CO LC - El país del gore - Oliverso

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CO LC - El país del gore - Oliverso

Mensaje por lucia »

El país del gore

Cristal mete la cabeza en el váter, y vomita hasta que la garganta le duele y no puede más. Los nudillos, ardiendo. Las rodillas contra la cerámica, amoratadas. La falda y sus pantimedias, rasgadas. Tiembla y llora. Más allá del baño, el diputado sigue tendido en el colchón barato, con una tijera encajada en la cornea. Ella bien sabe que los guardaespaldas volverán para revisar cómo está todo, y que incluso si escapa y alega autodefensa frente a los policías, será ella la que termine pagando.
Quiere desaparecer, tiene qué. Abre el lavamanos para limpiarse, pero no hay agua. Recoge su bolsa y se calza los tacones para salir a toda prisa del cuarto. Ignora el ascensor, toma las escaleras. En la bajada intercambia miradas con una señora de mantenimiento, ninguna dice nada. Sale al callejón sombrío y hediendo a basura. Del bolso saca el celular y con un rápido desliz, ya tiene a dedo el número de su madre. En el lapso que tarda en ocurrírsele qué excusa dirá, algo duro le pica en la pantorrilla, sacándole un agudo grito. El móvil le resbala de los dedos, y termina en el asfalto sucio, donde el animal que la mordió, un ganso blanco, toma el dispositivo con el pico y procede a dar media vuelta para escapar con un cómico bamboleo. Cristal primero lo ve alejarse con el desconcierto de quien se pregunta si está en un sueño. Los sentidos, y el dolor que todavía palpita, no demoran en confirmar que un pájaro secuestra a su iphone. Corre detrás de aquella sombra blanca que se pierde por la primera esquina.
El animal se mete por un hueco en el edificio. Cristal se pone a gatas y lo persigue, raspándose los codos, aporreándose la cabeza, perdida en la urgencia e ignorando su propia seguridad.
La luz del sol entrando por las ventanas, la despierta. Con el ceño estremecido, separa la cara del pupitre de madera. Siente como si su cabeza fuese una acalorada partida de ping pong. Escucha risillas. Mira a los lados, viéndose rodeada de colegialas jóvenes como ella, uniformadas, camisa, falda, y zapatillas, cada una en un pupitre. Cristal se ahoga, le asfixia el calor, le asfixia las prendas, viste como ellas.
—Alicia, presta atención —Una voz madura la llama por su nombre. Cristal encara a la maestra, a esos ojos de piedra cerca del pizarrón. —Las demás, paren. Esta lección es esencial para sus vidas.
La profesora señala al pizarrón con una fusta para caballos. Hay versos y notas, casi como salmos, van sobre gratitud y salvación, y sobre ser escogidos. Nombran a un Dios, o más bien una diosa. De teología Cristal poco sabe, ella a los 12 se escaqueaba con su novio de la catequesis. Tiene dudas, obvio, así que usa las viejas formas y levanta la mano. ¿Dónde estoy? ¿Quiénes son? ¿Vieron un ganso? Las preguntas cosechan una nueva ola de risillas. Una de las compañeras va a más, y arroja una goma de borrar, que falla por un amplio rango y toca suelo. La tutora aprieta los dientes.
—¡Tú! ¡Al frente!
Cristal se sobresalta en la silla, creyendo que es con ella. Pero las miradas se enfocan en otra culpable, la chica de la goma de borrar. Cabizbaja, la susodicha obedece y alcanza el escritorio de la maestra, desde donde está ultima saca un artilugio mezcla de correas, cuchilla, y tabla de picar.
—Mano derecha —Pide.
Cristal se agita en el asiento, aunque no sea ella la que ve atrapado su brazo por correas de cuero, tan apretadas que le enrojecen la tersa piel. Oye un desliz, es la cuchilla, que se mueve para atrás y adelante en una barra de metal al lado de la tabla, permitiendo un desplazamiento horizontal total. ¿Pero qué coño? Cristal se dice que es una broma, un susto exagerado, nada más, y mira a los lados como buscando una confirmación, pero los ojos de todas están muy abiertos de espanto y expectativas. Cristal vuelve el rostro al mismo tiempo que le llega el sonido del metal invadiendo de golpe la carne, y entonces lo ve picar, justo medio centímetro por debajo de las puntas. La colegial grita, y para entonces Cristal se da cuenta que no es el único grito que resuena en la escuela. La profesora mueve la cuchilla otro centímetro más, y baja el filo, esta vez separando lo que queda de las uñas. Un nuevo grito, lágrimas, y un riachuelo amarillo que corre por las faldas de la colegial inclinada en el escritorio.
