que no hay normativa a este respecto, así que buen ardid.

Muy bien escrito, un buen autor/a, pero este texto en concreto no me comunica mucho. Quizá porque es el comienzo de algo más largo.
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Isma
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Isma »

No lo entiendo muy bien. No me parece un relato en cuanto a que la historia que cuenta no tiene objetivo. La protagonista, Marimar, se muda al campo. Hace calor y es aburrido. Parece que tiene una pareja, Pablo, pues parece que Marimar sabe si duerme o no, y además ayuda en la mudanza. Pero parece que no tiene una pareja porque dice que está sola para casi todo y Pablo sale con la bici al tiempo que Susana, la hermana, de la que justo nos enteramos. Falta información o está en otra parte. Se intuye que Marimar es lesbiana porque le gusta Paula y "casi mejor" estar en un pueblo para no sufrir la tentación, se supone. Al final del texto, Marimar se ve atraída por Susana. Se intuye que la cosa seguirá por ahí pero no sabemos más.

En fin, que veo solo desarrollo, no hay nudo ni desenlace ni el conflicto ese que los gurús dicen que debe tener un relato. Los mismos gurús dicen, por cierto, que más de tres elementos en una enumeración sobran porque el lector los ignora. No hago mucho caso a los gurús pero en esta ocasión estoy de acuerdo. El texto me parece más un fragmento de otra cosa que un relato en sí mismo.
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Iliria
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Iliria »

Otro relato que transmite buenas sensaciones: el verano, la vida tranquila y relajada del pueblo... todo muy zen.
Es cierto que no cuenta una historia como tal, pero cuando te asomas ves algo agradable y bien escrito.
(Algunos de mis recuerdos de 1995 también están ligados al pueblo; algunos bonitos, otros más de drama adolescente... pero nostalgia en cualquier caso. Ains :| )

Gracias por participar y suerte :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Rey Tomate
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Rey Tomate »

Me gusta mucho esta manera de narrar. Además, me parece un texto muy ambicioso. Algo complejo, porque en cada párrafo nos asomamos al punto de vista de uno de los dos protagonistas que construyen el relato: por un lado la chica, que trabaja en la ciudad pero vive en el pueblo con sus padres; por otro lado, Pablo, que de la ciudad se muda al pueblo para trabajar en una nueva oficina. Y la tranquilidad, el aletargamiento, la rutina de los días de Marimar se ve sacudida por la llegada del nuevo vecino.

Son dos vidas que se cruzan como se cruzarían en la vida real, fruto de las casualidades, y que tiene, no puede ser de otra forma, consecuencias. Consecuencias en forma de interacciones que tienen su sumun en el último párrafo, donde ya se nos presenta a una Marimar muy interesada en el acercamiento a los nuevos inquilinos, parece más con la hermana de Pablo que con este mismo.

Como decía, un texto algo ambicioso para el que tal vez el formato le quede corto; pero, repito, con una muy buena lectura. Estará entre mis favoritos sin duda.

No es por llevar la contraria al respetable, pero lo cierto es que me chiflan las enumeraciones. Y si son interminables, mejor.
#ramonslifematters.

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Rey Tomate
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Rey Tomate »

Ya que leo que estamos todos en plan abuelo cebolleta diciendo que esto me recuerda a aquello o aquello a lo de más allá, añadiré que con esto de las enumeraciones se me viene siempre a la cabeza la retahíla de revistas que enumera Roberto Bolaño en Estrella Distante.
#ramonslifematters.

No me ralles.
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Isma
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Isma »

Tiene razón Tomate. E imagino que las secciones donde hay enumeraciones corresponden a Pablo.

Seguro que el autor puede sacar algo en claro de la confusión.
Snorry
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Snorry »

Con mi comentario relativo a las enumeraciones me refería a que el texto está más apretado, en cuanto a norma de longitud, que los botones de mi camisa en la comida de Navidad. Se desborda casi. Una forma de haber aliviado, era por ahí. Pero igual perdía la gracia.
Es el cuento obeso del verano :cunao:
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Berlín
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Berlín »

No está mal este relato, por una parte está Pablo, que tiene la oportunidad de realizar su trabajo en el campo, en un pueblo que parece pequeño, de estos donde todo el mundo se conoce. La idea parece gustarle, incluso entiendo que le hace ilusión. Por otro lado tenemos a Marimar, que vive en el pueblo aunque trabaja en la ciudad pero parece sentirse bastante sola en ese pueblo habitado por gente mayor. Me gusta la visión de cada uno por separado, él animoso y optimista, ella un tanto hastiada porque aunque vivir allí no le disgusta echa de menos un poco de “vidilla”. Las descripciones son muy bellas, el autor se ha tomado su tiempo y lo ha hecho muy bien. Si que me hubiera gustado que te hubieras ahorrado el tema de las verdolarias y me hubieras contado un poco más de ese encuentro entre Marimar y la hermana de Pablo, que parece profundamente prometedor.

