Catedral - Raymond Carver

[elultimo]

Quiero empezarlo pronto. Ya no por este libro en concreto, sino por el autor en sí, del que tengo muy buenas referencias.

[elultimo]

Acabo de leer Plumas. Un relato que parece que no dice nada, que cuente un hecho trivial y bastante común, pero que esconde muchos significados. Por un lado tenemos a la pareja visitante

que no le apetece nada ir, eso se nota desde el principio, pero ya que tiene que hacerlo se deben comportar como los perfectos invitados

Y, por el otro lado, los huéspedes

a los que todo los que les rodea es feo: una mujer fea, un hijo feo, una casa fea en una zona fea... Pero se esfuerzan en disimular/esconder esa fealdad aunque sin olvidarse de ella.

Pero lo que más me ha gustado es esa inquietud que flota en el ambiente, como si hubiera algo oculto que estuviera ahí y todos se preocupan por ocultar. Y no me refiero a fantasmas, sino a algún tipo de culpa, de secreto...

[elultimo]

La segunda historia, La casa de Chef, es como un gatillazo... Justo cuando esperas que pase algo, todo se viene abajo. Sigue manteniendo la atmósfera de suspense de la primera, pero no me ha parecido que transmite igual.

[elultimo]

Anoche leí el tercer relato, que no me acuerdo de cómo se titula, pero vamos, el del frigorífico roto.

No entendí el final y que significaban los

charcos de agua.

Pero, en general, me pareció una historia que requería mucho esfuerzo mental para encontrarle un simbolismo o algo para que no parezca una anodina historia de pareja.

[elultimo]

Leído El compartimento. Este también me ha gustado mucho. La historia de un hombre que

viajando en tren para reencontrarse con parte de su pasado se da cuenta de que ese pasado ya no lo quiere a él y pasa de largo.

El acompañante del compartimento es genial. Sin apenas decir ni hacer nada somos capaces de imaginarlo perfectamente.

[elultimo]

Qué historia tan triste y bonita es Parece una tontería. Quizás, la historia menos críptica de todas las que llevo leídas. Te mantiene en tensión desde el primer momento, incluso he llegado a pensar que

el niño estaba muerto desde el principio y los médicos no querían/sabían dar la mala noticia, y de ahí tanto dar vueltas sin dar ninguna respuesta concreta.

El final es magnífico y es lo que redondea la historia.

[elultimo]

Terminado. Da la impresión de que son historias tan sobrias y que aparentemente dicen tan poco, que dependiendo del estado de ánimo en el que te encuentres cuando las lees te pueden parecer genialidades o bodrios absolutos. He tenido la suerte de a mí me han gustado la mayoría, pero alguna se me ha hecho muy pesada. Las que más me han gustado han sido la primera, Plumas, la del niño en el hospital y la última, Catedral.

Pero incluso en las que no me han llegado, tengo la sensación de que no es porque sean malas historias ni estén mal escritas, sino que se debe a que yo no he sabido entenderlas.

[Ceinwyn]

Empezado.

Cada vez me encuentro menos cómoda en pequeñas historias que no hay tiempo de desarrollar, yo soy de novela completa, y ni siquiera empiezo libros de relatos o cuentos porque me da pereza. Asín que con todo mi recelo, mirando al libro de reojo y con un poquito de asquete, lo he empezao y estoy bastante sorprendida para bien.

Me encanta la forma de contarlas que tiene, y lo que cuenta. La primera es muy buena. Con el de "Parece una tontería" estoy desolada. Parece una tontería. A veceslas cosas en la vida parecen una tontería y mira cómo acaban. Qué pena y qué dolor. He tenido que parar. Me voy a preparar un bocata con acite, aguacate y tomate pa que se me pase el disgusto, que si no, no puedo.

[Ivanovich]

Yo he leído y releído los tres libros de relatos que tengo de Carver, y me gusta muchísimo ese estilo que tenía, tan milimalista, perfecto, tan de llegar, filmar con una cámara todo ese realismo desnudo que veía, y salir de los relatos en silencio, por donde había venido.

El relato del ciego que cierra el libro, y le da título, Catedral, me parece muy bueno. En realidad todos me lo parecen. Y tengo una anécdota de ese relato que acompañará siempre, entre muchos otros, el recuerdo que tengo de mi madre.

[jilguero]

Y tengo una anécdota de ese relato que acompañará siempre, entre muchos otros, el recuerdo que tengo de mi madre.

¿No es contable? Es que me encanta todo lo que sea mezcla de la realidad realidad y de la realidad literaria.

[Ceinwyn]

Sería fantástico que fuera contable y se contara...

[Ceinwyn]

, tan de llegar, filmar con una cámara todo ese realismo desnudo que veía, y salir de los relatos en silencio, por donde había venido.

Esto me ha dado explicación a un par de cosas: primera, que fuera lectura de universidad de audiovisuales, o eso tengo entendido, y segunda que me resulte tan sencillo hacerme imágenes mentales en ellos. Es muy difícil escribir tan bien que de estas cosas no te des ni cuenta hasta que te saltan y te explotan en la cara. Magnífico. Gracias Iván.

[Ivanovich]

Y tengo una anécdota de ese relato que acompañará siempre, entre muchos otros, el recuerdo que tengo de mi madre.

¿No es contable? Es que me encanta todo lo que sea mezcla de la realidad realidad y de la realidad literaria.

Perdón, es que me he ido al monte a pasar el día. Es contable, sí, pero tampoco es para mucho. Mi madre era una madre graciosa sin pretender serlo, y daba para muchas anécdotas. Supongo que como muchas otras madres, aunque madre no haya más que una. Hace ya bastantes años recopilé las anécdotas y les di forma, así que mejor copio lo que por entonces escribí. No aporta mucho al hilo, eso también es verdad, pero bueno.