Cristal reacciona por reflejo. Se levanta, aferra las manos al pupitre, alza el objeto contundente lo más que puede, y con todas sus fuerzas lo arroja contra la tutora. La mujer no lo ve venir, la madera choca, su cabeza cruje contra el pizarrón, y se derrumba. Cristal va y suelta las correas del brazo de la chica, enseguida el escritorio se inunda de sangre cálida, y el aula es perfumada por un hedor a metal con una pizca de amoniaco.
—Usa esto —Dice una de las colegialas entregándole un pañuelo. Cristal le da las gracias, y envuelve los muñones con firmeza. Cuando separa a la castigada del escritorio, esta como que pierde cualquier fuerza, y se deja caer en el suelo, acurrucándose en una esquina. Cristal no entiende, le dice que se levante, que luche contra el dolor, pero la joven permanece muda y distante, resignada. La chica que le entregó el pañuelo vuelve a hablar, ahora con una tijera apretada entre las manos. —Es inútil… Mañana todo volverá a pasar. Pronto entenderás, Alicia.
Cristal huye del salón. Lo último que vislumbra del aula, es a las chicas del curso rodeando a la profesora inconsciente, y apuntándola con tijeras y lápices sostenidos como puñales.
Corre por la escuela. Encuentra unas escaleras que la llevan a la planta baja. Busca un adulto con quien denunciar lo que acaba de vivir. Encuentra a uno a mitad del pasillo, viste un mono gris y una gorra, un conserje. Cristal lo llama a gritos. Él no se gira, está concentrando en la jauría de perros que arrastra conectados a una docena de correas.
—Con ganas, con voluntad. Denle duro a ese suelo hasta que pueda peinarme viéndome en el, muchachos. Cumplan la cuota —Dice el hombre. Cristal retrocede al captar que no son perros, sino muchachos desnudos que lustran con sus lenguas el suelo, y tragan cualquier mugre o basura dejada. La chica corre en dirección contraria.
El espiral de locura la lleva al comedor, donde mil olores la abofetean. Los estofados, pastas, caldos, bollos, y postres, se derraman de las mesas, y una legión de estudiantes sentados en cada banco, introducen las manos en el mejunje y se lo llevan a la boca sin darse chance de masticar o saborear. Cristal deambulan como una zombi entre ese rito a la gula, cuando su espalda choca contra el borde de una piscina que exuda un vapor nauseabundo, dentro guarda una sopa espesa y grumosa de tintes pastosos dominados por el verde, el pardo, y el rosado. Unas manos la apartan con brusquedad, es uno de los comelones, que se arroja a la orilla de la piscina y vomita un banquete a medio digerir. Otros más se le unen, rellenando el contenedor un centímetro más. Desde el centro de aquel caldo mugriento, surgen burbujas seguidas por un cráneo y unos ojos. El hombre calvo bañado en bilis, se levanta más allá de tres metros, llevando una bata que le esconde cualquier rastro de piel. Su sonrisa enfermiza también es amable.
—¡Épale, tú, niñita! —Una voz de mujer la reclama, y una mano le obliga a encarar a una señora con una red para el pelo y un delantal. La cocinera pone cara brava. —¡O te sientas a comer, o dejas quietecito al director!
Cristal duda volver a comer en cien años. Huye de la cocina y de la escuela, sale al patio frontal. La grama es dorada, el cielo nublado, y bajo ese clima templado, chicos y chicas comparten tumbados en la hierba, ríen, susurran, se besan, y con hojillas y herramientas, se mutilan unos a otros como si fuese un divertimento.
¿Cuánto tiempo lleva Cristal escapando? Solo el dolor en sus pies le puede dar una pista. Fue más allá de las calles y las casas. Planta las rodillas en la arena de una playa de un mar verdoso, donde saltan peces, y sobrevuelan gansos, y manadas de perros auténticos juegan libres huyendo de las olas. Si Cristal pudiera olvidar todo lo que atestiguó, creería que alcanzó un paraíso. Recoge un puñado de arena, la arroja, y grita al cielo preguntando: ¿Por qué?
No esperaba que alguien le respondiera, pero así fue.
