Las confesiones - Rousseau

En principio incluye biografías, autoayuda, libros de viajes, arte y otros que no sean ensayos o de divulgación.

Moderador: magali

Responder
mínimus
Lector
Mensajes: 96
Registrado: 27 May 2008 20:19

Las confesiones - Rousseau

Mensaje por mínimus »

Imagen


Título original: Les Confessions. (1789) (*)
Editorial : Grupo Anaya Publicaciones Generales; edición (28 enero 2008)
Idioma : Español
Tapa dura : 832 páginas
ISBN-10 : 8420648698
ISBN-13 : 978-8420648699
Peso del producto : 1.2 kg
Dimensiones : 16.5 x 5 x 24 cm

Sinoppsis
Jean-Jacques Rousseau puso en Las confesiones los cimientos de la moderna autobiografía. Las confesiones van más allá de unas simples memorias al convertir Rousseau al lector en «juez» de los hechos de su vida. Expone su testimonio sobre los elementos biográficos de un hombre que quiere desnudar su alma y su existencia hasta tal punto que está seguro de que no tendrá nunca imitadores. En Las confesiones, Rousseau vive y revive su etapa de ilusiones infantiles y su adolescencia ambulante, en la que el amor de una mujer enciende en el joven un fuego cuyo rescoldo alienta todavía en la vejez, como queda reflejado en Las ensoñaciones del paseante solitario, obra también publicada en Alianza Editorial. Sin embargo, no es el registro intimista o sentimental el único que tiene cabida en esta amenísima obra. Empleando como trama la lucha que sostuvo contra el destino, al aceptar las acusaciones vertidas contra su ser por considerarlas otras tantas virtudes que habían de conducirle a la gloria y volverse contra sus acusadores, Las confesiones constituye un vívido retrato de una sociedad que no sólo abrumó al niño inocente de la primera parte, sino que siguió haciendo lo propio con el hombre maduro de la segunda. Un hombre que fue perseguido de forma infatigable por todos, incluidos sus propios amigos de juventud, como Diderot, Grimm o Voltaire, que no ahorraron encarnizamientos contra su persona.


Otro clásico que falta en este foro, librito innovador, uno de los que cambió por completo las posibilidades a la hora de escribir "memorias".

Emprendo una labor sin precedentes y que no tendrá imitadores: descubrir ante mis semejantes a un hombre con toda la verdad de su naturaleza, y ese hombre seré yo

Así empieza (y no decepciona) el testimonio amargo de este hombre contradictorio, con sus miserias y sus vergonzantes mezquindades, pero también con su humanidad y su inteligencia.

Por supuesto que ha tenido miles de imitadores (pensemos en las "Memorias de Ultratumba" de Chateaubriand), pero su caso es único por siempre y jamás, así como uno de los más brillantes retratos de su época, el siglo XVIII, siglo de las luces.

Uno de mis párrafos favoritos es cuando relata cómo utilizaba para su propio placer la fantasía creadora de ficción:

La imposibilidad de alcanzar objetos reales me lanzó al país de las quimeras. No viendo nada real que satisfaciera mi delirio, lo distraje con un mundo ideal, que mi imaginación creadora pobló pronto de seres conformes con las aspiraciones de mi corazón. Jamás vino este recurso tan a propósito ni resultó tan fecundo. Me embriagaba en mis continuos éxtasis coin los más dulces sentimientos que nunca hayan entrado en el corazón del hombre. Olvidé por completo la raza humana; formé criaturas y sociedades perfectas, tan celestiales por sus virtudes como por su belleza; amigos tiernos, fieles, tales como nunca los hallaré aquí abajo. De tal modo me aficioné a cernerme así en mis alturas en medio de los hermosos seres que allí me rodeaban, que pasaba las horas y los días olvidado de todo. Perdiendo el recuerdo de todo en absoluto, apenas había tomado aprisa un bocado cuando ya me devoraba la urgencia de refugiarme en mi bosquecillo, y cuando en el preciso instante de partir hacia mi mundo encantado comparecía un desdichado mortal, que venía a retenerme sobre la tierra, no podía moderar ni ocultar mi despecho

No tiene desperdicio, aparte, por supuesto de los pecados que confiesa y que tanto fama le han dado por su honestidad al recordarlos. Se nota esta honestidad, sobre todo, en el patetismo de las confesiones. A este respecto, Chateaubriand parecía envidiarlo por la hondura literaria de la rememoración del pecado. Claro está que su imitador -hombre tampoco escaso de talento- se consolaba al comentar que, al fin y al cabo, si él no podía relatar pecados semejantes era porque nunca los había cometido. Esperemos que fuera por eso...

(*) Imagen, datos y sinposis añadidos por moderación, abril 2021
HERMANN
No puedo vivir sin este foro
Mensajes: 726
Registrado: 03 Jul 2005 01:22
Ubicación: MADRID

Mensaje por HERMANN »

Felicidades por realzar este libro tan importante. Estoy de acuerdo en lo que has dicho menos en que sea un librito, aunque sea innovador; al menos el mío es muy gordo. Yo disfruté mucho con estas confesiones. Me hizo que me aficionase a los diarios, memorias, biografías, etc.
Un saludo.
mínimus
Lector
Mensajes: 96
Registrado: 27 May 2008 20:19

Mensaje por mínimus »

Bueno, el mío también es de 500 páginas, pero, comparadas con las de Chateaubriand, que menciono, es cosita de nada, y se hace más breve.

Además, el mío es una traducción española de 1964, obra de un tal Rafael Ballester, con un prólogo y notas muy de la época, de lo más divertido.
Avatar de Usuario
Gretogarbo
Vivo aquí
Mensajes: 12176
Registrado: 11 Abr 2007 11:10
Ubicación: Aquí pero deseando regresar

Re: "Confesiones" de Rousseau

Mensaje por Gretogarbo »

(...) A las cinco treinta minutos Helga Pato supo que Fat no aparecería. No fue sólo una sensación, fue que de pronto su vista se posó en el lomo del volumen C10, que quince minutos antes no se encontraba en ese lugar. Obedeciendo a un impulso. Helga Pato corrió hacia el final del pasillo, creyendo que alcanzaría a quienquiera que fuera la persona que lo había devuelto a su lugar, pero en seguida reparó en lo absurdo de su intento, y regresó a la signatura con el corazón agitado. El volumen frente al que se habían citado era una traducción al inglés de las Confesiones de Rousseau. Helga lo inspeccionó por si Fat hubiese dejado alguna nota, algún rastro de su identidad, pero no encontró nada. Helga regresó desairada a casa de Montoro, con la sensación de haber sido víctima de un fraude. Timada. Cuando días después reanudó la correspondencia con Fat, ésta le pidió disculpas: le había surgido un imprevisto de última hora y no había podido desplazarse a Nueva York, nunca había estado allí. Helga no la creyó; discutieron, y dejaron de escribirse; pero eso es de otra historia.
Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo
Recuento 2024
Ayer: El inventor. Miguel Bonnefoy
El Puerto Prohibido. T. Radice, S. Turconi
Hoy: Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo
El tesoro del Cisne Negro. P. Roca, G. Corral
Responder