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Los últimos días de Emmanuel Kant
Thomas de Quincey
Valdemar
Traducción de José Rafael Hernández Arias
Colección: El Club Diógenes / CD-149
año: 2000
ISBN: 84-7702-327-1
págs: 224
precio: 6,90EUR


Reseña:

En 1827, veintitrés años después de la muerte del gran filósofo alemán, apareció en Blackwood’s Magazine el texto Los últimos días de Emmanuel Kant, de Thomas De Quincey, como parte de una serie titulada Galería de clásicos de la prosa alemana, y con el paso del tiempo este pequeño ensayo se ha convertido en una joya literaria con una peculiar fuerza de atracción, pues con razón se ha considerado a De Quincey el mejor prosista inglés del siglo XIX.
Tres son los personajes principales con los que se topa el lector en este estudio biográfico: uno de ellos es, indudablemente, Kant, el otro es Wasianski, clérigo discípulo del filósofo, al que asistió y administró en los últimos años de su vida, y el tercero es el propio Thomas De Quincey, que aparece camuflado en las extensas notas al texto. Estos tres personajes van en busca de una identidad, la verdadera identidad de Kant, en pleno declive de una de las mentes más portentosas de la historia del pensamiento, pero el ensayo también persigue el retrato de la personalidad de Wasianski, autor de la obra Emmanuel Kant en sus últimos años de vida (Königsberg, 1804) en la que se basa el presente ensayo, por el que De Quincey sintió verdadera fascinación.
La edición se completa con una selección de anécdotas kantianas transmitidas por varios testigos de la vida del filósofo y el escrito Sobre el cráneo de Kant, obra del doctor Wilhelm Gottlieb Kelch.



Como introducción a Kant espero me sirva de orientación esta pequeña obra biográfica de Quincey un autor famoso, sobre todo, por sus experiencias alucinógenas aunque, por lo que dicen, no le falte calidad literaria, yo no he leido nada suyo. No lo tengo todavía, a ver si miro de encontrarlo.

Al final lo he sacado de la biblioteca. Es una obra muy corta donde, basándose en un escrito de Wasianski, Quincey, nos describe la decadencia física y mental de Kant de manera bastante morbosa y algo distante, a pesar de la admiración que generaba el gran pensador o tal vez por eso mismo, poniéndose el propio Quincey en segundo plano y comentando determinados detalles con unas extensas notas a pie de página parece que, y tal como nos explican en el prólogo, el Wasianski este buscaba su pase a la posteridad, como así fue en realidad, con la narración minuciosa de la muerte y el derrumbe vital de Kant. Luego se incluye un anecdotario sobre detalles de la personalidad de Kant recogidas por varios coetaneos suyos como la famosa de la puntualidad gracias a la cual los vecinos conocían la hora al verlo pasar.
Por último, tenemos un curioso y casi esperpéntico análisis frenológico, muy en boga por esa época, sobre el molde en yeso que le hicieron tras su muerte (1804) y unas fotos que se hicieron tras una exhumación en 1880 con la descricción de algunos datos, algo más serios, sobre sus caracteristicas particulares, capacidad interior y medidas.
También se ha publicado en otras editoriales sin estos últimos apéndices, o sea, solo la narración de su muerte y sin las notas a pié de página, con el título de Vida íntima de Kant.

Lo compré y empecé ayer.

Parece bastante interesante y es realmente ameno aunque parte final, la del craneo, directamente me la voy a saltar.

De Quincey, el comedor de opio y Suspiria de Profundis, me parecieron geniales.

El comedor de opio iba a ser mi próxima lectura (de lo suyo, no inmediata).

Leído. Ya hace unos días.

Muy interesante y muy ameno. Ayuda a conocer el personaje pero que nadie espere sentir simpatías por él.
Me ha gustado.