—Por piedad.
La voz es ronca, torturada. Cristal vuelve el rostro al chico, de pie a cinco pasos, fumando un cigarrillo con un semblante distante. Cuando el mechero baja, la chica se percata que aquel palillo brillante entre sus dedos no es un pitillo, sino una aguja, que se arroja a la boca y no tarda en sobresalir encajada desde la piel de su garganta, acumulada junto a otras cinco contra la nuez de Adam, aumentando la mortificación en su voz. Cristal tiembla, pero eso está lejos de ser lo peor que ha visto. El muchacho, con las manos descansando en sus jeans hechos polvo, vuelve a hablar.
—El temita con la piedad es que nadie pregunta si te apetece recibirla. ¿Qué me cuentas tú? Tenías una vida de mierda, ¿no? Humillación, dolor, peligro, igual que todos.
Cristal dice que quiere escapar de ese manicomio, que cualquier vida como puta es preferible a un minuto más allí. El muchacho se encoje de hombros.
—Coincido. Pero lo dices tú, y lo digo yo. ¿Qué pasa con el espectador pasivo? No hablo de inútiles y muertos en vida como esos yonquis del fentanilo. Hablo de lo ultra terreno, de lo que mira desde más allá y que de paso cuando ve, entiende solo a medias.
Cristal le dice que está loco, que llamará a la policía. El chico enseña una media sonrisa con trozos de cristal apiñados entre los dientes.
—Aquí no hay policía. No crimen, no como tal. Ni muerte, en realidad. O nacimientos, o crecimiento. Siempre es un amable verano. No hay motivos verdaderos para sufrir, pero paradójicamente tampoco para vivir. Sería más fácil si tuviésemos las aspiraciones de un perro. A algunos les gusta esto… Algunos están locos.
Cristal dice que ya tuvo suficiente, se levanta con intención de buscar ayudar en cualquier otra parte. Una mano sorpresivamente suave la toma del brazo, se vuelve y su semblante encara los ojos azules de él.
—¿Quieres verla?
¿A quién?
—A nuestra divina señora de la piedad —Dice con retintín. —Si alguien puede llevarnos a casa, es ella.
La gigante ocupa el centro de una plaza en un bosquecillo colmado de araguaneyes. 20 o 25 metros, Cristal no está segura. Lo que sin duda capta al primer contacto visual con ese rostro redondo envuelto por una ornamenta de trigo, es que les contempla con la lastima más bruta e inhumana que se pueda concebir.
—Toca trabajar para superar la cuota —Dice su compañero.
Cristal se muestra confusa.
—¿Cuánto mal y jodienda crees que hemos hechos a otros y a nosotros mismos desde que el mundo es mundo? Ella seguro lo sabe.
El chico traga una nueva aguja calienta, espera a que baje por el esófago para continuar
—Somos niños de pecho apenas —Lanza una mirada cansada a la gigante. —¿Faltará mucho para que ella crea que estábamos mejor donde nos arrebató?
Cristal vuelve a encarar a la gigante, a esa cara estúpida como la de un niño jugando con mierda sin percatarse de lo que de verdad implica. Aprieta los puños, los dientes. El miedo da paso a la ira. No lleva luchando toda la vida para terminar en la caja de zapatos de un dios con la inteligencia emocional de un plátano. La voz de Cristal es suave.
—¿Tienes un cuchillo, por favor?
—Eh… Sí —Se saca la navaja del bolsillo y la entrega. —Úsalo con precaución.
Cristal no responde, se pone la navaja entre los dientes, avanza, y planta las manos en la seda del manto. Escala a la gigante, poco a poco, metro a metro, con el calor y la gravedad empujándola hacia abajo. Desde el fondo el chico grita.
—¡Ya intentamos eso!
Pero Cristal poco escucha, continua con una carencia que solo se saciaría si logra rajarle la cara a esa zorra onírica. Yendo por el cuello, estira la mano, se aferra a una de las espigas con intención de apoyarse y subir… Pero la espiga se desprende como un vello púbico. Cristal cae de espaldas. Resuella. Lo último que siente es el golpe.
La luz del sol entrando por las ventanas, la despierta. Con el ceño estremecido, separa la cara del pupitre de madera. Se endereza y le truena la columna. Escucha murmullos. Mira a los lados, viéndose rodeada de colegialas jóvenes como ella. Una mano atrapa su barbilla y la obliga a mirar a unos ojos de piedra.
—Alicia… —La profesora le coloca la fusta contra la mejilla. —Pasa al frente.

