Segunda lectura y coincido con
jilguero,
un inicio prometedor, impactante, con momentos angustiosos, la protagonista nos habla directamente, nos trasmite como en una conversación personal, todo lo que le sucede, lo que piensa, lo que siente y lo hace muy bien. Me ha gustado mucho el tema de relacionar palabras con colores, no es que sea una idea original, pero la autora lo plasma muy bien.
La parte intermedia también se me ha hecho un poco larga y algo tediosa, sin sentido. Pero cuando llega a casa vuelve otra vez a tomar el pulso de la historia, vuelve a implicar al lector en sus ideas, pensamientos, sentimientos, descubrimientos, miedos.
Al día siguiente sigue en una especie de
ausencia, que va desapareciendo conforme avanza el día y se da cuenta que esa
ausencia es una huida, la vida que lleva no le gusta, solo es feliz cuando espera lo que no tiene y cuando tiene lo que espera ya la felicidad, el bienestar, la
ausencia (provocada o imaginaria) ha desaparecido. Solo le queda la rutina, la vida diaria, los colores ocres, oscuros, sin luz.
He entendido que la
ausencia, con aura que dibuja cuando está inmersa en ella, es lo que desea, lo que ansía, la válvula de escape a una vida totalmente distinta a la que lleva, es y quiere ser, la mujer de la
ausencia, no la que es, enfadada, autoritaria, agresiva, despegada.
La
ausencia es su otro yo, sus aspiraciones, su método de huida de la monotonía, de un trabajo que la estresa y una relación que no la satisface.