Con motivo de mi cuarenta cumpleaños, allá por el año ...., hice una petición a mis amigos y hermanos para que, quien quisiera, me escribiera un relato como regalo. La noticia, no sé cómo, llegó a oídos de la Madre que, como siempre, llena de ilusión, me preguntó si podía participar escribiendo uno ella.
“¡Cómo no!”, le dije, “sería fantástico”.
Pasaron las semanas –la petición la hice con bastante antelación- y de vez en cuando ella me consultaba sobre tal o cual aspecto del relato que, según me decía, ya tenía en la cabeza. Yo veía que la pobre se había metido en un “jardín” complicado y que le estaba costando lo suyo llevar el propósito a buen puerto. Llegó por fin la fecha del cumpleaños y la Madre no me hizo referencia alguna al relato, así que yo dejé pasar el tiempo y la cosa quedó olvidada, como ya suponía.
Meses más tarde, encontré debajo de la mesa del salón de la casa de ..... un libro de bolsillo de Raymond Carver, un escritor norteamericano fallecido a una edad muy joven, un maestro del relato. Me sorprendió ver en casa ese libro –Carver es uno de mis favoritos- y exclamé: “Coño, Madre, un libro de Carver, ¿de dónde ha salido este libro?”. Después de algunas explicaciones poco coherentes, finalmente me confesó que le había resultado muy difícil lo del relato y que se había acercado a la librería de ..... para buscar algún libro de cuentos e inspirarse. Le habían recomendado el de Carver. Junto al libro aparecieron unas hojas manuscritas, copia, palabra por palabra, de las dos primeras páginas de uno de los mejores cuentos de Carver, “Catedral”.
La verdad es que me hubiera resultado extraño leer a Carver en la letra picuda del Sagrado Corazón de la Madre. Al final no tuve el relato de la Madre, pero esta anécdota la recuerdo ahora como la mejor de las historias.

Mi madre siempre estaba haciendo cosas, pelando judías, haciendo trajes para los nietos, liada en al cocina; qué sé yo, de todo. Sólo de vez en cuando leía, leía poco. Escribir un relato le hubiera resultado poco menos que imposible. Casi lo consigue

[jilguero]

Y tengo una anécdota de ese relato que acompañará siempre, entre muchos otros, el recuerdo que tengo de mi madre.

¿No es contable? Es que me encanta todo lo que sea mezcla de la realidad realidad y de la realidad literaria.

Perdón, es que me he ido al monte a pasar el día. Es contable, sí, pero tampoco es para mucho. Mi madre era una madre graciosa sin pretender serlo, y daba para muchas anécdotas. Supongo que como muchas otras madres, aunque madre no haya más que una. Hace ya bastantes años recopilé las anécdotas y les di forma, así que mejor copio lo que por entonces escribí. No aporta mucho al hilo, eso también es verdad, pero bueno.

Con motivo de mi cuarenta cumpleaños, allá por el año ...., hice una petición a mis amigos y hermanos para que, quien quisiera, me escribiera un relato como regalo. La noticia, no sé cómo, llegó a oídos de la Madre que, como siempre, llena de ilusión, me preguntó si podía participar escribiendo uno ella.
“¡Cómo no!”, le dije, “sería fantástico”.
Pasaron las semanas –la petición la hice con bastante antelación- y de vez en cuando ella me consultaba sobre tal o cual aspecto del relato que, según me decía, ya tenía en la cabeza. Yo veía que la pobre se había metido en un “jardín” complicado y que le estaba costando lo suyo llevar el propósito a buen puerto. Llegó por fin la fecha del cumpleaños y la Madre no me hizo referencia alguna al relato, así que yo dejé pasar el tiempo y la cosa quedó olvidada, como ya suponía.
Meses más tarde, encontré debajo de la mesa del salón de la casa de ..... un libro de bolsillo de Raymond Carver, un escritor norteamericano fallecido a una edad muy joven, un maestro del relato. Me sorprendió ver en casa ese libro –Carver es uno de mis favoritos- y exclamé: “Coño, Madre, un libro de Carver, ¿de dónde ha salido este libro?”. Después de algunas explicaciones poco coherentes, finalmente me confesó que le había resultado muy difícil lo del relato y que se había acercado a la librería de ..... para buscar algún libro de cuentos e inspirarse. Le habían recomendado el de Carver. Junto al libro aparecieron unas hojas manuscritas, copia, palabra por palabra, de las dos primeras páginas de uno de los mejores cuentos de Carver, “Catedral”.
La verdad es que me hubiera resultado extraño leer a Carver en la letra picuda del Sagrado Corazón de la Madre. Al final no tuve el relato de la Madre, pero esta anécdota la recuerdo ahora como la mejor de las historias.

Mi madre siempre estaba haciendo cosas, pelando judías, haciendo trajes para los nietos, liada en al cocina; qué sé yo, de todo. Sólo de vez en cuando leía, leía poco. Escribir un relato le hubiera resultado poco menos que imposible. Casi lo consigue

Gracias, Ivanovich, por compartir una anécdota tan entrañable .

[Ceinwyn]

Me parece una anécdota preciosa. Pero vaya ojo, ¿eh? Carver... Imitar a Carver... wow...

Edito: Por cierto, ya solo me quedan dos por leer, pero el último me produce más curiosidad pues da nombre al libro y, gracias a tu madre, Ivano, leeré con más cariño.
El último que he leído esta mañana antes de levantarme me ha encantado. Fiebre. Cogería a la madre de esos niños y la arrastraría del pelo hasta que no quedara más qu eun manchurrón rojo por el suelo y mira, toma arte. Ea. Y por cierto, es el único donde no hay un problema grave con el alcohol. Jua