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Acababan de descubrir que en las páginas finales de la libreta de matemáticas había poemas de amor dedicados a Ángela, la niña delgaducha cuyos mechones de pelo siempre cubrían el azul de sus ojos, despeinada y salvaje como un gato callejero.

Frigg escribió:Voy a intentar desvelar cosas de mi relato, a ver si consigo despejar algunas dudas.
Está inspirado en algo real, aunque está claro solo en una pequeña parte. A ver, intentaré abrirme en canal para que lo entendáis. Hace tiempo tuve una relación con una persona parecida al señor Jara. Ni trabajaba ni buscaba trabajo, no tenía motivaciones, ni amigos y su tiempo lo pasaba casi íntegro delante de un ordenador. Llegó a obsesionarse con páginas del tipo moonmedusas.com y nuestra relación se secó, se apagó y murió. Creo que no es necesario dar más detalles.
Cuando supe que el tema para el concurso era kafkiano empezó a construirse el relato él solito, poseyéndome para que lo sacara fuera según una serie de casualidades. Me encontré con ese señor Jara de mi pasado y la imagen que se me vino a la cabeza fue la de un desierto, alguien seco y agrietado que había sido incapaz de encontrar a alguien más para alimentarse. Estando con él yo sentía que me quitaba las energías, como un vampiro emocional, y si no tenía a nadie cerca para seguir absorbiéndole la vida, era lógico que aparentara ser de arena.
Y aquí empezaron los símbolos. La vida es el agua y el tiempo es la arena. Se necesitan mutuamente. El señor Jara se convierte en arena porque no disfruta la vida, porque la deja pasar y no hace nada para cambiar. Poco a poco ha ido agotando todos sus fluidos, algunos al no tener sueños, otros al no salir de casa, al no sentir y preferir la ficción de las imágenes de un ordenador. Por eso era importante para mí empezar el relato con esa imagen que a algunos les ha disgustado y continúa con esa obsesión erótica porque es lo único que le hace sentir algo diferente a la apatía. Los recuerdos felices tampoco le sirven ya, por eso también van desapareciendo, convertidos todos en arena. Su alma se va secando al completo. Cuando ella se va para no volver, como bien señaló Fern, ya no se puede alimentar de nada y el proceso se acentúa.
Cuando llega al hospital, la doctora y las enfermeras llevan un tatuaje. Qué lista nuestra Kassio señalando esa simbología. Las montañas de la vida y la muerte y en medio tres islas, las del pasado, el presente y el futuro (…) Al mismo tiempo, si lo invertimos, parece un reloj de arena, el de nuestra vida, con momentos que van pasado poco a poco hacia el pasado.
Las medusas y las doctora son una referencia mitológica. Son las encargadas de recoger el tiempo de todos aquellos que no lo saben aprovechar. Se quedan con él para vivir eternamente. Les extraen cada grano del tiempo restante para que no lo malgasten y lo introducen en el reloj de arena que las alimenta a ellas. Son unas medusas modernas ya que aquellos que las miran demasiado tiempo acaban convertidos en arena seca. Ellas huelen a mar porque tienen el equilibrio perfecto entre agua y arena y navegan cada ola como si fuera el último instante. Por cierto, no son pelirrojas por capricho, ni por alimentar el morbo que parece que hay en el foro, sino que era por continuar con la gama cromática que a lo largo del relato le iba dando a la arena (como dicromato de potasio, como azafrán…)
La canción de Leonard Cohen se me vino a la cabeza mientras escribía, puede que sea porque me pone un poco melancólica ese tío y el relato iba cogiendo vida propia. Se coló ese trocito de canción y tuve que incluirlo. Mi hermana me torturaba con él, es cierto, jajaja. Por eso conozco un poquito sus canciones y me pareció que era una buena banda sonora.
Respecto a la imagen del señor Jara recordando cuando era pequeño y le descubren los poemas de amor, quise tener doble intención. Por un lado, hacer ver que el protagonista no era así de pequeño, que él era un niño sensible y tímido lleno de emociones. Por otro lado, justo en el momento que iba por ahí, hice un descanso y entré en el foro. Me puse a leer varias cosas y entre ellas un relato de Berlín que me encantó. Así que al volver a mi relato, un poquito de Berlín se vino conmigo y decidí meterla de alguna manera como esa niña pequeña que despierta, sin pretenderlo y sin saberlo en muchas ocasiones, poemas de amor en las libretas de matemáticas de más de un personaje. Era el mejor papel que le podía dar en mi historia, y es que la puñetera se había venido junto a Leonard Cohen al universo de mi relato.
En fin, seguro que se me escapan mil cosas, pero es tarde y no doy para más.
Si tenéis más dudas preguntarme y yo respondo, porque tengo la sensación de haber liado aún más la historia en vez de dar luz.
Pero antes tengo que decir una cosa. Gracias a todos por vuestros apuntes y comentarios. Os aseguro que no creo que mi historia merezca estar en ese puesto en el pódium. Pero también he de decir que me siento orgullosa de ella porque salió casi del tirón haciendo en mí una catarsis, vaciándome de un poco de arena para llenarme de mucha más agua.

Isma escribió:Me quedo con la sensación de que orinar arena debe doler un huevo.