El poder - Sergio Ramírez

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Giada
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El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por Giada »

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Seguimos con el autor nicaragüense, esta semana leyendo sobre influyentes y poderosos.

A ver qué os parece.
¡Únete a nuestro MC de Cuentos 2022!

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laaguja
Me estoy empezando a viciar
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Re: El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por laaguja »

Ramírez nos deja una visión del caciquismo vil y mezquino que aún se vive en la España 21-XXI (escandalizarse haciendo escrupulitos a estas horas no sería serio; lo tenemos dentro y bien normalizado). Y no sólo en los pueblos existe el caciquismo, también en las ciudades. Y no sólo en poblaciones, sino en cualquier reunión de humanos, ya sea la comunidad de vecinos, un club o una asociación o un ateneo literario, el lugar de trabajo, etcétera. Da igual que el foro sea real o virtual. Siempre los humanos reaccionan arrogándose parcelitas de poder de las que excluyen por todos los medios posibles (a veces torticeros) a los recién llegados. Desde darles la espalda o la callada por respuesta, hasta el acoso en todos sus variantes, desde el bullying escolar hasta el mobbing laboral).

Y quizá sea una defensa natural, porque los nuevos traen virus. Quiero decir, ideas que pueden ser nocivas, perjudiciales, dañinas. Hay un refrán asturiano que viene a certificar esto: sabe más el tochu en su casa que el listo en la ajena (un tochu es un loco, pero también un tonto).

Es cierto que la revolución reactiva y energiza algo que se había anquilosado. Pero cuando no se quiere prestar oídos a una idea o actitud novedosa, en Asturias se tilda de tochu a quien la postula, bien porque no se le entiende o bien porque se teme aparecer en desventaja. Y se dice que el sujeto está tochu con idea de desprestigiarle. Y si es foriatu, queda doblemente marcado: foriatu y tochu, ¡probin! (sin tilde, que hace más sangre).

Y así se organiza el animal humano en sociedad, y hemos de aceptar que es así aunque quizá no debería ser. Pero las cosas son como son y no como nos gustaría que fueran, que oí decir a alguien desde el centro de un poder.

El caciquismo puede tener diferentes nombres. En las comunidades pequeñas lo conocemos con ese, pero en otros ámbitos puede dársele nombres más sofisticados, como Congreso de los Diputados. O como Capitolio. Quienes hacen las normas no las van a hacer para perjudicarse… sería de tochos… esperar que así no lo hiciesen.

Lo que vertebra el caciquismo en cualquier foro humano se resume en una frase: al amigo todo, al enemigo nada, y al indiferente la legislación vigente. Aunque he visto asentamientos y grupos sectoriales donde para el indiferente también hay nada, con la idea de que así irá aprendiendo a alinearse con la facción de aplaudidores, besamanos y arrastrados, gentes que se contentan con notar el aliento del líder. O con un pan sobado a modo de guiño.

El cuento nos habla de los flejes del poder, de sus alrededores, y nos presenta al cacique, que no es más que un satélite orbitando alrededor de una luna, que a su vez orbita alrededor de un planeta, que orbita alrededor de una estrella.

En el centro está el poder, y los demás se organizan en círculos concéntricos que tratan de acercarse a los anillos más próximos al centro del poder. Algunos, en su deambular hacia el centro neurálgico salen centrifugados (en cuanto muestren capacidad y tener ideas propias); a veces se van aburridos (luchar contra la memez reinante es agotador) y otras veces, las menos, los defenestran, dejándolos en su puesto pero vaciados de contenido.

La tendencia es a aproximarse lo más cerquita al centro calorífico. A medida que uno se va acercando al centro va adquiriendo un peso específico, y además de adular también es adulado. En la primera esfera concéntrica las estrategias, al igual que en las cortes palaciegas de siglos pasados, se vuelven tremendamente sutiles: estrategias de acercamiento y de rechazo, estrategias para malquistar con una sonrisa, intoxicar con un pláceme o envenenar con una palabra oportuna: difama que algo queda, dijo aquel. Característica común es que todos han perdido su independencia de criterios y antes de hablar miran a ver qué quiere el líder que digan. O qué que no digan.

