Un español frente al Holocausto - Diego Carcedo

[Aben Razín]

UN ESPAÑOL FRENTE AL HOLOCAUSTO
Así salvó Ángel Sanz Briz a 5.000 judíos.
Ediciones Temas de Hoy, S.A.
Colección: Historia viva
Fecha publicación: 2000.
Págs. 279.
ISBN 978 8478808485.

Cito de la contraportada:

¿Qué puede hacer un joven diplomático, al que han dejado solo en la embajada de la España franquista en Hungría, cuando contempla la deportación y matanza masiva de los judíos por los nazis? Ésa es la pregunta que atenazaba a Ángel Sanz Briz, testigo horrorizado del Holocausto, la peor vergüenza de la historia de la humanidad.

Diego Carcedo lleva al lector al Budapest de la Segunda guerra Mundial, y le hace contemplar junto con Ángel Sanz Briz esa brutal situación en la que cientos de miles de personas eran sacadas de sus casas y trasladadas a los campos de concentración para ser asesinadas. Con miedo, sin duda, pero también con enorme valentía, Sanz Briz va rescatando, uno a uno, a miles de judíos. El autor describe además con el mayor rigor histórico esta durísima época del pasado inmediato de Europa.

La gesta de Ángel Sanz Briz fue reconocida por el Parlamento de Israel que en 1991 le otorgó el título de Justo de la Humanidad. Su nombre figura en una lista de honor junto a los de otros héroes como el alemán Schindler, protagonista de la famosa película de Steven Spielberg.

Desde hace tiempo, tenía ganas de leer esta obra y creo que ha llegado el momento, porque, como decía Albert Camus, en el hombre, en el ser humano, hay cualidades más dignas de alabanza que de desprecio y odio...

[Pulp]

Tomo nota, gracias!

[Aben Razín]

Tomo nota, gracias!

Gracias a tí, Pulp por leer este hilo. Ya te digo que lo empezaré en breve y dejaré mis comentarios...

[Aben Razín]

Allá por el 16 de junio de 1944, se produce una quema masiva de libros -alrededor de medio millón de volúmenes- que tienen en sus bibliotecas los judíos de Budapest convirtiéndose en un auto de fe hitleriano para deleite de unas masas enardecidas.

Es curioso lo que relata Diego Carcedo de este acontecimiento -¿tendrá algo de ficción?-:

Sigmund Freud, quizás el judío más odiado por los nazis después de Marx, fue objeto de una atención especial. Varios ejemplares con sus teorías sobre el psicoanálisis merecieron un chorro suplementario de gasolina para que su desaparición resultara más evidente y espectacular. En cambio los abundantes ejemplares de las obras de Franz Kafka, La metamorfosis, América o El castillo, que tan populares venían siendo, pasaron más inadvertidos tanto para los atizadores voluntarios como para los entusiasmados espectadores que asistían con verdadera complacencia al espectáculo (p. 22)

[Arden]

Un episodio muy interesante bastante olvidado, quizás porque Spielberg no ha hecho una peli sobre el tema

Gracias Aben por el hilo, sigo tus comentarios.

[Aben Razín]

Un episodio muy interesante bastante olvidado, quizás porque Spielberg no ha hecho una peli sobre el tema

Gracias Aben por el hilo, sigo tus comentarios.

Es cierto, Arden nos tuvimos que contentar con una miniserie, creo, que producida por TVE. Eso sí, me gustó mucho e hizo que me interesara por este personaje que tenía que nadar entre dos aguas peligrosas...

[Aben Razín]

Capítulo I. Verano en Budapest.

Creo que Ángel Sanz Briz se le ha despertado la conciencia gracias a la conversación que ha tenido con el Nuncio Apostólico en Hungría, monseñor Angelo Rotta, y por la llegada a la Embajada de algunos sefardíes en busca de refugio ante las deportaciones a los campos de exterminio de los judíos que viven en Hungría.

Parece claro que todos conocían de la existencia de esos campos de exterminio, pero poco hicieron, sobre todo los aliados, por impedir la situación con el bombardeo de las vías de ferrocarril y también sorprende la afirmación de Sanz Briz sobre la libertad de culto en España -¡algo inexistente hasta después de la muerte de Franco!- pero que lo da por supuesto ya que afirma que no había discriminación por religión o raza.

Elementos interesantes a la hora de valorar este personaje histórico y la situación que tuvo que vivir desde la Embajada española en Hungría.

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[Aben Razín]

Capítulo II. Las casas estrelladas.