Está muy chulo, autor.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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isuhefu
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por isuhefu »

Está bien por las descripciones y algunos de los listados detallados, pero esos mismos aspectos hacen que los párrafos sean muy largos. A veces, antes de terminar un párrafo he olvidado cómo había empezado; esto quizás es algo personal.

Juan Rulfo comentó que la primera versión de "Pedro Páramo" tenía como unas 350 páginas, que de ahí empezó a quitar relleno y partes que eran más bien digresiones suyas y así llegó a las 120 páginas definitivas. No digo que en este relato sobre más de la mitad, pero quizás sí que se extiende demasiado todo.

En cualquier caso, creo que tiene algunos detalles interesantes. Gracias al autor/a y mucha suerte.
Una tarde, Kafka me visitó y atravesó impensadamente una pieza donde estaba recostado mi padre. Este se despertó y Kafka murmuró al pasar:
— Le ruego, considéreme un sueño.

Max Brod.
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Gavalia
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Gavalia »

Escribir bien es un acto que requiere de sentido. No solo se trata de demostrar un buen control de la sintaxis, la semántica o el estilo. Personalmente necesito ver el objetivo de la historia y hacia donde se dirige. Lo siento, pero aun estando bien redactado y con independencia de un uso excesivo de comas, sobre todo en la primera parte, creo que habrían ayudado los puntos y seguidos para según que pausas. En global no me dice mucho, y no voy a volver a describir lo que ya se ha dicho sobre la trama. Solo veo insinuaciones y descripciones a porrillo. Sin embargo, felicito al autor por su buena prosa.
Venga... a correr y suerte.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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Oliverso
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Oliverso »

Menudo ping pong. El estilo me gusta, leería una historia sobre Pablo o Marimar... Quizás una de ambos con un capitulo enfocado en uno, y luego un capitulo solo del otro. Pero no sé si podría seguir muchas paginas de este menjunje. Es un aprecio personal, pues prefiero el formato simple y clásico. Si, soy uno de esos cascarrabias que observan los experimentos narrativos con reservas :qtedoy:
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isuhefu
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por isuhefu »

Creo que es habitual que opinéis de forma suave sobre los relatos, con ese método indirecto del tipo "Este mensaje es de Rita la Cantaora" y tal. Esos mensajes no los suelo leer, la verdad.

También creo que a todos nos gusta mejorar y sé que de los "errores" es de lo que más se aprende. Voy a dar unas pinceladas adicionales que completan mi opinión sobre este relato. Sin paños calientes ni acritud:

- El texto no parece dimensionado para este concurso. Demasiado largo e introductorio.

- La poca interacción entre personajes sólo se ve al final y muy poco.

- No hay nada de diálogos. Como si el autor temiera escribirlos.

- Los párrafos en cursiva, sin más explicación resultan confusos. ¿De quién son?
Una tarde, Kafka me visitó y atravesó impensadamente una pieza donde estaba recostado mi padre. Este se despertó y Kafka murmuró al pasar:
— Le ruego, considéreme un sueño.

Max Brod.
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Jarg »

A mí también me chirriaban un poco las enumeraciones largas, pero no creo que se pueda considerar un error (de ser así, Umberto Eco tendría que volver a la escuela), sino más bien una elección estilística. Quizás si se podrían cortar algunas frases mediante punto y seguido para facilitar la lectura, y recomendaría al autor/a usar letra para expresar cantidades o años en lugar de con número.

En cuanto a la historia, me ha gustado. Si no lo he entendido mal, la parte en cursiva (que al principio parece que es Pablo) en realidad es Susana, su hermana, quien parece haberse fijado en Marimar. O igual no lo he pillado bien, en las relecturas lo volveré a revisar. Gracias por compartirlo y buena suerte, autor/a.
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
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Megan
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Re: CV10 - Junio

Mensaje por Megan »

Muy bien escrito, una narrativa muy prolija. Pero me falta el argumento, o partes del mismo, no sé si está poco desarrollado o es al revés, está demasiado explicado y eso entrevera a mi pobre neurona. Encuentro los párrafos muy largos, creo que te lo han dicho ya, prefiero que sean más cortos para irme metiendo en la historia.

Sin duda este es otro que tendré que visitar nuevamente.
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