Si así no lo hacen, el cataclismo está cerca. Saldrán despedidos cual bólido. Aunque hay ocasiones en que ni se centrifugan ni se defenestran. Cuando dejan de ser útiles sus servicios se pagan colocándolos en un plácido cementerio de elefantes, para ejemplo de los que le siguen en el escalafón, ofreciendo la lectura de que hay que aguantar: si dentro se está frío, fuera se está congelado, que me dijo una vez una luna, o quizá fuera un planeta… errante.

Ocurre, como digo, en todos los grupos humanos en mayor o menor medida, con más o menos refinamiento.

Podría decirse alguna cosa más de cómo se organizan estas esferas o círculos concéntricos. U órbitas, si se quiere seguir con el símil planetario. Pero hablando del cuento vemos cómo el secretario babea ante el juez y el juez babea ante el ministro, que a buen seguro babeará ante el presidente (cuidado con llevar la contraria al astro alrededor del que giras). A este cuento le avala la experiencia personal en el centro del poder que ha vivido el autor. Y Ramírez ha contado sus flejes con un tiralíneas magistral donde no sobra un adjetivo por parco que sea ni una árida descripción.

El ministro trata de forma despótica al juez, al que con toda su magnificencia rural se le aboca a un papel secundario y no podrá alardear de que el señor ministro se sentó en el váter de su casa. Esto del váter es real… hace unos años se subastó un retrete donde la reina de Inglaterra o quizá fuera la consorte de su hijo, ya no lo recuerdo, se sentó a mear o vete tú a saber a qué, cuando la comitiva real tuvo que detenerse en un pueblo perdido en la Inglaterra rural —o quizá fuera la Escocia rural, o el Gales rural, que tampoco lo recuerdo— para que la señora se aliviara de su inoportuno apretón; y el inodoro se subastó, creo recordar que en eBay y creo recordar que alguien certificó la real y ducal parada improvisada e intempestiva en el bareque de un pueblo perdido en los páramos británicos.

Volviendo al cuento, el juez ha llevado su palmadita en el pechito cuando el ministro, tras sablearle el alijo, le dice:
En El poder, Sergio Ramírez escribió:—Otro día; otro día, amigo; (…) -replicó el Ministro, dándole unas palmadas grotescas en la espalda y riéndose-. (…) ya sé que todo lo lleva a las mil maravillas Usted aquí, allá tenemos muy buenos informes suyos.
Suficiente dosis de Vicks VapoRub (toooma anuncio publicitario) le ha dejado el ministro (por eso he escrito lo de la palmadita en el pecho) delante además del secretario, que podrá dar fe de las amigables palabras del ministro al juez, que correrán por todo el poblado, agrandándose a cada vuelta al igual que ocurre con el teléfono escacharrado. Porque, no podemos olvidarlo, el juez ha salido reforzado en el pueblo. Bueno, el juez y su poder omnímodo en su parcelita rural. Y ay de aquel que ose cuestionar al brazo tonto del señor ministro… al menos mientras siga surtiéndole de vituallas que posiblemente en la capital escasean.

Lamentablemente para el juez, no habrá traslado hacia una órbita interior y seguirá vegetando en uno de los planetas exteriores, siguiendo el símil de Asimov en la trilogía de las Fundaciones, donde los planetas alejados de Trántor, la capital del imperio galáctico, están "menos civilizados".

Otra vez será, señor juez. O tal vez nunca, pues sólo te quieren para aprovisionarse gratuitamente, y tal vez tan buenas palabras sólo recompensan "las cajas de plátanos, el saco de elotes, papayas, naranjas, las cabezas de bananos" a la espera de volver a sablearte el alijo en la próxima ocasión. Tal vez porque en las vituallas que llegan a la capital la calidad del producto primario deja mucho que desear. Y quién sabe si tan suculentos manjares arrancados del pueblo no terminan pagando servicios demandados o favores recibidos.
Te da miedo decirle a tus amigos que lees cuentos…
No quieres que crean que lees literatura para niños.
Y te parece más adulto decir que lees relatos.
Te hace parecer más interesante.
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natura
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Re: El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por natura »

Artículo de El País (17/10/1998) :arrow:
El escritor Sergio Ramírez publica todos sus cuentos sobre el poder

"La parte más bonita del poder es tomarlo. De hecho, la mejor época de mi vida fue la de conspirador"