Cuesta imaginar la situación de los judíos en Europa, sin hacer mención de los campos de exterminio. Porque las deportaciones dentro de las ciudades a los famosos guetos ya de por sí habla de lo que ahí sucedió. En esa situación, estamos en Budapest y toma el autor la historia de una madre, aquejada de invalidez, con dos hijos cuando tienen que dejar sus casas e irse a otras que había dejado los nazis para que las ocuparan: es decir, las casas estrelladas.

Todo el mundo aliado ya conocía de la situación de los judíos -los campos de exterminio, el Holocausto, etc porque hablamos del año 1944- pero cuesta pensar que también estuvieran mirando para otro lado. En Budapest, un agregado de la embajada -Ángel Sanz Briz- se empieza a dar cuenta de estas atrocidades.

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[Aben Razín]

Capítulo III. Los campos de la muerte.

La realidad impele a Ángel Sanz Briz a tomar ciertas decisiones aún cuando no es el embajador, es además un funcionario, pero el arresto de parte de la delegación de la embajada suscita una respuesta que acaba bien. Sin embargo, fuera de esas paredes, la situación de los judíos en Budapest es insostenible y, también, la de los sefardíes que están vagando por medio Europa y el norte de África en busca de un refugio por parte de su patria natal.

Además, ha sucedido el atentado fallido de Hitler y una cena con el embajador de Suecia, cuyo país está tomando partido por la situación de los judíos ayudándoles en el exilio antes que dejarlo al albur de la deportación y de la actuación de los nazis y de un gobierno hungaro cobardemente colaborador. Sin embargo, en esa cena, van conociendo la situación de los campos de la muerte y la convicción de que los tiempos que vienen serán peores.

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[Aben Razín]

Me ha impactado esta frase del ingeniero Ottó Komoly que era el presidente de la Federación Sionista Húngara cuando, tras una conversación, se despide de Ángel Briz Sanz:

- (...) Y no quiero molestarle. Trataré de mantener algún contacto indirecto con usted. Además de que le haré llegar un informe detallado de lo que está ocurriendo en algunos campos de concentración. No se lo creerá, porque eso no cabe en mente humana, pero le garantizo a usted que es rigurosamente exacto. El mundo, que ante nuestro drama se comporta con una incredulidad dramática, pronto descubrirá que ante sus ojos cerrados y en pleno siglo XX se ha estado cometiendo una de las atrocidades más grandes de la historia (p. 163)

[Arden]

Bueno, es que esa era la tónica general, informaciones que podían llegar desde los campos de la muerte se juzgaban increíbles dada su barbarie y atrocidad.

[Aben Razín]

Bueno, es que esa era la tónica general, informaciones que podían llegar desde los campos de la muerte se juzgaban increíbles dada su barbarie y atrocidad.

Pero lo que me parece curioso, mejor dicho, indignante por parte de los Aliados que sabiendo a ciencia cierta la situación de los campos de exterminio, una vez comenzada la Solución Final, no hicieran nada o muy poco. Se ha dicho que podrían haber bombardeado, por ejemplo, las vías de ferrocarril que llevaban esos trenes de la muerte para impedir esas masacres y, sin embargo, nada hicieron...

¡No sé creo que algo!...

[Aben Razín]

Capítulo IV. El comando de Skorceny.

Siempre hay gente del terreno que es mucho peor que los agresores de fuera: en el caso de Hungría, en aquel año de 1944, también sucedió algo parecido, porque el partido filonacionalsocialista húngaro resulto ser más beligerante que el mismo partido nazi, excluyendo, por supuesto, a los dirigentes alemanes que estaban en Budapest para hacer limpieza racial...

El caso es que, en ese otoño incipiente de 1944, la cuestión política se había vuelto imposible por un golpe de estado contra el regente húngaro que había devuelto el poder y la amenaza a los nazis y sus compañeros de viaje de manera que las esperanzas para los judíos, los gitanos y un largo etcétera parecían difuminadas.

En este contexto, Ángel Sanz Briz empieza a utilizar la embajada como tabla salvavidas no sólo de los sefardíes -en esos momentos, parece ser, no había tantos en Budapest- sino que, definitivamente, hizo extensiva su particular y valiente misión a tantos como se acercaban por ahí.

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[Aben Razín]

Aunque este fin de semana no he adelantado mucho en la lectura de esta obra, me sigue seduciendo el personaje y la figura de Ángel Sanz Briz...

Creo que, esta semana, podré terminar la lectura...

[Sue_Storm]

Qué interesante, Aben... Tengo muchas ganas de saber más cosas sobre Ángel Sanz Briz. A ver si puedo conseguir este libro. ¡Gracias por hablar aquí de él!