Toda la belleza del mundo - Jaroslav Seifert

[Arden]

Yo esta semana no he avanzado nada porque voy con otro. He decidido leer por partes, me leí la primera parte de golpe, y lo que quiero hacer es leer otro libro y coger la segunda, porque si voy un capítulo por aquí y otro por allá me perderé.

[Ceinwyn]

Buenos días!
La lentorra ya está aquí.

He disfrutado mucho con el pequeño capítulo en el que quiere ser marinero (¡la mejor profesión del mundo!) y su madre, que tiene que renovarle el traje, consiente en comprarle uno de marinero con lazos. Casi lo atropellan por correr calle abajo parare volar los lazos de su traje, pero conoce la felicidad plena en ese momento.
Y ¿No nos ha pasado todos?

Estas pequeñas cositas....

¿Hay que leer a Capek? NO para de nombrarlo, pero a mí me suena a escritor de ciencia ficción y se me quitan las ganas. Pero dan con este libro. No sé. No sé.

Otra cosa que ha dicho y que se me ha quedado en la cabeza, es la antigua costumbre de cantar en los bares. ¿No recordáis así algunos momentos de vuestra infancia? En mi pueblo también se cantaba mucho en los bares, estabas jugando fuera y les escuchabas cantar. Y las madres, en los corros, era bonito. Será por eso que soy tan cantarina, pero reunirme a cantar es una ce las cosas que más me gustan.

[Ivanovich]

Lo de cantar en los bares lo fueron prohibiendo. Era tradición en los mesones de Madrid. Yo ya los conocí con el cartel de se prohíbe cantar. Sin embargo, hace ya muchos años fui varias veces a un bareto restaurante, cerca de la plaza de toros de las Ventas, donde se comía bien por poco dinero. Después del café (y la copa) el dueño, después de hacerse de rogar varias veces, bajaba las luces y se cantaba la Salve Rociera. Era la salida para que él mismo, o cualquiera de los que allí iban, se largara con una copla. Y luego una señora o un señor, que eran de otra época a la nuestra, le tomaba el relevo. Y luego otra y otro, y así la tarde. Era muy divertido. Yo era poco de cantarlas, pero una amiga tenía el gusto desde niña, y allí que se ponía a cantar para felicidad de los señores y señoras.

[Ceinwyn]

Yo soy mucho de cantar, también en los bares, claro.
Lo hacía mucho de pequeña, me colaba y me unía, y ahora, si me dan la oportunidad, no la desperdicio.
Recuerdo con mucha emoción una comida en un bar de Oporto el año pasado donde todos los comensales nos unimos cantar, y fue muy bonito. Un recuerdo pa siempre.