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Snorry
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Snorry »

Este cuento es brutal, nunca mejor dicho.
Lewis Carroll lo desaprobaria? No está tan distante la Reina de Corazones, solicitando decapitar a diestro y siniestro, pese a ser un cuento infantil. Incluso hay algo que la vincula estéticamente a la divina señora de la piedad.
Es una fantasía de horror que no termina en un despertar, y eso le concede una dimensión mayor a la de una pesadilla. Un universo propio. El infierno?
No me convence la primera parte, pero parece que tiene el objetivo de crear una equivalencia con el pasaje de Alicia atravesando el espejo.
La escritura es magistral, con ese dejé falsamente desmañado que a mí personalmente me encanta.
Creo que hay más símbolos, a ver que va a ir apareciendo en las aportaciones de los colegas.
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Tolomew Dewhust
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Cuando Snorry dice eso de "un universo propio" creo que quiere decir un Oliverso... Y es que es un gustazo contar entre nosotros con un tipo al que se le derraman las palabras y con ese estilo taaaan marcado, taaaan propio, que, guste más o menos, indiferente no deja a nadie.

A mí me gusta, claro, soy un fanático de los estilos de escritura, tan alejados unos de otros... De la historia hablo otro día, con vuestro permiso.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Iliria
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Iliria »

Desde luego, como retelling del cuento de Carroll hubiese funcionado muy bien.
Manejas con mucha soltura el lenguaje, autor/a, y está muy logrado el paso de una escena a otra tal y como sucede en los sueños. Una pesadilla muy lograda.
Gracias por participar y suerte :hola:
Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón :101:
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Tolomew Dewhust
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Nada, lo acabo de volver a leer pero no sé qué decir. Es bueno, es adictivo, es diferente... A ver si alguien con más luces que yo pasa por aquí y te dice algo con enjundia, porque yo te he leído tres veces y las tres me has dejado k.o.
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Jarg
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Jarg »

Es un relato lleno de simbolismo y sí, un claro homenaje a la obra de Carroll, con una Alicia que persigue a un ganso blanco en lugar de a un conejo. Como puntos fuertes señalaría todo lo que viene a partir del momento en que Cristal se encuentra con el chico que le dice "Por piedad", además de ese final en bucle (mucho mejor que el clásico "y despertó de la pesadilla").

Como puntos menos fuertes (al menos para mí, porque eso es subjetivo), la primera mitad del relato me ha resultado muy confusa y, aunque es cierto que contiene mucho simbolismo, no estoy seguro de si todos los elementos que tiene son necesarios. También digo que no soy el más indicado para entender cosas tan complejas, sobre todo en la temática surrealista, así que aquí me atrevo a opinar pero no a predicar.

Eso sí, no estoy de acuerdo con quienes comentan que está escrito de forma magistral. Hay una buena voz detrás de este relato, eso está claro, pero hay muchas cosas que pulir: hay comas separando sujeto y verbo, problemas de puntuación en las acotaciones de diálogo, varios errores sin revisar... Cosas que se corrigen fácilmente, pero que a mí me han hecho ir más lento en la lectura y, quizás, hayan influido en mi percepción del relato.

Gracias por compartirlo y buena suerte, autor/a :)
Yo amo a la humanidad. Es la gente lo que no soporto.
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Tolomew Dewhust
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Jarg escribió:Eso sí, no estoy de acuerdo con quienes comentan que está escrito de forma magistral. Hay una buena voz detrás de este relato, eso está claro, pero hay muchas cosas que pulir: hay comas separando sujeto y verbo, problemas de puntuación en las acotaciones de diálogo, varios errores sin revisar... Cosas que se corrigen fácilmente, pero que a mí me han hecho ir más lento en la lectura y, quizás, hayan influido en mi percepción del relato.

Gracias por compartirlo y buena suerte, autor/a :)
De acuerdo contigo. Esas cosillas también las he visto, me imagino que todos (algún cambio de género, la puntuación...). Es como si se hubiese escrito del tirón y sin darle luego dos o tres vueltas (que imagino que no ha sido así, porque si alguien escribe esto de una vez paren el autobús que me bajo, :cunao:).

