36 estrategias chinas - Carlos Martín Pérez

En principio incluye biografías, autoayuda, libros de viajes, arte y otros que no sean ensayos o de divulgación.

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36 estrategias chinas - Carlos Martín Pérez

Mensaje por 1452 »

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Este libro trata de un compendio de la sabiduría de la antigua china. Gran cantidad de ejemplos proceden de la cultura china, y además hay muchos otros de cualquier tiempo, civilización o lugar.
(...)
Estas estrategias fueron escritas a lo largo del tiempo por diferentes personas: expertos en táctica militar, comerciantes, filósofos, escritores y gente normal y corriente. Se elaboraron, enriquecieron y fueron perfeccionadas a lo largo de cinco mil años de guerras, golpes de estado, intrigas cortesanas, competencia económica, etc. Cualquier persona puede emplearlas para comprender la historia, política, negocios, relaciones humanas y relaciones profesionales. Ofrecen consejos prácticos para cualquier situación: cortejar a una persona, técnicas de ventas, tecnología, tácticas, etc. Cuando usted domine estas 36 estrategias, estará preparado para encontrar soluciones a cualquier tipo de problema y será capaz de adaptarse a toda clase de circunstancias. Por otra parte, hay algo más sobre las estrategias. Su verdadera efectividad se consigue aplicando varias de ellas de forma sucesiva y/o simultánea. Sus efectos se multiplican. Y recuerde, si todo falla, siempre quedan dos opciones: no emplear ninguna estrategia (actuar sin forma) o usar la número 36, que es retirarse.
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Re: 36 estrategias chinas, Carlos Martín Pérez

Mensaje por 1452 »

Supongo que este libro beberá directamente de las fuentes de éste otro de Gao Yuan:
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Voy a transcribir uno de los ejemplos que me dejaron pasmada :shock: :lol:

ESTRATEGIA 3. MATAR CON UNA ESPADA PRESTADA
Consiste en utilizar los recursos ajenos en provecho propio. Si otro puede hacerlo por ti, no lo hagas tú y apúntate el éxito.
En el siglo I a.d.C., China se encontraba en la época llamada “Tres Reinos”. El estado Wei ocupaba el norte, mientras el estado Chu se situaba en el suroeste y el estado Wu, el sur. El estado Wei mandó el ejército para atacar al estado Wu por la vía acuática porque éste se encontraba a la orilla del Río Yang-Tse. Poco después, el ejército Wei llegó hasta cerca del estado Wu. Instaló el campamento a la orilla del río para esperar una buena oportunidad del ataque.

El general de Wu, Zhou Yu, después del estudio sobre la situación del ejército Wei, decidió defenderse con flechas. El problema estribaba en que ¿cómo podría producir cien mil flechas en tan poco tiempo? Según los cálculos de los técnicos del estado de Wu, para fabricar tantas flechas, se necesitan diez días por lo menos. Sin embargo, diez días serían demasiado tiempo para la defensa del estado Wu.

En aquel momento, Zhuge Liang, consejero nacional del estado Shu, visitaba el estado de Wu. Era una persona muy inteligente. Zhou Yu le consultó la manera efectiva para resolver el problema mencionado arriba. Zhuge Liang le dijo que dentro de tres días podía conseguir todas esas flechas. Todo el mundo creía que eran bravatas. Zhuge Liang prometió que si no pudiera terminar la tarea, recibiría el castigo de ser decapitado.

No tenía prisa al recibir la misión. Dijo al Lu Su, funcionario de Wu, que no servían los procedimientos normales para fabricar tantas flechas. Después, le dijo a Lu Su que preparara veinte botes con treinta soldados a bordo y que cada bote fuera ocultado por tejas oscuras y rellenado con paja. Zhuge Liang pidió a Lu Su que le guardara el secreto. Lu Su terminó los preparativos sin saber para qué servían estas tareas.

Aunque prometió conseguir cien mil flechas en el plazo de tres días, no le veían hacer nada el primer día ni el segundo. Se acercaba el tercer día sin que Zhuge Liang tuviera ninguna flecha. Todo el mundo se preocupaba por él. Se sabía que si no podía terminar la tarea, iba a ser decapitado. A la medianoche del tercer día, Zhuge Liang llevó secretamente a Lu Su a un bote.
Lu Su le preguntó la causa de la invitación a lo que Zhuge Liang contestó:
–“Sígame a recoger las flechas.”
Confundido, Lu Su le preguntó:
–“¿Adonde vamos a recoger las flechas?”
Zhuge Liang le dio una sonrisa:
–“Lo vas a saber dentro de poco.”
Al terminar estas palabras, dio la orden de partida a los veinte botes, conectados por una cuerda larga, hacia el campamento del ejército de Wei. Esa noche hacía una niebla espesa, especialmente sobre el agua, donde no se veía nada. Zhuge Liang dio la orden de navegar más rápido cuando veía que la niebla se ponía más espesa. Al llegar a las inmediaciones del campamento del ejército de Wei, dio la orden de colocar los veinte botes en una fila y tocar los tambores. Muy asustado, Lu Su dijo al Zhuge Liang:
–“Sólo tenemos veinte botes y unos trescientos soldados. Si el ejército Wei nos ataca, moriremos todos.”
Zhuge Liang le contestó sonriendo:
–“Estoy seguro de que el ejército Wei no se va a atrever a atacar con esa niebla tan espesa. No se preocupe. Sentémonos en el bote para beber y esperar.”

Al escuchar los sonidos del tambor, Cao Cao, el general en jefe del ejército de Wei, convocó a todos los generales para idear un contraataque. Debido a la niebla tan espesa y al desconocimiento de la situación del ejército enemigo decidieron mandar sólo a los arqueros a disparar flechas para impedir el desembarco del ejército de Wu. Mandó unos diez mil arqueros a la orilla de río y disparó las flechas hacia la dirección donde se oían los tambores. En ese momento, las flechas caían como lluvia hacia los botes de Zhuge Liang.

En muy poco tiempo, casi todos los haces de paja estaban llenos de flechas. Zhuge Liang dio la orden de dar la vuelta y en breves instantes la parte sin flechas también estaba llena de flechas. Con casi todos los botes llenos de flechas, Zhuge Liang dio la orden de media vuelta. En ese momento, se despejaba la espesa niebla y cuando el ejército Wei se enteró de lo ocurrido, se dio cuenta de la estratagema.

Cuando la flota llegó al campamento del Wu, el general Zhou Yu les esperaba con quinientos soldados. Después de contarlas, se supo que las flechas en los haces de paja alcanzaban la cantidad de cien mil.
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