CP X - CARTAS DESDE LYON - Larousse
Publicado: 17 Abr 2015 21:26
CARTAS DESDE LYON
Lyon, Francia.
26 de marzo de 1948
Querido Berto,
después de tanto no sé cómo empezar esta carta. ¿Qué tal estás?
Como verás por el matasellos te escribo desde Lyon. La vida me ha cambiado un poco desde que nos vimos por última vez en la verbena de Belmonte. (Ya veinte meses, cómo pasa el tiempo). Madre te ha visto muchas veces por el pueblo, y ya sé que esquiva tus preguntas de por qué me fui, o cuando volveré. No se lo tomes en cuenta, lo hace con todo el mundo, para evitar habladurías.
En mayo del año pasado nació Mateo. Es tu hijo. Solo lo sabemos mis padres, mi hermana, mi tía Romina, y ahora tú. Va a hacer un año ya y me gustaría tanto que te conociese…
Yo no puedo volver al pueblo. Hablo con madre por teléfono, y nos enviamos cartas, pero padre sigue sin hablarme. Me dijo cosas horribles antes de enviarme aquí. Que era una ramera y una malnacida. Y que no era digna de llamarme hija suya.
Lyon es tranquilo. Padre tiene un conocido que se dedica a la exportación de seda y yo trabajo para él en un taller como costurera. A Dios gracias que desde chica me enseñaron a coser.
Me acuerdo de ti cada día.
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
13 de julio de 1948
Querido Berto,
por madre sé que estás bien, que trabajas en el campo y que has comprado un tractor nuevo. Me alegro por ti.
La fiesta de cumpleaños de Mateo fue estupenda. Compramos caramelos y adornos, y vinieron los vecinos, que tienen unos gemelos de su edad. Estoy aprendiendo francés y nuestro hijo ya dice sus primeras palabras. Te envío una foto, aunque está un poco borrosa porque no paraba de moverse.
Me encantaría que pudieses conocerlo.
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
6 de abril de 1949
Querido Berto.
Mateo celebra su segundo cumpleaños. Habla francés mejor que yo, ¿te lo puedes creer? Tiene esa velocidad de todos los niños al hablar, aunque apenas se le entiende. Se empieza a parecer a ti en los ojos y en los hoyuelos de las mejillas.
El mes pasado vino madre a visitarnos. Sabemos que te casaste con Engracia, tu vecina de toda la vida, y que esperas un bebé para finales de año. El hermano de Mateo.
Te quiere
Eloína.
Lyon, Francia.
19 de febrero de 1950
Querido Berto,
hace meses que no te escribo, y sé que debiera hacerlo más a menudo para que sepas cómo está nuestro hijo. Pero es que he estado muy ocupada con el taller, y tras llegar a casa y ocuparme de Mateo no me queda apenas tiempo.
Nuestro pequeño ha empezado con una profesora particular y ya escribe su nombre sin ayuda, aunque todavía es pronto para que lea. Yo sigo hablándole en español; no quiero que se le olviden sus raíces, aunque lo cierto es que él está totalmente integrado aquí. Está apuntado a clases de música, y con apenas tres años ya teclea en el piano que la profesora tiene en su casa.
Madre me dijo que tienes una hija, y que se llama Adela, como tu madre.
Me encantaría volver a verte, y que conocieses a Mateo.
Te quiere,
Eloína
Lyon, Francia.
20 de octubre de 1950
Querido Bertín,
Mateo y yo nos hemos cambiado de casa. Hace unos meses uno de los capataces del taller empezó a rondarme y me ha pedido la mano. Madre no sabe nada, y padre tampoco, por supuesto. Pero nos hemos casado y ahora vivimos con él en el centro de Lyon, en un piso mucho más espacioso, y más cerca del taller. Alain es dulce y me trata muy bien, aunque a veces no le entiendo lo que dice, porque habla muy rápido, pero él se ríe y me lo repite todo mucho más despacio. Quiere con locura a Mateo, le lleva a jugar al parque los domingos y le ha comprado ropa nueva.
Me gustaría saber cómo te encuentras.
Te quiere,
Eloína
Lyon, Francia.
12 de enero de 1951
Querido Berto,
no podía esperar a contártelo. ¡Estoy embarazada! Mateo espera un hermano o hermana, no puedo estar más feliz. Alain hoy me ha comprado un ramo de flores y yo he empezado a llorar. Ójala fuera niña, así podría llamarle Inés, como mi madre. Mi marido quiere que sea otro varón, así podrá jugar con él, en lugar de aprender a atar lazos.