Y creo que es buen momento para ir poniendo gifs en los relatos. Gifs que no tengan nada que ver con la historia que cuentan. Voy a ver...
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Berlín
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Berlín »

Si lo analizo diría que este cuadro es el que más me gusta de todos, el que más me perturba. En cuanto al fondo del relato me debato entre una pesadilla o un mal viaje, ya me entendéis, pero pensar que pueda ser una pesadilla tampoco me convence porque al final vuelve a despertar de nuevo en el mismo lugar, en una especie de bucle inacabable. ¿Alicia en el país de las maravillas? Puede ser un homenaje doble, sí, a la autora que le da nombre al concurso y a la obra de Carroll, pero en cuanto al simbolismo que pueda contener con referencia a esta obra no puedo opinar porque no la he leído. Por todo ello lo único que me atrevo a aportar es que me ha parecido interesante, que tiene algunas imágenes potentes -como la del tipo sujetando los perros que no son perros sino muchachos lavando el suelo con sus lenguas- o la del joven que fuma clavándose las agujas en la nuez -y aquí he vuelto a pensar en el tema de las drogas-, sobre el resto esperaré a que su autor, autora, venga y nos cuente un poco la gestación y el significado. Esto o que venga Kassio, mi bella capitulada. En cuanto a si me ha gustado te diría que sí lo ha hecho, pero por momentos, en conjunto no lo tengo del todo claro.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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Isma
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Isma »

Qué chungo. El recorrido por el que el autor nos hace pasar es desagradable, y en esto me gusta su mano, que no tiembla para llevarlos a lo molesto y visceral. Ahí, sin dudas, inspirando al lector aunque sea de un modo maligno con todas esas tropelías. Me gusta que enlace bien con el cuadro y esa gigante inhumana a la que llaman divina señora de la piedad. Muy onírico, también: hay una divina señora sin necesidad de un dios detrás... E imaginativo.

En conjunto no me llega. Por un lado, se me enreda un poco en lo formal. Por otro, lo gore no me deja ver más allá. Quizás sea un recurso demasiado extremo, el de movilizar tanto al lector. No hay rellano, como quien dice.

¡Mucha suerte!
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Oliverso
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Oliverso »

Estoy seguro que el autor pudo ir a más. Es escabroso, sí. Pero solo vimos una escuela, una playa, y una plaza. ¿Qué hay de las casas? ¿De las tiendas de ropa? ¿De las charcuterías? ¿Qué más bizarradas esconde este bizarro país de esa bizarra deidad? Siempre se puede dar otro pasito a lo brutal. Aunque claro, con cuidado de no caer en lo ridículo.
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Ginebra
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Ginebra »

que está bien escrito y con intención está claro, y eso es bueno, pero para mí es demasiado macabro, me choca.. Lo que sí me gusta es cómo resuelves la imagen de la giganta, cómo la ves o la has querido ver, interesante... Creo que es muy buen relato, que va más allá de lo que he podido apreciar, seguro, gracias por compartir y mucha suerte :60:
Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias. Eduardo Galeano


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Nuvem
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Nuvem »

Es un relato brutal, tanto a nivel de contenido (la historia en sí me choca y me deja un poco sin saber qué pensar) como de continente (muy bien escrita, con un ritmo trepidante). Creo que es un relato para leer despacio y varias veces, y pienso que, aunque lo he leído en un par de ocasiones, no llego a comprender del todo todas las figuras simbólicas que se utilizan. No podría decir, como han comentado antes, si algunas están o no de más, porque me parece, como digo, que parte de la historia escapa de mi comprensión. De cualquier manera, volveré sobre ella. Muchas felicidades por la imaginación desbordante y por escribir con un pulso que no decae y unas expresiones y vocabulario tan rico. ¡Suerte!
Vivir sin leer es peligroso, obliga a conformarse con la vida, y uno puede sentir la tentación de correr riesgos.
Michel Houellebecq

Publiqué una novela y está disponible aquí :hola:
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Tolomew Dewhust
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Deseando que pase Gava por aquí...
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Isma
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Isma »

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Tolomew Dewhust
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Re: CO LC - El país del gore

Mensaje por Tolomew Dewhust »

Este es de Oliverso. Me revienta la cabeza cuando leo algo suyo.

No faltes nunca.
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