CP X - UN DÍA COMO LOS DEMÁS - Fernando Vidal

[Fernando Vidal]

Gracias por los votos, Topito. Luis y su fallida amiga también te lo agradecen.

[Fernando Vidal]

Estimado Fernando...tu relato aún no lo he leido...quizás lo haga mañana...y es que viniendo de tu pluma con total seguridad será una lectura enriquecedora y muy bien escrita como siempre lo haces

Esperaré tu opinión, Prófugo.

[jilguero]

Una tontería mía, pero no me ha convencido nada que el protagonista de etas hazañas tan "vulgares" llevara en la mano un libro de Chejov, salvo que lo llevara para hacerse el interesante. Supongo que esto un prejuicio absurdo, pero me ha chocado.

Creo yo que es un prejuicio, sí. Nunca he leído a Chejov, pero creo que, en general, no hay implicaciones directas e indirectas por leer a alguien o tener un gusto particular. Leer a Chejov no describe la personalidad de nadie y creo que no es incompatible el punto ese canalla con embadurnarse de seda la mente y el alma.

Barrikada, es que yo creo que leer y escribir nos transforma. Tanto es así, que por eso hay ciertas cosas sobre las que no quiero escribir ni quiero leer mucho por miedo a "contagiarme". Seré muy naif pero ver la película Amelie, por ejemplo, me hizo volverme un poquito mejor persona, me hizo darme cuenta que con un pequeño esfuerzo mío podía alegrarle el día a alguien y que, por tanto, merecía al pena.

Fernando, qué bien verte por aquí de nuevo. Y estoy deseando conocer detalles sobre la gestación de tu relato.

[imation]

Este relato es mío. Ya contaré cómo concebí el argumento.

y el final, el final, tu idea del final

[Verditia]

Un relato muy curiosón, con esos recuerdos de sus escarceos amorosos.

Vaya Don Juan, este Luis, aunque no he entendido el estallido de la chica del autobús. Por lo que he entendido, no se ha propasado, ¿no? Una reacción desmesurada, creo yo.

Por lo demás, qué sorpresa que llegara a casa y su mujer lo esperara. Entonces el personaje de Luis, que hasta ese momento me parecía un interesante guapetón, se ha caído de su pedestal. ¡Me cae fatal, que lo sepas!

¡Un saludo!

[Nínive]

Un relato que ha dado mucho que hablar, Fernando...
Esperaremos tu réplica, pues.

[Gavalia]

Buen trabajo Fernando. Tu personaje me calló mal desde el principio y supongo que eso es bueno. Dibujaste al tipo de compañero de género que más rechazo con independencia de otras opiniones vertidas al respecto.
Un trabajo entretenido de leer y bien escrito. Enhorabuena socio.

[Ororo]

Este relato es mío. Ya contaré cómo concebí el argumento.

Esperando estoy, Fernando.
Que tus personajes siempre dan más de sí de lo que parece. Algún punto te cayó de rasquiñá al final
Por favor, cuéntanos si el hombre era realmente atractivo como él creía o si era un callo malayo.

Gracias

[Fernando Vidal]

Fernando, qué bien verte por aquí de nuevo. Y estoy deseando conocer detalles sobre la gestación de tu relato. [/color]

Gracias, jilguero.
En defensa de la relación entre un lector moralmente réprobo y Chéjov, podría decir que algunas historias de Chéjov podrían resultar inspiradoras para hombres poco probos (con esto no afirmo que mi personaje sea un pérfido) ya que giran en torno a abiertas situaciones de adulterio, engaños y desengaños. Ahora se me viene a la mente el Relato de un desconocido en el que un tal Orlov que después de lograr conquistar a una tal Zinaida Fiodorovna y embarazarla, se aburre de la relación cuando empiezan a vivir juntos y se separa a pesar de la desesperación de ella. Zinaida, con el alma torturada, escapa al extranjero, muere al dar a luz y Orlov sigue sin preguntarse por ella y solo se entera de la existencia de la hija de ambos cuando esta ya es una infante. Solo entonces accede a hacerse cargo de ella.

[Fernando Vidal]

Un relato muy curiosón, con esos recuerdos de sus escarceos amorosos.