Mateo aún no sabe nada. Es tan pequeño que puede que ni se percate. ¡Estoy tan emocionada!
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
22 de noviembre de 1951
Querido Berto.
El 24 de septiembre nació Jean.
Como ya sabrás, padre falleció hace dos meses y medio de un infarto. Madre vino a Lyon con nosotros; nos sobra un dormitorio en casa y me ayuda con las labores domésticas mientras yo estoy en el taller. Así está entretenida y no tiene tiempo de pensar. Ha sido una gran ayuda después del parto.
Ayer Mateo me preguntó por qué él era rubio si su padre era moreno. No he sabido qué contestarle. No sé cómo hablarle de ti.
Me gustaría tanto que estuvieses aquí…
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
26 de marzo de 1952
Querido Bertín,
madre me ha telefoneado esta mañana. Ha empezado como una llamada más. Me ha preguntado por Mateo y Jean, y por el trabajo en el taller. Los niños dan mucho trabajo, y yo estoy cada día más cansada, pero estamos bien. Me ha contado que sin padre se siente sola, y que sale a pasear por el pueblo en busca de compañía.
Ayer, en uno de los corrillos a la salida de la parroquia, le contaron que habías fallecido hacía dos días. Que habías caído bajo las ruedas del tractor en marcha. Y que pobre Engracia, viuda con una niña de poco más de dos años a las espaldas. Que sin trabajo, tendría que vivir de lo que su familia tuviese a bien donarle, o de la beneficencia.
¿Y qué es de mí? ¿Y de Mateo?
Bien sabe Dios que nunca te fui infiel. Que si vine a Francia fue por obligación. Que nunca quise abandonarte, y jamás te he olvidado.
Qué más da eso ahora.
Mi único recuerdo tuyo será nuestro hijo Mateo, que cada día se asemeja más a ti. Y todas estas cartas, que no por no enviadas son menos tuyas. Nunca me atreví, lo siento. Guardadas quedan en mi memoria. Y en este cajón.
Siempre tuya.
Eloína.
Lyon, Francia.
26 de marzo de 1948
Querido Berto,
después de tanto no sé cómo empezar esta carta. ¿Qué tal estás?
Como verás por el matasellos te escribo desde Lyon. La vida me ha cambiado un poco desde que nos vimos por última vez en la verbena de Belmonte. (Ya veinte meses, cómo pasa el tiempo). Madre te ha visto muchas veces por el pueblo, y ya sé que esquiva tus preguntas de por qué me fui, o cuando volveré. No se lo tomes en cuenta, lo hace con todo el mundo, para evitar habladurías.
En mayo del año pasado nació Mateo. Es tu hijo. Solo lo sabemos mis padres, mi hermana, mi tía Romina, y ahora tú. Va a hacer un año ya y me gustaría tanto que te conociese…
Yo no puedo volver al pueblo. Hablo con madre por teléfono, y nos enviamos cartas, pero padre sigue sin hablarme. Me dijo cosas horribles antes de enviarme aquí. Que era una ramera y una malnacida. Y que no era digna de llamarme hija suya.
Lyon es tranquilo. Padre tiene un conocido que se dedica a la exportación de seda y yo trabajo para él en un taller como costurera. A Dios gracias que desde chica me enseñaron a coser.
Me acuerdo de ti cada día.
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
13 de julio de 1948
Querido Berto,
por madre sé que estás bien, que trabajas en el campo y que has comprado un tractor nuevo. Me alegro por ti.
La fiesta de cumpleaños de Mateo fue estupenda. Compramos caramelos y adornos, y vinieron los vecinos, que tienen unos gemelos de su edad. Estoy aprendiendo francés y nuestro hijo ya dice sus primeras palabras. Te envío una foto, aunque está un poco borrosa porque no paraba de moverse.
Me encantaría que pudieses conocerlo.
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
6 de abril de 1949
Querido Berto.
Mateo celebra su segundo cumpleaños. Habla francés mejor que yo, ¿te lo puedes creer? Tiene esa velocidad de todos los niños al hablar, aunque apenas se le entiende. Se empieza a parecer a ti en los ojos y en los hoyuelos de las mejillas.