El escritor Mario Benedetti, en el prólogo del recopilatorio de “Cuentos completos”, calificó a Ramírez como un intérprete de la realidad centroamericana. "Casi todos sus cuentos son una caricatura del poder", aseguró Benedetti, que puso como ejemplo los protagonizados por el personaje S.E. (Su Excelencia). "En sus relatos hay ternura, ironía, sarcasmo, crítica social y burla del dictador". Ramírez ha seleccionado personalmente los relatos incluidos en este volumen y ha añadido algunos inéditos. El escritor se mostró partidario del cuento clásico de final sorprendente. "La novela es todo libertad, pero en los relatos uno tiene libertad y rigor. Escribo cuentos para entrenarme en el rigor de la escritura, como los pianistas cuando practican durante horas".

Atracción del poder
El escritor, que fue vicepresidente de Nicaragua con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, reconoció que el poder ha ejercido siempre una irresistible atracción sobre su persona, especialmente desde que lo conoció por dentro. Los primeros meses en el Gobierno de su país fueron, según dijo, "maravillosos, aunque luego te acabe devorando la rutina". " Trabajas 10 o 14 horas haciendo siempre lo mismo". De su paso por el Gobierno, Ramírez destacó que había aprendido "la enseñanza del poder, el factor oculto". Aseguró que sólo volvería a la política en el caso de que su país cayera en manos de una dictadura o sufriera una intervención militar extranjera. El político y novelista destacó que su faceta de escritor es la que más le satisface, porque "uno puede serlo hasta la muerte".
Rastrero, mezquino, baboso, tirano y eterno. Ese poder está perfectamente reflejado en este breve y afilado cuento. Así eran las cosas en otros tiempos y otros países. Bueno, en todos los tiempos y todos los países, aunque nunca dejemos de luchar contra él por poco que consigamos.
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Earth without Art is just Eh
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Arden
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Re: El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por Arden »

Muy buen cuento. Muy buen análisis de @laaguja.

En el cuento vemos con unos cuantos detalles cómo funciona el caciquismo en un pueblo, allí y en todas partes, y al mismo tiempo vemos que ese poder se sustenta en otro superior, ante el que no es nada, que a su vez tendrá otro superior. La parada del Ministro se convierte en un espaldarazo que reforzará más aún su poder omnímodo en el pueblo, él es el rey allí, quién quiera algo ya sabe lo que tiene que hacer, lo que convierte las elecciones en una pantomima.

En España se podrían poner ejemplos de muchos partidos, cualquier partido que esté en el poder mucho tiempo acaba teniendo sus caciques porque se extiende la sensación de que no hay que rendir cuentas que siempre se gana y por lo tanto siempre lo vas a tener, pero quizás por proximidad, por la imagen y por el tipo de personaje en España yo pondría como ejemplo al exVicepresidente de la Diputación Carlos Fabra, el del aeropuerto del abuelo, de la dinastía de los Fabra, era el quinto miembro de la familia en ser Presidente de la Diputación de Castellón..., no se movía nada en provincia sin su aquiescencia, recalificaciones, negocios turbios, incluso un aeropuerto sin aviones, llegó a entrar en la cárcel pero salió en nada, y enseguida se le pescó en reuniones con las fuerzas vivas de la provincia, su poder no había disminuido en nada, y ahí está, y su hija fue nombrada Senadora de libre designación por Castellón, a dedo...

En fin, un cuento muy bueno para explicar qué es el poder en donde reina el caciquismo.
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jilguero
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Re: El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por jilguero »

Muy bien escrito, bien llevado el tema y tratado con brevedad.

Con todo lo que habéis dicho ya, nada relevante que añadir, salvo mi valoración personal: buen cuento.

Este autor, desconocido para mí, habré de explorarlo. Empezamos bien el año. :D


¿Qué me está pasando? :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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clachalote
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Re: El poder - Sergio Ramírez

Mensaje por clachalote »

Recién poniéndome al día. Me está gustando este autor, muy interesante
su forma de demostrar el poder al final, cuando en verdad mostraba también su subordinación.

No conocía el concepto de "caciquismo", no en este contexto, pero creo que es algo que pasa todavía, tal vez a menor escala y sobre todo en pueblo chico.
.. la justa discriminación entre lo que es necesario, lo que no es necesario ni destructivo, y lo que es destructivo — Ursula K. Le Guin

:101: El mito de Sísifo / Matilda
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