Vaya Don Juan, este Luis, aunque no he entendido el estallido de la chica del autobús. Por lo que he entendido, no se ha propasado, ¿no? Una reacción desmesurada, creo yo.

Por lo demás, qué sorpresa que llegara a casa y su mujer lo esperara. Entonces el personaje de Luis, que hasta ese momento me parecía un interesante guapetón, se ha caído de su pedestal. ¡Me cae fatal, que lo sepas!

¡Un saludo!

Hola, Verditia. Basé la desproporción de la chica del autobús en un hecho del que fui parcialmente testigo. Un día decidí abordar un bus en un distrito céntrico de Lima. Lo tomé porque no estaba atestado y había asientos libres, pero como noté cierta aglomeración en la puerta delantera subí por la trasera. Ya dentro del bus vi que algunos individuos impedían a un hombre salir del bus, lo tenían "neutralizado", casi aplastado contra la puerta delantera cerrada y algunos pasajeros vociferaban contra él. El bus continuó avanzando en esas condiciones y algunos pasajeros miraban por las ventajas en busca de un policía para entregar al hombre. A medida que el bus continuaba con su recorrido con el hombre aplastado contra la puerta, llegué a enterarme que dicho individuo había intentado tocar, de alguna manera (quizá un simple roce haciéndose el dormido), a una chica con aspecto de empleada de oficina. Entendí que ella habría manifestado su indignación de manera similar a la chica de mi relato, de manera contundente, el hombre habría intentado escapar y algunos pasajeros con ímpetu de bienhechores lo habrían acorralado impidiéndole la salida.
Para suerte del hombre, el conductor y el cobrador del bus empezaron a flaquear en la determinación de mantener la puerta delantera cerrada y en algún momento la abrieron, lo que le dio tiempo al hombre acorralado de escabullirse de sus captores, bajar del bus y perderse entre las calles. El hombre, por otro lado, no tenía aspecto de forajido, era un simple hombre menudo de esos que uno puede encontrar detrás de una ventanilla de banco.
No basé a Luis en ese hombre desconocido. Tan solo tomé la reacción de la chica real como ejemplo para dejar que el personaje femenino de mi relato explotara ante la torpe insinuación de Luis. En esos días también había leído algunos titulares de noticias de casos semejantes (por ejemplo, una chica pide acceso a la conexión wifi de un conocido restaurante en Miraflores. El empleado toma el smartphone de la muchacha con la aquiescencia de esta, hace la conexión y le devuelve el teléfono. Horas después, la chica recibe una llamada perdida de un número desconocido, una única llamada. Agrega el número al Whatsapp y reconoce en él la imagen de perfil del empleado que la atendió en el restaurante. Hace pública una denuncia por las redes sociales, recibe una avalancha de comentarios y al torpe empleado lo expulsan del trabajo. ).

[Fernando Vidal]

Este relato es mío. Ya contaré cómo concebí el argumento.

