Crímenes ejemplares - Max Aub
Publicado: 19 Oct 2007 17:41
Hacía tiempo que llevaba persiguiendo este libro. Max Aub es siempre un autor original. Hizo muchos experimentos literarios. Y esta recopilación de breves relatos se ha editado con mucho gusto, con mucho estilo. Todas las páginas son de papel negro y las letras argénteas.
Aunque se trata de una colección de microrrelatos (Aub debió de ser uno de los pioneros en esto, aunque entonces no se les llamaba así), he preferido citar el libro en esta sección ya que tratan un tema común y, de algún modo, es una monografía con un hilo conductor: la muerte.
Me hubiera gustado encontrar la edición de Mediavaca, que tiene este aspecto:
Pero la edición, más económica e igualmente elegante, de Thule tampoco está mal:
La mayoría de los relatos son macabros y divertidos. Algunos ocupan una sola línea. Otros se extienden página y media. A veces existe relación entre el que estás leyendo y el anterior. Todos están llenos de un lenguaje fresco y espontáneo que a menudo sorprende. Tengo que añadir que se ha incluido alguno que a mí, personalmente, me ha parecido de mal gusto. Tal vez debería advertirse que no es un libro para corazones sensibles, pero a la vez es un entretenimiento literario muy recomendable.
En la contraportada, uno de los relatos:
"Lo maté sin darme cuenta.
No creo que fuera la primera vez..."
Destaco dos relatos más:
"La verdad, creí que no lo descubrirían nunca. Sí: era mi mejor amigo. En eso no hay duda: y yo su mejor amigo. Pero estos últimos tiempos ya no le podía aguantar: adivinaba todo lo que yo pensaba. No había modo de escapar. Aun a veces me decía lo que todavía pugnaba por tomar forma en mi imaginación. Era vivir desnudo. Lo preparé bien; seguramente dejé el cuerpo demasiado cerca de la carretera."
"Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro."
Aunque se trata de una colección de microrrelatos (Aub debió de ser uno de los pioneros en esto, aunque entonces no se les llamaba así), he preferido citar el libro en esta sección ya que tratan un tema común y, de algún modo, es una monografía con un hilo conductor: la muerte.
Me hubiera gustado encontrar la edición de Mediavaca, que tiene este aspecto:
Pero la edición, más económica e igualmente elegante, de Thule tampoco está mal:
La mayoría de los relatos son macabros y divertidos. Algunos ocupan una sola línea. Otros se extienden página y media. A veces existe relación entre el que estás leyendo y el anterior. Todos están llenos de un lenguaje fresco y espontáneo que a menudo sorprende. Tengo que añadir que se ha incluido alguno que a mí, personalmente, me ha parecido de mal gusto. Tal vez debería advertirse que no es un libro para corazones sensibles, pero a la vez es un entretenimiento literario muy recomendable.
En la contraportada, uno de los relatos:
"Lo maté sin darme cuenta.
No creo que fuera la primera vez..."
Destaco dos relatos más:
"La verdad, creí que no lo descubrirían nunca. Sí: era mi mejor amigo. En eso no hay duda: y yo su mejor amigo. Pero estos últimos tiempos ya no le podía aguantar: adivinaba todo lo que yo pensaba. No había modo de escapar. Aun a veces me decía lo que todavía pugnaba por tomar forma en mi imaginación. Era vivir desnudo. Lo preparé bien; seguramente dejé el cuerpo demasiado cerca de la carretera."
"Hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño: que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar: se le reventaron las palabras por dentro."