El mes pasado vino madre a visitarnos. Sabemos que te casaste con Engracia, tu vecina de toda la vida, y que esperas un bebé para finales de año. El hermano de Mateo.
Te quiere
Eloína.
Lyon, Francia.
19 de febrero de 1950
Querido Berto,
hace meses que no te escribo, y sé que debiera hacerlo más a menudo para que sepas cómo está nuestro hijo. Pero es que he estado muy ocupada con el taller, y tras llegar a casa y ocuparme de Mateo no me queda apenas tiempo.
Nuestro pequeño ha empezado con una profesora particular y ya escribe su nombre sin ayuda, aunque todavía es pronto para que lea. Yo sigo hablándole en español; no quiero que se le olviden sus raíces, aunque lo cierto es que él está totalmente integrado aquí. Está apuntado a clases de música, y con apenas tres años ya teclea en el piano que la profesora tiene en su casa.
Madre me dijo que tienes una hija, y que se llama Adela, como tu madre.
Me encantaría volver a verte, y que conocieses a Mateo.
Te quiere,
Eloína
Lyon, Francia.
20 de octubre de 1950
Querido Bertín,
Mateo y yo nos hemos cambiado de casa. Hace unos meses uno de los capataces del taller empezó a rondarme y me ha pedido la mano. Madre no sabe nada, y padre tampoco, por supuesto. Pero nos hemos casado y ahora vivimos con él en el centro de Lyon, en un piso mucho más espacioso, y más cerca del taller. Alain es dulce y me trata muy bien, aunque a veces no le entiendo lo que dice, porque habla muy rápido, pero él se ríe y me lo repite todo mucho más despacio. Quiere con locura a Mateo, le lleva a jugar al parque los domingos y le ha comprado ropa nueva.
Me gustaría saber cómo te encuentras.
Te quiere,
Eloína
Lyon, Francia.
12 de enero de 1951
Querido Berto,
no podía esperar a contártelo. ¡Estoy embarazada! Mateo espera un hermano o hermana, no puedo estar más feliz. Alain hoy me ha comprado un ramo de flores y yo he empezado a llorar. Ójala fuera niña, así podría llamarle Inés, como mi madre. Mi marido quiere que sea otro varón, así podrá jugar con él, en lugar de aprender a atar lazos.
Mateo aún no sabe nada. Es tan pequeño que puede que ni se percate. ¡Estoy tan emocionada!
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
22 de noviembre de 1951
Querido Berto.
El 24 de septiembre nació Jean.
Como ya sabrás, padre falleció hace dos meses y medio de un infarto. Madre vino a Lyon con nosotros; nos sobra un dormitorio en casa y me ayuda con las labores domésticas mientras yo estoy en el taller. Así está entretenida y no tiene tiempo de pensar. Ha sido una gran ayuda después del parto.
Ayer Mateo me preguntó por qué él era rubio si su padre era moreno. No he sabido qué contestarle. No sé cómo hablarle de ti.
Me gustaría tanto que estuvieses aquí…
Te quiere
Eloína
Lyon, Francia.
26 de marzo de 1952
Querido Bertín,
madre me ha telefoneado esta mañana. Ha empezado como una llamada más. Me ha preguntado por Mateo y Jean, y por el trabajo en el taller. Los niños dan mucho trabajo, y yo estoy cada día más cansada, pero estamos bien. Me ha contado que sin padre se siente sola, y que sale a pasear por el pueblo en busca de compañía.
Ayer, en uno de los corrillos a la salida de la parroquia, le contaron que habías fallecido hacía dos días. Que habías caído bajo las ruedas del tractor en marcha. Y que pobre Engracia, viuda con una niña de poco más de dos años a las espaldas. Que sin trabajo, tendría que vivir de lo que su familia tuviese a bien donarle, o de la beneficencia.
¿Y qué es de mí? ¿Y de Mateo?
Bien sabe Dios que nunca te fui infiel. Que si vine a Francia fue por obligación. Que nunca quise abandonarte, y jamás te he olvidado.
Qué más da eso ahora.
Mi único recuerdo tuyo será nuestro hijo Mateo, que cada día se asemeja más a ti. Y todas estas cartas, que no por no enviadas son menos tuyas. Nunca me atreví, lo siento. Guardadas quedan en mi memoria. Y en este cajón.
Siempre tuya.
Eloína.