y el final, el final, tu idea del final

Bueno, llegó el momento de decir que Luis, mi personaje, no es un adultero. Tuvo sus aventuras en el pasado, quizá dos relaciones a la vez en varios momentos de su vida, pero ahora está casado, no infelizmente, pero casado a fin de cuentas. Hay que decir que cree que su juventud ha pasado demasiado rápido. Los años se han sucedido uno detrás de otro y él ya tiene alrededor de 35 años. Se habrá casado a los 33 o algo menos y las cosas parecen no irle tan mal.
Sin embargo, parece que extraña los años de estudiante y los primeros años después de terminar la universidad. Extraña esos viajes que podía hacer a ciudades y países vecinos en cualquier época del año y sin ninguna atadura real. Soporta la monogamia, pero añora secretamente esos años mencionados, saborea los recuerdos de sus pasadas aventuras. Incluso en esos años (diez, cinco años atrás) las redes sociales eran más favorables para las aventuras discretas. Antes tenía una cuenta de Messenger en la que no estaba obligado a mostrar un solo perfil. Podía ser el versado en literatura con una amiga, el gracioso con otra, el interesante galán con una tercera, etc., sin mayor peligro de que alguna de las amigas conozca la versión que usa con la otra. Ahora seguramente tiene una cuenta de Facebook en la que se le obliga a dejar en claro su condición sentimental, adjuntando el nombre de su mujer al lado. Sus posteos son para todos sus contactos, ya no puede disponer de varias versiones discretas de sí mismo. Quizá no tiene agregadas a esas amigas del pasado. Se pregunta por sus vidas, no se atreve a retomar el contacto con ellas. Eso solo generaría alterar la tranquilidad de la que goza/padece. Tal vez podría emular el antiguo Messenger con Whatsapp, pero no quiere arriesgarse a sonidos inoportunos a medianoche con su esposa al lado. Seguramente la quiere, y por ello solo adereza la monogamia con recuerdos.
Por eso, aquel día parece ser un día como los demás, un día como todos. Hasta que se encuentra con el bus despejado (algo que considera un símbolo de buena fortuna) y con la muchacha. La presencia de la muchacha reta a su donjuanismo pasado, reta a su convicción de que todavía es joven. Siente de pronto un estúpido deseo de probarse a sí mismo de que todavía es aquel mismo ser de diez o hasta cinco años antes. Entonces comete la torpeza que se narra en el texto.
Es cierto que solo se descubre su condición de casado hacia el final del relato. Pero es que mientras está en ese bus, mirando a la gente, contemplando esas calles, imagina que es solo él, como antes. No se recuerda constantemente que está casado, sabe que lo está... pero su esposa no está allí con él. Además está el hecho de que no usa su coche (símbolo para él de su vida adulta, camino a la madurez) desde hace dos meses. Se ve obligado a tomar un bus, como antes, como cuando era un despreocupado estudiante. Por ello, si bien la no revelación de su estado civil puede tomarse como mero artificio en el texto, también es cierto (creo yo) que ello refleja el sentir de Luis en esos momentos. Solo juega a sentir que no está casado en esos momentos. Después, se acerca a su casa, y vuelve a estar casado.

En resumen, la moral (quizá repudiable) con la que Luis parece divertirse pensando, es parte del pasado, pero es así como se imagina a sí mismo en ese trayecto del bus. Es una forma de defenderse del proceso de madurez que sufre. Quizá en su barrio todos lo toman por un hombre respetable, ni muy joven ni todavía totalmente maduro, pero respetable e inevitablemente en camino a ser un rancio señor. Quizá hasta tenga aversión al título de señor pero ya no pueda hacer nada al respecto, menos aún después de la torpeza de ese día con dicha muchacha.

[Fernando Vidal]

Buen trabajo Fernando. Tu personaje me calló mal desde el principio y supongo que eso es bueno. Dibujaste al tipo de compañero de género que más rechazo con independencia de otras opiniones vertidas al respecto.
Un trabajo entretenido de leer y bien escrito. Enhorabuena socio.

Un relato que ha dado mucho que hablar, Fernando...
Esperaremos tu réplica, pues.

Quizá si no hubiésemos tenido acceso a las elucubraciones del personaje, no sería considerado mala persona. Felizmente sus vecinos no pueden acceder a sus pensamientos y recuerdos.

[Fernando Vidal]

Este relato es mío. Ya contaré cómo concebí el argumento.

Esperando estoy, Fernando.
Que tus personajes siempre dan más de sí de lo que parece. Algún punto te cayó de rasquiñá al final
Por favor, cuéntanos si el hombre era realmente atractivo como él creía o si era un callo malayo.

Gracias

Luis es algo atractivo, no de manera contundente, pero algo. A sus veintitantos seguramente aderezó esa condición con alguna pretendida intelectualidad (con universitarias) para mayores resultados en sus conquistas. Ellas no habrían tenido que enfrentarse a ese dilema de sopesar su "intelectualidad" con su fealdad (como puede ocurrir en otros casos), porque ciertamente no es feo. Quizá por eso en ciertos momentos elucubra que su parcial atractivo no fue explotado lo suficiente, y ahora que está casado, solo le queda verlo marchitar lentamente.

[noramu]

Gracias por las explicaciones, Fernando. Como siempre un placer concursar contigo.

[Berlín]

Buen trabajo, Fer. Pero no es ninguna sorpresa, tú siempre lo haces muy bien.